EL MAL INGLÉS
Por Franco ‘Bifo’ Berardi
Debo decir que no creía en el Brexit. Pensaba que únicamente un pueblo de borrachos podría auto-infringirse semejante catástrofe. Pero claro, olvidaba que los ingleses son casi un pueblo de borrachos. Bromeo, obviamente, dado que no creo en la existencia de los pueblos. Sí creo en la lucha de clases, y la decisión de los obreros ingleses de hundir definitivamente a la Unión Europa es un acto de desesperación, consecuencia de la violencia del ataque financista que desde hace años empobrece a los trabajadores de todo el continente, y también a esa isla infame.
Desgraciadamente, los trabajadores ingleses que votaron masivamente por el Brexit cometieron un error tremendo, como frecuentemente le sucede a quienes, empobrecidos, material y psicológicamente, han perdido la cordura. Es cierto que la Unión Europea devino con el paso del tiempo en un monstruo neoliberal. Pero el origen de la demencia neoliberal que destruyó Europa y al mundo entero desde hace 40 años es de ese país, el de Margaret Thatcher.
No es Inglaterra la que debe salir de la Unión Europea sino la Unión Europea la que debe salir de Inglaterra.
En verdad ya es tarde para eso porque la UE, tras haber contraído el “mal inglés” se ha reducido a un dispositivo de empobrecimiento de la sociedad, a la precarización del trabajo y a la concentración del poder en manos del sistema bancario. Una gran parte de las motivaciones que llevaron a los trabajadores ingleses a votar por el Brexit son compresibles. Pero el nudo no está en las motivaciones, sino en las consecuencias.
La Unión Europea no existe desde hace rato, al menos desde julio de 2015 cuando Syriza fue humillado y el pueblo griego sometido definitivamente. ¿Hace falta una Europa más política como repiten ritualmente las izquierdas al servicio de la banca? Hace años que creemos en este cuentito sobre una Europa que debe ser más política y más democrática, pero en realidad, después del tratado de Maastricht y el contagio del ‘mal inglés’, la UE es una trampa financiera.
Paolo Rumiz, en un artículo titulado “Come i Balcani” publicado el 23 de junio en el diario La Repubblica, dice algo que me parecía claro desde hace tiempo: el futuro de Europa es como la Yugoslavia de 1992. Rumiz lo dice correctamente, aunque se olvida del rol que tuvo el Deutsche Bank en acicatear a los yugoslavos hacia una guerra civil (y también el papa Wojtila hizo su parte).
En este momento, creo que hay que decirlo sin eufemismos: el futuro de Europa es la guerra. ¡Su presente ya es la guerra contra los inmigrantes que ha costado decenas de miles de muertos e innumerables actos de violencia! Tal vez suene un poco anticuado, pero yo creo que el capitalismo trae la guerra como la nube trae la tempestad.
¿Qué se hace en estos casos? ¿Se frena la guerra si se logran imponer los intereses de la sociedad contra los de las finanzas? Naturalmente que sí, siempre y cuando esto sea posible. Pero hoy frenar la guerra ya no es posible porque la guerra ya está en curso, incluso si en esta instancia los que mueren son solamente los miles de inmigrantes en el Meditarráneo…el agua salada del mar ha venido a sustituir el gas ZyklonB de los hornos nazis.
Los movimientos fueron destruidos uno tras otro. ¿Y entonces? Entonces pasamos a la otra parte del adagio leninista (y señalo, por si hubiese alguna duda, que no he sido leninista ni pretendo serlo): se transforma la guerra imperialista en una guerra civil revolucionaria. ¿Qué quiere decir esto hoy? No lo sé, y nadie puede saberlo a ciencia cierta. Pero en los próximos años creo que deberemos razonar exclusivamente sobre esto. No en cómo salvar a la Unión Europea, que el diablo se la puede llevar consigo. No en cómo salvar la democracia que jamás ha existido. Razonar en cómo transformar la guerra imperialista en una guerra civil revolucionaria. Pacífica y sin armas, de ser posible. Una guerra de los saberes autónomos contra el comando capitalista y las privatizaciones.
En síntesis, a horas del Brexit: no llevo luto porque los ingleses se fueron. Estuve de luto cuando los griegos fueron obligados a quedar en esa condición (y me pregunto, ¿qué será de ellos?)
Un siglo después de la Revolución de Octubre me parece que nuestra tarea es preguntarnos ¿qué significa Octubre en la época de la internet, del trabajo cognitivo y precario?
El precipicio que nos espera es el lugar en el que debemos razonar sobre esto.
LA RESPUESTA AL BREXIT DEBE SER LA MOVILIZACIÓN CONTRA LA AUSTERIDAD
Yanis Varoufakis, exministro de Finanzas del gobierno de Syriza en Grecia y fundador del DiEM25 declaró desde Roma: “Muchos votantes se han puesto de acuerdo en identificar a la Unión Europea con autoritarismo, irracionalidad y descontento. Y menos votantes estaban de acuerdo con nosotros quienes hicimos campaña en Reino Unido diciendo que otra Unión Europea, más democrática era posible”.
