Escriben Luis Lea Place – Pedro Cazes Camarero
Los problemas políticos de la Argentina post-Milei, parecieran que no son de fácil solución. Sin embargo, es imperioso reflexionar y hacer un esbozo sobre esos problemas.
La dura derrota sufrida por el gobierno nacional en las elecciones del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires lo ha dejado tambaleando, por lo cual parecería pertinente analizar las tácticas destinadas a su derrumbe definitivo. Sin embargo, la probable salida de la escena política del bizarro personaje que ensayó durante casi dos años la puesta en práctica de un drástico programa de restauración conservadora (arcaico si los hay) con un innovador y audaz formato, que lo convirtió en el (hasta la fecha) único político rizomático argentino, amerita levantar un poco la mirada hacia el posible horizonte ulterior a su eclipse.
Adelantemos que ese retiro (¿o fuga?) de Milei no significa que la política rizomática lo acompañe. Ya veremos que, por el contrario, ésta no constituye un simple estilo, sino que refleja códigos y deseos profundos de la multitud post- fordista que viene reemplazando al pueblo argentino, aquel pueblo protagonista de acontecimientos inolvidables, como el 17 de octubre, el Cordobazo y el 19 y 20 de diciembre de 2001. A esa multitud Milei le vendió gato por liebre, aprovechando el rechazo generalizado hacia la política convencional de los partidos (y los sindicatos y las organizaciones territoriales clásicos), para revestir su proyecto ranciamente conservador con un barniz digital post-fordista, transgresor y rizomático.
¿Cuál sería el problema de esbozar una estrategia política post- Milei?
Más que en la dificultad de elaborar un “proyecto de país”, programas y planes referidos a las dificultades económicas y sociales, el problema está relacionado con los nuevos paradigmas que atraviesan la política. Nunca como antes en la Argentina —y también en otras regiones del mundo—, la coyuntura política estuvo tan agenciada a una mutación de una era histórica. Vamos a analizar, entonces, esa mutación.
Paradigmas políticos del post-fordismo industrial
Mantenemos la tesis de que estamos asistiendo al fin de la representación política, no en el sentido de “crisis de representación”, sino de crisis de la representación como concepto político. El poder de la política vigente, reside en la representatividad, algo disociado con la nueva subjetividad de la población argentina.
La representación política está asociada a la organización piramidal, jerárquica, y ambos conceptos están basados en la subjetividad homogénea de la población. Necesita una sociedad estructurada en una pirámide social, con clases bien definidas, y con una cierta previsibilidad en los comportamientos. Estas condiciones son indispensables para los políticos sin distinción de colores, y abarcan todo el espectro de la política argentina. Se trata, entonces, de analizar si han cambiado esas condiciones, y cómo afecta a los mismos paradigmas de la política.
Percibir los cambios en la conducta de las personas resulta relativamente fácil; en cambio resulta difícil comprenderlos. Se trata de comportamientos erráticos, disruptivos, como unos cortocircuitos en la subjetividad colectiva y, también, obviamente, en nosotros mismos. El rechazo evidente de la subjetividad de la población a la política partidista, a la actividad política parlamentaria y a todo aquello que emane de la organización piramidal deviene del hecho que la política, convencionalmente, tiende a desconocer el ejercicio intelectual autónomo del sujeto, al margen de la valoración que se haga de los resultados.
Es difícil negar que ha explotado la multiplicidad en la mente de las personas. Esto se manifiesta en:
a) la actitud de rehuir de la unidad política;
b) una actitud refractaria a la obediencia, con inestabilidad en los pactos de largo plazo;
c) renuente y esquiva de transferir sus propios derechos, no delegar su representatividad, su pensamiento, ni su decisión.
Esta subjetividad, entonces, se caracteriza por su completa desestructuración y sus iniciativas podrán surgir desde cualquier punto de esa mente rizomática.
