¿Es importante el dinero? ¿La riqueza nos hace más ricos? Estas pueden parecer extrañas preguntas para que las responda un físico, pero la decisión del referéndum de Gran Bretaña es un recordatorio de que todo está conectado y que si se quiere comprender la naturaleza fundamental del universo, seríamos necios en ignorar el papel que la riqueza juega (y el que no juega) en nuestra sociedad.
Sostuve durante la campaña del referéndum que sería un error para Gran Bretaña salir de la Unión Europea. Estoy triste por el resultado, pero si he aprendido una lección en mi vida, esa es disfrutar al máximo de las cartas de que dispongo para jugar la partida. Ahora tendremos que aprender a vivir fuera de la UE, pero para hacerlo con éxito tenemos que entender por qué el pueblo británico tomó esta decisión.
Creo que la riqueza, la forma en que la entendemos y la forma en que la compartimos, jugó un papel crucial en su decisión. Así lo dijo la primera ministra Theresa May apenas asumió el cargo: «Tenemos que reformar la economía para permitir que más personas compartan la prosperidad del país.»
Todos sabemos que el dinero es importante. Una de las razones por las que yo creía que sería un error abandonar la UE estaba relacionado con las subvenciones. La ciencia británica necesita todo el dinero que pueda conseguir, y una fuente importante de dicha financiación ha sido durante muchos años la Comisión Europea. Sin estas subvenciones, mucho de ese trabajo importante no hubiera podido suceder. Ya existe alguna evidencia del congelamiento europeo de algunos proyectos de científicos británicos, y necesitamos que el gobierno se haga cargo de esto cuanto antes.
El dinero también es importante porque es liberador para las personas. He hablado en el pasado acerca de mi preocupación de que los recortes en el gasto del gobierno en el Reino Unido pudieran disminuir el apoyo para los estudiantes con discapacidad, un apoyo que me ha ayudado en mi carrera. En mi caso, por supuesto, el dinero ha ayudado no sólo hacer que mi carrera sea posible, sino que literalmente me mantiene vivo.
En una ocasión, yo estaba en Suiza, en el comienzo de mi carrera, y tuve una neumonía. Y fue mi universidad Cambridge, Gonville y Caius, la que hizo los arreglos para que me traslade de regreso al Reino Unido para recibir tratamiento. Sin ese dinero podría no haber sobrevivido y hacer todo el pensamiento que he logrado desde entonces. El dinero puede establecer individuos libres, al igual que la pobreza puede desde luego atraparlos y limitar su potencial, en perjuicio propio y de la raza humana.
Dicho esto, sería la última persona en censurar la importancia del dinero. Sin embargo, a pesar de que esa disponibilidad ha jugado un importante papel práctico en mi vida, he tenido, por supuesto, una relación diferente con él a la mayoría de la gente. Pagar por mi cuidado como un hombre con discapacidad grave, y mi trabajo, es crucial; la adquisición de bienes, no lo es. No sé lo que haría con un caballo de carreras, o incluso con una Ferrari, incluso si pudiera permitírmelo. Así que he llegado a ver el dinero como un facilitador, como un medio para un fin –sea para ideas, o la salud o la seguridad- pero nunca como un fin en sí mismo.
Es interesante que esta actitud, durante mucho tiempo visto como la excentricidad predecible de un académico de Cambridge, sea ahora más ampliamente compartida. La gente está empezando a cuestionar el valor de la riqueza como tal. ¿El conocimiento o la experiencia son más importantes que el dinero? ¿Pueden los objetos y las posesiones interponerse en el camino de la realización? ¿Podemos realmente ser dueños de nada, o solo somos custodios transitorios?
Estas preguntas están conduciendo a un cambio en el comportamiento, que, a su vez, está inspirando algunas nuevos proyectos e ideas innovadoras. Estos proyectos se denominan «catedral», el equivalente moderno de los grandes edificios de la iglesia, construidos como parte del intento de la humanidad para tender un puente entre el cielo y la Tierra. Estas ideas las lanza una nueva generación con la esperanza de llevar adelante esos desafíos.
Espero y creo que la gente se abrace más a esta catedral pensando en el futuro, como lo han hecho en el pasado, porque estamos en tiempos peligrosos. Nuestro planeta y la raza humana se enfrentan a múltiples desafíos. Estos desafíos son globales y serios -el cambio climático, la producción de alimentos, la superpoblación, la destrucción de otras especies, las epidemias, la acidificación de los océanos. Tales cuestiones apremiantes nos obligarán a colaborar, a todos nosotros, con una visión compartida y un esfuerzo cooperativo para asegurar que la humanidad pueda sobrevivir. Tendremos que adaptar, replantear, reorientar y cambiar algunas de nuestras suposiciones fundamentales acerca de lo que entendemos por riqueza, por posesiones, por eso de ‘lo mío y la tuyo’. Al igual que los niños, vamos a tener que aprender a compartir.
Si no somos capaces, entonces las fuerzas que contribuyeron al Brexit, la envidia y el aislamiento no sólo en el Reino Unido sino en todo el mundo, que se motorizan en el no-compartir, en culturas impulsadas por una definición estrecha de la riqueza y en el fracaso para dividirla de manera más justa, tanto dentro de las naciones como en el campo internacional, se reforzará. Si eso llegara a suceder, no sería optimista sobre las perspectivas a largo plazo para nuestra especie humana.
Pero podemos y vamos a tener éxito. Los seres humanos son infinitamente ingeniosos, optimistas y adaptables. Debemos ampliar nuestra definición de riqueza para incluir el conocimiento, los recursos naturales, y la capacidad humana, y al mismo tiempo aprender a compartir cada uno de la forma más justa. Si hacemos esto, entonces no hay límite para lo que los seres humanos pueden lograr juntos.
- Stephen Hawking www.unlimited.world recientemente lanzado-
Los derechos de la imagen pertenecen al fotógrafo Marco Grob (2015)