La centralidad del American way of life nos exime de explicar por qué es noticia lo que ocurre en Estados Unidos. La avalancha de información es tanta, y el huracán destructivo del gobierno Trump fue de tan gran escala, que decidimos cubrir un abanico de temas, que sirvan como resumen y como umbral para pensar y seguir investigando, ante un cambio de gobierno que genera preguntas, dudas y esperanzas.
DESTELLOS DE COVID-19
California. El estado que tiene más electores para el Colegio Electoral, y una población de 40 millones. Una vez más triunfó el partido Demócrata. En enero de 2021, las Unidades de Terapia Intensiva de la zona sur de Los Angeles completaban los 2 meses de saturación: 100% de camas ocupadas. La zona de recepción de pacientes se amplió de las guardias a los pasillos, a los hall de recepción y a los kioscos. Las ambulancias de la ciudad, ante la falta de tubos de oxígeno, recibieron la orden de dar respiración artificial solo a los pacientes que tengan una saturación inferior a 90. Al resto no. La agencia estatal de emergencias L.A. County Emergency Medical Services Agency instruyó a los enfermeros y personal de ambulancias para no trasladar a los hospitales a los pacientes que no pudieran ser resucitados, y que directamente los declararan muertos. Casi 500.000 nuevos contagios se registraron en California desde el 1 de diciembre en adelante.
El Dr. Marc Eckstein, director de los servicios de emergencia de Los Angeles y director médico del departamento de Bomberos afirmó hace pocos días “No hay camas. Para nadie, no importa quién sea el paciente o qué cobertura de salud tenga. No hay ni una sola cama en los hospitales”. Se llegan a acumular filas de 19 ambulancias con pacientes afuera de los centros de salud, y pasan más de 3 o 4 horas para poder ingresarlos. El doctor Eckstein declaró que “cualquier paciente que logre llegar a la guardia por sus propios medios, está esperando entre 12 y 18 horas para que los médicos puedan atenderlo”. Una muerte cada 8 minutos en Los Angeles. Información actualizada al 11 de enero.
El 18 de enero, EE.UU registró 400.000 muertos por coronavirus desde el inicio de la pandemia. Lo que en octubre había anticipado el médico infectólogo Anthony Fauci, a quien el trumpismo llamó traidor, aunque el salto de 300.000 fallecidos a esta última cifra se dio en solo 30 días…El diario The Washington Post afirma “Largas filas de camiones-morgue con cuerpos de fallecidos esperan en la puerta de las casas funerarias que están abarratodas; los velorios están prohibidos para los familiares, y las cremaciones se demoran semanas y hasta meses por este desastre”. El modelo de análisis estadístico de la University of Washington predijo que para fin de marzo los muertos por Covid-19 podrían superar los 560.000 e incluso llegar a 700.000 si no se imponía como obligatorio el uso de barbijos y tapabocas.
La campaña antivacunas, y a favor de la hidroxicloriquina, en contra del aislamiento social preventivo, llevó el porcentaje de norteamericanos que se negaban a ser vacunados al 62%, una cifra que se revirtió aceleradamente en las últimas 3 semanas: el rechazo a la vacunación bajó al 40%, en tanto que varias empresas decidieron pagarle a sus empleados para que se vacunen. A fines del año pasado, la cámara que agrupa tanto a los pequeños comercios como a las cadenas, la National Retail Federation, pidió al organismo que se encarga de las campañas de vacunación e infectología (el CDC), que considere como ‘esenciales y prioritarios’ a los 32 millones de empleados de comercio, y así recibir anticipadamente la vacuna.
Una de esas empresas, Dollar General (que junto a Wallmart y Amazon integran la lista de las 15 grandes), tiene 157.000 empleados, y decidió pagarles un plus de 4 horas extra (equivalente a 50 dólares), para que acudan a vacunarse.
GOBIERNA LA OLIGARQUÍA
Nolan Higdon y Mike Huff, autores del libro United States of Distraction (Editorial City Lights, 2019), advierten que la mayoría de los medios apostaron a Joe Biden bajo la consigna ‘la democracia está en juego’, pero hacen notar que la privatización de todos los canales de comunicación y de la esfera de lo público comenzó hace medio siglo, de la mano de la reconversión económica, que apostó a que las finanzas ocupen el centro de la vida.
