En mayo 2016, el New York Times publicaba en tapa de su “International Weekly” un artículo de Peter Baker con el título ¿Ha retornado el fascismo?, y la ilustraba con un grafitti de una calle de Lituania donde aparecen dos hombres dándose un beso de boca, al típico estilo ruso: son Vladimir Putin y Donald Trump. Quien advirtió sobre el resurgir del fascismo fue el ex gobernador republicano de Massachusetts, William Weld quien había comparado el plan de inmigración (es decir, el cierre de fronteras con la construcción de enormes y altos muros) de Donald Trump con la Kristallnacht, la noche en que “los nazis desatados atacaron viviendas y negocios judíos en Alemania y asesinaron a miles en 1938”.
Y continuaba en el NY Times, Peter Baker: “Las comparaciones de Trump con Hitler o Mussolini son consideradas injustas por sus partidarios; pero surgen interrogantes en todo el mundo sobre el resurgimiento del fascismo, definido en general como un sistema de gobierno que afirma el poder absoluto y enfatiza el nacionalismo agresivo, y con frecuencia el racismo. En lugares como Rusia y Turquía, líderes como Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan emplean tácticas de dictador. En Austria un candidato ultranacionalista estuvo a tres décimas de convertirse en el primer jefe de estado de extrema derecha electo en Europa desde la Segunda Guerra Mundial».
«Hungría -continúa Baker- tiene un gobierno autoritario que ha tomado medidas severas contra los medios noticiosos y erigió vallas de alambre de púa para evitar la entrada de los migrantes. Preocupa que Polonia pueda seguir el mismo camino (…) En Israel un ex Primer Ministro y destacado general hizo analogías con el fascismo en torno a la ocupación de territorios palestinos. ‘El colapso financiero de 2008 mostró cómo la globalización crea simultáneamente perdedores y ganadores’, afirmó Mark Leonard, director del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. Y continúa Baker en la cita ‘en muchos países los salarios de la clase media se estancaron, y la política se tornó una batalla por tajadas cada vez más pequeñas. Entonces, los populistas, han reemplazado la rivalidad entre izquierda y derecha con una lucha entre elites cosmopolitas y nativos furiosos”.
Austria tuvo elecciones presidenciales el 22 de mayo, ganadas por 3 centésimos de punto por el ecologista socialdemócrata Alexander Van der Bellen. Sin embargo, el recuento de votos dio por tierra con los comicios y el candidato de la extrema derecha del FPOE (Partido de la Libertad) Norbert Hofer pidió nuevos comicios, que se realizarán el 2 de octubre. ¿Por qué el Likud, el partido del primer ministro Benjamín Netanyahu invitó en abril de 2016 a Heinz-Christian Strache a una visita oficial a Israel? Strache fue un estrecho colaborador y discípulo del ya fallecido Jörg Haider, quien durante años dirigió el Partido de la Libertad, que él mismo fundó, y que se caracterizó por su abierto antisemitismo. De hecho, el partido austriaco cuenta con un considerable número de militantes y simpatizantes neonazis.
El ex presidente Shimon Peres se negó a recibir al huésped. El Partido de la Libertad es una formación marcadamente islamófoba que tiene además un claro pasado antisemita y neonazi. En medios políticos israelíes se señaló que Sctrache fue invitado precisamente por su carácter islamófobo.
Hungría tendrá su Referendum el 2 de octubre. Austria volverá a votar entre los verdes y los nazis el 2 de octubre. La extrema derecha franquista habla del “día de la libertad para Europa”.
¿Por qué entonces el foco más luminoso del resurgir fascista es Hungría? Pasen y vean.
LOS LÍMITES ENTRE LA POLÍTICA Y LOS REALITY SE HAN DESPLAZADO, asegura Franco ‘Bifo’ Berardi
Tras la humillación a Grecia llegó el rechazo a los inmigrantes, luego se amplificó la desintegración europea y ahora es el turno de Trump. No sé si Donald Trump ganará las elecciones de noviembre. No lo creo aunque en cualquier caso su impresionante ascenso debe ser analizado. Manos a la obra.
Hitler le dijo a los trabajadores alemanes, empobrecidos y humillados por la agresión financiera Anglo-francesa, ‘ustedes no son trabajadores explotados ni subempleados, sino Arios ganadores’. El Nacional-socialismo emergió gracias a esta percepción.
La misma autopercepción y prospectiva política es la que proponen un vasto abanico que va de Trump a Putin, pasando por Katzinskij, Orban, Le Pen, Boris Johnson y sigue la lista. Para los trabajadores empobrecidos de Euro-América, la respuesta es «paren de pensar en sí mismos como trabajadores derrotados y piensen que son la raza blanca que está resurgiendo otra vez».
La dinámica que puso al Nacional Socialismo en el poder está operando otra vez. Simultáneamente, en la cuenca del Mediterráneo, está colapsando el orden colonial. El coincidente emprobrecimiento y estancamiento de la clase media blanca junto con ese tembladeral del orden político, está produciendo una forma original y agresiva de nacionalismo blanco.
Trump y las crecientes fuerzas de ultra derecha de Europa animan una subjetividad relacionada con la identidad colonial y racial que está desesperadamente reapareciendo como consecuencia de su declive económico, demográfico y geopolítico. La acechante guerra entre el neoliberalismo globalizante y el nacionalismo antiglobalización se vuelve una tragedia.
Cuando los periodistas le preguntaron a Obama sobre la victoria de Donald Trump en el Partido Republicano, contestó con inteligente ironía: “no estamos hablando de entretenimiento, esto no es un reality-show, sino la competencia para la presidencia de los Estados Unidos”. Error, Obama. Los bordes entre la política y los reality se han mixturado y la racionalidad política de la modernidad no parece comprender que esa competencia por el cargo de presidente de los EE.UU. es en verdad un reality. Obama se está convirtiendo en uno de los personajes de un show en el que Trump parece estar cerca de ser el director.
