por Pedro Cazes Camarero y Luis Lea Place
16 de marzo de 2022. Pronto comenzará el otoño en Buenos Aires. La epidemia de Coronavirus no ha desaparecido por completo, pero está reducida a una ‘estadística banal’, cien o doscientos fallecidos por día.
Nadie se acuerda ya de la pobre pandemia, salvo los chinos, que acaban de poner en cuarentena una región de cien millones de habitantes. Las crujientes hojas amarillas invaden las aceras de nuestras ciudades, mientras en la tele prosperan los programas militares apocalípticos.
Rusia invade ferozmente la Ucrania fascista, después de avisar reiteradamente a los Estados Unidos: “sáquenme a esos nazis de ahí”. Entre Hitler y Esteban Bandera, entre 1941 y 1945, entre Ucrania y Rusia, los fascistas asesinaron a 25 millones de personas (un décimo de la población). Hace falta más de una o dos generaciones para que ese recuerdo se desvanezca.
Rusia es un país capitalista donde lidera en secreto la Elite Financiera Global (EFG). En Estados Unidos y Ucrania, lo mismo. China, a doce mil kilómetros, tiene también su porción de la EFG. Mientras tanto, el tubo ruso sigue de manera imperturbable proveyendo de gas a Europa y…Ucrania.
¿Qué clase de guerra es ésta?
Los bancos rusos dedicados al comercio internacional han sido exceptuados del embargo al uso del SWIFT, la red internacional de comunicaciones financieras entre bancos (no así los demás, dedicados al comercio interior, que no emplean el SWIFT).
Los pagos en euros y dólares continúan efectuándose. El gas sigue fluyendo. La masa sideral de dinero también. La Elite Financiera se hace señas, a sí misma, por encima del discurso patriótico, cruzando guiños de hemisferio a hemisferio.
El Lado Bueno de la Pandemia
Hace casi dos años, a fines de junio de 2020, decíamos: comienza el invierno en Buenos Aires. Afuera, en la calle helada y vacía, campea la sorpresa, el emergente, como un viento amarillo y viscoso. El imaginario futuro retrocede, se desvanece, como la ilusión de una historia con sentido. La teleología deja paso a la única producción de sentido posible: la que trata de resolver el emergente, este emergente. El resto es religión.
Algo bueno tiene la peste, y es que es democrática, y en más de un sentido. Ante todo, visita preferentemente a los viajeros prósperos, que frecuentan China, Milán o París. En el fordismo, el poder era la certeza. Ahora, el poder de la Elite Financiera Global (EFG) acampa cerca de la incertidumbre, el nuevo “lugar” del poder, cerca de la creciente volatilidad de un “Swap”.
Desesperadamente, la Elite intenta retroceder, pero detrás, en ese lugar donde creían que estaba la certeza del poder, ya no hay nada.
Las representaciones políticas que corporizan sus intereses no vacilan en aplicar el rigor del Estado para yugular la epidemia.
Como observa Miguel Benasayag, los mismos que consideran a las jubilaciones dignas y el control ecológico como dispendios insensatos, en esta ocasión no trepidan ante el gasto.
La Organización Mundial de la Salud clama con pompa y urgencia por un mecanismo ‘solidario’ para investigar y producir aceleradamente vacunas contra Covid-19. El COVAX, según el organismo, precisa 8 mil, o 30 mil millones de dólares, que será derivado a docenas de laboratorios, y garantizar así un reparto equitativo de la supuesta vacuna salvadora. Suena bien, pero esa horizontalidad financiera y distributiva nace de aquella religión de ‘futuros posibles’, de creer que pueda haber de nada, o de algo, una distribución equitativa de la mano del capital.
La respuesta lógica ha sido hasta ahora muy lógica.
Washington se negó a participar y lanzó su propia ‘Operación de Aceleración Warp Speed’, y firmó con los titanes de la industria una garantía de obtener vacunas antes que nadie. Ya puso ahí 8 mil millones de dólares.
