EDICIÓN 11º ANIVERSARIO: DOS AÑOS DE MILEI Y LA EMERGENCIA DE MAMDANI QUE ARRASÓ EN NUEVA YORK


El capitalismo financiero global desarrolló, desde los años 80, un modo de operación que anticipa la lógica rizomática que hoy caracteriza a la política digital.

Los mercados financieros funcionan como redes distribuidas de decisión, donde millones de nodos (algoritmos, inversores, plataformas) reaccionan en tiempo real, sin jerarquías estables. La información circula de manera instantánea y afectiva, impulsando movimientos de capital guiados por expectativas, percepciones y señales mínimas del entorno. Este sistema económico rizomático —basado en flujos y contagios— anticipó la política de la inmediatez que posteriormente adoptaron líderes como Trump y Milei. Los políticos convencionales de “izquierda” o “derecha”, como Macri y muchos peronistas, van siendo centrifugados a los márgenes del sistema.

Hace ya veinte años, los estudios de Karin Knorr Cetina y Donald MacKenzie describieron a los mercados financieros globales como verdaderas redes rizomáticas de información: estructuras descentralizadas, guiadas por flujos instantáneos, que prefiguraron el tipo de conectividad que caracteriza a la política digital postfordista.

Lo que vamos a analizar, haciendo una genealogía de las finanzas en red, es cómo Javier Milei, Donald Trump y Zohran Mamdani encarnan diferentes modos de apropiación de esa infraestructura.

Knorr Cetina sostiene que los mercados financieros constituyen estructuras globales complejas, caracterizadas por interacciones instantáneas, mediadas electrónicamente, que conectan nodos dispersos en el tiempo y el espacio. De esta manera, ha sido el sistema financiero el que inauguró un modelo de conectividad que disuelve la noción de centro y periferia.

MacKenzie, por su parte, analiza el tránsito hacia un mercado financiero ‘de todos a todos’, en el cual la información y las transacciones se distribuyen sin jerarquías. Ha ocurrido un cambio épico en el comercio accionario: la transición de mercados de roles fijos hacia unos mercados donde cualquier participante puede operar directamente con otro.

Aquí hay una clave: este paso hacia la horizontalidad anticipa la lógica de los rizomas políticos postfordistas, donde cada nodo, por ejemplo, cada votante, interactúa directamente con los demás, sin mediaciones institucionales.

Los nodos globales de los flujos informativos y financieros

Casi contemporáneamente, Manuel Castells y Saskia Sassen describieron al capitalismo informacional como una red de flujos y nodos, mostrando que la infraestructura financiera y tecnológica global da lugar a formas de organización no jerárquicas.

En coincidencia con MacKenzie, aunque desde la sociología, Castells afirma que la economía global se caracteriza por el flujo y el intercambio casi instantáneo de información y capital, operando en tiempo real a través de redes globales de mercados financieros, producción y gestión. Esta descripción anticipa la topología de las redes políticas actuales, que funcionan de modo continuo, transnacional y descentrado.

Y la reconocida investigadora Saskia Sassen agrega que las ciudades globales son nodos estratégicos para los flujos financieros e informativos globales, constituyendo la arquitectura organizativa de la globalización. Describe una morfología urbana que actúa como matriz física del rizoma digital-financiero, el cual será imitado, luego, por la política de red.

Capitalismo digital y control rizomático

En tanto, ¿qué pasa con la tecnología, el afecto y el control en el capitalismo digital?

Shoshana Zuboff y Franco “Bifo” Berardi examinan la convergencia entre la tecnología, el afecto y el control en el capitalismo digital, mostrando que las redes financieras, cognitivas y sociales generan sujetos conectados e influibles en tiempo real.

Zuboff sostiene que los “capitalistas de la vigilancia” comprendieron que la manera más segura de predecir la conducta es intervenir en su fuente. Describe así un control rizomático preventivo y difuso, análogo a las estrategias comunicacionales de las nuevas derechas digitales.“Bifo” Berardi agrega que, en la dimensión conectiva del capitalismo contemporáneo, el deseo se “enchufa” directamente a las máquinas semióticas y financieras, produciendo aceleración, ansiedad y agotamiento.

Esta descripción de un cuerpo social conectado interpreta a la política como un área de despliegue de las intensidades rizomáticas.

Del capital rizomático a la política rizomática

Estos tres niveles ofrecen una genealogía coherente de la construcción teórica del rizoma postfordista.

De este modo, el “rizoma” propuesto por Deleuze y Guattari dejó de ser una metáfora para convertirse en la abstracción real de la experiencia social.

