LA OTRA TURQUÍA QUE NO ESTÁ EN LAS NOVELAS

Turquía es un país semi-periférico, pero conocido en el mundo por sus magníficos atractivos turísticos, paisajes y series de TV. Al provenir del antiguo imperio Otomano, ubicado en el neurálgico paso entre Occidente y Oriente, y siendo el país más occidentalizado del universo musulmán, Turquía es una curiosidad cultural, e intelectual.

En este artículo intentaré explorar otro costado de Turquía, que no es precisamente el de las grandes maravillas publicitadas, sino las condiciones de vida y de trabajo de la clase trabajadora.

** Escribe Alpkan Birelma



CRISIS DE 2001

Turquía experimentó una severa crisis económica en 2001, casi en simultáneo con la crisis en Argentina. Como resultado, la tasa de desempleo creció y nunca volvió a bajar del 9%. La crisis financiera mundial de 2008 que también impactó en Turquía, lo hizo subir más allá del 10 por ciento, aunque desde mediados de 2018 el desempleo creció sin cesar, y rozó el 14 por ciento en 2019, lo que sin dudas es un guarismo muy alto, incluso si se compara con otros países periféricos. 1 (ver más datos al final del artículo)

Parto de la base de definir a la clase trabajadora como todos aquellos que venden su fuerza de trabajo a los empresarios para poder vivir, con la sola excepción de una pequeña parte de los empleados, que son los gerentes. En esta definición entra el 65% de la fuerza de trabajo de Turquía, de la cual un tercio son mujeres. El país tiene una estructura agrícola basada primordialmente en pequeños propietarios agricultores, que siguen siendo un porcentaje importante del total, aproximadamente el 16%. La burguesía y la alta gerencia representan el 7%, y la pequeña burguesía urbana (empleados y empleadas autónomos) conforman el resto, un 11%.

Las condiciones generales de la clase trabajadora turca no son buenas, ni siquiera bajo los estándares de un capitalismo periférico. A comienzos del milenio un 49% tenía trabajo a tiempo completo, y eso subió en 2019 al 68%. Había una masa de 10 millones de trabajadores que aumentó a 19 millones. O sea, la clase trabajadora creció, pero sus condiciones se deterioraron, debido a una combinación de alto desempleo, aumento de la inestabilidad laboral y descenso del número de trabajadores sindicalizados. 2 (ver más datos al final del artículo)


Huelgas Turquía

El factor clave detrás de esta difícil situación es que el movimiento obrero fue golpeado duramente por la reestructuración neoliberal. No siempre los sindicatos fueron débiles en Turquía: crecieron en los años ‘60 y ‘70, y sobrevivieron al golpe militar reaccionario de los años ‘80. Sin embargo, desde mediados de la década del ‘90, han perdido poder casi incesantemente.

El régimen que regula las relaciones laborales en la industria turca no brinda ningún mecanismo favorable para la negociación colectiva. La Ley de Trabajo puesta en marcha tras el golpe de 1980 es muy restrictiva y francamente desalentadora. Los sindicatos turcos tienen que organizarse por empresa para luego extender la negociación colectiva al conjunto. Pero el porcentaje de trabajadores que son alcanzados por ese Convenio Colectivo ha bajado abruptamente: en los años ‘80 cubría casi al 25% del total, tocó un piso de apenas el 5% en 2012 y en la actualidad roza el 7% de la masa trabajadora (incluyendo a los estatales y los trabajadores informales).

Turquía – Pocentaje de Trabajadores bajo Convenio Colectivo de Trabajo

El movimiento obrero turco sobrevivió el golpe anti-popular de 1980, y organizó una oleada de enormes huelgas hacia fines de la década del ‘80 y comienzos de los años ‘90, que llevaron a importantes aumentos salariales. No obstante, la densidad de sindicatos y de negociaciones colectivas disminuyeron en el último quinquenio de los ‘90, con el desvanecimiento de las huelgas. Y prueba de ello es que tomando los datos de AMECO, en la medida en que bajó la intensidad de la lucha, se desplomaron los salarios y su participación en la distribución del ingreso nacional.

El informe de la OCDE muestra que entre los países en desarrollo del G20, Turquía evidencia la mayor caída en esa partipación de los asalariados, en el ciclo 1995-2012 (en el cuadro adjunto he trazado ese recorrido tomando un período aún más amplio: 1988 hasta 2017)

Turquía – Lucha sindical, huelgas y variación salarial

El empleo no registrado o en negro, sin protección social, es la forma más habitual de trabajo precario y flexibilizado en Turquía. Los datos oficiales en 2018 hablan de un 18% del total de la masa trabajadora en esas condiciones. Numerosos estudios a nuestro alcance indican que los trabajadores informales cumplen jornadas mucho más extensas que las legales, y con salarios más bajos.

