Max de Esteban, artista catalán, está en Buenos Aires. Su muestra Dies Irae – Sobre las posibles formas del mañana permanecerá abierta en el Museo UNTREF en Retiro (CABA) hasta el 16 de febrero de 2025.
Asistimos a una trascendente indagación y crítica a las formas más avanzadas y filosas del capital, donde Max de Esteban ficciona y desnaturaliza las manifestaciones materiales del poder, con un detallado y sorprendente abanico de obras, videos e instalaciones. Nada parece lo que es, pero es. La curaduría de Dies Irae – Sobre las posibles formas del mañana, corresponde a Ferran Barenblit, ex director del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona y actual curador de la Bienal de Cuenca (España).
Un diálogo mano a mano con la revista web www.purochamuyo.com / Cuadernos de Crisis, y el más amplio recorrido visual por la exposición.
«La precarización de la cultura se manifiesta en que es imposible vivir del arte y de la cultura en general.
En los últimos 40 años lo que está ocurriendo en el arte va de la mano con un fenómeno social, que es la desaparición de la clase media. Hasta ese momento, un artista ‘normalito’ tenía su propio público de clase media que le compraba, además de la galería, y de los millonarios. Esto significa que los sectores que nutrían a la clase media también desaparecen, con ese sector precarizado. Las clases medias entendían la cultura, el estudio, como una mejora, como autoestima. Un ascenso social a través de la cultura. Lo cierto es que la clase media no puede darse el lujo de gastar en arte, sea un grabado o algo de lo que antes compraba. Y esto habla de una radicalización de las diferencias sociales, y de un mundo que se está oligarquizando, una oligarquización del arte, como de la vida….el 1% es cada vez más el 1%.
También puede ser esto un fenómeno occidental: lo que está ocurriendo en China y en India es lo contrario, o sea, la aparición de una clase media.
Por otro lado, esos sectores medios que vivían del sueldo no acumulaban lo suficiente para ser un capitalista pero podían, por ejemplo, comprarse un apartamento. La desindustrialización que estamos viviendo, hace innecesarias las clases medias: las labores de ese sector principalmente eran los servicios, que cada vez están más automatizados. Cada vez hacen falta menos arquitectos, menos abogados. La realidad es que las actuales generaciones que se forman en esas profesiones entran a trabajar en grandes empresas de, pongamos, arquitectura, y en vez de diseñar y dirigir la construcción de una casa se dedican a ver planos del aire acondicionado de la tercera y cuarta planta de un edificio, y le pagan 1000 euros de sueldo, que no le sirve ni para pagar el alquiler. ¿Por qué? Porque lo que requería una cierta sofisticación hoy está automatizado.
Hay una pauperización que proviene de las labores que ejercía la clase media, y esto es lo que le interesa al capital. Cuanto más pauperizada sea la población, más dependiente es, y mejores son los márgenes…
Una de las áreas de la economía capitalista que no funciona es la editorial. Está muy bien que un libro sea accesible, o barato. Pero si uno piensa las horas, el esfuerzo, el material, la distribución, la corrección…no hay forma de hacer un libro barato y que la gente, sean los autores o los traductores, se ganen la vida con ello. Las editoriales deberían recibir un apoyo, o un dinero.
¡Cómo no entender que un libro te transforma la vida!
Por caso, yo descubro a Franco ‘Bifo’ Berardi hace 15 años, leyendo Futurabilidad, que me marca profundamente. Y me dije “esto es lo que estoy queriendo hacer en arte, y coincido con Bifo”. Y me emociona tanto que me dije “a este tipo que no sé quién es, le tengo que dar las gracias. Y a través de un amigo de un amigo conseguí su email, y le puse que soy un artista de Barcelona y que su libro me costó 15 euros, pero que lo que he recibido a cambio es inmenso, y que “me parece injusto que por lo menos no sepas que tu libro me apasionó y para mí fue muy importante”.
