En el mundo, el negocio del chocolate es enorme. Mucho más de lo que cada uno como consumidor puede imaginar.
Por ejemplo, en los Estados Unidos solo para el día de San Valentín, el 14 de febrero, se gastan 1800 millones de dólares en chocolates.
Algunos números: la producción mundial de cacao (2018) fue de 4.638 millones de toneladas. Asia y Oceanía produjeron 368 millones, América 752 millones (sobre el particular haremos referencia más adelante), y África produjo 3.518 millones de toneladas. Es decir que del total mundial un porcentaje muy grande sale de África, y de éste, entre el 30 y 40% de los granos de chocolate que circulan proviene de Costa de Marfil, en África occidental. En este país, el 25 por ciento de la población, unos 6 millones de personas, depende del cacao. En la mayoría de los casos carecen de apoyo financiero y viven por debajo de la línea de pobreza.
Los alimentos convertidos en bienes intercambiables cuyo precio cotiza en bolsas de valores muy alejadas de los productores, son commodities.
Antes los commodities eran esencialmente los minerales y el petróleo. Hace rato que no es así. Lo que cotiza de la agricultura es: algodón, café, maíz, avena, cacao, leche, forrajes, jugo de naranja, brotes de soja, trigo, azúcar. En algún momento del siglo XX, ríos de tinta se volcaron a describir la relación desigual entre los países dependientes-exportadores de materias primas -el llamado Tercer Mundo- y los países industriales que absorbían esas materias primas a precios de calamidad. Hoy, cuando casi todo lo que puede proveer el Hemisferio Sur son ‘commodities’ de algún tipo, esa relación desigual abarca a la inmensa periferia que rodea al exclusivo grupo de países centrales.
Miles de millones de personas convertidos en productores de commodities, cuyo precio, como la vida de esas personas, cotiza según decidan los fondos de inversión, entre los cuales, además, hay algunos fondos buitre.
En las zonas rurales del cacao de Costa de Marfil, solo el 14% de los niños y niñas de 12 años tiene un aceptable nivel de aprendizaje de lengua y matemática.
La barrera de desarrollo educativo e intelectual tiene varias razones: la desnutrición afecta a un cuarto de los menores de 5 años, y a eso se suma el masivo empleo de mano de obra infantil en la industria del cacao.
Solo en este país y en el país vecino, Ghana, se estima que trabajan 2 millones 100 mil criaturas, algunas, producto del tráfico de personas.
Es imposible pensar en el delicioso chocolate y a su vez visualizar su materia prima, el cacao.
El precio del cacao por tonelada métrica tuvo abruptas variables. En febrero de 2013 costaba 1500 libras esterlinas; trepó a 2700 la tonelada hacia febrero de 2016, para sufrir luego un colapso (¡bajó 700 libras por tonelada en 2017!) y recuperarse lentamente hasta alcanzar las 1800 libras esterlinas hacia mayo 2019. Un ciclo de 6 años en el que los productores apenas si han logrado sobrevivir. Su trabajo está absolutamente enajenado por decisiones que se toman lejos de los campos.
Uno de los problemas que enfrentan es que los precios se pactan con una anticipación que llega -en algunos casos- a un año, pero luego de entregar la cosecha el valor recibido puede no cubrir los costos, en especial el uso de fertilizantes (necesarios para los árboles que ya son maduros)…y a eso se agrega que si el mercado está saturado el pago se retrasa por meses.
El gobierno de Costa de Marfil creó un Consejo del Cacao y el Café, levemente emparentado con las Juntas de Granos que funcionaron hasta la irrupción del neoliberalismo en la Argentina -entre otros ejemplos-, con la meta de mantener los precios estables, y contar con una reserva de dinero, un fondo del Banco Central de los países de África Occidental. Evidentemente, no alcanza.
