A comienzos de este siglo, circuló un texto que ironizaba ácidamente sobre la visión neoliberal-utilitaria en torno a las creaciones culturales.
Invitaban al presidente de una gerenciadora de salud a un concierto donde se interpretaba la Sinfonía Inconclusa de Franz Schubert, pero el jerarca empresario no podía acudir y le pasó la invitación a uno de sus gerentes de finanzas.
Al día siguiente, el titular de la empresa le preguntó al gerente si había disfrutado del concierto, y pidió que le escribiera un memo, el cual decía más o menos lo siguiente:
- En primer lugar, por un tiempo considerable, los oboístas no hacen nada, y deberían ser menos, y distribuir su trabajo en el conjunto de la orquesta, para así evitar exceso de inactividad.
- Los doce violines tocaban las mismas notas. Considero que eso es una duplicación innecesaria y esa sección debería reducirse drásticamente. Si hiciera falta darle volumen, lo mejor sería usar unos parlantes-amplificadores.
- Se pone demasiado esfuerzo en tocar las 16 notas. Me parece un refinamiento excesivo y recomendaría que todas las notas fueran redondeadas en torno a la octava nota. De ese modo, se podrían contratar músicos aficionados en vez de profesionales.
- No tiene utilidad que los cornos repitan un pasaje que ya fue presentado por las cuerdas. Si se eliminaran esos pasajes redundantes, el concierto podría durar 20 minutos en vez de dos horas.
- La sinfonía tiene dos movimientos. Si Schubert no logró sus objetivos musicales al final del Primer movimiento, entonces debería haber parado ahí, porque en ese caso el Segundo movimiento es innecesario y habría que descartarlo.
<>
<>
En razón de lo expuesto, desde mi rol en la gerencia de finanzas, considero que si Schubert le hubiera dado la debida atención a estos puntos que planteo, muy probablemente a esta altura, sí hubiera terminado esa sinfonía. Así concluía la humorada sobre los tecnócratas…
Veinte años después, en Argentina los gestores culturales y ministros siguen pensando como gerentes financieros. Y reavivan el nunca sellado debate -tan profundo como ideológico- en cuanto a si la educación y la cultura son una inversión, o un gasto. ¿Las orquestas pueden autofinanciarse? ¿De dónde provienen los ingresos de los grandes teatros musicales? ¿El arte y la cultura deben dar ‘ganancia’?
Mariángeles Fernández Rajoy, ex productora de los ciclos radiales de Eduardo Lagos, Nano Herrera, Guillermo Fuentes Rey y varios otros, y actualmente en la programación de ciclos y conciertos en el Ministerio de Cultura de la Nación, publicó este texto, que compartimos en la primera edición 2022 de www.purochamuyo.com / Cuadernos de Crisis
<>
DE ORQUESTAS Y DE BURROS
Las recientes declaraciones del Ministro de Cultura de Jujuy, Federico Posadas, en contra de la creación de una orquesta sinfónica en la provincia, desde una visión mercantilista, y las palabras de apoyo de su par en Salta, Sabrina Sansone, son llanamente una expresión de burricie.
Su ignorancia sobre la forma de funcionamiento de la institución orquestal —no solo en la Argentina sino en el mundo— es evidente.
Posadas toma como ejemplo el modelo norteamericano de organizaciones privadas, que ya desde hace tiempo está en crisis. Pretende vender un modelo fracasado: entre 2006 y 2016 más de diez orquestas norteamericanas (entre ellas, la de Filadelfia) solicitaron convocatoria de acreedores e incluso la quiebra.
Alemania, el país con mayor concentración de orquestas del mundo, sufrió una ola de privatización en los 90. El resultado fue problemático: la insolvencia de las asociaciones patrocinadoras en Marl, Zeitz y Berliner Symphoniker lo demuestran. En la Filarmónica de Berlín, Helge Grünewald advirtió que no se debe depender demasiado de los patrocinios para cubrir los costos fijos de las orquestas: «Si se cuenta con un sponsor, este nunca debe aportar dinero para pagar salarios, se debe usar para proyectos especiales».