La sociedad “fordista” que conocimos, surgida de las revoluciones industriales, de grandes fábricas, de trabajo estable, estructurada en clases sociales definidas, con una ordenada explotación de la fuerza de trabajo, ha dejado de existir. Un ejemplo extremo en Argentina, que permite hacerse una idea de lo que estamos viviendo: los trabajadores del peaje, y su organización sindical, fueron barridos de la faz de la tierra por el tag digital de los vehículos.
Esto no es una cuestión de valoración moral, está más allá del Bien y del Mal, es como la fría indiferencia del universo. Es un plano de inmanencia de una sociedad rizomática de la nueva era. La voluntad política sólo transforma cuando está agenciada a una inmanencia social: si pretende saltear la inmanencia, la voluntad nos lleva al “comisario político” encaminado al descubrimiento que impresiona del siglo XX: “La primera persona del discurso emancipatorio, indica, en realidad, el lugar del dominador” (E. Díaz, 2009: 45).
Si la política consistía en unir los puntos comunes de las personas, ahora sus puntos comunes residen en su heterogeneidad. Sin embargo, las organizaciones piramidales son sólo sustentables con una subjetividad homogénea. No se puede proponer programas homogéneos a personas heterogéneas, o sea, discursos de una cadena de significantes fordistas a una subjetividad rizomática.
El fordismo industrial no sólo aportaba estabilidad a la sociedad. También era el “reparo” a sus miedos. Muy pocas cosas quedan ya de las viejas revoluciones industriales, y las personas cada vez más buscan “en el único reparo que le queda, el lenguaje, el intelecto, las facultades comunes del género humano” (P. Virno 2008: 17). De allí el desarrollo de la individuación singular de las personas, únicas e irrepetibles. ¿Qué interpreta de esta mutación la perimida gramática fordista? Hace una lectura ideológica de la individuación rizomática, y la entiende como la exacerbación del viejo individualismo en el contexto del concepto “Pueblo”, aportando mayor confusión aún.
Multitud: los nuevos reaccionarios “la vieron”
Los nuevos reaccionarios de la era digital, Milei en nuestro caso, supieron ver este fenómeno y elaborar un perfil que hizo “match” con una amplia franja de la sociedad argentina, y establecer un nuevo dominio, a través de una organización rizomática. Y a través de ella ejercieron un concepto llamado en teoría: abstracción real. Supieron establecer una fusión entre la enunciación performativa agenciada a la mente social, y así incluso ganaron en varias provincias, en las elecciones de 2023, sin siquiera haberlas visitado. Algo, sin duda, que modifica el paradigma de la política, para auto-relacionarnos en la heterogeneidad de la subjetividad de la multitud.
Decir que Milei es producto del desastre del gobierno anterior es una simplificación que no logra captar los nuevos paradigmas políticos de la era actual.
Este fenómeno político venía madurando subterráneamente en la mente de la población y es la razón por la cual gana Macri en 2015, prometiendo mantener las políticas del anterior gobierno. Enunciación que cuestionaría a los que sostienen la simplificación anterior. Si bien es una conjunción, no surge tanto de la coyuntura política como de la modificación de una era histórica.
La idea de esta nota apunta a reflexionar —desde la polémica de Hobbes-Spinoza posterior al Pacto de Westfalia— que la categoría Multitud ayuda a explicar un cierto número de comportamientos sociales contemporáneos. Fundamentalmente, significó el inicio del ciclo de la soberanía estatal del 1600, y el paso del concepto Multitud al concepto Pueblo, fenómeno que alcanzaría su máximo desarrollo y forma clásica durante el capitalismo industrial en el siglo XIX. Sin embargo, el destituido concepto Multitud siguió existiendo en los intersticios de la sociedad moderna. Quizás sea la revancha del Nómade en Europa, o la revancha del Gaucho argentino de las pampas, perseguido para trabajar, respetar las leyes, ser incorporado al ejército y acatar el nuevo orden que había llegado a la humanidad en sus distintos momentos.
