GUERNICA. MENTIRAS NAZIS Y FRANQUISTAS QUE CUMPLEN 80 AÑOS

Como con la guerra en Irak en 1991, que por primera vez mostró ‘en vivo y en directo’ por televisión el bombardeo y el comienzo de la acción bélica norteamericana, en 1937 con las descargas aéreas sobre Gernika se produjo un hecho virginal: la ciencia ficción se había hecho realidad. Por primera vez una ciudad europea se había destruido desde el aire.


Especial del diario GARA– País Vasco para purochamuyo.com / Cuadernos de Crisis

El corresponsal de guerra George Steer puso en jaque al ministro de Propaganda nazi, Joseph Goebbels, con su artículo «La tragedia de Guernica». Porque Goebbels no contaba con que hubiera alguien que relatara los hechos. Hubo más corresponsales que Steer que también acudieron aquella noche a la villa en llamas tras el bombardeo. Pero él regresó al día siguiente para investigar a fondo lo ocurrido. El reportaje impactó también porque dio voz a las víctimas, algo impensable en el Imperio nazi de Adolf Hitler.

Entonces, Goebbels ordenó que la prensa alemana debía publicar una noticia de su agencia oficial, DNB, según la cual el «gobierno nacional» del general Francisco Franco negaba el bombardeo. Dicha información debería ir acompañada de comentarios, indicando que «la prensa bolchevique y sus amigos» estaban acusando a los alemanes de ser los autores para distraer la atención de sus propias crueldades.

En una exégesis que no tuvo ni tiene nada que ver con el periodismo, el diario de Colonia “Westdeutscher Beobachter” publicaba el 3 de mayo un artículo proclamando «¡Bolcheviques han aniquilado Guernica!» y lo sostiene con el subtítulo: «Prensa extranjera visita Guernica y rebate las difamatorias mentiras bolcheviques».

Esto es palabra por palabra lo que publicó Steer en el diario Times, de Londres, dos días después del ataque:

Guernica, una ciudad de 10.000 pobladores, ayer fue reducida a ruinas por un fulminante ataque masivo de un numeroso grupo de aviones alemanes que durante un lapso de entre tres y cuatro horas la bombardearon continuamente.

La historia completa de esta masacre todavía no se conoce, pero algunos detalles son lo suficientemente horribles para dar cuenta de ella, dado que los aviones rebeldes bombardearon granjas aisladas hasta una distancia de 5 millas alrededor de Guernica, e inclusive ametrallaron rebaños de ovejas.

Hoy he visitado lo que quedó de la ciudad. Fui conducido a la entrada de una calle que era un horno a la cual nadie se había podido aproximar desde la redada. Me mostraron un refugio en el que más de 50 mujeres y niños quedaron atrapados y murieron calcinados. Reina el caos: vigas carbonizadas y retorcidas, mampostería rota, cenizas calientes, grupos de personas deambulando en busca de sus familiares.

Recogí un proyectil que no había explotado, hecho de aluminio, con un peso de 2 libras, estampado con las águilas alemanas.

Visité la ciudad esta tarde, nuevamente. Todavía ardía. La mayoría de las calles estaban impasibles, y nadie sabe aún cuántas víctimas hay. En medio de las ruinas, el fuego ha sido tan poderoso que muchos cuerpos nunca podrán recuperarse.

Guernica no era un objetivo militar. Una fábrica de material bélico que está en las afueras de la ciudad no fue rozada por el bombardeo. El objetivo era desmoralizar a la población civil y destruir la cuna de la civilización Vasca.

80 años después queda aún mucha luz que arrojar sobre el bombardeo de Gernika.


Tras una exquisita investigación, el historiador Xabier Irujo concluye que fue «un experimento de guerra quirúrgicamente planificado y ejecutado» por el fascismo emergente. Xabier Irujo es director del Centro de Estudios Vascos de la Universidad de Nevada, en Reno, Estados Unidos, y sus estudios fueron publicados en el libro ‘‘Gernika 26 de abril de 1937’’.

El experimento “fue luego estudiado en detalle mediante el examen de las ruinas durante más de dos semanas. Richthofen, Sperrle, Franco, Mola y los pilotos alemanes e italianos que participaron en el ataque estudiaron los efectos del bombardeo, y los aviones de reconocimiento de los tres ejércitos implicados en el mismo tomaron fotografías antes, durante y después del ataque», explica.

“El bombardeo de Gernika fue ejecutado de acuerdo con una nueva estrategia que combinaba el bombardeo de saturación o carpet bombing y el bombardeo en cadena o shuttle bombing. Richthofen calculó metódicamente la cantidad total de explosivo, la proporción de bombas explosivas e incendiarias, así como el orden en que fueron lanzadas y la formación de vuelo de los bombarderos y cazas”.