Italia tuvo una experiencia donde se mezcló la farsa con el poder autoritario. Berlusoconi se mostró con una campaña publicitaria basada en dos palabras que provenían del léxico del fúbol: Forza Italia. También en aquella oportunidad los viejos políticos dijeron, con ironía, que las elecciones no eran un show, pero el 27 de mayo de 1994 Forza Italia ganó las elecciones y reconfiguró el lenguaje de la política para siempre.
Los políticos tradicionales piensan en la política como en un discurso público abarcador, y que la publicidad es una esfera específica, peculiar, de ese discurso. Berlusconi pensaba otra cosa: él puso negro sobre blanco que la política es una sub-esfera del discurso mediático.
Los triunfos, el triunfo, de Trump son políticamente inexplicables. Esto se debe a que los que votaron en las primarias republicanas y los que lo harán en noviembre, no pertenecen al campo de la política sino a esa ‘esfera mediática’ de los reality.
En una gira que hizo por Asia, Obama les dijo a sus aliados políticos impactados por las opiniones de Trump que “él no sabe demasiado de política exterior, ni sobre la política nuclear ni sobre el mundo en general”.
Es obvio que Obama tiene razón: Trump es un ignorante total sobre los significados históricos, económicos y antropológicos de los que habla Barack Obama pero él parece olvidar que la ignorancia no es un obstáculo para obtener el poder en estos tiempos.
Los norteamericanos votaron dos veces por un fulano que creía que los Taliban eran una banda de rock, hasta que los Taliban vinieron volando hacia las Torres Gemelas. Ese tipo es el que cambió la historia del mundo al comenzar una Guerra infinita que está destruyendo una vasta región del mundo. ¡Vamos! Deberíamos entender que la ignorancia tiene una gran potencia cuando está impulsada por la humillación y desesperación.
El dogma neoliberal es el que ha sumido a los trabajadores occidentales en la desesperación, y no pueden rebelarse a esta explotación porque la propia izquierda es un grupete de agresores financieros.
En 1933 los trabajadores de Alemania votaron por el partido que los llamó Arios y Germanos, y por el partido que proclamó que los judíos y Roma eran sus enemigos mortales. Hoy las clases trabajadoras de Euro-América quieren escucharlo a Trump, a Putin, a Le Pen, a Orban y a Boris Johnson.
Quieren que les digan que son la raza superior, que van a prevalecer por encima de los migrantes si logran constreñirlos a estar en campos de concentración a lo largo de toda la costa mediterránea.
Ahora están todos celebrando las elecciones de Austria. Morgan Stanely una y otra vez le pide a los gobiernos europeos que cambien sus leyes para permitir la más pronta implementación de un libre mercado. Merkel, Hollande, Valls y sus aliados están obedeciendo sin demora para hacer cumplir las órdenes del sistema bancario.
Y se encaminan hacia el precipicio. ¿Acaso lo saben?
LOS REFUGIADOS: MI COARTADA PERFECTA
Escribe David Pratt en Solidarity.org
Ubicado en una elegante ‘villa’ de Budapest, el Museo de Artes Decorativas húngaro incluye piezas de Irán, Siria y otros países del Oriente Medio y Oriente. En una de las salas del piso alto, una colección incluye dos paneles de madera de Siria: son ventanales. Se ven ensamblados finos dibujos de arte folclórico. Y arriba de la ventana hay pintadas a mano escenas de la vida pastoril en Siria, pacífica y pujante.
Si por algún raro caso estas ventanas viajaran de regreso a Siria, la vida con la que chocarían es la de ruinas, cascotes y desintegración. Un amigo me decía: “El camino desde Aleppo, una de las ciudades más hermosas del mundo al sur de Damasco es un absoluto desastre. No ha quedado nada, solo montañas y montañas de escombros”
Esos niveles de desintegración tienen similitud con otros pueblos como Ramallah en Palestina o con muchos en México, pero el ritmo y la confluencia de factores que han destrozado la vida que tenían los sirios, probablemente no tenga parangón.
Mucho antes de la aparición del ISIS, el cambio climático y la globalización empujó a más de 1 millón y medio de sirios a dejar sus pueblos y sus tierras. Hoy son 8 millones los que fueron desplazados junto a 1 millón y medio de iraquíes que huyeron hacia Siria buscando refugio.
Y lo que todavía tiene menos precedentes, lamentablemente, es el desesperado y heroico intento del pueblo sirio para salir de sus casas y de los campos sin el apoyo ni la esperanza de tocar El Líbano o Turquía.
Pero el Primer Ministro de Hungría, Victor Orban, mirando a través de los ventanales de su residencia oficial en Budapest, entre la marea de refugiados vio algo distinto: una oportunidad. Con el creciente apoyo que está obteniendo el partido de extrema derecha Jobbik, el tema de los refugiados podría ser la gran ocasión para que su partido derechista Fidez sea el paladín defensor de los ‘valores’ y las fronteras de Hungría. También sería un pasaporte para minar a los ‘cobardes y espantosos” liberales, desde George Soros hasta los minions de la Unión Europea en Bruselas.
La más difundida y memorable imagen de las acciones anti-inmigrantes de Orban es la construcción de la barrera con cables de púa, en la frontera común que tienen desde Serbia hasta Croacia, cuyo costo se estimó en 100 millones de euros. La arremetida para terminarlo en tiempos récord le hizo difícil a Hungría conseguir dónde aprovisionarse de ese cable durante un tiempo. De hecho un proveedor se negó a venderlo alegando razones humanitarias.
