172 familias conforman la Cooperativa de Provisión para Ladrilleros San Pablo, en el barrio que lleva ese nombre en Resistencia, Chaco.
En 1992, Mirta Moreira con sus cuatro hijos tomaron las tierras del predio de la empresa Ingevial de ladrillos, que tras el default en el gobierno de Alfonsín, pasó a pertenecer al banco. Y se pusieron a fabricar ladrillos.
Pero ahora esa producción, al compás de 13 meses de recesión, está parada. O casi. Hasta 2014 “cuando había un mayor volumen de construcción, vendíamos ladrillos de forma particular, no necesitábamos pedir al gobierno. Pero en esta emergencia que estamos pasando, necesitamos el apoyo”, asegura.
“Tenemos un horno que desde hace más de cuatro meses no se puede vender. Estamos sacando otro, para el que no conseguimos la leña para poder quemar. La liga también es difícil de conseguir, porque hay que traer del interior y no tenemos como buscar. Hay pisaderos sin terminar porque no tenemos liga; y hay otros que quedaron parados porque como no hay plata, no se pueden conseguir los otros ingredientes necesarios”, afirma Mirta Moreira. “Hay semanas enteras que pasamos a mate y a pan”, dice.
“El apoyo que nos venía dando el gobierno de 1800 pesos se vence ahora en noviembre. Para diciembre no tenemos nada y estamos desesperados porque sabemos que eso se pierde. Realmente, 1800 no es nada, pero para uno que no tiene otra cosa, ya es algo. Si firmáramos un convenio con el gobierno de la provincia por una compra anticipada a un año, tendríamos asegurado el trabajo y ellos cuando vayan necesitando tendrían disponible”.
Según un relevamiento de la Secretaría de Minería en 2012, había más de 140 mil familias que trabajaban en la actividad ladrillera.
El secretario general de la Unión Obrera Ladrillera de la República Argentina (UOLRA), Luis Cáceres, aseguró en septiembre que “la situación de los trabajadores de la construcción es la peor de los últimos años”, apoyándose en las cifras dadas a conocer por la Cámara Argentina de la Construcción. En el sector específico de los ladrilleros “por cada punto porcentual que aumenta el desempleo en la rama de la construcción, se duplica la probabilidad de que los trabajadores ladrilleros se queden sin empleo o caigan en la informalidad”.
“Hoy se vive una época sumamente dura en el país. Los resultados de las políticas llevadas a cabo por el Gobierno Nacional tienen como consecuencia directa la pérdida del empleo y de la calidad de vida de los trabajadores postergados”, señaló. Según la UOLRA hasta agosto la caída en la actividad fue del 13% en tanto que de enero a agosto 2015 el sector ladrillero había crecido un 8%.
Mirta afirma que un ladrillo que los grandes concentradores tipo Easy o Sodimac venden a 3,27 pesos (y cobran el flete aparte) ellos lo venden a 2 pesos. “Pero en la realidad nuestra, nos pagan 1,20. Y aunque cueste, tenemos que bajar por necesidad. Está dura la situación, pero nosotros no queremos bolsas de mercadería, lo que queremos es que nos sostengan la fuente de trabajo”.
“Nosotros firmamos la paz social y no nos movilizamos más durante el gobierno de Jorge Capitanich, pero después quedamos en el olvido, desde entonces no supimos más nada. En el convenio de paz social acordamos que ellos iban a asistir a todas las familias y que todas las inquietudes que hubiera, las iban a trabajar en conjunto con las comunidades en el territorio”. “Apostamos a este acuerdo, porque nos parecía la mejor alternativa para poder seguir trabajando y que las familias no se desunan”. Esto se respetó hasta hace unos meses. Pero ahora los trabajadores debieron volver a las calles.
El líder del sindicato nacional declaró tras un operativo en el cual se clausuraron hornos ladrilleros que dejaron a cientos de trabajadores sin fuente de empleo “Existen dos caminos: volver a los 90, al 2000, cuando las organizaciones sociales peleaban por comida; o empezar a plantear el otro camino, que significa que el Estado tiene que darles herramientas a estos sectores para que trabajen porque lo que están pidiendo los compañeros es trabajo”, agregó.
En diálogo con el programa “Entre el Ruido”, de Radio Nacional Santa Fe, Cáceres brindó una radiografía del sector: “La situación de los trabajadores ladrilleros, en general, es la misma en todo el país. La nuestra es una actividad milenaria, y millonaria, porque la mayoría de los barrios y hogares de nuestro país están construidos con ladrillos artesanales, pero con trabajadores postergados. Esto centralmente es producto de la falta de organización de los trabajadores”.
“Estamos viviendo un momento crítico porque está parada la construcción: no hay obra pública a nivel nacional y el Pro.Crear está parado. Hay que sumar que los sectores populares, que son los que compran los ladrillos en forma individual, hoy tienen que afrontar otras necesidades por la caída de sus ingresos. Venimos pidiendo una política por parte del Estado Nacional que motorice la construcción, y en consecuencia, eso va a beneficiar a la actividad ladrillera”.
Mirta Moreira representa la Mesa Provincial de Ladrilleros del Chaco y tiene una versión similar a la de Cáceres: “En lo que va del año 2016 vendimos nuestros ladrillos y subsistimos con el escaso movimiento que registró la obra privada, es decir que sobrevivimos con el aporte del vecino, pero hace un mes que está todo paralizado. Las obras que estaban en marcha consumieron el stock de ladrillos necesarios. En este momento la venta de ladrillos es nula producto de la paralización de las obras públicas”.
LOS PRIMEROS PERJUDICADOS SERÁN LOS NIÑOS
Una familia ladrillera comprende el trabajo de los adultos y también el de los niños. Si lo que se fabrica no se vende y el ingreso de los adultos es de 1800 pesos (como en el Chaco), la única opción es que los chicos trabajen con los padres en los ladrillos o en otra cosa.
El Secretario General del sindicato ladrillero sostuvo que “el trabajo que se lleva a cabo a diario en los hornos implica un gran desgaste físico. Los trabajadores deben agacharse hasta 1.200 veces por día y las manos, luego de un tiempo, quedan deformadas y sin huellas digitales por la manipulación de los elementos para la confección del ladrillo”. A esa pintura hay que agregar la tradicional falta de registración de los trabajadores, muchos de los cuales viven en condiciones de semi-esclavitud. Aquí algunas imágenes de 2011, 2012 y 2014.
http://sindicatoladrilleros.blogspot.com.ar/2014/09/uolra-detectaron-trabajo-esclavo-al.html
Actualmente, en los hornos ladrilleros del Noroeste (Salta y Jujuy) los trabajadores no cuentan con ropa de trabajo, ni los elementos necesarios de seguridad e higiene. “Se transportan carretillas de hasta 40 kilos, se manipulan ladrillos que despiden polvo constantemente afectando la respiración y los ojos”, dice Cáceres.
El sindicato ladrillero y UNICEF Argentina tienen previsto aunar esfuerzos y avanzar contra la problemática infantil que se da cada vez con mayor frecuencia en el país.
Como un deja-vu de un pasado que nunca se fue, Cáceres remarca que el gremio impulsa “la defensa los derechos de los chicos, como el derecho a estudiar, el derecho a jugar y el derecho a una infancia digna, y erradicar el trabajo infantil”.