La otra forma más habitual de empleo flexibilizado es la subcontratación, que se tornó prevalente en especial para quebrar el poder de los sindicatos de la industria manufacturera, y en general en el sector público. El porcentaje -sobre el total de empleados- trepó del 4 al 11% en la década de 2002 a 2011, y explica el abrupto debilitamiento de los sindicatos. Esto se refleja en el cuadro siguiente:

Turquía – Trabajadores flexibilizados vs participación sindical

SINDICATO SÍ, PERO ¿A QUÉ PRECIO?


El gobierno pro-islámico del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP en su sigla original, fundado por Recep Tayyip Erdoğan en 2001 para presentarse a las elecciones), ha sostenido desde 2002 una estrategia bi-frontal hacia los sindicatos. Por un lado ha limitado las actividades de su sector combativo y de izquierda, y prohibió las huelgas. Por el otro fue colonizando corporativamente a los gremios favorables al partido AKP, en detrimento de los otros. De esta forma, la potencia de los sindicatos combativos decayó ostensiblemente.

El efecto multiplicador de los bajos salarios puede verse en el cuadro siguiente, donde se comprueba que los trabajadores turcos –con cifras de la OCDE y en comparación con otros países como México o Costa Rica-, tienen una carga horaria laboral semanal mucho mayor:

Media de horas semanales trabajadas, tomando el empleo principal- 2018

Germany U.S. Poland Chile Costa Rica Mexico Turkey
34 39 40 43 44 45 47

Source: https://stats.oecd.org/Index.aspx?DataSetCode=ANHRS.


La seguridad y salud ocupacional es un tema alarmante en Turquía. La mayoría de los países periféricos carecen de data confiable en torno a los accidentes laborales, y el subregistro es un problema recurrente. Sin embargo, una encuesta mundial ya mencionaba en 1998 que la tasa de accidentes laborales en Turquía era 4.2 veces mayor a la de los países desarrollados. Lo más escandaloso es que según el gobierno, desde el año 2000 casi no han habido accidentes laborales en el país, y en 2013 y 2014 (oficialmente) fueron nulos.

La OIT sostiene que las enfermedades relacionadas con el trabajo matan 6 veces más personas que los accidentes industriales, los cuales en Turquía fueron 1360 y 1626 respectivamente.

La salud y seguridad laboral se ha convertido en un asunto de interés público desde mediados de la década del 2000, debido a las dramáticas cifras de fallecidos: 73 en la galvanoplastia con arena (entre 2005 y 2015), 29 en la industria naviera (¡solo en 2008!), otras 21 víctimas en un taller en Estambul (en 2008), 30 muertos en una explosión en una mina en 2010, otra explosión en un taller en Ankara que se cobró 20 vidas en 2011, un incendio en precarios dormitorios de una obra en construcción en 2012 que mató a 11 trabajadores.


LA TERCERIZACIÓN MATA

Todos ellos eran trabajadores tercerizados por empresas contratistas, y por eso no sorprende. Sistemáticamente, las tercerizadas son las que peores condiciones laborales ofrecen en todo el mundo. Tras esa lista de episodios, el partido AKP en el poder impulsó la Ley de seguridad laboral, en 2012, fuertemente criticada, porque no presentó nada efectivo que pueda modificar las prácticas laxas e impunes de los empresarios. Y así fue: el caso más desastroso en la historia de Turquía fue el accidente de la mina de Soma que mató a 301 trabajadores en mayo de 2014.


Funeral de fallecidos en mina Soma 2014

El hilo que une el desastre de Soma con su privatización (en 2005), la subcontratación y la ausencia de una política de control y prevención estatal, es inequívoco. Las ganancias de las mineras se dispararon en esa década hasta ubicar al rubro en el primer lugar, por delante de otros sectores. Privatización y subcontratación de trabajadores, ese fue el coctel.


Esta empresa, Soma, pertenecía al Estado pero subcontrataba a una empresa privada para que la explote, a tal punto que el 97% de la producción estaba con ese régimen en 2013, bajo el gobierno del AKP. La frecuencia de accidentes fatales en la minería turca ha sido hasta 15 veces mayor que en Inglaterra y 9 veces más que la de Alemania entre el año 2000 y 2012.

Definitivamente, la nueva ley no condujo a una disminución en la cantidad de accidentes mortales, como vemos en el gráfico siguiente. Las cifras en azul son las oficiales, en tanto que las de color anaranjado son las que recogió la ONG independiente, ISIG-M.


Turquía – Accidentes laborales registrados oficialmente (azul) y rojo (cifra real)

LA SITUACIÓN DE LOS TRABAJADORES GITANOS, KURDOS Y MIGRANTES


En Turquía viven, aproximadamente, 1 millón de gitanos, que sufren la estigmatización y viven en la pobreza. La gran mayoría deben trabajar en la informalidad, inseguros, mal pagos, y en trabajos irregulares: protagonistas permanentes de enfermedades laborales crónicas. Ellos no pueden conseguir mejores empleos por la estigmatización de sus barrios y su entorno, y se han debido dedicar a la separación de residuos y el cartoneo.


