DIÁLOGOS EN LA COP30: MONOCULTIVO…¿TAMBIÉN DE IDEAS?


Paulo Horta Llega a su fin la COP30, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, con grandes chances de no alcanzar acuerdos ni en la escala ni con la velocidad necesaria para reducir emisiones y evitar los peores escenarios relacionados con el calentamiento del planeta.

A pesar de los esfuerzos de la presidencia brasileña por lograr acuerdos audaces, la ausencia de grandes economías, como la de USA, y la falta de compromiso real de gran parte del G20, debilitan el mecanismo.

Apenas 113 países entregaron sus compromisos nacionales de reducción de emisiones y adaptación climática (la sigla en inglés es NDC o Nationally Determined Contribution), que son voluntarios para cada nación que forma parte del Acuerdo de París, sellado en 2015 y al que suscribieron 196 países.

Debemos reconocer que hemos avanzado en metodología, innovado mediante la colaboración. El término mutirão, una expresión brasileña que refiere al trabajo colaborativo y comunitario, fue muy bien recibido y aumentado la participación. No hay mutirão global si no hay cooperación global continua. Precisamos firmar y cumplir nuestras promesas de eliminar los combustibles fósiles y lograr la “deforestación cero”. Necesitamos financiación para compensar las pérdidas y los daños. ¡Se precisan más de 1 billón de dólares al año para lograr la transformación ecológica que el mundo necesita y que exige justicia para el Sur Global!

Paulo Horta No alimentar o permitir que se potencien actividades o proyectos que lleven a un calentamiento superior a 2 grados centígrados (entre 2,3 y 2,5, en la mejor de las hipótesis), sino tender a reducirlo. Debiera no aumentar más de 1,5 grados centígrados.

Este calentamiento profundizará la crisis de la biodiversidad e implicaría un colapso con puntos de no retorno fundamentales para el equilibrio climático del planeta. Hablamos de un punto de no retorno para sistemas planetarios fundamentales para la estabilidad climática y las socioeconomías, como es el caso de los sistemas construidos por los arrecifes de coral, que son los equivalentes marinos de los bosques tropicales en biodiversidad e importancia socioeconómica.

Paulo Horta Parte del problema de que resulte “ajena” es gracias a los lobbistas, que se encargan de que no se hable del tema, o se lo suavice. Buenos Aires, por ejemplo, tendrá sectores enteros que quedarán bajo el agua. Y no es una exageración. Aquí acompaño los modelos proyectados de las áreas de la Ciudad de Buenos Aires y del Gran Buenos Aires que desaparecerán bajo el agua con el calentamiento global y la crecida del nivel del mar.

Lo marcado en rojo son los terrenos y áreas que quedarán bajo el agua en Buenos Aires

Se prevé que este calentamiento genere más olas de calor, sequías y tormentas, lo que resultará en una inestabilidad climática que seguirá provocando pérdidas en la producción de cereales, encareciendo el costo de vida para la comunidad, impulsando aún más la inflación y, en consecuencia, poniendo en riesgo el acceso al agua, el saneamiento y la seguridad alimentaria, especialmente para las poblaciones más pobres.


No podemos olvidar que el calentamiento actual, incluyendo el relacionado con las emisiones derivadas de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) presentadas hasta ahora, conducirá a un aumento catastrófico del nivel del mar, comprometiendo la infraestructura, la vivienda, los hospitales y a toda nuestra sociedad costera, como podemos observar en el modelo generado para Buenos Aires. Todos sus parques y museos, y el Aeroparque, desaparecerán.


Paulo Horta Revela el inconmensurable poder del lobby del sector fósil y las industrias de la deforestación y los agroquímicos, que influyen en los procesos multilaterales y los pretendidos pasillos “diplomáticos”. Así como esos poderes trabajan el extractivismo, están imponiendo el monocultivo de ideas. Según un informe de la Universidad de Exeter, Inglaterra, esto supondrá un auténtico holocausto climático, con una caída de al menos el 25 % del PIB mundial y la muerte de unos 2000 millones de personas.

Paulo Horta En este contexto, al hacer la crítica debemos vislumbrar los espacios y métodos que han sido responsables de los avances que hemos logrado hasta ahora en Belém. La demarcación de las tierras de los pueblos indígenas, gracias a las presiones legítimas y a la lucha por este derecho, con valentía, indignación y persistencia, representa una de estas victorias. Sin embargo, tenemos que entender y difundir que las limitaciones para una profunda transformación ecológica no son técnicas, sino éticas.


Como naciones del único planeta habitable conocido efectivamente en el universo, no podemos permitir que se produzcan genocidios como el de Gaza, del mismo modo que no podemos permitir que se cristalice el ecocidio genocida en curso, relacionado con el anunciado holocausto climático. Es imperioso que se revise la composición y el funcionamiento del Consejo de Seguridad de la ONU para que podamos incluir todas las cuestiones humanitarias como cuestiones de seguridad planetaria, dándonos el poder que necesitamos.

Paulo Horta El planeta y su biodiversidad tienen las condiciones objetivas para restaurar el clima y la estabilidad que permitieron que la humanidad prosperara. Para ello, debemos criticar a la sociedad basada en principios éticos fundados en el egocentrismo, en economías enfermas con el paradigma del crecimiento, que ignoran las consecuencias perversas del neocolonialismo, que puede dominar el eventual proceso de transición energética. Sí es imprescindible una ética-política, no es un pensamiento naif, porque está en juego la supervivencia misma del planeta, y en él, las personas humanas.




