El negacionismo de cualquier aniquilamiento colectivo, premeditado y organizado sólo puede sostenerse en la medida en que no hay pruebas. La documentación y los testimonios son su derrota. No cualquier derrota: la definitiva.
Porque el negacionismo de los aberrantes crímenes que perduran con sus consecuencias en el tiempo y cuyo perjuicio permanece -crímenes de lesa humanidad- precisa aniquilar no solo los crímenes, sino también su registro. Sea los cometidos en Ruanda, en Cambodia, en la ex Yugoslavia o en América Latina.
Ante la mirada esquiva de los que no sabían nada; ante los que reiteradamente respondieron ‘no fue tan así’; ante los que dijeron y dicen que no hubo un plan sistemático y organizado; ante quienes afirman sin inmutarse que ‘ya fue y no hay que remover el pasado’, y sobre todo ante quienes usan sus investiduras y su poder mediático para bastardear la memoria con una ignorancia falsa y orquestada, emergen las pruebas.
Los organismos de defensa de los derechos humanos han insistido durante décadas por la apertura de los archivos militares y de las fuerzas de seguridad en la Argentina; de los archivos de los organismos de Inteligencia en la Argentina, así como los de la Iglesia Católica y los de otras confesiones. Porque sí hay registros de lo ocurrido desde 1975 a 1983, sí se sabía.
El Vaticano y Estados Unidos abrieron la tapa del infierno, guardado durante décadas. Muy probablemente guardado el tiempo suficiente para que los delincuentes y genocidas tengan al menos la edad para poder zafar de la cárcel, o cumplirla en su domicilio. Esa es una conjetura.
La entrega de un inmenso archivo por parte de Estados Unidos a la Argentina el 12 de abril de 2019 no solo exige un agradecimiento a los Organismos que solicitaron incansablemente la información, sino también a los investigadores y archivistas del National Security Archive, que solicitaron su desclasificación y trabajaron con esta documentación durante muchísimo tiempo. Entre ellos los estudiantes de la Universidad aledaña a Washington: el College of William and Mary del estado de Virginia, una universidad pública, la segunda más antigua de los Estados Unidos.
Esos alumnos forman parte de la cátedra de Silvia Tandeciarz, argentina, Doctora en letras por la Duke University, especialista en estudios culturales argentinos y del Cono Sur, y en estudios sobre la memoria pos-dictadura.
En diálogo con www.purochamuyo.com / Cuadernos de Crisis desde Washington, la profesora Silvia Tandeciarz explicó algunos detalles de este proceso:
- ¿Cómo se estableció el vínculo entre el NSA y la Universidad así como con tu cátedra?
“En marzo del 2008, gracias a una beca de mi universidad (el College of William & Mary), pude llevar a un grupo de alumnos de William & Mary, junto con jóvenes argentinos seleccionados por la Comisión Provincial por la Memoria (con la que tenemos un programa de estudio en el extranjero enfocado en derechos humanos), a Washington DC. Pasamos una semana juntos explorando el tema de ‘memoria y derechos humanos’ y visitamos por primera vez el National Security Archive. Tuvimos la suerte de reunirnos con Carlos Osorio, que compartió con nosotros el trabajo del Archivo y como él quedó impresionado por los jóvenes, iniciamos la colaboración el año siguiente (2009), incluyendo también a mi colega, Betsy Konefal (historiadora). El primer semestre trabajó Betsy con una alumna y con Carlos, para ver cómo podía funcionar la cosa; Carlos estaba recibiendo cartas de jueces y fiscales que pedían información relacionada a los juicios que se estaban llevando a cabo, y la profesora Betsy Konefal y esta primera alumna lo ayudaron con esto. El semestre siguiente ofrecí yo una clase, ya más formal, con diez alumnos. Decidimos colaborar en un Briefing Book sobre el caso de Jacobo Timerman y, ya que teníamos alumnos de la Universidad William & Mary haciendo pasantías en el archivo de la DIPBA, aprovechamos la ocasión para reunir a las tres instituciones y publicar algo conjuntamente. Los resultados pueden verse en este link: http://nsaproject.blogs.wm.edu/project-argentina/timmerman-briefing-book-project/
Desde entonces, una década, hemos seguido trabajando con Carlos, escogiendo y guiando a los alumnos (que reciben créditos universitarios por su trabajo en la pasantía) en los distintos proyectos identificados. Betsy y yo escribimos un artículo en el que discutimos los aportes de los archivos, ella tomando el caso de Guatemala y yo el de Argentina”.
- ¿Cómo has vivido el proceso de lectura del horror y durante cuánto tiempo estuviste en contacto con todo este material?
“Para los alumnos es fundamental poder aprender a contextualizar las historias que empiezan a descubrir en los documentos desclasificados y a trabar con la tecnología del NSA que facilita la investigación. Todos juntos trabajamos con la selección de documentos para incluir en los Briefing Books que eventualmente publicamos.