Mientras que la barrera era una oportunidad en sí misma para el partido Fidez de mandar un mensaje claro, también sirvió para resolver una dificultad con los refugiados que viajaban a través del país, dado que pocos querían quedarse en Hungría (las mayores oportunidades parecen estar en Alemania y Escandinavia) pero el tránsito por el país demoraría un tiempo y entonces…
Según el vicepresidente del partido Balpart (la izquierda húngara) Szabocs Pinter, unos 10 mil jóvenes salieron de inmediato para dar brindar su apoyo y solidaridad a los refugiados en los meses de junio a noviembre 2015. Una parte de este trabajo fue lanzado o absorbido por ONGs pero la tarea principal la llevaron adelante el Balpart, el Partido Verde y otros grupos pequeños. En Hungría la izquierda es pequeña y se está reagrupando, y cualquier actividad progresista y autónoma era un dato indeseable desde la perspectiva de Fidez, en el poder.
Mucho más indeseable fue la potencia de las imágenes que contradijeron el relato de Orban y sus amigos oligárquicos: las de húngaros brindando comida y abrigo a los refugiados, con la policía mirando para otro lado y luego -cuando el cerco de alambres de púa fue derrumbado- ver que los refugiados usaban las barras de metal y otros materiales de construcción que intencionalmente los obreros (que la habían levantado) dejaron allí.
Orban tiene la obsesión de controlar las imágenes y el discurso a través de un mecanismo: darle el mando de los canales de televisión a sus seguidores. En uno solo el plan falló; en los otros la información que se brinda y la cobertura es acorde a los lineamientos que Fidez puede aceptar.
Estas acciones y estas imágenes son lo suficientemente poderosas per se como para alimentar en el largo plazo algunas preguntas sobre las contradicciones inherentes a Fidez y Orban en torno a su postura anti-inmigratoria. Para 2050 se estima que Hungría va a tener 1 millón menos de habitantes, de los actuales 10 millones. En los últimos años 400 mil emigraron a la zona europea gracias a la política de fronteras abiertas.
***
Mientras Orban siembra racismo y sentimiento xenófobo a escala nacional y regional (socio en esto con Eslovaquia, República Checa y Polonia), su opositor más próximo es el partido neonazi Jobbik (El Mejor/El de la Derecha), dedicado cotidianamente a atacar a la población gitana que representa el 8% del total del país. Los gitanos enfrentan una discriminación rampante en el tema vivienda y el acceso laboral, y son ampliamente perjudicados. Tiene solamente 2 representantes en la Asamblea Nacional, el 1% del cuerpo.
David Janniczak, el recientemente electo alcalde en Ozd, es una estrella en crecimiento del partido. Dijo “cada persona en Ozd tiene dos opciones. Vivir su vida en orden y honradez, y construir la ciudad, o destruirla. La mayoría de los que la destruyen son gitanos. Sin ellos sería mucho más fácil el desarrollo de la ciudad”.
Janniczak ha otorgado su “pacífico consentimiento” a la policía para que imponga nuevas reglas laborales a los trabajadores municipales que viven de la ‘asistencia pública”. La mayoría son gitanos. Se les ha extendido la jornada laboral sin agregarles una moneda a su modestísima compensación. Se les exige que viajen a su lugar de trabajo bien temprano a la mañana, antes de que comience el servicio de transporte al público. También se instalaron cámaras de vigilancia para controlarlos mientras trabajan.
“Todo es intimidatorio” afirma Bela Biro, un ex trabajador de la acería que ahora trabaja en el proyecto de huertas que lleva adelante la ciudad. “Ni siquiera nos dejan sentarnos por 5 minutos. Nos dijeron que no podemos ni aunque nos esté sangrando la nariz”.
La situación con el gobierno derechista de Fidez no era mejor. En 2014 Ozd clausuró muchas canillas de agua pública y le redujo la presión de agua a muchas otras. Más de 8000 romaní en la ciudad de Ozd carecen de agua corriente en sus hogares ni tampoco tienen servicio de recolección de basura. Siendo las canillas públicas la única provisión de agua para cocinar, bañarse o sus necesidades diarias, esto puso a las familias gitanas en una situación desesperada y definitivamente en peligro.
Es difícil saber hasta qué punto la izquierda húngara puede movilizarse con iniciativas concretas anti-racistas. Szabocs Pinter afirma que muchos gitanos están alineados con los partidos progresistas y sus causas. Una señal de la posible falta de apoyo de otros sectores de la izquierda no gitana es la disposición del centro y la derecha de ser deliberadamente racistas.
Dislates del partido Jobbik como el que transcribimos más arriba son un ejemplo entre muchos otros. Y ahora veamos lo que dice Fidez en torno a los inmigrantes.
Lazslo Foldi, un ex director del Servicio de Inteligencia Húngaro que como muchos otros construyó su carrera a partir de amplificar el temor al caos y al terrorismo, publicó en junio de 2015: “El caos resultante de las masas de migrantes llegando a Europa ha tenido un efecto destructivo en la vida de los europeos. Los franceses escasean en París. Los pobladores de Viena evitan entrar en algunos distritos de la capital; Londres se está convirtiendo en una verdadera Babel donde el caos parece normal”.
El antisemitismo está al tope del discurso de Orban quien asiduamente habla de George Soros (Soros Gyorgi) y la conspiración de inundar Europa con refugiados del Cercano Oriente y África. Soros es un liberal, al menos a los ojos de los oligarcas; es judío y les sirve de chivo expiatorio.
Soros banca una ONG en Hungría y en otros sitios. Esto ya es un motivo de consternación para Orban y sus acólitos.
Mientras tanto, cientos y cientos de miles de refugiados sirios y afganos viven su tercera o cuarta migración: la del cambio climático, la de la globalización, la de sangre-por-petróleo impulsada por los Estados Unidos y sus socios imperialistas, y la de la falta de alternativas políticas con la desarticulación y declive de las izquierdas.