La consulta del matutino vasco GARA apuntó al experto en finanzas en torno a los próximos sucesos y a los mercados. Varoufakis remarcó: “En el corto plazo ninguna de las predicciones catastróficas se van a cumplir. Los mercados terminarán asentándose y las negociaciones empezarán en algún momento. El partido conservador en Reino Unido permanecerá unido. Bueno, en realidad, los conservadores siempre están unidos por su interés de clase. Las cosas tendrán un aspecto fuera de control algunas semanas pero lentamente se calmarán. La cuestión es lo que subyace debajo de esta fachada donde poderosas fuerzas comenzarán a pujar por la desintegración de la Unión Europea. El ministro alemán Wolfgang Schauble va a utilizar el miedo para hacer de la austeridad algo permanente. Se va intentar imponer el control sobre los presupuestos nacionales o a hacer un presupuesto común para cortar las piernas a países como España, Italia y Grecia… Y ese avance será contrario a la supervivencia de la UE”
“Lo primero que deben hacer los ciudadanos es movilizarse. A nivel de ciudades, de regiones, de naciones y a nivel continental europeo en contra de la austeridad. Y también deben votar a los que tienen la determinación política para confrontar a la Troika, a Schauble y al Eurogrupo. Esas iniciativas de austeridad empujarán a una desintegración de la Unión Europea porque refuerzan el sentimiento antieuropeo: son las políticas de ajuste que ya fracasaron. ¡Y atención! Es posible que veamos la transformación del Eurogrupo en un gobierno europeo de forma efectiva. Los dogmas se convertirán en leyes. Y atrapará a España, Italia y Grecia en una crisis permanente.
Para el DiEM25 la democracia es un lugar donde los ciudadanos pueden preguntar cuestiones que importan a los dirigentes. España, Grecia, Italia… son democracias. Pero son unas democracias que no toman decisiones. Las grandes decisiones se toman en la UE y en el Eurogrupo que no está sujeto a control democrático. Y se toman decisiones con la puerta cerrada. Lo que deberíamos hacer idealmente es que el Parlamento Europeo fuera un verdadero Parlamento con poderes reales. El actual lo es de forma nominal pero no en la práctica. Necesitamos una auténtica democracia que venza a la oligarquía.
Lo prioritario que deben entender los ciudadanos es que debemos permanecer unidos. No debemos sucumbir, no debemos rendirnos ante las fuerzas de la desintegración. No debemos rendirnos ante la troika, ante los ‘Schauble’, los ‘Juncker’ ni ‘las Merkel’ del mundo. Estos son los peores enemigos de la UE por las políticas que imponen”, concluyó.
EL BREXIT NO PROTEGERÁ A GRAN BRETAÑA DEL HORROR DE UNA UNIÓN EUROPEA EN VÍAS DE DESINTEGRACIÓN
El documento que firma Varoufakis en nombre del DiEM25, y que gentilmente tradujo Mínima Estrella para www.sinpermiso.info sostiene: “Hice campaña a favor de un voto radical por el Remain, por quedarse, haciéndome eco de los valores de nuestro movimiento paneuropeo Democracy in Europe Movement (DiEM25). Visité distintas ciudades en Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte, buscando convencer a los progresistas de que disolver la UE no era la solución. Sostuve que su desintegración desencadenaría fuerzas deflacionarias tales, que muy probablemente significarán por doquiera una nueva vuelta de tuerca de la austeridad y que terminarán favoreciendo al establishment y a sus adláteres xenófobos. Junto con John McDonell, Caroline Lucas, Owen Jones, Paul Mason y otros, abogué por una estrategia de permanecer, pero contra el orden y las instituciones establecidos.
Contra nosotros se levantaba una alianza fraguada entre:
– David Cameron, cuyos acuerdos con Bruselas traen a la memoria de los británicos todo lo que desprecian en la UE;
– el Tesoro y su grotesco alarmismo pseudoeconométrico;
– la City, cuya insufrible arrogancia ensimismada puso a millones de votantes contra la UE;
– Bruselas, tenazmente empleada en aplicar su última tortura del “submarino” y el simulacro de asfixia a la periferia europea;
– el ministro de finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, cuyas amenazas a los votantes británicos galvanizaron el sentimiento antialemán;
– el penoso gobierno socialista francés;
– Hillary Clinton y sus alegres muchachos de la OTAN, dibujando una UE incluida en otra peligrosa “coalición de voluntades”;
– y el gobierno griego, cuya persistente capitulación ante la punitiva austeridad de la UE nos hacía harto difícil convencer a la clase obrera británica de que sus derechos estaban protegidos por Bruselas.
A pesar de la relativa tranquilidad que seguirá al actual shock, se activarán fuerzas subterráneas insidiosas dotadas de una formidable capacidad para infligir daños a Europa y a Gran Bretaña.
Ni Italia, ni Finlandia, ni España, ni Francia ni, desde luego, Grecia son sostenibles bajo las actuales condiciones. La arquitectura del euro es garantía de estancamiento y está profundizando la espiral deflacionaria de deuda que fortalece a la derecha xenófoba. Los populistas en Italia, en Finlandia, y posiblemente en Francia, exigirán referéndums u otras sendas de desconexión.