La colecta caritativa de la OMS para el COVAX logró que Coca Cola y Spotify aporten 500 mil dólares cada una, Unilever y la Rockefeller Foundation unos 2 millones, y Visa, Google y Procter & Gamble 5 millones cada una. En fin. En 2022 veremos qué logró repartir el COVAX y quiénes se quedaron con las primeras vacunas.
La verdadera angustia de los dominantes deriva de la incertidumbre de no saber cuándo y qué emergente llegará, porque la fuerza de la EFG deriva de su ubicuidad, frente a la debilidad granítica de las grandes mayorías, que funcionan aún en lentas secuencias de conciencia y de acción.
Sin embargo, los emergentes también sorprenden a las representaciones políticas de la Elite, arrastrando a la humanidad de una meseta precariamente estable a otra, cuyo fugaz equilibrio nadie sabe cuánto durará, al decir de Deleuze y Guattari. Entre una meseta y otra, el torbellino de un agujero de gusano, un no- lugar donde no funcionan los teléfonos celulares ni se acumulan las finanzas electrónicas.
La especulación virtual maneja veinte veces la cantidad de dinero equivalente al producto bruto mundial, así que era cuestión de tiempo para que cualquier disparador hiciera saltar por el aire el festival fantasmático de las finanzas.
Travesuras del virus. Pero las transacciones especulativas en tiempo real se realizan con humo, y poseen una escala enorme, similar a las sombras proyectadas en el atardecer. Ya se sabe que luego del atardecer viene la noche.
En 2020 subrayábamos: la pandemia se le presenta a la EFG como un peligroso emergente. Las deudas corporativas y soberanas del mundo no se podrán pagar, no por decisión de nadie, sino por el emergente sanitario.
Hoy, la fortaleza de la elite financiera ante las viejas generaciones humanas consiste en el abandono de la pirámide (lugar del sistema) y funcionar como una red plana, un contra-lugar, una heterotopía diría Foucault. Pero aun en esta red plana, la EFG no puede ‘codificar’ a las nuevas generaciones, que son cada vez más rizomáticas. Está en disputa la potencia inmediata. En los emergentes, los jóvenes funcionan en tiempo real, en términos instantáneos y con memoria corta; en cambio, la humanidad todavía fordista, lo hace en volúmenes de tiempo, con secuencias y memoria larga institucionalizada.
La emergencia sanitaria, a pesar de la desgracia causada, obligó a la humanidad a un ejercicio de pensar en red y tiempo real, quizás uno de los emergentes más peligrosos para las elites financieras. La “red distribuida” es el verdadero lugar de la humanidad, y ya no las estructuras piramidales.
Cuando vuelvan a brillar las estrellas y la marea de la peste se retire, mientras lamemos nuestras heridas y contamos nuestras bajas, pasado el pánico, ellos nos interpelarán acerca de la eficacia demostrada por el régimen de excepción y la conveniencia de mantenerlo para domeñar la lucha política de la multitud en red.
Allí nos tocará recordarles a esas elites que los coronavirus se forjan entre el pus y la mugre de los criaderos de cerdos y de aves de corral, y en los laboratorios bioquímicos secretos de las potencias. Pero también habremos de recordarles que no hay estado de excepción que pueda disciplinar al General Intellect postfordista, que pulula y borbotea en el común.
La Guerra y el camino de la luz
Rusia ha descubierto, en su invasión, alrededor de treinta laboratorios secretos ubicados en Ucrania y financiados por los Estados Unidos, en los cuales se estaban desarrollando bombas biológicas, esto es, armas bacteriológicas o virales para diseminar en Rusia, China o los países que Yankilandia estime como potenciales enemigos.
Se preveía utilizar como vectores (animales portadores) los conocidos murciélagos, aves migratorias y algunos artrópodos nómadas.