Condición habitacional gitanos en Turquía

Se estima que la población kurda ronda los 15 millones, sobre un total de 84 millones de habitantes. La política estatal de negación del pueblo kurdo y las consecuentes revueltas y lucha armada, dejaron a las provincias kurdas en el subsdesarrollo, al tiempo que la exclusión social de los kurdos se hizo norma en todo el territorio nacional. Una investigación publicada en 2003 ponía en evidencia que el empleo informal y precario entre la población kurda (que se autoafirma como kurdo-parlante) es mucho mayor que la del resto del país (que declara que su lengua materna es el turco).

Por ejemplo, los trabajadores contratados por jornal / día, son el 15% entre la población kurda, y el 6% entre los turcos. Incontables ejemplos evidencian que la población kurda siempre y en gran porcentaje, es la que realiza los peores trabajos, aquellos que requieren menos calificación, y son los peones-golondrina en la agricultura.

Durante la década del 90, Turquía se convirtió en receptor y país de tránsito de migrantes, en especial de personas llegadas desde las ex repúblicas soviéticas. Es imposible indicar el número de migrantes que residen en Turquía: la mayoría no trabaja en la formalidad y las estadísticas oficiales no incluyen a los migrantes.


Un renglón aparte merecen las mujeres migrantes, que enfrentan serios riesgos y problemas, y cuya participación en el mundo laboral creció significativamente a partir de la reglamentación que permite que trabajen como cuidadoras y mucamas.

La guerra civil en Siria y el flujo de migrantes sirios cambió notablemente los parámetros laborales en Turquía. Esa masa de migrantes es de casi 4 millones de personas, y solamente 35.000 lograron el permiso legal para trabajar (!). Casi un millón de migrantes sirios trabaja en negro, sea en la agricultura, en la construcción, en la industria textil…siempre en condiciones de explotación mayores a las de los turcos nativos. Se cree que ganan la mitad o el 30% de lo que reciben los ciudadanos turcos en la zona fronteriza del sudeste del país, y sin protección social alguna. El número de muertos por accidentes laborales entre los migrantes acompaña esa realidad: 22 en el año 2013, 112 en 2019.


Policía de civil detiene estudiantes de la Universidad de Estambul – Noviembre 2015 -tras triunfo electoral del AKP (Foto: AFP Ozan Kose)

EL PARTIDO AKP EN EL PODER


El gobierno derechista y autoritario que mantiene el poder en Turquía se sostiene hace años. Esto hace que no solo los sindicatos sino todas las fuerzas y organizaciones igualitarias y democráticas, vivan una creciente vulnerabilidad. 3 (ver más información al final del artículo)

Un civil asesinado por soldados turcos en cercanía del puente sobre el Bósforo – 16 de julio de 2016 (Foto: AFP Bulent Kilic)

Se cumplen 4 años del intento de golpe de estado en Turquía, en julio de 2016. Desde entonces y hasta julio de 2018, el país vivió en Estado de Emergencia. Ese factor autoritario y excepcional es lo que explica la imposibilidad por parte del movimiento obrero para romper sus cadenas y pelear por mejores condiciones laborales. 4 (ver más información al final del artículo)



Las leyes laborales turcas le permiten al gobierno la prohibición de las huelgas, si considera que ‘amenazan la seguridad nacional’. Esta ley fue usada hasta el cansancio por los gobiernos, pero el AKP la llevó al extremo en estos 4 años. Entre 2003 y 2016 prohibieron ocho huelgas, que involucraban a unos 40.000 trabajadores, pero entre 2017 y 2019 prohibieron nueve huelgas, que involucraban a 150.000 obreros.


La policía detiene a una manifestante el 1 de mayo 2020 en Estambul, en una marcha que intentaba llegar a la simbólica Plaza Taksim (Photo by Bulent Kilic / AFP)

Entre la clase trabajadora existe la fuerte intención de ir a la huelga por el deterioro de la situación económica, pero el gobierno del AKP las prohibe taxativamente. Es justamente por esa prohibición a ejercer el derecho de huelga y el encarcelamiento de los líderes sindicales, que la International Trade Union Confederation (ITUC) declaró en 2018 a Turquía entre los 10 peores países del mundo para las y los trabajadores, y renovó ese penoso lugar en 2020.