PCH: ¿Esto abriría chances para formas autónomas o autonómicas de producción y consumo de los bienes culturales, o sea, ‘yo te intercambio tu arte por mis conocimientos’…Porque lo que conocemos hasta ahora, a través de todo el siglo XX es un proceso creciente de mercantilización del arte como parte del desarrollo de la sociedad capitalista tardo-moderna. El nuevo escalón, ¿no sería el escritor publicar sus textos, el pintor lo mismo, es decir, la desaparición de la industria, ej. la galería, y volver a acercar la creación a los posibles consumidores? En ese caso, alguien podrá decir “esto me llevó tres meses escribirlo, o tal vez, tres años, pero necesito comer y preciso vender”. Saltar la industrialización de la cultura y permitir una autonomización de la creación y una autonomización del consumo, del acceso a la creación. Ocurre con el teatro, por ejemplo.
Creo que eso es así, y ya está ocurriendo. En mi estudio cada mes, los viernes a las siete de la tarde, damos un concierto de música experimental, que francamente no se oye en los teatros. Y en mi estudio caben 20 personas, pero siempre está lleno, y los que cobran son los músicos, no yo, que dejo un espacio para esos tres o cuatro músicos. Cobran ellos 4 o 5 euros, y esa es una forma acercar, lo que me da una gran felicidad y disfrute. Para los artistas es una forma de mostrar lo suyo y tener un dinerito para pasar al menos el fin de semana.
Quiero decir con esto que explicaba, que no es verdad que el capital es todopoderoso, no es verdad que las infraestructuras del capitalismo son máquinas arrolladoras que no se pueden detener…lo que no hay es voluntad política. El capitalismo es muy cobarde. A lo mejor arma una revolución o un golpe de estado, sí. Pero hay experiencias muy dramáticas después de la Segunda Guerra Mundial en Europa y en Estados Unidos donde se alcanzaron cuotas de igualdad como nunca.
PCH: ¿Y por qué crees que se logró eso?
Pues por la existencia del bloque soviético, que servía como una contención y facilitaba que el capitalismo fuera más sensible a la realidad social; también es cierto que esas conquistas en Occidente fueron resultado de los altos niveles de movilización social en sus países, que les preocupaba. Para mí la gran pregunta es cómo se consigue hoy una movilización por la democracia y por la igualdad sin la existencia de un bloque geomilitar como aquel.
Creo que el bloque que se está construyendo alrededor de China es peor que el de la realidad capitalista, porque el comunismo conocido podía tener muchas cosas malas pero la igualdad era un concepto muy asentado. Había una ilusión en Occidente, que en este minuto no vamos a poner en debate, que es que el capitalismo traía un bienestar, el progreso y la riqueza y eso inevitablemente generaba demandas sociales y políticas, y por lo tanto, la democracia liberal. Esa dialéctica no es verdad. Se han construido países extremadamente capitalistas -como China-, sin libertad y sin una demanda popular de democracia.
Tengo un montón de amigos que vivían en el ex bloque soviético, que ya son mayores, que añoran el sentimiento de comunidad. Terminaban de trabajar a las 4, y como no había qué hacer, se reunían, discutían de filosofía, hacían teatro, había tiempo. Hoy vivimos mejor, dicen, tenemos más libertad pero es una libertad insolidaria, ¡y es muy interesante este concepto de una libertad solidaria y una libertad insolidaria! Al fin de cuentas, una libertad insolidaria no es libertad, y eso es lo que estamos viviendo.
Tampoco podemos engañarnos con un dato que es real: en aspectos que no son trascendentes políticamente pero sí lo son a nivel personal, esto te da más margen. Poder moverse, poder tomar un avión, poder salir. No vamos a negar que el estado soviético no les permitía salir, no sirve esa negación.
PCH: ¿Cómo explicar la muestra sobre infraestructuras capitalistas que exhibes en el Museo UNTREF en Buenos Aires?