En este contexto, figuras políticas como Javier Milei, Donald Trump y Zohran Mamdani encarnan diferentes modos de apropiación de esa infraestructura. Mientras Milei y Trump representan una captura emocional del rizoma, usando las redes como aceleradores del deseo y el resentimiento, y como vehículo paradógico de un programa profundamente reaccionario, el joven Mamdani, intenta politizar la red desde un enfoque comunitario y progresista, demostrando que la conectividad puede servir también, como mínimo, a fines redistributivos y democráticos.

En todos los casos, la política se convierte en un proceso a la vez financiero y afectivo de alta velocidad.

Milei y Trump trasladan al campo político el modelo financiero de reacción instantánea: un discurso que funciona como “activo”, los votantes como “inversores” (de atención), y las redes sociales como “mercado de emociones”.

El liderazgo se vuelve, así, un nodo que capitaliza microflujos de deseo y resentimiento, de manera análoga a la forma en que el capital financiero captura microflujos de valor.


La experiencia de lo instantáneo y las ventajas para la derecha

¿Por qué esa temporalidad digital —el régimen de lo instantáneo— favorece a las derechas rizomáticas? Primero, porque estas corrientes operan mediante una comunicación afectiva que requiere intensidad, no argumentación. La velocidad y la fragmentación propias de las redes premian el mensaje emocional, simple y polarizador. En este entorno, la derecha —y especialmente las nuevas derechas mediáticas— convierte la indignación en una forma de capital político.

A la inversa, los movimientos progresistas tienden a priorizar la elaboración programática, la mediación institucional y la deliberación, lo que los hace -a priori-, menos adaptables al ecosistema digital, donde la inmediatez reemplaza a la organización y el shock comunicativo sustituye a la argumentación. El espacio rizomático digital se convierte así en un terreno más fértil para la reacción que para la construcción colectiva lenta.

Sin embargo, se presenta una paradoja profunda.

Son precisamente los movimientos emancipatorios los que tienden a la horizontalidad. Las nuevas derechas rizomáticas emplean una forma de organización horizontal, descentralizada y abierta pero al servicio de programas autoritarios, excluyentes y jerárquicos. Dicho de otro modo: se apoyan en una tecnología política de la multiplicidad, pero orientada hacia una ideología de la uniformidad. De ahí que si bien es la clave del éxito inmediato, también es el límite histórico de figuras como Milei y Trump. Su poder surge del desorden creativo del rizoma, pero su proyecto está dirigido a restaurar el orden vertical. En una palabra, interpelan al “pueblo” (aunque evitan designarlo así), pero la hablan a la multitud. Como señala Franco Berardi (2019), el capitalismo postfordista absorbe incluso las formas de la revuelta, transformándolas en energía de control. Así, la forma rizomática no garantiza contenido emancipador. Es un medio técnico-político que puede ser apropiado tanto por la izquierda como por la reacción.

Enseñanzas posibles

En primer lugar, la técnica rizomática —la red, la viralización, la descentralización— no tiene signo ideológico en sí misma: puede ser usada por cualquier fuerza política.
En segundo lugar, las derechas supieron apropiarse más rápido de la gramática digital porque su discurso emotivo y fragmentario -y su práctica económica- se ajustan mejor a la instantaneidad de la red.
En tercer lugar, la izquierda debe aprender a articular la velocidad rizomática sin perder densidad ética ni deliberativa; es decir, combinar la agilidad de las redes con la profundidad del pensamiento colectivo.

En última instancia, la política rizomática debe entenderse como un nuevo modo de existencia del poder. Su dominio dependerá de quién logre transformar la conectividad en inteligencia colectiva, y no simplemente en reactividad emocional.


Milei y la política rizomática

Se dice que Javier Milei es un político rizomático porque su modo de construcción de poder, comunicación y representación desafía las lógicas partidarias tradicionales.

Su irrupción política no surge de un tronco partidario tradicional, sino de una serie de nodos comunicativos dispersos: apariciones televisivas, redes sociales, comunidades libertarias, foros económicos, grupos religiosos y plataformas digitales. Su construcción de poder es descentralizada y viral. La Libertad Avanza funciona como un ecosistema de microgrupos conectados por afinidades ideológicas flexibles, y su mensaje se propaga mediante imágenes, frases y afectos, más que por programas o doctrinas.

En el siguiente cuadro, comparamos la política arborescente (jerárquica-tradicional) versus la rizomática.