Federico Posadas dice apoyar la formación, la capacitación y la contratación de los músicos «incentivándolos como empresas», pero remarca que no deben ser cuerpos estables estatales.
A su vez, Sabrina Sansone la funcionaria de Salta, ex coach de Gladys ‘La Bomba’ Tucumana, piensa que un músico de orquesta «solo trabaja tres horas por día, de lunes a viernes…se va haciendo menos artista y se hace un empleado estatal». Sasone denota que nunca estudió un instrumento ni sabe lo que tiene que estudiar individualmente un músico en su casa antes de reunirse con la orquesta en los ensayos y las funciones.
<>
<>
INDUSTRIAS CULTURALES
Bajo la bandera de la «industria cultural» se lleva adelante una política de tercerización disfrazada de emprendedurismo. La precariedad laboral se convierte en autoprecarización (pensemos el caso del teatro «independiente»), un proceso normalizador de la gobernabilidad neoliberal. Como señala Gerald Raunig, del European Institute for Progressive Cultural Policies: «la autoprecarización significa decir que sí a la explotación de todas las facetas de la creatividad y la vida».
La frase más ridícula del funcionario de Gerardo Morales en Jujuy fue: «Al principio es buenísimo… pero luego se sindicalizan». Pareciera que a Posadas le inquieta (o ¿repudia?) que nuestra Constitución garantiza la libertad de asociación, y permite a los trabajadores unirse y formar sindicatos. Solo esto amerita un pedido de renuncia al Ministro.
Posadas desconoce que en las orquestas privadas, como la del Metropolitan Opera House de New York, sus contratos-basura se negocian a través del sindicato Local 802 de la American Federation of Musicians. En 2020, al suspenderse la temporada por la pandemia, los músicos no cobraron salario ni tuvieron cobertura de salud, muchos abandonaron la orquesta (con la consiguiente pérdida de calidad). En 2021, una áspera negociación permitió la reapertura del teatro. A su vez, en Alemania, el sindicato Deutsche Orchesterverinigung negocia el convenio colectivo TVK que establece las cinco categorías salariales (liderada por la Filarmónica de Berlín, las orquestas de las radios de Colonia, Stuttgart y Hamburgo), clasificadas de A a D según cantidad de cargos. En Italia, el que negocia los salarios y beneficios para los músicos es el CGIL; en el Reino Unido, el Musicians Union; en Francia, el SNAM, y así en otros países.
<>
Y por último: el concepto de «no redituable».
A esta altura, debería estar claro que la cultura es una inversión y no un gasto.
En la Argentina existe una gran tradición orquestal estatal, que posibilita el acceso de toda la población a expresiones artísticas complejas que no pueden ni deben ser manejadas por el mercado.
Los organismos culturales elevaron un comunicado para repudiar estas declaraciones y declarar a Posadas persona non grata; lo firmaron la Orquesta Sinfónica Nacional, la Biblioteca Nacional, el Ballet Folclórico Nacional, la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto, el Sindicato Argentino de Músicos, la Orquesta Estable del Teatro Colón, la Banda Sinfónica Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, la Unión de músicos del sur, La Orquesta Sinfónica Municipal de Tres de Febrero, CASa comunidad de artistas de Salta y orquestas provinciales.
Haciendo eco del funcionario jujeño, la salteña Sansone dijo: «Hay que ver si está bien invertido y se justifica el gasto».
Es verdad, hay que optimizar el uso de los recursos estatales.
Es absolutamente injustificable que el Estado gaste dinero en salarios, viáticos y jubilaciones de privilegio de funcionarios que no están a la altura de su cargo, como Federico Posadas y Sabrina Sansone.
<><>
Clarita Mariangeles…!!! Quien quiera oír q oiga y sino q le pague un café a Lombardi…
muchas gracias por tu lectura y comentario!