En Eger, Hungría, un centro con famosos baños termales, está el único minaret islámico que queda de la época otomana. Es el único que está en pie en una zona tan al norte en Europa. Cuando los otomanos fueron barridos, los cristianos llevaron 400 bueyes y los amarraron al minaret para tirarlo abajo. Pero no pudieron y ahí está, silencioso en pie para que los turistas hagan sus pasos y dejen su aliento trepándolo por sus estrechas escaleritas.
Victor Orban, quien alguna vez estuvo aislado por su postura anti-refugiados, logró validarse con la opinión pública. Es el Trump de Europa del Este y esta vez intentará tirar abajo el minaret, ese que no pudieron voltear 400 bueyes.
EL REFERÉNDUM HÚNGARO DEL 2 DE OCTUBRE
El partido FIDESZ surgió de una organización estudiantil de la Universidad Eötvös Loránd, en la víspera de la transición, en 1988. Todos nacidos y criados en la Hungría socialista, se presentaron como jóvenes, dinámicos, empresarios, la fuerza del futuro. Organizaron fiestas en la calle. Con el tiempo y el crecimiento o el fracaso de sus empresas se volvieron más y más conservadores. Descubrieron los valores burgueses: la familia, la patria, la iglesia. Su aversión contra su rival, el Partido Socialista cambió de retórica al mismo tiempo que Yeltsin hacía lo propio en lo que quedaba de la URSS en 1991. En vez de “comunistas” que quieren sofocar la pujanza empresarial fueron vindicados como traidores de la patria que venden el país y sus riquezas al FMI y la UE. Desde entonces, el internacionalismo, el liberalismo y la libertad del pensamiento se convirtieron en los más grandes peligros para la nación húngara. Han decretado en 2014 una nueva constitución que no conoce otra obligación, otro principio que la nación. Al mismo tiempo, más y más escuelas y universidades públicas pasan al mando de la iglesia católica.
El presidente húngaro, Janos Ader, cofundador con Orban del partido Fidez, convocó para el próximo 2 de octubre este controvertido referéndum propuesto por el gobierno del primer ministro Viktor Orban.
El ministro de Relaciones Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, manifestó que el referéndum convocado sobre el sistema de reubicación de refugiados entre los países comunitarios servirá «para parar» a Bruselas.
«Los húngaros contarán con la posibilidad de parar a Bruselas, ya que sus políticas de inmigración son un callejón sin salida y contrario a los intereses de la Unión Europea, de Europa y de Hungría», aseguró ante la prensa en Budapest.
Según Szijjarto, «Bruselas no tiene el derecho de decidir sobre el pueblo húngaro y los húngaros tienen derecho a decidir con quienes quieren convivir en su país”.
Hungría, como los otros países ex comunistas de Europa Central, se opone decididamente a la propuesta de Bruselas de reubicar a los refugiados según cuotas en los países miembros de la UE, que en el caso húngaro serían unas 1.300 personas.
En este sentido, el ministro Szijjarto afirmó que «las políticas de inmigración de Bruselas ponen en peligro la seguridad en Hungría», ya que, según opinó, éstas «animarán de nuevo a miles y decenas de miles a entrar en Europa sin control».
«¿Quiere que la UE disponga, sin el consentimiento del Parlamento (de Hungría), sobre el asentamiento de ciudadanos no húngaros en Hungría?», será la pregunta en esa consulta en la que el gobierno de Orban espera que gane el «no».
Hungría expulsó el 6 de julio 2016 a casi 200 refugiados a la vecina Serbia por canales improvisados y en aplicación de una nueva ley que dificulta el asilo en el país. En el marco de la peor crisis de refugiados en Europa en los últimos 70 años, las autoridades húngaras aplican desde el 5 de julio una polémica reforma legal que permite trasladar a los refugiados interceptados a una especie de «tierra de nadie» detrás de las vallas que ha construido a lo largo de sus fronteras.
Allí, todavía en territorio húngaro, los refugiados deberán esperar sin apenas asistencia oficial para acceder a las zonas de registro, donde podrán presentar sus solicitudes de asilo, lo que dificulta mucho las peticiones, según critican la ONU y las organizaciones humanitarias.
Estos nuevos expulsados se suman a otros 600 expulsadas esa misma semana, aseguró la cadena de televisión serbia B92, a la cual se le prohibió filmar en el lugar.
B92 informó desde la zona limítrofe que los refugiados son trasladados de noche, pero no por puestos fronterizos oficiales, sino por unos puntos improvisados a lo largo de la valla de alambre de púa erigida por Hungría el año pasado.
El canciller del gobierno Fidez advirtió que las autoridades húngaras tienen la intención de devolver a Serbia, en grupos pequeños, a unos 17.000 inmigrantes, que entraron en Hungría en lo que va de año para solicitar asilo, informó la agencia de noticias EFE.
Desde septiembre de 2015, cuando Hungría selló sus fronteras con Serbia y Croacia, la entrada ilegal en el país es un delito penado con hasta cinco años de prisión.
Asimismo, la agencia de noticias serbia Tanjug indicó que en la «tierra de nadie», en la zona de Horgos y Kelebija, pasos fronterizos serbio-húngaros, había más de 600 refugiados, alojados en tiendas de campaña improvisadas. La espera para entrar de forma legal en Hungría es lenta: solo atienden a unas 30 personas por día.
El ministro de Trabajo serbio, Aleksandar Vulin, encargado también de asuntos de refugiados, declaró que Serbia no será un «estacionamiento» de refugiados y rechazó que haya aumentado el número de personas que pasan por su país.