En mi exposición intento mostrar, entre otras cosas, el poder de las finanzas, sus tentáculos, qué las alimenta y a dónde ponen su dinero. En un mundo donde las guerras, al menos las más visibles como son la que se despliega en Ucrania y la barbarie que ocurre en Gaza, sólo son posibles por la provisión incesante de armas de Estados Unidos y la OTAN -porque si interrumpen los envíos de Washington y de Europa, la guerra se termina de inmediato-, hay que ver que la mayor inversión del capital no es estrictamente en armas sino en investigación y desarrollo, que luego se traslada a cosas que son también civiles, como fue el caso de Internet. Todos sabemos que primero era un programa militar. Eso mismo ha sido la Inteligencia Artificial: también era un programa militar.
En la muestra hay una serie de ‘selfies de neuronas’. Es un experimento que le pedí a una plataforma tecnológica que trabaja con caras, con reconocimiento facial. Lo que quería era que la IA le/se sacara una foto selfie de una neurona, que ella -o él-, dijera cómo es.
Para sorpresa de todos, tuvimos que reformatear la ‘pregunta’. Lo que le dijimos originalmente es “¿Cómo es tu cara, cómo eres?”. Desde la empresa dijeron que la pregunta no tenía sentido porque la IA no tiene conciencia de ser, y por lo tanto no sabe lo que es “una foto de sí misma”, no sabe lo que es ‘sí misma’. Al final tuvimos que engañar a la máquina…un truquito. Finalmente, cuando escupe las fotos -que son muy bellas-, resulta que lo que se ve es como si la máquina ‘no quisiera ser-humana’. No quiere tomar formas humanoides.
En esas fotos, en cada una, hay un texto en inglés, un texto muy oscuro de 1986 de un profesor de Carnegie-Mellon, que en la famosa revista Nature publica tres páginas por las que ahora, en 2024, le han dado el premio Nobel. Allí él dice “He creado un algoritmo que, creo, podría permitir a una máquina aprender sola. Este texto quedó un poco en el olvido hasta que en 2015 Google decidió montar un departamento de neurociencias. ¡Es que en aquel momento que se creó el algoritmo, no había capacidad informática ni datos para poder probar ese algoritmo! Y ahí lo llaman a este tipo y le dicen “Ven con nosotros, vamos a probar todo”. Esa es la gran revolución del algoritmo de Geoffrey Hinton.
Ahora, en la exposición en MUNTREF, lo que refiere al algoritmo, plantea una gran pregunta, que es ¿cómo se construye la individualidad?
Porque el algoritmo es una cosa matemática pero la individualidad se consigue vía la experiencia…que es un poco lo que decía Sartre: “el ego está vacío, no hay nada, el ego se construye a través de la experiencia”.
Resumiendo lo que decía del capital, ¿quién pagó esa investigación? La USNavy. La financiación de la investigación básica de la que se nutren grandes negocios es una cesión pública, es dinero del Estado norteamericano, y lo ocultan. La NASA es el estado. La biotecnología también. No es verdad que sea una iniciativa del capital. Luego la iniciativa privada aprovecha. De ahí que cuando hablamos de la inversión militar, no es directamente en armas, pero sí en investigación.
Ahora estoy trabajando más en ingeniería genética. Las fuentes de financiación más importantes, tanto en EE. UU como en China es el ejército, es militar. El primer experimento que se hizo en China de modificación del gen fue para crear perros -que se crearon, eh- para la policía. ¡Perros que multiplican por diez la masa muscular, eran como toros! Y esa fue la primera manipulación genética que se hizo aplicando las técnicas nuevas de ingeniería genética. Es como tomar un doberman y multiplicar su masa muscular por diez… Con esto no quiero apuntar contra la ingeniería genética como tal: tiene su costado terapéutico. Que sí, que es cierto, que usan ratitas y quienes son animalistas piensan que no sé qué, y está bien el cuestionamiento ético de esa parte; hay mucha ciencia que se sigue haciendo con animales, cada vez menos…, pero hay un área, que está en una de las obras de mi muestra, que no tiene una justificación. Podría tenerla en el ámbito militar, de agentes de inteligencia, y simplemente de maldad.
Yo lo que intento es mostrar los márgenes de las infraestructuras del capitalismo. Mostrar cómo son los que detentan el poder de esa estructura o el inversor en jefe de inteligencia artificial, los ejecutivos de Wall Street.