Si yo estoy en lo cierto y el Brexit lleva a la construcción de una jaula de hierro austeritaria permanente para los estados miembros que permanecen en la UE, hay dos posibles resultados. Uno es que la jaula de hierro se sostenga, en cuyo caso la austeridad exportará deflación a Gran Bretaña, pero también a China (cuya ulterior desestabilización tendrá a su vez negativas repercusiones en Gran Bretaña y en la UE).
Otra posibilidad es que la jaula se rompa (por abandono de Italia o de Finlandia, por ejemplo), resultando finalmente en el abandono de Alemania de una eurozona en colapso. Pero eso convertirá a la nueva zona Deutschmark –que probablemente se extenderá hasta la frontera ucraniana— en una gigantesca máquina generadora de deflación (puesto que la nueva moneda se disparará y las fábricas alemanas perderán mercados internacionales). Bajo este escenario, Gran Bretaña y China tendrían mayores posibilidades aún de ser alcanzadas por un shock deflacionario todavía mayor.
Tender puentes por toda Europa, unir a los demócratas a través de todas las fronteras y de todos los partidos; eso es lo que Europa necesita más que nunca para evitar deslizarse hacia un abismo xenófobo y deflacionario como el de los años 30 del siglo pasado”.
EL GOODBYE DEL REINO UNIDO
Anotaciones marxistas sobre lo ocurrido y el futuro en la UE
Jon E. Illescas Doctor en Sociología y Comunicación y Licenciado en Bellas Artes señaló “está claro que las consecuencias del Brexit a corto-medio plazo serán tremendas y actualmente simple y llanamente incalculables. No sólo para los británicos sino para todos los europeos y aún más, para cualquier ciudadano del globo. Dicho sin ambages: las consecuencias del voto a favor del abandono del espacio de construcción europea serán netamente negativas para los sectores populares. En especial para la clase trabajadora, donde se encuentra la mayoría de la humanidad. Una clase omitida mediáticamente y ninguneada desde la política institucional que se halla fragmentada internacionalmente por diversas fronteras, pero conectada globalmente de facto por el mercado mundial. No sabemos a qué tipo de acuerdos políticos llegarán las autoridades británicas y eurocomunitarias para amortiguar todos los problemas que acarreará la salida de Reino Unido de la UE (si es que al final se lleva a cabo), pero lo que es seguro es que los grandes negocios, aunque a corto-medio plazo se resentirán, indefectiblemente continuarán. Porque el marco de operaciones del capital es mundial y esto, nadie, absolutamente nadie, desde dictadores de diverso signo hasta políticos imperialistas, chovinistas o racistas, podrán evitar.
El capitalismo es un modo de producción que sólo puede ser superado en un sentido positivo por el socialismo que será (si llega a serlo) un sistema superior. Nunca podrá ser sobrepasado por relaciones económicas reaccionarias, pretéritas, menos productivas y de escala inferior de la que es capaz de desplegar el capital.
No conseguiremos un mundo mejor marchando hacia unidades políticas y económicas más pequeñas, como en la Edad Media, cuando las ciudades amuralladas tenían su propia moneda, sistema de medidas, fronteras, ejércitos y agentes soberanos de decisión. De eso modo sólo conseguiremos una multitud de reinos de taifas que no será en nada positiva para las mayorías. Y teniendo de base una economía mundial, poner trabas políticas nacionales sólo servirá para abaratar la fuerza de trabajo gracias a los impedimentos que con las nuevas fronteras administrativas enfrentarán los emigrantes para tener igualdad de derechos respecto a los nativos.
Es decir, una situación mejor para el empresariado y peor para los trabajadores. Más ganancias y menos salarios. Un mundo más egoísta y menos solidario.
Aunque a muchos en la izquierda le cueste reconocerlo, el comercio mundial y las inversiones de capital allende las fronteras han posibilitado -pese a la lamentable persistencia de las guerras y los imperialismos- que vivamos en un mundo mucho más pacífico que en el pasado. Un ejemplo claro de ello es que desde la construcción de la UE, los habitantes de los principales países europeos han disfrutado del periodo de paz más largo de su historia. Es justo reconocer estos hechos y para comprobarlo sólo hace falta repasar los libros de historia o las hemerotecas. Hay una gran confusión con Marx que muchos autoproclamados “marxistas” no dejan de difundir y es que Marx no era un “anticapitalista” sino un “socialista”, no era “nacionalista” sino “internacionalista”, no sería “anti-UE” sino “pro-UE”. Marx y Engels hubieran criticado ferozmente muchos elementos de la Unión Europea, por supuesto, pero sin duda la hubieran apoyado por todo lo progresista que tiene como promesa de un futuro mejor para la humanidad.
Nosotros, deberíamos hacer lo mismo. Porque si la humanidad tiene por delante un futuro digno, poco a poco y a largo término, desde una perspectiva macro, observaremos su unificación mundial. Y todo ello pese a su diversidad. Pues unión no significa eliminación de las diferencias enriquecedoras u homogeneización empobrecedora. Unión debe ser empoderamiento, seguridad y la existencia de un mañana que merezca la pena ser vivido. Sin embargo, desde una perspectiva micro y a corto-medio plazo, el voto del 23 de junio por el Brexit quedará consignado en los libros de historia como un paso atrás para la humanidad.