Paulo Horta Fue maravilloso. La COP 30 tiene muchos engaños, muchos vicios, mucho para mejorar y ser en serio multipolar, democrática, republicana, un ambiente que podría producir acuerdos que eviten un holocausto climático en los próximos años o décadas.

Pero la Cumbre de los Pueblos, lo que vivimos con la gente en la calle, eso sí nos da esperanza, en el sentido que le da Paulo Freire a la palabra esperanza como verbo, “esperanzar”. O sea, actuar para que los cambios sucedan. Millares acudieron, debatieron, exigieron su derecho a tener un futuro saludable y justo, sean trabajadores -del campo y de la ciudad-, pueblos originarios, etc., todos exigiendo eso. Fue muy bonito todo eso. Leornardo Boff dijo que la esperanza tiene dos hermanas: una, el coraje, ese que tuvo la gente y no temió a la policía y los poderosos, y la otra hermana de la esperanza es la perseverancia. ¡cuántos en el mundo perseveran con esperanza y con coraje para hacer los cambios que precisamos!

El documento final de la Cumbre de los Pueblos fue firmado por 70.000 representantes. Y en él subrayamos que son los pueblos los que producen alimentos saludables para eliminar el hambre del mundo, y que lo hacen basándose en la cooperación, y técnicas de control popular, lo que necesariamente va contra la concentración de la propiedad de la tierra.

Quiero destacar lo que mencionó la Secretaria nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional del Ministerio de Desarrollo Social, Lilian Rahal. Porque falta mucho, pero lo que se hizo, vale. En Brasil existe el Programa Cisternas, que garantiza la seguridad hídrica y alimentaria a las poblaciones del Semiárido, también el Programa de Adquisición de Alimentos Indígena (PAA) que apareció durante la pandemia, y el PAA Quilombola, que solo pudieron existir porque el Ministerio flexibilizó la documentación necesaria y permitió la donación de alimentos dentro de los propios territorios. Asimismo existe el Programa Cozinha Solidária.

Así que como señala la declaración final, cito textual, “los principales problemas ambientales de nuestro tiempo son consecuencia de las relaciones de producción, circulación y desecho de mercancías, bajo la lógica y el dominio del capital financiero y las grandes corporaciones capitalistas”.

Paulo Horta Yo creo que sí, porque más que ser un evento de discusiones diplomáticas, científicas, populares, tenemos que sentir qué representa el calentamiento global, desde un punto de vista de la temperatura, del bienestar de una persona, y las consecuencias más perversas del sistema social…entonces Belem representa un poco todo eso, lo que pasamos en Latinoamérica: la pobreza, el capitalismo, el impacto social y entonces todo eso tiene que ser visto, ser vivido por todos.


Cuando nos acuartelamos en una COP en cualquier país del Norte Global, las consecuencias más perversas del sistema no son vividas. Ahora sí podemos decir que, por primera vez, los líderes globales están sudando, un poquito, como todos nosotros. De hecho, Belén es una ciudad completamente tropical que está cerca de Amazonas, la capital de la mayor selva tropical del mundo, y es una ciudad que está muy velozmente convirtiéndose en un territorio inhabitable, completamente inhóspito. Esa previsión es concreta y se calcula que para 2070 a causa de la humedad y de las altas temperaturas, la mayoría de las personas no podrán soportar vivir allí.

Paulo Horta El camino de la COP de Bakú a esta de Belem dejó muy claro en un documento que precisamos 1 billón 300 mil millones de dólares para proteger y reforestar el planeta… Ahora mismo en la Cumbre se garantizaron 6700 millones: mil que aporta Brasil, otros mil que aporta Alemania, 3000 Noruega y se esperan reunir 10 mil millones para poder lanzarlo. Lo cierto es que estamos pasando una dificultad muy grande para hacernos cargo de ese valor. Tenemos programas como ese que preguntas, Florestas Tropicales para Siempre que da un poco de prioridad para invertir en conservación, en restauración, en los pueblos que habitan los bosques, en una economía de base comunitaria. ¡Así planteamos las discusiones desde las bases, porque tenemos mucho que hacer para evitar el greeenwashing!. Porque dejar toda esa plata en las compañías que están haciendo el “lavaje verde” terminará en la muerte del multilateralismo, la muerte de la esperanza de que podemos enfrentar la muerte climática, la crisis climática. Es el derecho del Sur Global, porque nosotros no somos responsables como sí lo es el Norte Global por la crisis que vivimos. Son ellos quienes deberían pagar por todos los daños y en particular lo que está sucediendo en las últimas décadas. Vamos a vivir mucho más de esta severa situación si no paramos.



Es evidente el fracaso actual del modelo de multilateralismo. Cada vez son más frecuentes los crímenes ambientales y los desastres climáticos extremos que ocasionan muertes y destrucción. Esta es la demostración del fracaso de incontables Conferencias y reuniones mundiales que prometieron resolver esos problemas pero nunca enfrentan sus verdaderas causas.



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REGISTRO ISSN 2953-3945

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