Pero hoy el poder está bastante centrado en torno a los científicos, porque la tecnología genética no es cara comparada con la inteligencia artificial.
Es relativamente barata, porque el procedimiento es muy barato. De hecho, alguien en su casa, estudiando un poquito, y con un kit comprado en Amazon puede hacer modificación genética de plantas. Hay artistas que han modificado plantas para que emitan algo fluorescente. Obviamente esto presenta un riesgo de seguridad, porque gente poco formada y con relativamente poco dinero, puede ser peligrosísima desde el punto de vista de armamento biológico.
Esto, que es parte de mi investigación, revela que están apareciendo dos escuelas: una que dice que estos experimentos son inaceptables, ponen en peligro la naturaleza propia de lo que es humano y hay que detenerlos. Y los otros, que dicen que no, que es al revés, que hay que acelerarlo, y eso va en sintonía con el anarcocapitalismo y etc. Ahí está lo que intento mostrar en mi video en la exposición, el de los monos.
Hay un cuestionamiento a la existencia de la especie. Hay una escuela que dice que las especies son “difusas” y no existen especies diferenciadas. Y esto cada vez encuentra más soporte científico…Algunos dicen “si no hay tanta diferencia entre las especies, deberíamos respetar más las especies”; y los otros dicen “si la especie deja de ser un criterio diferenciador, hemos de buscar cuál es el justificador del valor humano, porque si ser de la especie humana no es un concepto científico, ¿qué es lo que hace humano al humano? Es la posesión de la razón. Y entonces proponen crear especies ‘a medio camino’. Especies subhumanas pero con cualidades suficientes, superiores -en inteligencia- a la especie siguiente, que son los simios, los primates, pero que no llegan a nosotros. Esto, hace veinte años, era impensable.
Sin embargo, en el transcurso de este 2023/2024 células madre humanas se han inyectado a embriones de macaco. Y hace dos años, en el centro de investigación de Stanford, se han inyectado células madre humanas a ratitas, y se ha demostrado que son mucho más inteligentes. Por ejemplo, pueden resolver problemas de orientación, son mucho más hábiles. Esos embriones de macacos con células humanas no llegaron a nacer, pero es cuestión de tiempo…El planeta de los simios, ¿no?
PCH: Entonces, Max, ¿qué es la vida?
Y agregaría, ¿por qué nacemos? ¿por qué queremos tener animales que estén cerca? Coincido con Víctor Penchaszadeh, que es un genetista, que la búsqueda de la perfección humana, de pensar en humanos inmortales, es una batalla perdida de antemano. La genética es muy determinante pero la epigenética, o sea, los factores externos, son muchísimo más importantes. Hay empresas en EE. UU que analizan los embriones y dicen que pueden advertir cuáles tendrán el coeficiente intelectual más alto, antes de implantarlo en el útero. ¡Es una barbaridad! Ante todo, porque ¿qué es la inteligencia? ¡El éxito intelectual depende tanto, pero tanto, de otros factores! 1% o 2% de incapacidad teórica-intelectual no hace ninguna diferencia, pero mientras tanto se están haciendo cosas horribles.
La posibilidad de creación de animales sub-humanos es una ruptura ya no de la centralidad que Copérnico y otros le dieron al Hombre en la Modernidad, sino en el final de la Modernidad estamos cuestionando a la naturaleza. En aquel momento era cuestionar la naturaleza divina, ahora es la propia naturaleza.
PCH: Hablemos del arte hecho con el descarte, un fenómeno que tomó fuerza en los años de 1950 y 1960. Plásticos, latas, el collage como pintura volumétrica. La obra de Max de Esteban ¿está haciendo arte con el ‘descarte’ de catálogos de las empresas que venden seguros de vida, o las promociones de los coleccionistas o galerías de arte tipo Sotheby’s?
Yo no me siento como estar utilizando descartes, por tanto, no hay una posición, al menos consciente.