La densidad relativa del bombardeo no tuvo precedente. Alrededor de 70 bombarderos Junkers Ju52, Dornier Do17, Heinkel He111 y Savoia-Marchetti SM.79 golpearon el centro urbano, un área de un kilómetro cuadrado, durante casi tres horas y media lanzando un total de entre 31 y 47 toneladas de proyectiles explosivos e incendiarios. La guerra española y acciones como la de Gernika, convirtieron a Hermann Göring, comandante supremo de la Luftwaffe, en el segundo hombre fuerte del Reich al inicio de la II Guerra Mundial. El propio mando nazi barajó la posibilidad de que el ataque fuera una semana antes, el lunes 19 de abril, un día antes del cumpleaños de Hitler, si el tiempo lo permitía.

Las características de los aviones permitieron que las bombas horadaran hasta seis plantas en un edificio con estructura interior de madera, penetrando como cuchillos.

Las bombas, explica el historiador, tenían espoleta de efecto retardado, especialmente cuando los bombarderos volaban a baja altura como aquel día, a fin de que la explosión ocurriera una vez que la formación de tres bombarderos había pasado por el lugar de detonación. Las bombas estallarían con un retardo de uno o dos segundos, que era el tiempo que necesitaban para atravesar un edificio de tres o más plantas. Al explotar a nivel de suelo el efecto destructivo de la detonación en el conjunto del edificio era mucho mayor. En calles estrechas el efecto destructivo de la explosión se intensificaba, ya que la presión del aire unida a la metralla y los fragmentos de piedra o grava expelidos por el estallido podían dañar gravemente la base de las edificaciones, hasta desplomarlas.

LA ORDEN PARTIÓ DE FRANCO

La única razón de que no existan órdenes de bombardeo firmadas es que ni Franco, ni Mola, ni Kindelán querían firmar esas órdenes ni hacerse responsables de sus acciones. El informe sobre pilotos alemanes e italianos es muy preciso a este respecto: ‘Las órdenes para los servicios las suelen dar siempre por teléfono. Lo mismo a los caza que a los bombarderos’.

Irujo resalta que fue el propio Francisco Franco quien el 27 de abril a las 7.00 dio la orden de negar que Gernika había sido bombardeada, disponiendo que se diga que eran los ‘rojos’ los que en su retirada incendiaban los núcleos urbanos. Esa misma consigna se repitió en los ataques a Eibar, Irun, Lekeitio, Durango y otras localidades vascas afectadas por bombardeos fascistas.

Xabier Irujo no tiene dudas al señalar a Franco como el que ordenó el bombardeo. Franco, subraya, permaneció en el puesto de mando del general Solchaga todos los días que duró la operación hasta ocupar Bilbao.

¿Por qué Guernica?

Además del profundo significado cultural, social y político de la villa foral vizcaína, apunta a que era «una ciudad abierta, sin defensas de ningún tipo, dedicada al cuidado de los refugiados y de los heridos provenientes del frente». Algunos testigos, como Alberto Onaindia, estiman que aquel día podía haber en Gernika en torno a 12.000 personas. «Esta concentración de civiles, no habituados a reaccionar ante un ataque aéreo, ofrecía una oportunidad única para experimentar ametrallamientos aéreos que, junto con el examen de los efectos de las bombas incendiarias, constituía uno de los principales elementos de estudio del bombardeo. No en vano, aunque este ataque ha sido denominado ‘bombardeo’ de Gernika, participó un mayor número de aviones de ataque a tierra que de bombarderos», argumenta el historiador.

Actos en Gernika en conmemoración del 69 aniversario del bombardo de la villa vizcaína por parte de la Legión Cóndor de la aviación alemana al servicio de las tropas franquistas ocurrida el 26 de abril de 1937.  En la imagen, manifestación con velas en recuerdo a las víctimas del bombardeo.

En el libro ‘‘Gernika 26 de abril de 1937’’ sostiene que no es casual que no haya un registro de muertos. Durante 40 años de dictadura se prohibió incluso mencionar que Gernika fuera bombardeada. El primer censo es de 1992, «partiendo de los pocos testimonios y documentos que pudieron ser rescatados». Se habló de miles, la cifra más reconocida es de 300 muertos, pero nunca se sabrá a ciencia cierta.