Hace pocos días, Vulin manifestó que en los centros de acogida de refugiados en Serbia había algo más de 500 personas.
En marzo 2016, la ruta migratoria de los Balcanes para refugiados de Medio Oriente, que iba desde Grecia por Macedonia, Serbia, Croacia y Eslovenia hacia Austria y Alemania, y por la que pasaron en 2015 cientos de miles de personas, quedó cerrada por la decisión de varios de estos países de clausurar sus fronteras.
Desde entonces crece de nuevo el tráfico ilegal de personas que esperan llegar por el camino que atraviesa Bulgaria, Serbia y Hungría.
La Unión Europea estudia cambiar la ley para multar a los países miembro que no acepten sus cuotas de reubicación de refugiados.
“En la campaña, que oficialmente comienza ahora, además de los partidos en el Gobierno, probablemente Jobbik, de extrema derecha, también pedirá a los votantes que digan NO a Bruselas. Las formaciones de izquierda harán campaña por el SÍ”.
ORBAN RECARGADO
El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, aseguró el viernes 26 de agosto que su país va a construir una nueva valla más robusta en su frontera sur ante un posible aumento en el número de inmigrantes y refugiados por el eventual fracaso del acuerdo entre Turquía y la Unión Europea. Por ese acuerdo Turquía (antes del intento de golpe de estado del 15 de julio y de todas las sospechas y acusaciones que surgieron desde allí por parte del gobierno de Erdogan) se comprometía a recibir-frenar a los refugiados a cambio de varios miles de millones de euros en asistencia de la Unión Europea.
«Los estudios técnicos están en marcha para construir un sistema de defensa más robusto junto a la línea de defensa ya existente, que se construyó de forma rápida (el año pasado)», declaró Orbán a la radio pública húngara.
Semanas antes expresó: «Hungría no necesita un solo migrante para que la economía funcione, o para que el país tenga futuro. Por el contrario, cada migrante representa inseguridad y riesgo de terrorismo». Orban llegó a decir que «el que necesita inmigrantes pueden llevarlos, pero sin forzarnos a nosotros, no los precisamos. Para Hungría la migración no es una solución sino un problema… no es un medicamento, sino un veneno, que no queremos tragar», argumentó.
«Nuestro enemigo no está en La Meca sino en Bruselas, afirmó Orban en un acto para la población húngara residente en Rumania, el pasado 23 de julio. Los ejércitos europeos deben defender el continente en dos frentes, del este y del sur, o sea, protegernos del terrorismo y de los inmigrantes”, remarcó, y allí sentenció que las propuestas de Donald Trump son mejores para sus objetivos.
Tras reunirse el 25 de agosto con los países del grupo Visegrad Cuatro (Hungría, Polonia, Eslovaquia, República Checa) en Varsovia, y con la presencia de la Canciller alemana Angela Merkel, Orban sentenció “Hay problemas que se desprenden del Brexit: la Unión Europea ha perdido su capacidad de adaptación en casi todas las dimensiones, no pudimos salir de la crisis financiera, no hay una buena respuesta de adaptación a la migración y al terrorismo”.
La primer ministro polaca, Beata Szydlo terció en el mismo sentido: “después del Brexit se necesita un cambio para una cooperación europea más eficaz. Resolver cuestiones como la seguridad interior y exterior de la UE, incluyendo el terrorismo y las cuestiones relativas a atender la crisis migratoria y las fronteras exteriores de la Unión”.
Merkel recibió su propio puñetazo en la nariz. Las elecciones del primer fin de semana de septiembre en la región de la ex Alemania Oriental de donde ella es oriunda deparó una temible sorpresa: el partido antiinmigrante, AfD, quedó segundo en las elecciones regionales en Mecklemburgo-Antepomerania, por debajo de los socialdemócratas que obtuvieron la primera minoría y relegando a la derecha socialcristiana del CDU al tercer lugar. El AfD refuerza de esa manera su posición en la escena nacional, porque logró representación en 9 de los 16 estados federados o «länder», invariablemente en todo el este de Alemania. Alternativa para Alemania (AfD) basó su campaña en el ‘caos’ que desde 2015 a la fecha provocó la política de puertas abiertas de Merkel, que llevó a un millón de migrantes a territorio alemán.
QUIEN ES GYORGY SCHOPFLIN, CABEZA DE CERDO
Schöpflin es un académico y político húngaro nacido en noviembre de 1939 cuya familia huyó apenas finalizada la Segunda Guerra Mundial y la instalación de la República Popular en Hungría.
Vivió desde 1950 en Gran Bretaña. Hasta 2004. Estudió su secundaria en Escocia y su educación superior la cursó en Glasgow. Trabajó en el Royal Institute of International Affairs en Londres desde 1963 a 1967 tras lo cual pasó a la BBC por una década.
Siendo un experto en Estudios Europeos, dio clases en la Facultad de Estudios Eslavos y de Europa del Este en la University of London, obteniendo el Jean Monnet Professor of Politics en 1998.
Schöpflin ha dedicado su trabajo a temas como nacionalidad, identidad y poder político, y se sumó tempranamente al gobierno conservador de Viktor Orban por el partido Fidez. En 2004 fue elegido Miembro del Parlamento Europeo, reelecto en 2009, trabajando como miembro pleno del Comité de Asuntos Externos y suplente en el Comité de Asuntos Constitucionales.
Este hombre es la espada de la más rancia derecha húngara en Bruselas.
En agosto 2016, las fuerzas de seguridad húngaras, colocaron espeluznantes espantapájaros y monigotes a lo largo de la barrera de alambres de púa en la frontera para asustar a los refugiados que esperan poder pasar a la denominada zona Schengen. Refugiados con apenas sus ropas y sus hijos a cuestas, mayoritariamente islámicos, y cuya religión les prohíbe comer cerdo.
