Dublin vivió el fin de semana del 26 y 27 de marzo una gigantesca movilización. Más de 250 mil personas en las calles, en una ciudad de poco más de 500 mil habitantes, para celebrar la revolución de 1916 que derivó en la república. Posters replicando las consignas de las elecciones generales convocadas para 1918 decían “Vote al Sinn Féin y muestre al mundo que Irlanda no es parte de Inglaterra” y “No servimos ni al Rey ni al Kaiser, sólo a Irlanda- Vote al Sinn Féin”.
Irlanda es una tierra de emigrantes. La diáspora provocada por el hambre, la injusticia y el afán republicanos tiene siglos. La revuelta de 1916 no fue una casualidad ni espontánea sino resultado de una larga batalla, y para todas las naciones del Imperio Británico significó una llamarada. Indicó el camino de la independencia para Nueva Zelanda, Canadá, Kenya, la India, más allá de los derroteros que cada uno encontró en el siglo XX.
El levantamiento no tuvo una estrecha visión nacionalista: la inspiración era el amor por la justicia bajo la consigna “igualdad de derechos y oportunidades para todos, cuidando a todos los niños por igual”.
El poeta y dramaturgo idealista Patrick Henry Pearse o Pádraig Pearse, en irlandés, el líder obrero James Connolly y la pionera feminista Constance Markievicz lucharon para eliminar las reglas impuestas por Londres pero muy especialmente contra el latifundio de los ricos y por una reforma agraria, porque los pobres vivían en barracas, muertos de hambre, indignamente despojados de su condiciones de vida más elementales, con jornadas de trabajo muy prolongadas, sin derechos de asociación gremial. Y vieron que las batallas por la democracia política, la justicia económica y la autoafirmación cultural iban de la mano inseparablemente. Era famosa durante toda una generación la frase de cabecera del socialista Connolly “nuestras demandas más moderadas son que queremos la tierra”.
En el acto ante la Oficina General de Correos donde los bravos irlandeses establecieron su cuartel general, en la céntrica O’Connell Street, el capitán del Ejército irlandés Peter Kellher leyó la proclama republicana que el lunes de pascua del 24 de abril de 1916 había pronunciado Patrick Pearse:
‘Irlandeses e irlandesas: en el nombre de Dios y de las generaciones muertas de las cuales recibió su vieja tradición y nacionalidad, Irlanda, a través de nosotros, convoca a sus hijos bajo su bandera y se rebela por su libertad’.
Patrick Pearse fue condenado a muerte tras la derrota a manos de las tropas británicas. El registro histórico recogió las palabras del oficial que tuvo que ejecutarlo: “He debido cumplir una de las tareas más duras de mi vida. Tuve que condenar a muerte a una de las personas más lúcidas que he conocido. Debe haber algo muy equivocado en el estado de cosas actual para que un hombre de esas características sea un rebelde”.
Entre los asistentes hubo varios expresidentes y primeros ministros irlandeses y el embajador de Gran Bretaña en Dublín, Dominick Chilcott. También participó en representación de Irlanda del Norte el viceministro principal y excomandante del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), el nacionalista Martin McGuinness, aunque faltó a la cita la jefa del Gobierno Autónomo de Belfast (el poder es compartido por católicos y protestantes), Arlene Foster.
En el oeste de Belfast otra manifestación celebró el levantamiento de 1916. Gerry Adams, presidente del Sinn Féin aseguró frente decenas de miles de manifestantes que es indispensable saldar el sectarismo para lograr los objetivos que se plantearon los héroes de hace 100 años. Adams marchó al frente de la columna que llegó a la parada militar en el Milltown Cemetery junto a republicanos como Bobby Storey, Brendan ‘Bik’ McFarlane y Padraic Wilson.
“Por primera vez desde el proceso de paz y el Acuerdo de Belfast de 1998 se han encauzado los conflictos hacia una vía democrática y se abrieron los caminos hacia una Irlanda unida. Pero hay mucho por hacer. Hay que restañar las heridas de los corazones, terminar con las divisiones y arrinconar el sectarismo”, afirmó Adams. “Hay mucho por hacer en todo Irlanda pues si bien hubo mejoras, el Sur no es la República que se proclamó en 1916. Los esfuerzos de los poderosos del establishment desde Dublin para mostrar que lo es, insultan la memoria de los hombres y mujeres que se alzaron hace 100 años”, remarcó.
La bandera irlandesa
La bandera tricolor de Irlanda tiene tres franjas verticales de igual importancia: verde, blanca y naranja. Antes del levantamiento de 1916 había aparecido en 1848 de la mano de Thomas Francis Meagher, el líder de los Young Irelanders que la izó en Waterford City.
¿Por qué tricolor? Tiene alguna vinculación con la bandera francesa. Irlanda estaba profundamente divida entre católicos y protestantes; sufría una hambruna que mató un millón de personas y obligó a emigrar a otro millón.
Meagher deseaba una nueva Irlanda, con ambas religiones unidas y declarar la independencia. En febrero de 1848, período de revoluciones populares y republicanas en el continente europeo (París, Berlín, Viena, Praga, Budapest, Roma), nació la idea de liquidar el poder del Imperio Británico y convertir el país en una república democrática. Los Young Irelanders encabezados por Meagher, William Smith O’Brien y Richard O’Gorman viajaron a París a felicitar a los revolucionarios franceses por haber derrocado al rey Luis Felipe, y las mujeres de París tejieron para ellos una bandera tricolor irlandesa, de pura seda. Al presentarla a la multitud en Dublin, en abril de 1848, Meagher afirmó “El blanco del centro significa la paz duradera entre el naranja y el verde”. El verde representaba el republicanismo nacido de la Sociedad de los Irlandeses Unidos en 1790, y el naranja a la minoría protestante, originalmente identificada con Guillermo de Orange.
Meagher fue condenado por encabezar a los Young Irelanders en la Rebelión de 1848, pero frente a un mitin histórico en Slievenamon afirmó que algún día las jóvenes generaciones iban a hacer flamear la bandera tricolor en la patria.
Dos de los líderes escaparon a los EE.UU y formaron la sociedad secreta Fenian Brotherhood que luego sería la Irish Republican Brotherhood (IRB), cuyo núcleo central fue el organizador de la revuelta de 1916. Ese 24 de abril de hace un siglo, el IRB, los Voluntarios Irlandeses en la Primera Guerra Mundial y el Irish Citizen Army hicieron flamear la bandera tricolor en Dublin.
Más tarde fue usada por el IRA durante la Guerra Irlandesa por la Independencia de 1919 a 1921, luego identificó al Estado Libre Irlandés (1922-1937) y finalmente fue incluida en la Constitución de 1937 como símbolo patrio de Irlanda.