LA CELEBRACIÓN DEL CRIMEN

“Guernica, una ciudad de 5000 habitantes ha sido literalmente convertida en polvo. Los cráteres de las bombas se ven por las calles. Simplemente maravilloso”. Esto lo escribió en su diario personal el comandante de la Legión Cóndor de la Fuerza Aérea nazi, Wolfram von Richthofen.

Wolfgang Schmidt, un experto que trabaja en el Instituto de Investigaciones de Historia Militar de Potsdam declaró que para la fuerza aérea nazi, Guernica era una prueba para saber cómo podía desparramarse el horror y el pánico en las ciudades atacadas. “Por supuesto que atacar la ciudad vasca era una flagrante violación de los derechos humanos y un acto de carácter terrorista. Se sabía que los civiles sufrirían”, afirmó al periódico Spiegel Online.

La reacción internacional fue muy intensa. Nadie dejaba de repudiar el vergonzoso ataque. Mientras Franco decía que lo habían hecho los Republicanos, el ministro de Defensa de Hitler, Werner von Blomberg negó en todo momento que hubieran participado alemanes en el hecho.

Sin embargo, simultáneamente al ocultamiento, los militares enviaron a especialistas a recoger en la ciudad cualquier proyectil o elemento de las bombas que pudiera incriminarlos, y los pilotos participantes fueron obligados a guardar silencio. Y no solo eso: el comandante de la expedición alemana para completar el engaño envió un mensaje de radio a Berlín donde afirmaba que la Legión Cóndor había disparado sobre tropas enemigas en la región de Guernica y en la ciudad también…

Göring, durante el Juicio de Nüremberg reconoció que la misión sobre España le sirvió a Alemania para ganar experiencia y práctica. “Una oportunidad para testear en batalla si el material bélico había sido correctamente desarrollado”, dijo. El periódico Der Spiegiel publicó en 2003 un documento secreto que estaba perdido, elaborado por otro Richthofen –no el comandante aéreo mencionado- donde evaluaba las bombas arrojadas y se lamentaba que varios puentes y fábricas hubieran quedado en pie.

La Guerra Civil Española fue el campo de entrenamiento para los alemanes. Unos 19.000 combatientes fueron liquidados por los nazis.

Heinrich Mann, hermano del premio nobel de literatura Thomas, como tantos otros intelectuales había tenido que exiliarse ante el nazismo gobernante en Alemania desde 1933. «La destrucción de Guernica y del País Vasco no es ningún acto de guerra, es un pérfido e infame crimen», sentenció, y añadió: «nos avergonzamos de los alemanes que lo cometieron». 

UNA PIEDRA EN LA BOTA DE LA MEMORIA HISTÓRICA ALEMANA

Ingo Niebel, experto en el tema, señala que Hermann Göring y el número dos de la dictadura nazi, Hugo Sperrle, se salvaron de ser juzgados en Nüremberg por estos delitos de lesa humanidad porque los aliados decidieron juzgar los crímenes cometidos desde el 1 de septiembre de 1939, día de la invasión a Polonia y oficialmente el día que comenzó la Segunda Guerra, hasta el 8 de mayo de 1945, día de la capitulación. Aunque el lehendakari (jefe de gobierno vasco) José Antonio Agirre ofreció al Tribunal Militar Internacional testigos y pruebas del crimen cometido aquel 26 de abril de 1937 por los alemanes, no logró que los aliados cambiasen de opinión.

       

Con el nacimiento de la República Democrática Alemana en 1949, ese país se autodeclaró “primer estado antifascista en suelo alemán” y consideró el bombardeo de Gernika como uno entre muchos crímenes del nazismo. Como tal, tampoco puso más interés en investigarlo.

El canciller de la RFA, Konrad Adenauer, sin embargo, buscó poner un punto final al capítulo nazi, ya que las generaciones que habían participado activamente en el nazismo lo querían así. El aparato judicial, que había salido indemne de la desnazificación, veló por ello. Integrantes del sistema represivo de las SS y de la Gestapo, hicieron la vista gorda sirviendo en las nuevas estructuras policiales y de inteligencia, incluso cuando eran buscados los criminales de guerra como el médico de Auschwitz, Josef Mengele, que visitó a su familia en Alemania. Además Bonn retomó las excelentes relaciones con la Madrid franquista y con ello la mentira sobre Gernika.

En tanto, el famoso cuadro que pintara Pablo Picasso permanece en el Museo Reina Sofía de Madrid.

Reiterados intentos para que sea trasladado al País Vasco fueron bloqueados: los más recientes este año, por el 80 aniversario de la masacre, y en 2011 cuando el Senado, a través de su Comisión de Cultura votó mayoritariamente en contra de que la obra esté en Guernica.♦♦

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.