Federico Vignati, Ejecutivo de la CAF- Corporación Andina de Fomento señaló en 2018 que “de acuerdo con la Organización Internacional del Cacao – ICCO, alrededor del 80% de los productores tienen una renta diaria de U$S 2 (dos dólares), cultivan cerca de 5 hectáreas por familia y concentran apenas el 3% del total de los beneficios en la cadena de valor”.
Eso, en Costa de Marfil es peor: la ganancia diaria promedio de un agricultor del cacao es de 1 dólar por día, que es menos de lo que cuesta una barrita de chocolate de 50 gramos en cualquier país europeo. Digamos que apenas el 6% del total de todo el inmenso mercado mundial del chocolate va a parar a manos de los productores.
Esto significa que todo el trabajo de la cadena del cacao, el más intenso y arduo, vale eso, 1 dólar por día. Y el procesamiento del cacao para convertirlo en chocolate se reparte en pocas manos, porque 6 gigantes mundiales dominan el mercado: entre ellas Mondēlez (que es dueño de las marcas Cadbury, Milka, Cote d’Or, Oreo, Freia, Toblerone), Nestlé ( Nestle, Kit Kat, Nesquick, After Eight, Garoto, Lyon, Crunch) y Mars (Hershey, M&M, Snickers, Dove, Amicelli, Galaxy).
Para entender hasta qué punto es un juego con un solo ganador, en 2018 cuando el precio del cacao cayó un tercio de lo que valía, el mayor proveedor mundial de chocolate y derivados del cacao, la empresa suiza Barry Callebaut, reportó ganancias por más de 310 millones de dólares, un 12% más que un ejercicio económico atrás. Imposible no pensar en el mítico título del libro del brasileño Jorge Amado…
El periodista Tim Adams, del matutino londinense The Guardian, viajó hace poco a recorrer las plantaciones de cacao en Costa de Marfil. Un alcalde de una de las ciudades le respondió: “No se puede preguntar a un marfileño qué significa el cacao para él. ¡Lo es todo! Es su principal fuente de ingresos, es la educación, es cómo construyó su casa, cómo se hicieron los caminos, las escuelas, los hospitales…El gobierno existe porque existe el cacao”.
Algunas ONG pusieron el ojo en cómo ayudar a esta situación que, naturalmente, excede a cualquier acción que pueda emprender una bienintencionada ONG. Sea como fuere, FairTrade UK (Comercio Justo Gran Bretaña), a través de su director Michael Gidney y de Anne-Marie Yao se puso como meta el desarrollo y la certificación de cooperativas de productores de cacao en África occidental. Las mujeres locales bautizaron a Anne-Marie Yao como “Mama Cocoa”.
Esta organización intenta conseguir dinero para armar un fondo que garantice un precio mínimo de 2400 Libras esterlinas la tonelada, un 20% más de lo que cotiza en Chicago o Londres, y además proveer de un valor agregado premium de U$S 240 para los nuevos proyectos sociales o productivos, particularmente enfocados en las mujeres.
Las tareas del cacao son: regar y fertilizar los árboles, controlar las plagas, cortar las vainas, partirlas, obtener las semillas de las vainas, esparcirlas y secarlas al sol, embolsarlas, acopiarlas y luego ofrecerlas a los agentes de venta en el mercado global. Son 18 pasos, de los cuales en 15 están involucradas las mujeres.
Ya dijimos que una cosa es el precio que vale y otro el que los intermediarios o los grandes consorcios están dispuestos a pagar.
En el mes de ‘seca’, cuando no hay ni cosecha ni se recibió un centavo de lo ya entregado, aparecen los usureros llamados “pisteurs” que se saltean los precios acordados incluso con el gobierno y el que han establecido las cooperativas, a cambio de pagar en el instante y cash.
La expansión de los cultivos cooperativos ha crecido, y para bien. Hay miles de cooperativas, y según Tim Adams se ven carteles señalizando que la producción es colectiva y cuáles son las metas fijadas y cumplidas; además, hay llamados concretos a la eliminación del trabajo infantil en las cooperativas.