Indice mundial de los 10 peores países para los trabajadores

Con la recesión, el creciente desempleo y el rampante autoritarismo que impide las protestas masivas, apareció en los últimos años una oscura forma de protesta de los trabajadores…desde fines de 2017 los obreros intentan suicidarse en lugares públicos, como una forma de protesta auto-destructiva. El Labor Studies Group, un Colectivo independiente de estudios laborales, del que formo parte, contabilizó como mínimo 50 casos de suicidio público en 2018.


Trabajador se suicida

Pero la lucha sigue. Hay que dar cuenta de importantes victorias recientes del movimiento obrero, como la que consiguieron los movimientos de trabajadores públicos tercerizados, y otros sindicatos. (ver http://library.fes.de/pdf-files/id/ipa/14911.pdf)


Asambleas de abogados – julio 2020

El Labor Studies Group identificó en 2018, a través del seguimiento de medios locales y nacionales, así como de sitios web, unas 1197 protestas de trabajadores (de hecho, esos 50 intentos de suicidio mencionados aparecieron publicados en los medios). Algunas de las protestas por problemas en el propio lugar de trabajo, otras más generales, pero relacionadas todas con la vida laboral.

El gráfico muestra que las protestas han disminuido al ritmo en que aumentó el autoritarismo gubernamental, pero las protestas continúan.

Turquía – Aumento de la lucha general vs los reclamos sectoriales

¿CRISIS DE LEGITIMIDAD DEL NEOLIBERALISMO?


Algunos observadores (ver https://socialistregister.com/index.php/srv/article/view/27126 ) sostienen que tras décadas de hegemonía neoliberal, estamos frente a una coyuntura histórica mundial donde la legitimidad del capitalismo neoliberal está debilitada, por un entramado de crisis económica-social-ecológica. Y afirman que esta coyuntura “ha restituido algún grado de credibilidad al socialismo radicalizado, de modo tal de trascender el capitalismo”.

El escenario que se plantea en Turquía parece demasiado oscuro e irrelevante confrontado con este punto de vista. Lo que hemos descripto no deja lugar a dudas sobre los tiempos más que difíciles que ha venido afrontando la clase trabajadora y el movimiento obrero en Turquía. No obstante, hay suficientes signos de esperanza de que el movimiento obrero renazca de sus cenizas, si el autoritarismo de derecha que gobierna se disuelve.

Parte de ese proceso son los resultados electorales de 2019 (ver https://elpais.com/internacional/2019/04/01/actualidad/1554110153_882629.html) y otros desarrollos recientes, que revelan que esta disolución, no parece tan lejana.<>


Hagia Sophia

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1. Según el Centro de Estudios Laborales del partido Comunista Turco, la información del TurkStat – Instituto de Estadísticas esconde que el desempleo real, en marzo 2020, alcanzó al 26%, equivalente a casi 9 millones de personas. Un 5% más que en el mismo mes del año anterior. El titular del TurkStat es, desde mayo, Muhammed Cahit Şirin, esposo de la secretaria de la primera dama, Ermine Erdogan.

2. Berat Albayrak, ministro de Hacienda y Finanzas, y yerno del presidente Recep Tayyip Erdoğan, presentó un proyecto que apunta directamente contra el pago de indemnizaciones a los trabajadores que sean despedidos, bajo el argumento de “generar más empleo”. La iniciativa presentada al Parlamento la primera semana de julio 2020, busca eliminar la indemnización para los menores de 25 años y los mayores de 50.

3. Las asociaciones de abogados protestaron en Ankara, Estambul y Esmirna a fines de junio y la primera semana de julio, para denunciar el intento oficial de debilitar su carácter asociativo-legal. La mayoría han venido criticando las violaciones a los derechos civiles y sociales, y la iniciativa del AKP en el poder es permitir la creación de asociaciones con menos integrantes y quebrar su unidad. Otras asociaciones profesionales, entre ellas la de los farmacéuticos advirtieron que una vez liquidada la unión de los abogados, avanzarán sobre el resto.

4. Desde el fallido golpe de estado, hay 91 periodistas presos, una cifra que de acuerdo al Sindicato de Periodistas de Turquía (TGS) es la mayor cifra del mundo. El gobierno AKP cerró unos 70 diarios, 20 revistas, 34 estaciones de radio y 33 canales de TV, por sus críticas a Recep Tayyip Erdoğan. Asimismo, tras el intento de golpe de estado, fueron cesanteados o suspendidos 40.000 docentes, cerraron 15 universidades y 1043 colegios privados; fueron obligados a renunciar 1500 directores de carrera y 2349 académicos. El gobierno del AKP cesanteó, además, a 100.000 empleados públicos. Más tarde, el 4 de septiembre de 2016, unos 11.000 profesores fueron cesanteados acusados de terrorismo, por presunto apoyo al partido PKK, o Partido del Pueblo Kurdo.


Profesor Alpkan Birelma
es Sociólogo y Profesor del Departamento de Humanidades y Ciencias Sociaels de la Özyeğin University – Turquía

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