El director de Human Rights Watch, Andrew Stroehlein denunció la presencia en las vallas fronterizas húngaras de espantapájaros fabricados de forma artesanal con verduras, indicando: «Los refugiados huyen de la guerra y la tortura. Hungría, vuestras cabezas hechas con tubérculos no los detendrán” a lo que el profesor Schöpflin, eurodiputado por el grupo parlamentario Demócrata Cristiano, fue más allá, respondiendo via Twitter “las imágenes humanas son haram (sagradas) deben poner cabezas de cerdos, eso sí los disuadirá con mayor eficacia», desatando con ello una acalorada discusión.
A continuación, el director de Human Rights Watch respondió al húngaro calificando su comentario de «desagradable», «xenófobo» y de incitar con él al «odio», algo que -dijo- esperaría de «un troll neonazi anónimo, pero no de un eurodiputado». Paralelamente, otros internautas consideran «vergonzoso» que personas como el político húngaro representen así a su país.
El húngaro recibió el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Tallinn en marzo 2010. La ciudad capital de Estonia, junto con Lituania ha construido monumentos en honor a las tropas nazis y ha sido política de estado respetar las marchas de los neonazis.
La historia cuenta que “Durante la II Guerra Mundial, los nazis crearon 37 divisiones de Waffen Schutzstaffel (Waffen SS) de las cuales sólo 12 estaban compuestas exclusivamente por alemanes [1]. La mayoría de las divisiones eran reclutadas entre las poblaciones llamadas «arias» de los países anexados u ocupados. Aunque los letones no fueron todos considerados «arios», fueron enrolados en masa afirma Thierry Meyssan, de la Red Voltaire.
“De 900,000 Waffen SS, cerca de 150,000 eran letones, constituyendo así el mayor contingente extranjero mientras que su país, Letonia, sólo contaba con dos millones de habitantes. Los letones formaron sobre todo la 15ª División de Infantería, que fue la unidad no alemana más condecorada de la Waffen SS. Fueron ellos quienes se atrincheraron en Berlín y entablaron los últimos combates del III Reich.
Los SS letones no combatieron para defender su país, sino principalmente contra la Resistencia en Bielorrusia y en Rusia. En su gran mayoría eran voluntarios. No obstante, en 1944, se les unieron reclutas algunos de los cuales habían sido enrolados a la fuerza.
Incluso antes de terminar la Guerra Mundial, los servicios secretos británicos reclutaron agentes entre los criminales de guerra nazis (especialmente miembros del Arajs Kommando) para combatir el comunismo y los infiltraron en Suecia con la ayuda del SMT, el servicio secreto local. Así se reconstituyó por completo una unidad SS de 1500 hombres, bajo el mando del coronel Osis, con el objetivo de lanzar un ataque contra los soviéticos.
Sin embargo la idea fue abandonada después que el Tribunal de Nuremberg calificó a la Waffen SS y a todas sus secciones como una «organización criminal». En 1949, esos agentes fueron transferidos a Hamburgo (a la zona alemana ocupada por los británicos) para ser entrenados por el MI6 («operación Jungla»)”.
Los «mejores» elementos recibieron una formación adicional en Gran Bretaña. Todos fueron pronto integrados en lo que se convertiría en la red «stay-behind» de la OTAN, dirigida en conjunto por los británicos y los estadounidenses”.
“En enero de 2005, el gobierno letón publicó una obra titulada Historia de la Letonia: siglo XX; en el libro se precisa que fue impreso con el apoyo financiero de la embajada de los Estados Unidos y el lanzamiento se realizó durante una conferencia de prensa de la presidenta de la República, Vaira Vike-Freiberga.
En él leemos con sorpresa, entre otras cosas, que el campo de Salaspils, donde los nazis realizaron experimentos médicos con niños y donde 90.000 personas fueron asesinadas, no era más que un «campo de trabajo correctivo» y que los Waffen SS eran héroes de la lucha contra los ocupantes soviéticos”, concluye el historiador Meyssan.
Es justamente por todo eso que no sorprende nada de lo que haga o diga Schöpflin, ni de los premios que reciba. En octubre de 2013 recibió el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Corvinus de Budapest. También es Profesor titular de la Universidad de Bologna, en la sede Forlí.
La polémica generada por “cabeza de cerdo” no concluyó, porque el eurodiputado se negó a retractarse.
Las fotos publicadas con los espantapájaros vegetales en una Facebook page de grupos que avalan las políticas del gobierno húngaro y las tropas que patrullan la frontera dividieron a la opinión pública del país. Hubo quien publicó en el Facebook “No tengo palabras; los húngaros somos mejor que esto”.
QUÉ ROL JUEGAN EN EL REFERENDUM LOS HÚNGAROS QUE VIVEN EN EL EXTERIOR
Los nativos que no residen en el país reciben un insistente bombardeo para inscribirse y votar el 2 de octubre, pero hasta el momento hay poco entusiasmo, reporta Vicktoria Serdult, recogiendo información del diario Magyar Nemzet. Según la Oficina Nacional Electoral se registraron 114,000 personas en Rumania, 29 mil en Serbia y 2100 en Alemania, en total unas 264 mil, aunque hay más de 700 mil que estarían habilitadas para votar, es decir que se han inscripto poco más del 37%.
El plazo para inscripción es hasta el 17 de septiembre, y el partido Fidez en el gobierno busca con el referéndum generar una tremenda movilización de impacto nacional e internacional: decidió que el voto no pueda realizarse en las embajadas y consulados, sino que deba hacerse dentro de las fronteras húngaras, por lo cual se espera una avalancha de viajeros entrando a Hungría para esa fecha.