La mayoría de mis imágenes son construidas, salvo pocas, que hemos tomados una fotografía, como se ve en la muestra, la del Fin del Mundo y la de las grandes oficinas de los mayores inversores del mundo. Por construida quiero decir: imágenes donde busco otras imágenes, transformo y creo imágenes que aparentemente son puras, pero que son ficciones.
Un ejemplo de eso es la serie de edificios donde no aparecen humanos, con esa bola roja. No son escenarios reales, y allí intento mostrar que el mundo digital está construyéndonos la vida.
Y por eso voy a buscar al mundo digital, pero no necesariamente como ‘descarte’, sino como elementos deconstructivos, como para otro sería unos dinteles, unos pilastres, y arma un patchwork.
En el caso del proyecto sobre evasión fiscal y el arte, son escaneos de los folletos publicitarios que emiten los bancos, y yo los utilizo -sobre todo los textos, porque modifico mucho la imagen y la reconstruyo-, pero los textos son directamente los de los folletos.
PCH: Esto, se vincula, acaso, con aquel arte interpelador de otras décadas. Si una persona se da cuenta de que ese catálogo de una subasta de arte en realidad es una patraña, y le quita el ‘velo’ que tiene y se cae el velo, y queda ‘lo que es’… ¿el arte hoy, con la inteligencia artificial, tiene la capacidad de interpelar como podía interpelar en los ’60 el arte collage con elementos de un basural? Pareciera ser que el arte hoy es ‘decorativo y útil’, tal vez banal, o el ‘arte importante’, aunque habría que ver qué se quiere decir con eso. Y aparece Max de Esteban que hace arte con estos videos, con estas tapas y folletos resignificados. ¿se hará hoy la gente alguna pregunta con estas obras?
La pregunta es compleja. Una curadora norteamericana sostiene que nunca antes el arte se había separado en dos mundos. El ‘gran éxito’ que está en las subastas, donde predomina la pintura -de hecho hay un retorno a la pintura figurativa-, donde hay una reivindicación decorativa pero que a la vez está revestida de un matiz identitario, sea queer, negro, indígena, etc., y que bajo ese barniz solidario termina decorando el lobby de un hotel o los despachos de Wall Street. Y luego hay todo un mundo que es el de la validación académica, que es el mundo de las bienales cuyo solapamiento es casi mínimo.
ARTNews, que es una revista de arte, hizo un experimento: dijeron ‘vamos a enlistar las 200 mejores bienales del mundo, y vamos a ranquear a los artistas por presencia en esas bienales, tomando los que han estado a partir de dos, y luego vamos a cruzar eso con cuáles de ellos han estado en las subastas’. Con dos o más participaciones había 1500 artistas. En mi caso estuve en tres. Luego la torre iba cerrándose con los 500 que estuvieron en más y así. Dos artistas tenían 10 bienales en los últimos cinco años. Lo que estaba implícito es que debían ser los mejores, porque habían sido elegidos por los curadores, pero ¡sólo había 4 artistas de los 1500 que participaron en las bienales que cotizaban en las subastas! Quiero decir que lo primero, como artista, es dónde te colocas. Es una posición consciente: o la validación del mercado o que la gente se interese, se sienta interpelada…Eso ya abre dos mundos muy distintos.
Yo me pregunto, en verdad, ¿de qué sirve todo lo que hacemos los artistas? Este esfuerzo, esta lucha. La gente no sabe las dificultades y los esfuerzos que tienen los artistas para llegar a las creaciones, y para que luego alguien, digamos, un curador, se interese por el trabajo de uno, conseguir financiación para poder exponer.
Pero una vez que la muestra está, uno se pregunta ¿cuál es la función social? Porque esa pregunta no se la hace quien apuesta al arte decorativo: piensa más si compran o no su obra.
En algún momento el arte se creyó tan trascendente que pensó que iba a ser un vehículo de transformación social. ¡qué ingenuo! ¿¡cómo el arte va a transformar el mundo!? Puede ayudar, claro, puede desvelar a las personas, pero normalmente uno le habla ya a ‘iniciados’, a quienes ya entienden.