Mi area de investigación es la producción cultural sobre la dictadura; he estado trabajando el tema de memoria pos-dictadura por muchos años. Pero como siempre me enfoqué en productos culturales, entender la historia desde los documentos desclasificados fue toda una revelación. Realmente me ayudaron a ver matices que pocas veces aparecían en el arte, la fotografía, la literatura, el cine, los sitios de memoria, simplemente por el cambio radical en perspectiva”.
- ¿Qué entienden y opinan los norteamericanos que ven este material, en tanto plan sistemático de represión y exterminio durante años?
“Creo que generalizar sobre lo que opinan los norteamericanos sobre el tema es peligroso: he notado que a mis estudiantes les cuesta mucho asimilarlo, especialmente porque no están acostumbrados a asociar al terrorismo con el estado. El reto pedagógico es que no vean la represión que se vivió en la Argentina como algo ajeno, que no podría ocurrir aquí, y que aprendan a verse a sí mismos como sujetos implicados, y compromentidos con la defensa de los derechos humanos. Muchos conectan el caso argentino con la violación sistemática de derechos humanos que experimentan poblaciones vulnerables en EE.UU. hoy”.
Tal como lo consigna el NSA, vamos a nombrar a Johanna Weech, Arianna Asfari, Emily Jackson, Pedro Ramos, Isabella Dickens-Bowman, que trabajaron en los archivos durante 2018, y a Johanna Weech, Lauren Bauer, Grayson Cox, Emily Kate Earls, Brianna Ferebee, Molly Keck y Megan Leu, que los abordaron en este último tramo, hasta abril 2019.
En su publicación, el NSA – National Security Archive, afirma:
el proyecto de desclasificación ha producido una hoja de ruta histórica que muestra qué y cuándo las Agencias de Seguridad nacional y los encargados de formular políticas de los EE.UU. conocían los abusos contra los derechos humanos en Argentina, y las acciones que tomaron, o no tomaron, en respuesta a la información detallada sobre la represión interna e internacional del régimen militar.
estos registros fueron generados predominantemente por la comunidad de inteligencia, y parecen estar menos redactados que las desclasificaciones anteriores.
los documentos de Argentina bien pueden desempeñar un papel de evidencia en futuros casos judiciales de derechos humanos.
Los documentos nombran los nombres de los perpetradores, tal como se identifican por las fuentes de información en los registros, además de proporcionar detalles específicos y desgarradores sobre sus innumerables violaciones de los derechos humanos y sus víctimas.
Un protagonista de esta documentación es el agregado legal de la Oficina en Buenos Aires, Robert S. Scherrer , quien se hizo famoso por ser el investigador principal del asesinato del ex embajador del gobierno de Salvador Allende, Orlando Letelier y su colega, Ronni Karpen Moffit, producto del coche-bomba que estalló en septiembre de 1976 en Washington.
Los documentos de Argentina incluyen cientos de informes y cables detallados del FBI redactados por Scherrer, quien apenas 8 días después del atentado a Letelier escribió el famoso cable “Chilbom”, en el que sugirió que el responsable era el dictador chileno Augusto Pinochet y la policía secreta de Chile, DINA.
Scherrer sugería que ese crimen formaba parte de la misión «fase tres» de la Operación Cóndor. Ese cable ahora ha sido desclasificado por completo, identificando a la fuente de Scherrer como un agente de la Secretaría de Inteligencia del Estado, SIDE.
Pero Scherrer también informó sobre las objeciones que interpusieron sus fuentes en Argentina a partir del énfasis de la administración Carter en el tema derechos humanos, y los obstáculos que se le habían creado a él por «el problema de los derechos humanos» para recopilar información y mantener enlaces de inteligencia.
«Varios contactos militares argentinos han informado en privado que sospechan que la CIA – Agencia Central de Inteligencia proporcionó información al Departamento de Estado acerca de los métodos utilizados en Argentina para reprimir a los terroristas, que sin duda fueron severos», señaló Scherrer en un informe del 15 de junio de 1977.
Este documento del FBI, Memorándum sobre “Roberto Quieto”, para el Embajador del Agregado Legal, Secreto, 9 de enero de 1976
Este memorándum del FBI de dos páginas tiene un tramo completamente eliminado de lo que el Agregado legal Robert Scherrer presentó al embajador estadounidense Robert Hill. Probablemente contiene información sobre la captura y desaparición de Roberto Quieto, líder montonero desaparecido antes del golpe, en diciembre de 1975. Un par de cables liberados por el Departamento de Estado en 2002 explican la detención de Quieto por las fuerzas de seguridad argentinas, pero ningún documento publicado hasta ahora ofrece una pista sobre su posible destino. Este es uno de los documentos entre los tres con más partes eliminadas que el FBI entregó a los fiscales argentinos en 2002. La desclasificación de 2019 debería revelar la información actualmente escindida de este cable y otros cables relacionados con el caso.