El lanzamiento oficial de la campaña por el NO a los refugiados es este 1 de septiembre. “Cada ministro y cada subsecretario van a recorrer palmo a palmo el país” afirman desde el gobierno, porque el futuro de Hungría está en juego y esperamos una relevante movilización, según recogió el semanario de negocios de Budapest Figyelő
HUNGRIA, ORBAN Y EL ANTISEMITISMO
El 24 de agosto de 2016, el Centro Simon Wiesenthal emitió un comunicado crítico sobre Gobierno de Orbán, después de que el régimen de Budapest decidiera otorgar un importante premio nacional al columnista rabiosamente racista Zsolt Bayer, quien en reiteradas publicaciones abogó por un genocidio contra la minoría romaní (gitanos) y lamentó que más judíos no fueran asesinados en un pogrom en 1919 / 20.
El Centro Simon Wiesenthal repudió la concesión de la Orden del Mérito de la Cruz de Caballero, un alto honor estado, por parte del presidente húngaro János Áder a Zsolt Bayer el jueves pasado. El rabino Abraham Cooper, decano asociado y Mark Weitzman, director de asuntos gubernamentales para el Centro Wiesenthal dijo, «Este premio es una vergüenza. El gobierno húngaro no puede tener las dos cosas: celebrar la intolerancia y al mismo tiempo presentar la Hungría de hoy en día como una democracia con visión de futuro «.
«Este ‘honor’ legitima los despreciables escritos racistas y antisemitas de Zsolt Bayer. Bayer, que ha llamado a la población gitana «animales» y que publicó una serie de columnas antisemitas en años pasados. Merece ser condenado sin reservas y no honrado».
Weitzman, quien también preside la Comisión de antisemitismo y la negación del holocausto de la International Holocaust Remembrance Alliance (IHRA) agregó: «Que el gobierno húngaro dé este paso a un año de haber presidido la Alianza Internacional de Recuerdo del Holocausto no es otra cosa que una demostración del cinismo y la manipulación política del gobierno de Orban, que revela a las claras sus continuos esfuerzos para honrar a figuras racistas y antisemitas del pasado de Hungría, tales como Bálint György y Hóman Donáth.
El Centro Simon Wiesenthal y sus más de 400.000 miembros constituyentes están de pie junto a András Heisler, el presidente de la principal organización que agrupa a los judíos de Hungría, Mazsihisz, y todos los que están dentro y fuera de Hungría que se han unido para protestar por este honor deshonrosa”.
Además de la protesta del Centro Wiesenthal, la sociedad húngara mostró reservas éticas inesperadas.
Un número creciente de húngaros prominentes anunciaron que van a devolver la Orden de Cruz del Mérito en protesta. El mensaje es claro y simple: si el maleducado señor Zsolt Bayer puede ser reconocido por el régimen de Orbán después de referirse a los gitanos como «animales que no son aptos para la convivencia de cuyo cráneo animal sólo salen sonidos inarticulados y lo único que entiende es la fuerza bruta», entonces el tercer premio más importante del país ha quedado manchado para siempre.
El Sr. Bayer ha ido más lejos en los últimos años: dijo textualmente en torno a la cuestión gitana: «Deberían ser animales. Esto debe ser resuelto, inmediatamente y de alguna manera».
En palabras del empresario András Polgár, uno de los que devolvió la Cruz de Caballero, si “El Estado considera que es conveniente levantar un pedestal a los delincuentes racistas me es imposible tolerar esto con una conciencia sobria y decente”.
Tamás Krausz, historiador, agregó: «Esto es inaceptable para todas las personas que están comprometidos con los principios del humanismo». Y el sociólogo László Bruszt fue más allá. Le escribió una carta pública al presidente húngaro, también de la cúpula del partido Fidesz diciéndole: “señor Janos Ader: «¿Cómo puede vivir con su conciencia tranquila habiendo otorgado este premio a un hombre como Zsolt Bayer que ha pisoteado constantemente las minorías y que ha pedido la muerte de nuestros compatriotas?»
A pesar del creciente escándalo en torno al premio, el gobierno húngaro no tiene ninguna intención de dejarlo sin efecto. El jefe de Gabinete del Primer Ministro, János Lázár, comentó que el Sr. Bayer ha ganado su medalla en reconocimiento por su carrera y no por sus errores»
Bayer, además de sus comentarios sobre los romaní, recientemente sugirió que los musulmanes eran basura y deberán eliminarse de alguna manera, y que los judíos y los izquierdistas estaban conspirando para eliminar la raza blanca.
De entre la lista de docenas de personalidades que están devolviendo el premio nacional, varios de los nombres destacados son:
- László Bruszt (sociologist)
- Ágnes Darvas (sociologist)
- László Dióssy (former mayor of Veszprém)
- Ágnes Erdélyi (philosopher)
- Catherine Feidt (former honorary consul)
- Péter Felcsúti (banker)
- Nikosz Fokasz (sociologist)
- Gábor Hegyesi (sociologist)
- András Heisler (President of the Federation of Hungarian Jewish Communities – MAZSIHISZ)
- Balázs Galkó (actor)
- Gábor Kertesi (economist)
- János Köllő (economist)
- Tamás Krausz (historian)
- Éva Kuti (researcher)
- Jenő Lőcsei (sociologist)
- Alíz Mosonyi (children’s author)
- András Polgár (businessman)
- István Polonyi (education specialist and researcher)
- Péter Somlai (sociologist)
- Mária Székely (sociologist)
- Imre Takács (art historian)
- Katalin Tausz (sociologist)
- Júlia Varga (economist)
- Kálmán Varga (museologist)
En tanto, se desató una tormenta luego de que Ronald S. Lauder del Congreso Mundial Judío definiera a Hungría como el país más antisemita de Europa. Dijo textualmente: «El peor infractor es Hungría. Porque ahora tienen al partido neonazi Jobbik y hasta construyen estatuas a los nazis como el Almirante Horthy».