Como se sabe, tales armas se hallan terminantemente prohibidas por las Naciones Unidas a través de convenios internacionales que los ucranianos y los estadounidenses han refrendado muchos años atrás.
Ucrania no es un país tercermundista: es una fracción de la ex Unión Soviética donde la población se halla completamente alfabetizada y que posee, además de una de las diez acerías más avanzadas del mundo y fábrica de aviones y programa espacial propio, excelentes laboratorios fisicoquímicos y biológicos.
El actual presidente ucraniano Volodomir Zelensky ha amenazado con revertir su compromiso, y comenzar a producir armas nucleares. Evidentemente ha violado la promesa de no desarrollar armas bacteriológicas. Muy probablemente, en breve se descubrirán armas químicas (prohibidas en los años ’30 y no empleadas ni siquiera por Hitler) también enmascaradas en laboratorios clandestinos financiados por los Estados Unidos.
Tales insensateces constituyen una llamada de alarma a los países y las personas interesados en preservar la actual civilización. Ya en la década de 1950, Cornelius Castoriadis advirtió a la humanidad acerca del peligro de que la descomposición del capitalismo terminara en la barbarie.
Evidentemente Rusia ha percibido la contradicción entre la naturaleza cosmopolita de la civilización contemporánea y el carácter nacional de sus intereses, frente a una fracción de la Elite decidida a traspasar todos los límites. Esta absurda guerra ucraniana podría haberse evitado si Europa y los Estados Unidos se hubieran comprometido a renunciar a las armas de destrucción masiva químicas, microbiológicas y nucleares. Ello no ocurrió.
¿A qué se debe semejante insensatez?
La tasa de ganancia de los capitales cae en torbellino y las fuerzas productivas están siendo reemplazadas crecientemente por el “General Intellect”. Las mercancías ya no son tales, porque siguen teniendo valor de uso, pero pierden vertiginosamente su valor de cambio, y sin él, el mercado se evapora. El capitalismo ha encontrado los límites inmanentes como sistema, pero las Elites Financieras siguen manejándose con las obsoletas categorías nacionales.
Un poco de esperanza ante semejante escenario desesperado.
No existen varias elites globales. Sólo hay una, que está lidiando con sus propias contradicciones. Arrastra tras de sí el lastre de un capitalismo que se resiste a morir.
Ha dejado a la humanidad en el umbral de la sabiduría y la riqueza, mientras se agita desesperadamente ante el paso que debe dar, hacia el mundo de la felicidad y de la libertad. Porque ese mundo es el mundo de su propia aniquilación.
¿Cuál es nuestra tarea en este momento decisivo? Hay que evitar por todos los medios que la Elite, en su vacilación, despeñe a la Humanidad en el abismo sin fondo de la barbarie. La pandemia y la guerra han sido, en estos últimos años, los guijarros que hacen trastabillar a la Humanidad en su camino hacia la luz.
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Pedro Cazes Camarero– Magister en Epistemología – Investigador – Ex- director de Revista Crisis
Luis Lea Place – Licenciado en Economía – militante por los DD.HH.
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Obra pictórica de Nikos Engonopoulos, artista plástico y poeta griego, máximo exponente del surrealismo en su país. Aquí más información >>https://es.greekreporter.com/2021/10/22/vida-obra-surrealista-griego-nikos-engonopoulos/
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Otras publicaciones de Pedro Cazes Camarero en www.purochamuyo.com / Cuadernos de Crisis
>>LA SOMBRA DEL 2001
>>DE NODOS, REDES y COMUNISMO
>>HOMENAJE A OSVALDO BAYER – El galope de Facón Grande por la estepa
>>UN JOVEN LLAMADO MARX
https://www.facebook.com/Purochamuyo.cuadernosdeCrisis/
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REGISTRO ISSN 2953-3945
Tendrían q leerse y explicarse los textos de PCCamarero en medios masivos casi … obligatoriamente…
Gracias Gabriel por la lectura y la divulgación