Ahí se encarriló una degradación de la educación y del conocimiento, al mismo tiempo que el país se volvía más desigual. Una mascarada democrática de algo que en la práctica es una oligarquía donde las enormes mayorías ven todo como un espectáculo en la TV, incluida la política. Y parte de ese show fueron los programas televisivos del magnate inmobiliario Donald Trump, que se prolongaron cuando ocupó la Casa Blanca. Y el último capítulo televisado la irrupción en el congreso en Washington, impulsado e instigado por Trump, que apenas salga del cargo enfrentará un juicio político. Las tropas fascistas de Qanon (ver el artículo “Aunque Trump pierda” https://purochamuyo.com/aunque-trump-pierda/) no se retirarán de la vida pública aunque el clown desaparezca.
En ese sentido, aseguran, “la victoria de Joe Biden fue proyectada como una ‘vuelta a la normalidad’ que hace décadas no tiene nada de ‘normal’. Los más ricos y poderosos, que son bipartidistas y no se anidan en particular ni en el partido Republicano ni en el Demócrata, obtuvieron desde la crisis de 2008 y en particular con Donald Trump todo lo que querían. Figuras en el poder como Mike Pence, Lindsay Graham, y Mitch McConnell, ignoraron su racismo, clasismo y sexismo mientras brindaban con el mejor licor por las rebajas impositivas a los ricos.
Los gigantes de la informática y la comunicación amasaron fortunas descomunales al crear una plataforma para Trump y otra para sus opositores. El barbarismo de Trump fue un gran negocio con el que lucraron los propios y también los mass-media opositores, porque ‘olieron sangre’. Pero el trumpismo es un síntoma, no la causa de la decadencia de una cultura democrática: su bombardeo de fake-news y hasta el asalto al Capitolio encontró eco en eso que ya estaba. Ese periplo tiene como mojones el fracaso del NAFTA (millones de puestos de trabajo perdidos), la inconcebible justificación de la invasión de Irak en 2003 (que Biden apoyó con esmero al sumarse al coro anti Sadam Hussein), el salvataje de Obama a los bancos y finanzas en 2008… Los más postergados, las clases trabajadoras y los negros no responden al partido Demócrata porque ese partido hace tiempo que no representa nada diferente. Hace un año, la Knight Foundation concluyó que hay 100 millones de votantes que no votan porque todo les da lo mismo».
NÚMEROS ABRUMADORES
El desempleo en 2020 afectó a más de 26 millones de norteamericanos, pero no afectó a todos los grupos de la población por igual. Del mismo modo que la mayor cantidad de contagiados y de fallecidos se registra entre los negros, latinos, migrantes y en menor proporción en la población blanca, algo similar ocurre con la pérdida de empleos.
Entre las mujeres, las desempleadas blancas en 2019 eran el 2,8% y en 2020 el doble. Era del 5,4% entre las negras y trepó al 8,4%, y era del 4,6% entre las latinas y subió al 9,1%.
Entre los varones, siguiendo ese mismo orden, era del 2,7% y se duplicó para fines de 2020, en tanto que para los negros era del 5,9% y aumentó al 10,4%, y entre los latinos se ubicaba en 3,2% y se triplicó (toda la información surge del Bureau of Labour Statistics).
La distribución del ingreso tocó el pico máximo de inequidad. El 0,1% más rico aumentó sus ganancias un 343% en los últimos 40 años. El 1% más rico aumentó sus ganancias un 157%. El 90% más pobre aumentó un 22% sus ingresos en 4 décadas.
Las mayores diferencias entre ricos y pobres se dan en los estados de Florida, California, Nevada y Connecticut. El ataque constante del trumpismo y las corporaciones a los sindicatos y a los empleados públicos afectó ante todo a las mujeres, en particular a las docentes y profesoras, y muy en especial a la población negra. El universo de trabajadores y trabajadoras educativos cobra en promedio en EE.UU un 24% menos que los otros graduados universitarios (datos del EPI- Economic Policy Institute).
En la agenda del senador y ex precandidato presidencial Bernie Sanders y el grupo de diputadas socialistas del partido Demócrata (cuyo rostro más visible es Alexandria Ocasio-Cortez, quien en febrero 2020 declaró que en cualquier otro país ella y Biden no estarían en el mismo partido), se viene sosteniendo la necesidad de un aumento del valor de la hora de trabajo.
La pobreza de quienes tienen trabajo, producto de salarios paupérrimos, afecta a más de 18 millones de adultos (cifras anteriores al estallido de la pandemia), y aumentar a U$S 15 el valor de la hora de trabajo permitiría que 7 millones y medio de personas salgan de la pobreza. Un ingreso familiar para 4 personas por debajo de 3000 dólares al mes (antes de impuestos), marca la línea de pobreza en EE.UU. Según el Brookings Institute, un tercio de los 53 millones que integran la fuerza de trabajo, viven por debajo de la línea de pobreza.