Pero no por estar organizados logran frenar un fenómeno grave para el conjunto de la sociedad: la deforestación para implantar cacao. El propio Ministerio de Forestación de Costa de Marfil reconoce que del año 1960 cuando el país logro la independencia de Francia (que la tuvo desde mediados del siglo XIX como protectorado-colonia) hasta 2010, habían desaparecido el 80% de los bosques naturales. ¡hasta en las áreas naturales protegidas se siembra cacao! 13 de las 23 especies de primates perdieron su hábitat natural.
Los agricultores de cacao talan, luego queman lo que quedaba de los gigantes árboles centenarios y avanzan en las plantaciones de cacao que precisan pleno sol y nada de ramas de árboles que hagan sombra. Miles de árboles de madera dura se apilan en los pueblos…
Hay en la web un conocido informe que divulgó Mighty Earth con el título “El Secreto más oscuro del chocolate”, donde hace referencia a la deforestación no solo en los países mencionados, sino también en otras regiones del mundo, en particular en Indonesia, Camerún, Perú y Ecuador. El cacao-commodity pretende ser un avance, pero destruye.
Una vez más, ante el evidente colapso y miseria que traen precios internacionales vergonzosos y condiciones de vida estancadas o en declive, se firman ‘estatutos de buena voluntad’.
La falacia de la RSE (Responsabilidad Social Empresaria) pretende solucionar con unas pocas monedas lo que ha venido dañando y ayudado a dañar durante décadas a través del inmenso mercado del chocolate.
En Ghana se acaba de lanzar un plan maestro para terminar con la deforestación e iniciar la reforestación, y en Costa de Marfil gracias a ‘donantes’ se crearán un fondo de 1100 millones de dólares para la implantación de árboles nativos. Serán las 24 empresas chocolateras las que aportarán al fondo.
Hershey asegura que evitará abastecerse de cacao de cualquier lugar donde haya nuevas deforestaciones; Barry Callebaut lanzó la iniciativa ‘Chocolate para Siempre’ y proveerse de ingredientes libres de deforestación hasta 2025; Godiva actualizó su ‘Código de Conducta Global de Abastecimiento’; Olam Cacao colaborará en detener la deforestación y en ayudar a los agricultores a plantar 50 árboles que den sombra y 100 de uso forestal para recuperar la foresta; Mondelez habla de capacitación para producción de cacao bajo sombra; Unilever se ‘compromete a un abastecimiento de cacaco 100% sustentable’. Y así también lo prometen otras empresas como Valrhona y Ferrero.
La producción mundial de granos de cacao se incrementó un 32% desde el año 2000 hasta 2014. El precio de esa expansión es la tala de bosques, no sólo en Costa de Marfil, Ghana y América Latina sino también en Malasia, Papua Nueva Guinea, Liberia, Uganda, Sierra Leona y muy especialmente Indonesia, que taló más de 1 millón de hectáreas de bosques tropicales para sumarlos al cultivo del cacao.
En América Latina y el Caribe, que concentran al segundo lote de productores y exportadores mundiales, el país que destaca por la cantidad y calidad del cacao es Ecuador, que produce 270.000 toneladas, en una actividad que involucra al menos a 150 mil familias.
En segundo lugar se ubica Brasil con 173.800 toneladas, más atrás Perú (que ha crecido mucho en la producción de cacao en la zona amazónica), con 115.000 toneladas, luego República Dominicana con 80.000 toneladas y cierra esa lista Colombia, con casi 61 mil toneladas.
Parte de la propuesta de la CAF, según Vignati, es que el cacao sea un cultivo alternativo a la hoja de coca o de otras actividades de informales de extracción y de alto impacto ambiental como la minería informal.
Sin embargo, con ese ingreso de 2 dólares por día y con vaivenes en los precios que (en dólares) bajaron de 3122 la tonelada en junio de 2016 a U$S 1910 la tonelada en diciembre de 2017, es muy poco probable que los agricultores y campesinos en general cambien sus rutinas, porque la parte del león del negocio ‘chocolatier’ queda en otro lado.