Eszter Garai-Edler, un activista de los derechos civiles, sostiene que el régimen de Orbán es el único gobierno en la UE que abiertamente y de todo corazón ha abrazado el racismo.
“La responsabilidad de Orbán en el aumento del antisemitismo se remonta a su derrota electoral en 2002, cuando para ganarse a los seguidores de extrema derecha utilizó un lenguaje codificado que era bien entendible por ese sector, refiriéndose a los “extranjeros”, a los «cosmopolitas extranjeros» e incluso se refirió a la izquierda como que «están genéticamente codificados» para actuar en lo que él sentía como una manera poco patriota, afirma ella.
Es bien sabido que la propagación del antisemitismo y el racismo no sólo se plantean como un problema en Hungría, sino en otras partes de Europa. La diferencia, sin embargo, es que en la mayoría de los otros países europeos hay una corriente principal de partidos políticos y organizaciones sociales que han logrado mantener estos elementos extremistas en cuarentena, y tomaron medidas claras, decisivas y exitosas en la lucha contra el extremismo de extrema derecha, especialmente en lugares como Francia y Alemania. La televisión alemana, por ejemplo, quitó de la pantalla un espectáculo cuando se publicó que el personaje principal tenía un pasado nazi. Las manifestaciones que glorifican a Hitler están prohibidos en Alemania, mientras que en Hungría es posible celebrarla justo enfrente del Palacio del Presidente de la República. También hay que señalar que en Hungría el antisemitismo difiere notablemente de la variante de Europa occidental. Los ataques antisemitas y la agresión a menudo la cometen los musulmanes, y no la población mayoritaria”.
“Justamente por el antisemitismo, el Congreso Judío Mundial 2013 no se reunió en Jerusalén sino en Budapest, donde el propio Orban afirmó que esto era un problema nacional y que pondría todas energías en una nación inclusiva y respetuosa de todos.
Sin embargo, las dos caras de la política de Orban son impresionantes. Constantemente se habla de «acción más decisiva contra toda extremista, actos racistas y antisemitas…con el fin de disminuir las voces de odio e inaceptables… y proteger a todos los ciudadanos de este tipo de ataques” mientras que el antisemitismo, el racismo y la homofobia están en aumento.
Usando su dos tercios de mayoría calificada, Orbán maneja una estructura cuasi dictatorial, y con esa potencia sin precedentes no debería tener problemas para manejar un golpe decisivo contra los extremistas y, teniendo en cuenta que el Tratado de París se encuentra todavía en efecto, declarar ilegales a partidos neonazis como Jobbik.
En cambio, el Gobierno de Orbán ha recurrido a los autores nazis, para suplantar el centro de la atención en la pérdida de puestos de trabajo y las dificultades económicas. Hungría tiene problemas estructurales no resueltos, altos niveles de desempleo, disminución de la red de seguridad social, y aumento de la pobreza. Se vieron en 2012 las mismas largas colas para comida gratis que en 1918 y a menudo se culpa a la población gitana y sobre todo a los judíos, las cabezas de turco de todos los males sociales de Hungría”.
“La decadencia moral e intelectual es claramente evidente en la sociedad húngara. La discriminación y el odio forman parte de la realidad cotidiana y el discurso. Ciertamente, no podemos pasar por alto la responsabilidad que anteriores gobiernos liberales y de izquierda también tienen, sobre todo en el ascenso de la extrema derecha”.
El actual partido gobernante, Fidesz, sin embargo, ha llevado todo esto a niveles impensados. Al mejor estilo Orban, se está rehabilitando a Miklós Horthy, el gobernador de Hungría de 1919 a 1944, que era en realidad un criminal de guerra porque tras la invasión nazi a Hungría (él era un regente del gobierno, conservador y pro nazi) convalidó la deportación de 437.402 judíos húngaros a los campos de exterminio, un crimen por el que nunca fue condenado, acabando sus días en 1957 en un cómodo exilio en la dictadura portuguesa de Salazar.
József Szájer, un miembro húngaro del Parlamento Europeo sostuvo ante el Congreso norteamericano que “no hay rehabilitación de Horthy y que el gobierno no tiene tales planes o deseo”, pero la nueva Constitución promulgada por los partidos que integran el gobierno ha aceptado y convalidado la rehabilitación histórica y moral del régimen de Horthy, e incluso la plaza del Parlamento está siendo re-modelado para que luzca como en 1944.
Además, los políticos de alto rango con frecuencia participan oficialmente en actos en honor de los antisemitas, como Ottokar Prohászka, un clérigo que fue la fuerza intelectual y espiritual detrás de la ley de la primera ley racial europea en 1920, el Numerus Clausus impuesto por el gobierno de Horthy que estableció un número cerrado “necesario” para las minorías basado en el maltusianismo, y que legitimó las formas más virulentas de antisemitismo.
No conformes con eso, en la currícula escolar fueron incluidos textos de autores fascistas que -según el gobierno Orban- hablan de las “reales necesidades sociales”. De acuerdo con la Asociación de Maestros de Hungría, desde una perspectiva estética y literaria, estos autores no pueden ser considerados figuras literarias significativas.
Fuentes afines a Fidesz respondieron a Esther Garai-Edler que el antisemtismo en Hungría ha bajado (según una encuesta internacional que hace http://global100.adl.org/
El país tendría ahora “solamente” el 40% de población antisemita contra el 41% que detentaba en 2014, menos que Rumania que tiene el 47%, Grecia que tiene un 67% de antisemitas y Polonia que ostenta un 37% de antisemitismo.
[…] HUNGRÍA A LA DERECHA DE LA DERECHA EUROPEA – Septiembre 2016 […]