En la vereda inversa, se ubica el universo ínfimo de los archi-ricos: el dueño de Amazon amasó 75 mil millones de dólares de ganancia en 2020, Elon Musk acumuló otros 142 mil millones, Bill Gates casi 19.000 millones, el de Facebook ganó otros 25.000 millones, el de Google 18.000 millones.
Rescatar la mayor economía capitalista con subsidios, déficit fiscal y emisión de moneda.
EE.UU aprobó en el primer cuatrimestre de 2020 un plan de rescate a su economía arrasada por la pandemia. Y con ese dinero fresco incluso salvaron a empresas como Boeing que estaban en la ruina.
El paquete adicional de 902 mil millones de dólares aprobado en diciembre y motorizado por los Demócratas que ya se habían consagrado para gobernar, incluyó 16.000 millones para el pago de salarios en las líneas aéreas (30.000 trabajadores fueron suspendidos), y subsidios por 24.000 millones para tránsito y autopistas, y 5 mil millones para la empresa de trenes, los ómnibus interurbanos y aeropuertos.
Keynesianismo básico.
En este marco, asume Joe Biden.
¿Cómo armó su gabinete el nuevo presidente?
Será el más feminista de los últimos 30 años, con cinco cargos. El 40% de sus miembros no será blanco, y la representación de origen latina así como la de los descendientes de los originarios, será la mayor en 40 años.
La gran experta en finanzas y ex Secretaria del Tesoro, retomará ese cargo. Janet Yellen fue puesta bajo la lupa por los sectores más progresistas. Está a cargo de la impresión de moneda, del organismo que regula los delitos financieros, también regula los bancos y controla los negocios financieros derivados, está por encima de la agencia de recaudación de impuestos, entre otros organismos. En su declaración de impuestos y bienes, Yellen manifiesta que desde 2018 a hoy, aumentó en 8 millones de dólares su patrimonio, en particular por conferencias e intervenciones que le pagaron los grandes bancos, entre ellos el JPMorgan -el mayor del país- acusado por múltiples delitos financieros, y al cual ahora deberá controlar…
¿En qué consiste el American Rescue Plano Plan de Rescate de EE.UU que presentará Biden al congreso apenas asuma?
Consiste en 1 billón 900 mil millones de dólares que se sumará al paquete de ayudas que se aprobó en diciembre 2020, que fue muy debatido entre los líderes del bipartidismo: 902 mil millones de dólares. En el círculo del mandatario electo gustan llamar a este último paquete de subsidios como ‘un anticipo’ de lo que ahora van a completar.
¿Cómo se distribuirán esos 1,9 billones de dólares?
La mitad en ayudas directas a los individuos; 440 mil millones al sector empresario, y poco más de 400 mil millones para combatir la pandemia.
1. Analicemos la ayuda a los individuos:
Todos aquellos que ganen menos de 6.000 dólares al mes van a recibir un pago directo (cheque) de 1400 dólares, lo que sumado a lo que se aprobó en diciembre, rondará los 2000 dólares en total.
En orden ascendente, lo recibirán los jefes o jefas de familia que ingresen menos de 9.200 dólares al mes, y las parejas que en conjunto no logren ingresar 12.500 al mes.
Hay que tener en cuenta que la base impositiva común es del 30% del total del ingreso, y que el alquiler de un departamento de un dormitorio en cualquier ciudad cuesta de base 1000 dólares al mes, o hasta 3000 según la ciudad.
2. En este momento rige algo que se llama PEUC (Pandemic Emergency Unemployment Compensation), que abarca a quienes ya agotaron el seguro de desempleo, y otro programa que se llama PUA (Pandemic Unemployment Assitance), que es para los autónomos, contratados independientes y trabajadores contratados a tiempo parcial (flexibilizados). En diciembre se aprobó una ayuda de 100 dólares para esta población, por un lapso de 3 meses. La meta del nuevo plan es que esos 100 se conviertan en 400 dólares, y en vez de 3 meses, dure hasta septiembre 2021.