Quizás valga la pena preguntarse si es que no estamos verdaderamente en un nuevo quiebre, pero esta vez del concepto Pueblo a Multitud. O quizás —como dice Paolo Virno:
estemos en un nuevo siglo XVII, en una época en la cual las viejas categorías explotan y es preciso acuñar otras nuevas. Muchos conceptos que parecían extravagantes e inusuales -la noción de democracia directa no representativa– por ejemplo, ya tienden quizás, a urdir un nuevo sentido aspirando a su vez a devenir ellas también ´obvias´. (P.Virno. 2008:15).
Hoy por hoy parecería que estamos viviendo la venganza nómade. Pero esta regresión, en realidad no lo es. Es como el concepto de Nietzsche, El Eterno Retorno. (F. Nietzsche, 2025: 347). Siempre se vuelve al devenir, que siempre es singular. Se vuelve a lo mismo, pero ese “mismo” es algo nuevo. Se vuelve del concepto pueblo a la multitud, pero a la multitud contemporánea.
Comprender la singularidad del fenómeno político de Milei, es una oportunidad para evitar que la reacción política argentina se reacomode y arremeta en un próximo período aún con mayor profesionalismo. Como es el caso de V. Orban, en Hungría, un gobierno reaccionario rizomático pero con inmanencia, sustentabilidad, como no pudo Milei.
Debemos hacer un esfuerzo para despojarnos de las estructuraciones, dejar de conservar la ilusión de las certezas “una ambición metafísica de conservar el puesto perdido, ambición que en definitiva continúa prefiriendo siempre un puñado de “certezas” a toda una carreta de hermosas posibilidades; acaso existan incluso fanáticos puritanos de la conciencia que prefieren echarse a morir sobre una nada segura antes que sobre un algo incierto.” (Nietzsche, 2007. 29).
A modo de conclusiones
El 7 de agosto de 2018 en la movilización de las mujeres a favor del aborto legal, seguro y gratuito (aproximadamente más de un millón en CABA y 3 millones en el país) el colectivo de Mujeres Argentinas apareció como fruto de una interconectividad entre ellas.
Una de las mujeres explicaba cómo fue interpelada por otra mujer: “¡vos no me representas!” Ella contestó: “yo no te represento, ni quiero hacerlo, yo me represento a mí misma y desde allí me conecto con mis compañeras”. “Dijimos: ¡ha llegado la hora de poner el cuerpo!…e hicimos un chat!…mientras nos reíamos. “¡Un cuerpo virtual! “Así se formamos una red de mujeres que no nos conocíamos personalmente, y esa red conectada con otra y otras; y así llegamos a millones.”
La movilización dejó una espesa capa de importantes signos a dilucidar. Las mujeres argentinas han quedado en un lugar de sabiduría. Quizás sin saberlo, al luchar en contra del patriarcado, dejaron al desnudo la nefasta pirámide jerárquica, autoritaria. No hubo delegados, asambleas, comisiones directivas, secretarios generales, jefas, nada de dichas estructuras. Todo deconstruido gracias a la conectividad digital que permitió la gran movilización de los cuerpos heterogéneos.
En el fordismo la estructuración organizativa piramidal permitía las relaciones de las personas, para luego transformarla en un elemento de dominio en contra de las mismas personas que la crearon a través de las representaciones (burocracia sindical, parlamento, partidos políticos etc.). Las relaciones digitales, por el contrario, nos permiten relacionarnos al margen de las estructuras y la distancia, en tiempo real. Y son fructíferas siempre y cuando se complete el ciclo de volver al contacto entre personas. Caso contrario, la relación sería “conjuntiva” (Berardi, 2016: 243) anti-empática, ajena a la vida, como es fácil observar en la vida cotidiana.
Desde los volúmenes de tiempo, estructuras perimidas y representaciones políticas fordistas no se puede crear una alternativa autónoma —global o regional— a la Élite Financiera Global, porque esta funciona en red y en tiempo real.
“La batalla contemporánea de la dominación está entablada entre las fuerzas equipadas, respectivamente, con las armas de la aceleración y la demora” (Bauman, 2013:128).