ASPECTOPOLÍTICA ARBORESCENTE (convencional, de izquierda o derecha)POLÍTICA RIZOMÁTICA (ej. Milei)
OrganizaciónPiramidal, verticalHorizontal, reticular
Centro de poderPartido, comité, liderazgo centralNodos comunicativos, microcomunidades
Modo de difusiónPropaganda tradicionalViralización digital, redes afectivas
IdeologíaCoherente y programáticaFragmentaria, adaptativa
LegitimidadInstitucionalEmocional, mediática

La telefonía móvil y el rizoma político digital

La generalización del uso del teléfono celular y otros dispositivos digitales ha sido clave para la emergencia de redes políticas rizomáticas como la que representa Milei. El teléfono móvil convierte a cada ciudadano en un nodo activo de comunicación, sin jerarquías. El teléfono celular -y las redes sociales que permite construir-, constituyen la base tecnológica del rizoma contemporáneo. Su uso masivo rompe el monopolio de los medios tradicionales, permite la conexión horizontal y la difusión viral de mensajes, e introduce una temporalidad continua: la política en tiempo real.

En términos deleuzianos, el smartphone es una máquina de desterritorialización que disuelve las fronteras entre lo público, lo privado y lo mediático. Aquel militante disciplinado verticalmente, propio del siglo XX, se transforma hoy en un nodo “afectivo”, esto es, un individuo que actúa desde su dispositivo, con autonomía y espontaneidad.

Milei no organiza masas jerárquicas, sino comunidades dispersas unidas por emociones compartidas y conectadas por redes. Cada usuario deviene actor político a través de microacciones digitales: compartir, reaccionar, viralizar. Esta forma de participación difusa es la esencia de la política rizomática. Al mismo tiempo, el celular no es simplemente un teléfono, sino una máquina de subjetivación. Como afirma Bifo, el aparato no sólo comunica: produce subjetividad. Configura la sensibilidad y el tiempo de atención. Milei y otros líderes digitales se insertan directamente en ese flujo afectivo, donde la emoción reemplaza la mediación institucional.


¿Por qué no surgió antes?

Porque las condiciones técnicas y sociales necesarias para un rizoma político de este tipo no existían en el siglo XX, e incluso a principios del XXI. Sólo con la expansión del celular y las redes sociales fue posible mantener una red política viva, global y emocionalmente activa. En épocas previas, los canales mediáticos funcionaban en “broadcast”, eran unidireccionales y las jerarquías controlaban la circulación del mensaje.

Hoy existe una malla técnico-afectiva capaz de conectar millones de individuos en una red distribuida, sin jerarquía, mediante flujos de información y emoción continua. Milei es a la vez, síntoma y producto de esta nueva topología política.

Ahora bien, llamar rizomático a Milei no implica una valoración positiva o negativa. Desde una perspectiva deleuziana, puede verse al mismo tiempo como potencia creativa, una forma de escape respecto a estructuras obsoletas, o como caos comunicativo, un sistema sin centro que disuelve la coherencia y reemplaza la acción colectiva por flujos emocionales y mediáticos. Nada impide que sirva de vehículo a las ideas más reaccionarias como a iniciativas progresistas, e incluso revolucionarias. Su liderazgo no es institucional ni se basa en la disciplina partidaria, sino en la propagación viral de una energía antisistémica que combina indignación, fe y economía digital. En este sentido, Milei encarna una forma contemporánea del poder en red.


¿Y Trump?

Al igual que su homólogo argentino, Donald Trump no construye poder verticalmente —como el partido Republicano tradicional—, sino por expansión lateral.

Su liderazgo surge y se mantiene en la intersección de múltiples redes heterogéneas:

a) redes digitales y plataformas sociales (Twitter/X, Truth Social, YouTube, 4chan, etc.), donde sus seguidores generan y reproducen contenido sin coordinación central;

b) medios alternativos y conspiranoicos (Breitbart, InfoWars, Fox News en su fase más militante);

c) comunidades fanáticas ligadas al nacionalismo, el cristianismo evangélico, el libertarismo económico o el resentimiento antiestablishment;

d) microinfluencers y “memes políticos” que operan como unidades autónomas de propagación ideológica.

Este entramado constituye un rizoma político-mediático sin una jerarquía clara, sino un conjunto de nodos que se conectan, se reproducen y mutan permanentemente.


El rizoma del escándalo como semilla fértil de estos liderazgos

Hay un uso sistemático del escándalo como dispositivo rizomático. Cada frase ofensiva, tuit polémico o confrontación se convierte en una semilla que se propaga por múltiples canales, generando visibilidad inmediata, polarización (que refuerza la identidad del grupo), y retroalimentación algorítmica (más interacción → más exposición → más poder simbólico).