3. En EE.UU la gente con trabajos no calificados cobra por hora. Hace más de una década que el valor de la hora está congelado, a pesar de los intentos de aprobar un valor mínimo mayor (una suerte de Salario Mínimo Vital y Móvil…) La propuesta, que ya fue impulsada por Bernie Sanders en su campaña, es elevar el valor de la hora a 15 dólares. Qué importancia tiene esto? Enorme. El 44% de toda la masa de asalariados en Norteamérica gana menos de 1500 dólares al mes (o 18 mil al año). Si se aprueba este nuevo valor, pasarían a ganar 31.000 dólares al año (o 2500 al mes). Por sobre todo, el incremento en el valor de la hora, es una medida que perdurará en el tiempo, más allá de que -si las cosas siguen la ruta que Biden y su equipo imaginan-, en septiembre 2021 comiencen a dominar la crisis, y desaparezcan las políticas activas de este Plan
4. El formato federal no obliga al estado central a sostener la economía de cada estado. Para hacerlo se precisa una medida especial del Congreso. Ya se envió ayuda a los gobiernos estaduales y municipales. La pretensión es repartir ahora 350.000 millones para ayudar a mantener los empleos, para la distribución de la vacuna y mantener la prestación estatal en cada lugar, ya que la pandemia produjo una baja en la recaudación, y están virtualmente quebrados.
5. El paquete aprobado en diciembre registró las dificultades presupuestarias de las escuelas primarias y secundarias, y les otorgó ayudas por 82 mil millones. El American Rescue Plan de Joe Biden pretende darles otros 170 mil millones, incluyendo a las universidades, para ayudar en la reapertura y a la educación a distancia.
6. Millones tienen problema para pagar el alquiler. En diciembre se aprobó ayudas por 25 mil millones para los hogares, pero Biden pretende que se aprueben otros 25 mil millones, además de 5 mil millones para el pago de la luz y el servicio de agua potable domiciliaria, y 5 mil millones para los homeless o para aquellos que están en riesgo directo de ser desalojados.
7. Biden propuso un plan nacional de vacunación para establecer centros comunitarios y unidades móviles de vacunación. Asimismo, pretende costear 100.000 trabajadores de la salud pública. Para eso el plan incluye 20.000 millones de dólares
8. Por otro lado, proveerá de 50.000 millones para testeos masivos y expandir la capacidad de los laboratorios.
Joe Biden tiene un universo de frentes abiertos simultáneos, como nunca antes.
Guerras externas por un lado, y una guerra civil interna. El mayor déficit fiscal de la historia, con tasas de desempleo similares a las de la crisis de 1929, y con una población que con respecto a la de Europa, Japón, China o Rusia, esta sub-calificada. Menos del 38% de los norteamericanos tienen estudios universitarios, y la cifra sube a más de la mitad si se toma los que no completaron el último ciclo secundario. Esa es una de las razones por las cuales ha presentado propuestas para condonar las deudas de los estudiantes universitarios y ampliar considerablemente la cantidad y los montos de la becas.
Biden pretende una agenda verde que coloque al país a la vanguardia mundial para 2035, momento en el cual aspira a que haya 500.000 puestos de recarga para autos eléctricos. Pero ese desafío verde (Green NewDeal) choca de frente con los intereses del complejo de la industria fósil y del fracking, que le sirvió a Norteamérica para dar un mazazo a los dólares que recibía Rusia, a Irán y a otros exportadores petroleros.
Biden, también, hereda de Barack Obama y Donald Trump una Corte Suprema conservadora. Un Departamento de Comercio que repartió sanciones y aumentos de aranceles aduaneros a medio planeta; un Departamento de Agricultura que se lleva a las patadas con los granjeros y chacareros pequeños y los productores orgánicos. Hereda también el plan de salud que lanzó Obama cuando él ocupó la vicepresidencia, y que parcialmente ayudó a millones a tener alguna prestación médica. El ala de izquierda de los Demócratas, cercanos al senador Sanders demostró en los debates presidenciales que hacer una cobertura universal salvaría vidas y ahorraría al país más de 400.000 millones de dólares al año.
Biden hereda también una larga década de deportaciones a inmigrantes, familias separadas, y niños sin sus padres, presos en jaulas en la frontera sur. Propone una moratoria y regularización que avance hacia 2030 sin indocumentados.
Entre lo urgente de lo urgente, o sea, la vacunación, evitar cientos de miles de desalojos de quienes no pueden pagar el alquiler, dar de comer a los más pobres y desempleados, el nuevo inquilino de la Casa Blanca tiene una urgencia especial: en 2010 su gobierno negoció y aprobó el nuevo tratado de control de armas nucleares con la Federación Rusa, llamado START. El próximo 5 de febrero vence el acuerdo, y si decide renovarlo (o no) dará una señal inicial de en qué medida el complejo militar-industrial del Pentágono comanda en Washington.