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QUE PASA AL INTERIOR DE GRAN BRETAÑA TRAS EL BREXIT
Reino Unido, más desunido que nunca, se prepara para la etapa post «Brexit»
El resultado del referéndum ha hecho que las fronteras políticas de Gran Bretaña e Irlanda se tambaleen y que los territorios vuelvan a reclamar su soberanía frente a una decisión que no consideran suya. Escocia, el norte de Irlanda e incluso parte de la ciudadanía de Londres piden sendos referéndums para desmarcarse del resultado. María SUÁREZ, corresponsal del GARA en Londres afirma:
Escocia lleva la delantera. El Gobierno escocés y varios diputados del SNP en Westminster lo habían advertido durante la campaña y ahora se preparan para comenzar a hacerlo realidad. En ello trabaja Nicola Sturgeon junto con su gabinete, en lo que debería desembocar en la consulta ciudadana por la independencia de Escocia.
Sturgeon se prepara para iniciar conversaciones con Bruselas de cara a «garantizar la posición de Escocia en el seno de la UE». Para ello, la ministra principal escocesa se rodeará de un equipo asesor para aconsejarle sobre los pasos a seguir, teniendo en cuenta que el SNP perdió la mayoría absoluta en el parlamento en las pasadas elecciones y que Westminster no allanará precisamente el camino para promover una segunda consulta de independencia.
Además, Sturgeon ha anunciado la apertura de contactos «inmediatos» del Gobierno escocés con las instituciones comunitarias «para mantener el lugar de Escocia en la UE».
Por otra parte, ha informado de la creación de una Comisión Asesora de Expertos de toda Escocia para aconsejar al Gobierno de Edimburgo sobre las opciones que tiene a nivel legal, económico y diplomático. El objetivo es estudiar lo que el Gobierno escocés puede hacer «aquí y ahora».
Sturgeon se ha referido asimismo a los ciudadanos de la UE que viven en Reino Unido. «Los ciudadanos de la UE son bienvenidos aquí», ha apostillado. En ese sentido, invitará a los cónsules generales de todos los países de la UE a una reunión en Bute House para transmitirles lo mucho que Escocia valora su contribución a la sociedad, economía y cultura escocesas.
El 18 de septiembre de 2014 los residentes en Escocia votaron por 55 a 45 por ciento a favor de la permanencia en Reino Unido, pero desde entonces el Partido Nacionalista Escocés (SNP) de Sturgeon ha logrado una rotunda victoria en las elecciones al Parlamento de Londres y mantiene un gobierno estable y con mayoría absoluta en Edimburgo.
Mientras tanto, en Irlanda la ciudadanía se prepara para la extraña situación de contar con la única frontera terrestre entre Reino Unido y la UE. El líder de Sinn Fein, Gerry Adams, advierte de las consecuencias que acarreará, como la «posibilidad de que se instalen controles fronterizos y aduanas», además del problema que supondría para la aplicación de los Acuerdos de Viernes Santo. Por ello, Adams considera «de imperativo democrático» la celebración de un referéndum sobre la posibilidad de unificación de la isla de Irlanda, ya que la mayoría de la ciudadanía del norte también se retrató a favor de la UE.
Arrepentidos
Personas que habían votado por el «Brexit», que no se imaginaban sus consecuencias inmediatas y que se unen bajo el hashtag #bregret (la combinación entre la B de Britain y regret, arrepentirse). Seguramente, muchos de esos arrepentidos forman parte los más de dos millones de personas que han firmado una petición formal en la que se reclama al parlamento un segundo referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la UE, algo que Westminster deberá estudiar por imperativo legal (supera las cien mil firmas) pero que es muy poco probable que salga adelante.
A la división social y geográfica se une la división interna en los partidos políticos. Los laboristas contrarios a Jeremy Corbyn han aprovechado los resultados para culpar al líder de la formación del fracaso de su campaña. Corbyn se mantiene firme y descartó dimitir e incluso avanzó que se presentaría a un segundo mandato. El líder laborista, respaldado por las bases y sindicatos, afronta una semana complicada ya que podría enfrentarse a una moción de confianza que dos diputadas contrarias a su ideología han reclamado al presidente del grupo parlamentario. Y no hay que olvidar la fractura kilométrica en el Partido Conservador. Con un líder que anunció su «dimisión en diferido», la formación se ve obligada a elegir otro que, presumiblemente, lidere el proceso de separación de la UE. En principio la elección se llevará a cabo en el Congreso Ordinario de octubre. Se baraja como candidatos, además de a Johnson a la Secretaria de Estado Theresa May o la de Educación Nicky Morgan.
Los miembros fundadores de la UE tienen prisa, Londres contemporiza.
Los seis países fundadores de la UE (Alemania, Francia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo e Italia) exigieron a Gran Bretaña que ponga en marcha cuanto antes el proceso previsto para abandonar de forma ordenada la Unión.
El anfitrión de la cumbre y ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, destacó en una comparecencia conjunta en Berlín, con sus homólogos del resto de países fundadores, que Londres debe activar «cuanto antes» el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que es el que prevé el procedimiento para la salida de un país miembro.
Steinmeier había subrayado antes del inicio de la cumbre que «no dejaremos que nadie secuestre a nuestra Europa». En un tono todavía más contundente, el presidente de la Comisión de Bruselas, Jean-Claude Juncker, insistía en que el de Gran Bretaña y la UE «no es un divorcio amistoso (…) No entiendo por qué el Gobierno británico necesita hasta octubre para decidir si envía o no la carta de divorcio a Bruselas. Me gustaría tenerla cuanto antes», rogó.