El escándalo funciona como el motor del rizoma digital, donde el mensaje se multiplica y se resignifica en miles de nodos independientes.

En el siguiente cuadro vemos las diferencias entre el tipo de rizoma

AspectoTrumpMilei
Territorio simbólicoNacionalismo y excepcionalismo norteamericanoLibertarismo económico y religiosidad mesiánica
Base socialClases medias-blancas empobrecidas y sectores industrialesJóvenes precarizados, clase media urbana, tecnócratas y creyentes
Relación con el EstadoPromete “recuperar” la NaciónPromete “desmantelar” el Estado
Tono emocionalNostálgico y patriótico (“MAGA – Make America Great Again”)Apocalíptico y redentor (“El León viene a destruir la casta”)

Podría decirse que Trump construye un rizoma intenso, pero de identidad nacional, mientras que Milei construye un rizoma intenso, pero de identidad ideológica cosmopolita. El primero apunta a la restitución del orden perdido, el segundo a la “revolución” del caos libertario. Trump es un político rizomático, precursor del tipo de política que Milei lleva a su versión latinoamericana y emocionalmente más radicalizada. Ambos expresan la transformación de la soberanía en un fenómeno de redes, donde el poder ya no reside en las instituciones, sino en el tráfico continuo de afectos, datos y símbolos. En palabras deleuzianas, “el rizoma no representa, actúa”: y tanto Trump como Milei no representan a una clase o partido, sino que actúan sobre el campo afectivo de la multitud para reorganizarla a su imagen.


Hablemos de Zohran Mamdani

Zohran Kwame Mamdani nació en Uganda, en 1991. Es Diputado de la Asamblea del Estado de Nueva York (2021), y miembro del Democratic Socialists of America (DSA) y del partido Demócrata. En la campaña por la que resultó elegido como alcalde de la ciudad más rica del mundo, sede del mayor flujo de finanzas global, incluyó propuestas como transporte público gratuito, control del precio de los alquileres, vivienda asequible, elevar el valor de la hora de trabajo, redistribución fiscal y justicia social.

Mamdani, entonces, ofrece un modelo progresista y más institucional, donde la red rizomática se orienta hacia la inclusión, más institucional y ética, basada en la cooperación y el activismo comunitario.

Las principales estrategias en redes sociales de la campaña de Mamdani fueron bastante diferentes a las de la política convencional, pero también de las empleadas por los rizomáticos de derecha.

Optó por los medios digitales en lugar de la publicidad tradicional, priorizando la interacción directa. Apostó por videos cortos, en formato vertical y móvil, lo que favoreció la difusión orgánica. Combinó entretenimiento y política, con parodias, escenas cotidianas y presencia constante en plataformas como TikTok, Instagram y X. Buscó crear una identidad joven, progresista y cercana, fusionando cultura y política en una especie de “marca de estilo de vida”. Su tono accesible y cotidiano en redes también lo diferenció de los políticos convencionales.

Sin embargo, todo no fue “redes”…aunque las redes sociales fueron poderosas para generarle visibilidad, en sectores con menor acceso digital la campaña necesitó apoyarse también en métodos presenciales y comunitarios. Además, la viralidad no garantiza por sí sola la conversión en votos, lo que exigió una sólida organización territorial. Las redes le sirvieron para convocar voluntarios, organizar acciones presenciales y difundir propuestas clave como transporte gratuito o congelamiento de alquileres. La participación digital se tradujo en acción comunitaria offline. Ese enfoque digital incrementó su visibilidad rápidamente frente a competidores más experimentados, creó una comunidad comprometida en torno a su mensaje progresista y difundió propuestas de forma directa, sin depender de los grandes medios.

No obstante, no pareciera que su movimiento funcione exactamente como un nodo rizomático al estilo de los modelos mediáticos populistas estructurados por la viralización y la ruptura sistemática de la lógica partidaria.

Zohran tiene ciertos elementos rizomáticos: uso de redes, movilización de nuevas bases, apelación generacional, identidad híbrida y ruptura parcial del status quo. Pero no encarna el modelo rizomático con la misma radicalidad que Trump o Milei. Su vínculo con el aparato institucional, su base programática y su menor dependencia de la viralización lo colocan en una posición híbrida, una versión moderada del político rizomático: un rizoma progresista que intenta reformar desde dentro, más que romper con el sistema. Representa sin embargo una variación enorme y hasta ahora escasamente ensayada: un rizoma de izquierda, generacional y comunitario.

Mamdani y el partido

Dijimos que Mamdani se apoyó principalmente en la organización “Democratic Socialists of America” (DSA). También participaron iglesias, organizaciones de inmigrantes (particularmente musulmanes y del sur asiático), y movimientos vecinales de vivienda y transporte. Jóvenes musulmanes neoyorquinos fueron un eje clave de apoyo.