No va a ocurrir que alguien diga con esta última exposición mía “¡ah, ahora entiendo el capitalismo financiero!”.
Debo decir que soy un funcionalista, en el sentido de que la escritura pervive porque es muy útil, la novela pervive porque es útil. Hay una función social de cada uno de estos…El día que dejas de tener una función social -pongamos, un pintor de íconos bizantinos-, bueno, desaparece. El artista tiene que manejar los medios propios de su época. No soy una persona aislada.
Me siento parte de un movimiento artístico que empezó hace 30 años que es el research-based art, arte basado en la enunciación. Yo, antes de producir, trabajo entre 3 y 5 años, estudio, investigo, hablo con un montón de gente sobre los temas, para decidir cómo voy a formalizar, y me planteo ¿cómo voy a tratar eso? ¿qué aspectos son interesantes para mi línea de trabajo que es cómo son los poderosos y cuáles los dilemas políticos y éticos de esa infraestructura? Eso no es obvio a primera vista, sobre todo si uno maneja infraestructuras de punta, o sea, lo que está avanzado. Y eso solo se hace investigando.
Hay una tradición que empieza en los años ’90, tal vez ’80, y que hoy en día hay gente muy ilustre. Está Forensic Architectures, un colectivo que hace un trabajo de análisis, por ejemplo, de asesinatos de estado, y luego crea. Ahí destaca Eyal Weizman, nieto de uno de los fundadores del Estado de Israel que ha testimoniado contra los crímenes de los colonos judíos en los territorios palestinos, pero que con un equipo de 50 personas hacen análisis forense.
Y justamente, hace unos 15 años se cuestionó. “Bueno, está muy bien todo este trabajo, pero la gente lo tiene que saber, lo ha de ver, lo tenemos que explicar”. Y como precisamente todo ese trabajo no tenía presencia en los museos, ahí empieza a diseñar unas instalaciones donde explica de dónde vino el misil, y etc., lo que son instalaciones increíblemente pedagógicas donde desvela asesinatos de los paramilitares en Guatemala, y muchas otras. Hace un gran trabajo. Me siento heredero y partícipe de esta tradición.
Tal vez el problema con el research-based art es que uno le hace saber a la gente de qué habla. Uno toma de la realidad para ficcionar: heredamos de la literatura realista francesa del siglo XIX como el Germinal de Emile Zola que bajaba a las minas de carbón. Y Zola no se arroga nada, poniéndose adelante él, sino que lo hace como investigación para poder describir, pero no un libro de historia o de economía: hace una novela. Ficcionaliza la realidad para enseñarnos cómo es la realidad.
Yo, 100 años después, lo que hago es desvelar a través de la ficción, cómo son esos mundos que normalmente son inaccesibles a la gente de a pie, que no tiene acceso a los grandes inversores, a los grandes financistas, a los grandes abogados mercantiles del mundo.
A través de mis ficciones la gente puede verlos, cuáles son las lógicas que utilizan, cómo se justifican moralmente, porque, ¡vamos! Ninguno de ellos se cree malo.
Uno, al fin de cuentas, es uno más, de un movimiento epocal -no necesariamente un ‘movimiento’ como tal- que colabora con el desvelamiento de nuevas figuras políticas, de nuevas figuras de comprensión de la sociedad.
Las imágenes en color corresponden a la instalación de 25 fotos impresas en seda natural, un bosque en color, y forman parte de la muestra.
Aesthetics of Extinction es un proyecto artístico a largo plazo de Max de Esteban sobre las infraestructuras del capitalismo contemporáneo.
DIES IRAE – SOBRE LAS POSIBLES FORMAS DEL MAÑANA incluye los proyectos
- BLACK BOOK
- LAMB OF GOD
- WHITE NOISE
- A FOREST
- 20 RED LIGHTS
Entrevista y edición: Darío Bursztyn
Agradecimiento especial al equipo del MUNTREF por la provisión del material fotográfico. Foto portada: Florencia Downes
Puede acceder al trabajo de Max de Esteban en www.maxdeesteban.com
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REGISTRO ISSN 2953-3945