El presidente del Parlamento de Estrasburgo, Martin Schlulz, tildó igualmente de escandaloso que el primer ministro británico, David Cameron, haya retrasado su dimisión hasta octubre, retardando así las negociaciones sobre el proceso de salida.
El favorito para su sucesión y abanderado del «Brexit», ex alcalde de Londres Boris Johnson, insistió en que la salida británica debería hacerse «sin precipitación» y dio a entender que a Londres le interesaría aquilatar el proceso. Llegó incluso a pedir que Cameron se dé más tiempo y lidere el lento proceso de desanexión (calculado en dos años).
Francia y Holanda instaron a Londres a dejar de jugar «al gato y al ratón». Más atemperada, la canciller alemana, Angela Merkel, se limitó a señalar que, aunque elegir a un sucesor del inquilino de Downing Street llevará su tiempo, «no puede durar una eternidad».
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Soledad GALIANA, del GARA reporta “En Escocia, donde una mayoría del 62% votó por la permanencia, la cual fue refrendada en todos los distritos electores, la salida de la UE es la gota que colma el vaso. Con una voluntad europea clara, el Partido Nacional Escocés (SNP) siempre ha defendido la permanencia en las instituciones europeas, incluso durante la campaña del referéndum de independencia de 2014. En esos momentos, el Gobierno británico usó la estrategia del veto a la entrada en la UE de una Escocia independiente como uno de los argumentos contra los nacionalistas. Irónicamente, dos años después, los escoceses encaran la salida de la UE precisamente por su pertenencia al Reino Unido.
Las reacciones desde el Gobierno de la nacionalista Nicola Sturgeon no se han hecho esperar. El primero en advertir de las consecuencias de una posible salida de la UE fue el que fuera primer ministro escocés y ahora parlamentario del SNP en Londres, Alex Salmond, que inmediatamente sugirió que la consecuencia del resultado del referéndum es una nueva consulta sobre la independencia de Escocia.
«Significa que Nicola Sturgeon tiene que avanzar en el programa electoral, que decía que el Parlamento escocés tiene el derecho a convocar un segundo referéndum sobre la independencia de Escocia si se produjese un cambio significativo y material en las circunstancias, como que Escocia se viera arrastrada a la salida de la Unión Europea contra la voluntad de los escoceses», recordaba Salmond. «Esto es lo que ha ocurrido».
La primera ministra escocesa ayer mismo advertía de que en vista del voto «fuerte e inequívoco» a favor de la permanencia, y del hecho de que «el pueblo escocés ve su futuro como parte de la UE», un segundo referéndum es «muy posible». Considera la salida de Escocia de la UE en estas condiciones como «democráticamente inaceptable».
«Comenzaremos a preparar la legislación que se requiere para que se produzca un nuevo referéndum cuando lo decida el Parlamento», añadió Sturgeon, cuyo Gobierno no posee la mayoría en la Cámara escocesa, pero que contaría con el apoyo de los diputados verdes escoceses, cuyo líder, Patrick Harvie, aseguró que Escocia «debe mantener abiertas todas las opciones para protegerse» ante una posible salida de la UE, a la vez que expresaba su enfado por «la campaña racista, manipuladora y engañosa» de los que defendían la salida de la UE.
Sin embargo, la convocatoria de un nuevo referéndum no deja de ser difícil. Para empezar, la salida de Cameron de la jefatura británica en octubre no le deja ni el poder, ni posiblemente la voluntad, para conseguir el apoyo de su partido a la legislación necesaria en Londres para oficializar el referéndum de independencia de Escocia, y más sabiendo que en esta ocasión el resultado podría ser muy diferente al de 2014. Cameron pasará a la historia como el primer ministro que por ambición personal rompió la UE, pero sería un legado muy duro el sumar a ello «la división del Reino Unido».
En el norte de Irlanda sólo los unionistas del DUP celebraban el resultado final del referéndum que favorece la salida de la UE. En las declaraciones de su líder y primera ministra norirlandesa, Arlene Foster, no se adivinaba ningún atisbo de reflexión ante un resultado que en los Seis Condados norirlandeses decía que la mayoría de los votantes (56%) se inclinan por la permanencia.
El mapa norirlandés de estos resultados refleja la división que aún existe entre los distritos electorales de mayoría unionista, donde la opción de la salida ganó, frente a aquellos donde los nacionalistas tienen mayor presencia. Así, la permanencia ganó en todos los condados fronterizos con la república irlandesa y en Belfast. «Creo que es un buen resultado para el Reino Unido. Nuestro estado-nación se ha definido claramente sobre a dónde quiere ir», afirmaba la unionista obviando que la opción defendida por su partido había salido derrotada entre los votantes norirlandeses.
Sin embargo, para el viceministro principal norirlandés, el republicano Martin McGuinness, el resultado del referéndum abre finalmente la puerta a la posibilidad de que los norirlandeses ejerzan su derecho a la autodeterminación.