Las tácticas de militancia escogidas fueron: a) Puerta a puerta (ground game): instalación de centros de campaña en barrios de Queens y otras zonas, con equipos de voluntarios haciendo seguimiento; b) Organización relacional: uso de herramientas digitales para movilizar contactos personales y familiares, asegurando planes de voto; c) Segmentación comunitaria y multilingüe: materiales y eventos adaptados a distintas comunidades étnicas e idiomas; d) Construcción de identidad de campaña: más que una estructura electoral, se promovió una cultura de participación y pertenencia.


La combinación de presencia comunitaria y tecnología permitió movilizar votantes primerizos, crear una base sólida de voluntarios y generar confianza en los barrios. El enfoque local aumentó la credibilidad del mensaje y consolidó una red híbrida de acción digital y presencial. La magnitud de la red planteó desafíos de coordinación y coherencia. El fuerte apoyo de la DSA implicó negociar entre la lógica de movimientos sociales y la lógica institucional del “cargo público”. Además, la campaña destinó recursos económicos al capítulo local de la DSA para servicios de mensajería, mostrando una relación simbiótica pero complicada, entre el candidato y el movimiento.


El modelo de Mamdani muestra cómo los movimientos sociales pueden transformarse en poder electoral real. Las comunidades inmigrantes, jóvenes y musulmanas lograron protagonismo político mediante esta red organizativa. La infraestructura creada podría replicarse en futuras campañas progresistas urbanas. El desafío será traducir la movilización en gobernanza efectiva, sin perder la esencia participativa del movimiento.

Comparación entre el uso de redes sociales en las campañas de Zohran Mamdani y Javier Milei

Aunque ambos emplearon redes sociales como canales principales de comunicación, superando los medios tradicionales, utilizaron formatos visuales y ágiles (videos cortos, memes, clips virales) para captar a votantes jóvenes y movilizaron comunidades digitales activas, generando participación directa o indirecta en campañas presenciales, la naturaleza y los fines de sus estrategias fueron bastante distintos.

Veamos este cuadro comparativo

AspectoZohran Mamdani (NY 2025)Javier Milei (Argentina 2023)
Objetivo principalMovilizar comunidades locales y progresistas mediante redes como eje de organización.Expandir alcance masivo y emocional mediante viralidad y provocación.
Público objetivoJóvenes urbanos, progresistas, comunidades inmigrantes, minorías activas en redes.Jóvenes desencantados, votantes antipolítica, sectores medios y populares conectados a redes.
Tono y estiloPositivo, inclusivo, comunitario, basado en la autenticidad y la alegría militante.Confrontativo, provocador, centrado en la crítica al sistema y el antagonismo político.
Plataformas dominantesInstagram, TikTok, X (Twitter), canales de voluntariado digital.YouTube, TikTok, X (Twitter), Instagram, con fuerte presencia audiovisual.
Modelo organizativoRed híbrida: estructura de base + acción digital coordinada con DSA y voluntarios.Red descentralizada de seguidores y creadores de contenido espontáneos (influencers, cuentas afines).
Uso de IA y manipulación digitalNo significativo; contenido orgánico y colaborativo.Recurrente: imágenes generadas por IA, edición digital, deepfakes y videos virales manipulados.
Impacto socialAmpliación de participación ciudadana progresista; ejemplo de organización democrática local.Polarización y radicalización del discurso público; aumento de agresividad en redes.
Riesgos identificadosDependencia de la esfera digital para llegar a electores offline.Difusión de desinformación y discurso de odio; pérdida de control sobre su propia base digital.

Ambas campañas demostraron la capacidad transformadora de las redes sociales en la política contemporánea, pero mientras Mamdani construyó una red de base articulada con lo digital, Milei impulsó una revolución comunicacional populista basada en la viralización, la confrontación y la desintermediación, como base de la aplicación de un programa extremadamente reaccionario que resulta imposible utilizar como polo de convergencia espontáneo de la multitud.

Mamdani representa la digitalización de la organización de las bases más heterogéneas, mientras el segundo encarna una viralización del liderazgo individual.

Su éxito en Nueva York, el corazón del capitalismo postfordista, donde se reproduce en escala urbana la polarización mundial de centro- periferia, ofrece interesantes enseñanzas a las organizaciones emancipatorias respecto del empleo de los medios digitales para arrebatarle en el futuro cercano, a la derecha postfordista, toda pretensión de monopolio sobre las redes rizomáticas.


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