El Estado también es una estructura piramidal, pero mediante la lógica digital podemos acceder a políticas públicas no estatales. La humanidad es incapaz para volar como los pájaros ni correr como las chitas, pero sí de fabricar aviones y autos. También somos altamente torpes para manejar conscientemente nuestras propias relaciones sociales administrativas más elementales. Parafraseando a Backfeed, en el reino animal, los individuos son capaces de cooperar en una actividad social, de forma colaborativa, sin planes ni objetivos previos, sin sentido predeterminado ni jerarquías, como son los casos de los bancos de peces pequeños, enjambres de abejas, etc. Nosotrxs no.
El Estado, como todo espacio fordista, lineal, formado por un conjunto jerárquico de lugares como espacios de localización territorial, “tiende a la desaparición frente a la informática digital “(L.P.- C.C., 2022: 171). Desde la década del ’90 del siglo XX, su debilidad no ha dejado de crecer, la caída del socialismo y del estado de bienestar, manifiestan que ha dejado de ser un instrumento para resolver las injusticias sociales como en el pasado, cualquiera sea su composición.
“Lxs defensores/as del Blockchain radicalizado, sostienen que es factible disolver todas las instituciones del Estado en millones de compromisos micro-sociales-económicos-administrativos-jurídicos- etc. respaldado por contratos informatizados,” (Ibíd.), siempre sobre la base del “predominio de la riqueza sin valor”. (L.P- 2017: 92).
Ese enorme movimiento de mujeres, también permite afirmar el concepto de que las nuevas generaciones, no se basan en la unidad, en la identidad, en lo homogéneo, en un programa; no forman una asamblea, un partido político, un movimiento, como en la representación piramidal; sino que fluyen en el co-funcionamiento, en el ensamble (sworming), en una relación diferencial entre heterogéneos que emerge en el plano de inmanencia de la materia social, son lazos en la multiplicidad.
En eso consiste la acción política no representativa de la multitud. Permite el libre desarrollo de la individuación en una red autónoma, que acentúa a su vez la robustez de la Multitud. “No es una nueva representación, es una discontinuidad del paradigma de la representación. Al no ser representada, deviene Real”.1
Autores:
Luis Lea Place (1951 – Tucumán- Argentina), economista, especialista en finanzas internacionales. Co-autor de Fragmentos del Rizoma – Perfil multifacético de la Multitud (con Pedro Luis Cazes Camarero – 2022) y Riqueza sin Valor – Transición al Postcapitalismo (2017)
Pedro Cazes Camarero (1945- Argentina), Magister en Epistemología. Exdirector de Revista Crisis, Exdirector de Estrella Roja. Co-autor de Fragmentos del Rizoma – Perfil multifacético de la Multitud (con Pedro Luis Lea Place – 2022)
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Referencias bibliográficas
Díaz, E. 2009:45. Posmodernidad. Editorial Biblos, Buenos Aires. Primera edición septiembre de 1999; impreso abril de 2009.
Virno P. 2008: 17.Gramática de la multitud. Para un análisis de las formas de vida contemporáneas. Editorial Traficantes de Sueños, Madrid, 1ra Edición en español, diciembre de 2003.
Virno, P. Ibíd. pág. 15
Nietzsche, F. 2025:347. El Eterno Retorno. Ed. Rubinzal Culzoni, 3ra ed. en español, Buenos Aires.
Nietzsche, F. 2007:29. Más allá del bien y del mal. Alianza Editorial, Madrid.
Berardi, F. 2016: 243. Fenomenología del fin. Sensibilidad y mutación conectiva. Caja Negra Editora, Buenos Aires, 2017 (texto original de 2016).
Bauman, Z. 2013:128. Modernidad líquida. Ed. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires / Madrid.
Lea Place L. y Cazes Camarero P, 2022: 63. Fragmentos del rizoma. Ed. La Tinta, Buenos Aires.
L.P.-CC, 2022: 171. Ed. La Tinta.
Lea Place L. 2017: 92. Riqueza sin valor. Ed. La Tinta, Buenos Aires.
Lea Place L., 2024. “Las sendas para acampar en las cercanías del caos”. Publicado en la web.
1 Luis Lea Place “Las sendas para acampar en las cercanías del caos” (2024).
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