Consulta sobre la unidad de Irlanda
El presidente de Sinn Féin, Gerry Adams, quien acompañó a McGuinness durante la rueda de prensa en Stormont, reiteraba la necesidad de un referéndum sobre la unidad de Irlanda y hacía un llamamiento a Londres y Dublín para que garanticen el respeto al «deseo democrático» de los norirlandeses de permanecer en la UE. Una consulta de autodeterminación en el norte de Irlanda se plantea difícil, ya que además de necesitar el apoyo del Parlamento de Londres, necesitaría una mayoría en Stormont, donde el DUP tiene la posibilidad de vetar la decisión.
¿LA BBC PIERDE SU PRIMERA LETRA?
La periodista Jane Martinson del matutino The Guardian en Londres se hace una pregunta básica. BBC es British Broadcasting Corporation. Y a partir del Brexit ¿cae esa primera letra? ¿Habrá más cierres de los periódicos por la caída de la publicidad?
Gran Bretaña es un país dividido, con un gobierno en estado de agitación y una economía que puede entrar en caída libre. El gobierno que entre será quien tenga la responsabilidad de establecer qué es exactamente Gran Bretaña, y el tema de los medios y la publicidad son definitivamente un asunto de menor importancia, pero eso no significa que no haya consecuencias con el Brexit.
Por ejemplo, las repercusiones financieras. El mayor grupo de comunicaciones del mundo WPP de Londres advirtió tras el Brexit sobre la baja en la publicidad incluso en medios como el Daily Mail y el General Trust que fue el más ferviente promotor del “leave”. Pero hay otro asunto colateral: hay registro de que el voto ha sido una protesta generalizada contra el establishment británico, incluidos los medios. La sensación que los medios londinenses no dieron voz a las preocupaciones de los votantes en todo el país, y particularmente en el norte y fuera de los grandes centros urbanos van en esa dirección. Esto podría explicar por qué los diarios tienen en la actualidad una baja credibilidad, aún mayor que los canales y las radios, con la excepción de las redes sociales. En septiembre 2015 se conoció una encuesta que mostraba que el 73% de los ciudadanos de UK no creían en los medios gráficos.
La mayoría de los diarios apostó al Brexit. Y sus dueños están contentos con la posibilidad de tener que debatir directamente con el gobierno. Los medios radiales y televisivos serán los que más cambios sufrirán.
El secretario de Cultura John Whittingdale es evidentemente pro-privatización y ahora estará como el zorro en el gallinero. Hay planes para forzar al Channel 4, concebido como comercial pero de propiedad estatal, para que se mude a Birmingham, en un intento de tener mayor representación fuera de Londres. Y ese proyecto ahora podría acelerarse. En el Channel 4 ya hay una batalla por este tema.
Ahora bien: si el país salta afuera de Bruselas, ¿por qué no dar un golpe de timón y se desparrama la inversión de medios por todo el país?
LAS FINANZAS, LAS INMOBILIARIAS Y EL COMERCIO TIENEN ALGO PARA DECIR
Para algunos es un desastre, un Armageddon. Para otros, el voto para salir de la UE es una oportunidad de oro, y ahora los grandes empresarios quieren sacar el máximo provecha a pesar de que la mayoría prefería quedarse…el proceso de salida demorará dos años y en el transcurso la economía británica se retraerá y limitará su capacidad de recuperación.
Emiel van den Heiligenberg es la máxima figura de Legal & General Investment Managment, un fondo que maneja 757 mil millones de libras esterlinas. Considera que la recesión es inevitable y que la libra caerá más, con efectos económicos inmediatos como la recesión que se ramificará en Europa también. El magnate cree que la recesión será consecuencia de la incertidumbre que tendrán tanto los consumidores como los inversores, y a eso hay que agregar la caída en el valor de las acciones que reforzará este proceso.
Vemos una liquidación de bancos europeos, especialmente aquellos que están en una posición débil. Los bancos italianos que están en dificultades tendrán más aún, y el Banco Central Europeo está lejos de la flexibilidad.
Mark Dampier, director de inversiones de Hargreaves Lansdown, la mayor firma de asesores financieros del país ve la nueva situación como un momento para hacer dinero. El hombre que aconseja a más inversores pequeños que cualquier otro en Gran Bretaña afirma que es momento de comprar “tenemos que acostumbrarnos a los subibajas de la política. Si alguien está invirtiendo para el mediano plazo, es una tontería vender ahora. No es el fin del mundo. Las tasas de interés bancarias no van a subir, y por eso comprar bonos y acciones de los Fondos de inversión siguen siendo una buena salida”.
“Estoy sorprendido de lo pesimista que está la gente joven. Estuve leyendo lo que publican en Twitter y con lo viejo que soy creo que veo más perspectivas que ellos. Deberían terminar con eso de sentirse miserables. Vamos a negociar un tratado de comercio con la Unión Europea. Caerá el PBI un 1%, es cierto pero al menos ahora hemos tomado una decisión”.
La profesora de Economía Lucrezia Reichlin, de la London Business School -ex jefe de investigadores del Banco Central Europeo- está convencida de que la Unión Europea va a jugar duro con Gran Bretaña en las negociaciones porque no va a querer afrontar las protestas de los europeos sobre concesiones a los británicos que son quienes decidieron separarse. Algo así pasó con Suiza que para ganar acceso a los mercados europeos tuvo que aceptar la libre movilidad de trabajadores en su territorio.
Sin embargo, la pregunta que debemos hacernos es qué pasara a cinco años vista, cuando hayamos ganado el control sobre la inmigración pero el mundo del trabajo estará amenazado porque las empresas encontrarán crecientes dificultades para exportar a Europa. Irónicamente, los mayores perdedores son los que votaron por el Brexit”.
Ian Chesire es presidente de la cadena de tiendas Debenhams que tiene expansión por toda Inglaterra e Irlanda. Afirma que la mayoría de los comerciantes están cubiertos frente a una caída de la Libra y por eso los precios serán estables durante un tiempo. Aquellos rubros que tienen una alta dependencia de proveedores muy distantes como China van a sufrir un significativo aumento de precios porque se revalorizó el dólar y muchos deben estoquearse en Asia, donde la Libra perdió valor. Esto va a poner presión en los costos operativos durante los próximos dos años, aunque en este momento lo que preocupa para el desarrollo comercial es la incertidumbre que nunca fue positiva para los negocios.
La ropa y los electrodomésticos son casi totalmente importados. En el rubro alimentos tenemos más provisión local pero una buena porción viene del continente europeo. No podemos dar una dimensión exacta de cómo nos va a afectar el Brexit.
El director de la agencia inmobiliaria Chestertons, Guy Gittins, augura una sequía de propiedades disponibles en el mercado, en tanto y en cuanto la gente va a preferir por al menos 6 meses alquilar su casa antes que venderla. Pero los ricos con dinero en la mano, sean europeos o aquellos con dólares pueden tener ahora un apetito renovado. El mismísimo viernes tras la votación tuvimos una cantidad de consultas como nunca antes. Por eso creemos que los precios se mantendrán y en algunos casos incluso podrían subir, a pesar de todo este ruido
Richard Donnell, gerente de una consultora inmobiliaria estima que los precios en Londres, como mínimo, van a estancarse. Es creíble que la mitad de los compradores no necesiten comprar en un momento determinado y a menos que realmente tengan que hacerlo, se van a cruzar de brazos y sentarse a esperar.
Cuando hubo shocks externos como la caída del rublo ruso en 1998 o lo dela Torres en 2001 hubo una merma en las operaciones fuera de Londres de un 5% y en la ciudad del 15%. Nosotros avizoramos un escenario similar ahora.
Con o sin el Brexit, Londres ya tenía problemas: el 25% de las propiedades del mercado inmobiliario están con precios por debajo de los niveles de 2007. Creo que había grandes oportunidades para los negocios inmobiliarios en los principales centros urbanos si nos quedábamos. Es impensable que no caigan los precios de las casas si la economía cae y sube el desempleo. Tal vez en Londres este último tema se frene antes y virtualmente no aumente.
EL IMPACTO ES MÁS POLÍTICO Y SIMBÓLICO QUE ECONÓMICO
Eduardo Garzón, Master en Economía de la Universidad Complutense de Madrid, y parte del Consejo Científico de ATTAC España, publicó este primer análisis del movimiento Asociación por la Tasación de las Transacciones financieras.
Frente a una noticia importante siempre ocurre lo mismo: los inversores corren raudos a deshacer sus posiciones inversoras (si consideran que la noticia es mala) o a obtener nuevas posiciones (si consideran que la noticia es buena). Por razones obvias, existe una creencia generalizada en que la salida de la Unión Europea por parte del Reino Unido no tendrá efectos económicos positivos, sino que en todo caso serán negativos. Por eso, lo que se espera que ocurra frente a una mala noticia es que los inversores tengan miedo a que sus inversiones pierdan valor, de forma que se anticipan y deshacen sus inversiones antes de que éstas comiencen a perder valor. Estas desinversiones son ventas de acciones que cotizan en bolsa, ventas de divisas, ventas de bonos, etc. Frente a la expectativa de que las acciones, divisas, bonos, etc. vayan a perder valor debido a la noticia, los inversores se deshacen de esos activos antes de que pierdan valor.
La bolsa de los diferentes países ha sufrido un golpe por esta sobrerreacción de los mercados: muchos inversores han vendido sus acciones a menor precio frente a una expectativa negativa. Lo mismo ha ocurrido con la libra y el euro, y con los bonos privados y públicos. La prima de riesgo es inversamente proporcional al precio del bono, si el precio del bono disminuye, la prima de riesgo aumenta[1]. La prima de riesgo de los bonos públicos ha aumentado porque se han registrado muchas ventas de bonos públicos a menor precio que antes. Muchos inversores están vendiendo sus activos financieros porque tienen miedo a que estos activos pierdan valor, y están invirtiendo en activos financieros más sólidos, que difícilmente perderán su valor: el oro, acciones de empresas más potentes, divisas más seguras y sólidas como el dólar, y bonos públicos de economías sólidas y seguras como Estados Unidos, Suiza o Alemania. Por eso el precio del oro se ha incrementado en más de un 5%, y por eso el tipo de interés del bono alemán ha disminuido.
Pero este círculo vicioso no es infinito: en algún momento se detendrá. Es imposible saber cuándo y en qué nivel, pero se detendrá. Dependerá de cuándo se disipe la incertidumbre y de qué manera. Mientras continúen las negociaciones entre el gobierno del Reino Unido y el de la Unión Europea y no se sepa en qué quedará la cosa, no habrá seguridad ni estabilidad en los mercados financieros y los inversores primarán los valores más seguros y sólidos frente a los más débiles e inestables. Pero en cuanto las negociaciones finalicen, sea cual sea el resultado, las aguas volverán a su cauce.
Y su cauce no lo determinan las compras y ventas en los mercados financieros, sino que su cauce viene determinado por la verdadera solidez económica de aquello que respalda los activos financieros. Es decir, la libra es una divisa muy potente porque viene respaldada por una economía muy importante, la británica, que goza de uno de los niveles de desarrollo económico más elevados del mundo. El Reino Unido tiene un modelo productivo potente, empresas potentes, infraestructuras desarrolladas, capacidades tecnológicas de último nivel, multitud de trabajadores con elevada formación y capacitación, maquinaria y herramientas potentes, instituciones sólidas, etc. Ése es el verdadero “valor” del Reino Unido, no el que marquen sobre su divisa determinadas compras y ventas en el mercado financiero. La libra, como moneda de una economía potente, tenderá a reflejar su verdadero valor tarde o temprano.
EL BREXIT Y LOS TIEMPOS DE DONALD TRUMP
La periodista del New York Times Amanda Taub puso el ojo en uno de los temas “estrella” de las campañas nacionalistas: el supuesto peligro de los inmigrantes que llegan a los países europeos y le quitan el trabajo a los nativos.
Taub cita al economista desarrollista Michael Clemens quien ya en 2001 sostenía que la inmigración es un billete que tiene un premio de 3 trillones de dólares y está tirado al costado del camino. La teoría de Clemens es que la apertura a la llegada de inmigrantes a los países centrales necesitados de mano de obra produce un mercado ampliado en cada uno de esos países, un aumento de los salarios en los países periféricos emisores de mano de obra, una leve baja de los salarios en los países receptores y un punto de equilibrio que beneficia a todo el planeta cuando cesa el fluyo migrante, habiendo ganado ambas partes un universo de consumidores que mejoraron su calidad de vida. La liberación de las restricciones a los flujos de trabajadores es necesario para expandir el mundo de los negocios.
Desde esa perspectiva, el temor a la inmigración es irracional. Pero la evidencia no vota. Vota la gente, que cree que en los beneficios de la inmigración y sólo percibe los puntos negativos, y los percibe sobredimensionados.
Una encuesta de Ipsos/MORI del 20 de junio mostró que el 47% de los votantes a favor del Brexit miraban negativamente la inmigración. El hecho que un estudio del Britain’s National Institute of Economic and Social Research evidenciara que el PBI del país había crecido con los inmigrantes jóvenes y ayudado a bajar el costo gubernamental en pensiones, jubilaciones y servicios de salud (replicando en una baja de impuestos) no movió el amperímero.
El dato nacional, lógicamente, no es parejo. El desagregado de los votos donde triunfó la separación de la UE está mostrando que allí hay pocos inmigrantes pero al mismo tiempo los salarios son bajos. Dicho de otro modo: la inmigración ha beneficiado al Reino Unido en general pero no en particular a los más rezagados. De allí al sentimiento anti-inmigrante, hay un paso.
Taub cita en el NYTimes a la especialista de la London School of Economics, Alexandra Cirone, quien considera que se pone en cabeza de los inmigrantes un tema que está atado a los golpes que las comunidades reciben por los cambios económicos o por la crisis económica global. Y ahí no hay encuestas que valgan.
En concreto: ¿por qué hay tanta ansiedad por expulsar a los extranjeros? Probablemente la respuesta tenga que ver con algo simple y cotidiano. Los inmigantes cambian los países a los que llegan. Los cambian en millones d pequeñas cosas imperceptibles, aunque no tengan que ver con el trabajo, e incluso si esos cambios son para bien del país. Naturalmente, si las economías locales están en crisis, cualquier pérdida de los “valores” nacionales y costumbres se vive como una pérdida. Así es como los medios sensacionalistas amplificaron los delitos donde aparecían inmigrantes que eran una plaga que iba a devastar el país.
Ese fenómeno no está ni remotamente circunscrito a Gran Bretaña. En los Estados Unidos, la inmigración neta desde México del 2010 a la fecha es cero. Sin embargo los votantes en las internas republicanas enloquecen y estallan cada vez que Donald Trump les promete construir un muro en la frontera como si eso fuera a resolver los problemas que tienen.
Otro especialista de la London School of Economics, Brian Klaas, ve paralelos entre los seguidores de Trump y los del UK Independence Party. En ambos casos son trabajadores que han quedado dislocados y retrasados en la economía globalizada, y sienten que eso no es sólo por los inmigrantes sino por una burocracia gubernamental que está absolutamente lejos de sus necesidades.
En Australia también hay un creciente sentimiento xenófobo, particularmente hacia los refugiados del Sudeste asiático a los que llaman “los boteros”. Bajo esta presión, los líderes australianos crearon un sistema de detención en el mar y los llevan a barracas de refugiados por tiempo indefinido pero de ningún modo les permiten llegar a las costas australianas. Incluso esos centros de refugiados recibieron acusaciones por violaciones y abuso infantil.
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