Cable para el Director del FBI de Agregado Legal, “Actividades Terroristas Argentinas”, Secreto, 11 de agosto de 1976
El Agregado legal Scherrer informa que «…aproximadamente a la 1:30 AM del 11 de agosto de 1976 …unidades del Servicio de Inteligencia del Ejército Argentino que operan con la Policía Provincial de Buenos Aires …allanaron un apartamento en La Lucila, Buenos Aires, y arrestaron a una mujer ocupante del primer piso, cuyos padres residen en el mismo edificio de apartamentos en el sexto piso…las fuerzas de seguridad se retiraron del área aproximadamente a las 4:00 AM después de haber cumplido su misión ”.
Según los testimonios del padre y la hermana de Selma Ocampo, ella y una amiga, Inés Nocetti, estaban dormidas cuando, alrededor de las dos de la madrugada, hombres vestidos de civil y uniformes rodeaban la manzana. Selma resistió el arresto. En el apartamento vecino, un oficial de la Marina argentina se negó a abrirles la puerta y llamó a un destacamento de seguridad. La policía Bonaerense y los agentes de inteligencia del Ejército también intentaron entrar al apartamento de los padres de Ocampo, pero también se negaron. Finalmente entraron por la fuerza al departamento de Selma Ocampo, pero el personal de seguridad llamado por el oficial de la Marina llegó y, en la confusión, se involucró en un tiroteo con los agentes de la redada antes de que pudieran identificarse y cesar el fuego. Selma Ocampo e Inés Nocetti desaparecieron en este incidente y fueron asesinadas por las fuerzas de seguridad argentinas.
Este documento: FBI, cable, «ERP» 17 de septiembre de 1976
Este cable desclasificado del FBI, de Robert Scherrer al embajador Hill, cita información de una fuente confidencial que arroja luz sobre una reciente operación de seguridad informada por los medios de comunicación de Buenos Aires. La fuente reveló que la Policía Federal de Argentina, junto con el SIDE, allanó una casa del ERP en Buenos Aires el 14 de septiembre de 1976. «Dos miembros de ERP fueron asesinados y tres presos fueron tomados, uno de ellos una mujer con un embarazo avanzado». La mujer embarazada intentó escapar del apartamento del sexto piso por los balcones pero «fue detenida en la calle.» El cable termina advirtiendo que «La información anterior no debe discutirse con ningún funcionario extranjero, incluidos los del gobierno argentino».
La mujer detenida tenía un embarazo de nueve meses: Ana María del Carmen Pérez de Gaya, miembro del ERP cuyo nombre de guerra era «Vicky». Fue llevada al centro de detención clandestino Automotores Orletti y desapareció. Sus restos, y los de su hijo por nacer, fueron descubiertos más tarde en un tambor lleno de cemento.
Desclasificación 2019
Este documento: Informe del FBI, «Gwenda Mae Loken, también conocida como Gwen Loken», 12 de mayo de 1975.
Este archivo del FBI arroja luz sobre Gwen Loken, una ciudadana estadounidense que fue detenida y torturada por las fuerzas de seguridad argentinas en abril de 1976. El documento indica que el FBI la vigilaba por sus actividades como parte de la Socialist Youth Alliance – Alianza de Jóvenes Socialistas, y esa información sobre su ingreso a Argentina puede haber sido compartido con las fuerzas de seguridad antes de su arresto.
Este documento: FBI Cable, «Muerte reciente del líder de Montonero Marcos Osatinsky en Córdoba», Secreto, 26 de agosto de 1975.
En este cable Robert S. Scherrer, informa sobre la detención y ejecución del líder de los Montoneros, Marcos Osatinsky. Según un informe secreto del FBI, Osatinsky fue arrestado por las fuerzas de seguridad del gobernador provincial Raúl Lacabanne y fue torturado tan severamente que se tomó la decisión de ejecutarlo. Luego, las autoridades organizaron su muerte para que pareciera que había sido asesinado durante un operativo de la fuerza para rescatar a unos policías que los Montoneros supuestamente habían tomado como rehenes. Para ocultar la evidencia de sus abusos, el personal de seguridad de Lacabanne fue tan lejos como para secuestrar el coche fúnebre que transportaba el cuerpo de Osatinsky de Córdoba a Tucumán. «El propósito de robar su cuerpo era evitar que el cuerpo fuera sometido a una autopsia, lo que claramente habría demostrado que había sido torturado», informó Scherrer. «Es dudoso que el cuerpo de Osatinsky aparezca alguna vez».
Este documento. Memorándum de la CIA, “Operación Cóndor – Cooperación regional entre los servicios de inteligencia latinoamericanos contra el terrorismo”, Secreto, 24 de julio de 1976.
En este memorando, Raymond A. Warren, Jefe de la División de América Latina de la CIA, enviado al Director Adjunto de la Central de Inteligencia expresa su preocupación de que los países que integran el plan «Condor» están organizando escuadrones con el propósito específico de «liquidar a los principales líderes terroristas de América Latina». «Warren pregunta» qué acción podría tomar la Agencia para prevenir efectivamente actividades ilegales de este tipo «.
Este Memorándum conjunto de la CIA / Departamento de Estado, «Reunión en el Departamento de Estado para discutir la Operación Cóndor», Secreto, 13 de agosto de 1976.
Este memo relata la reunión entre, entre otros participantes, de Hewson Ryan, el Subsecretario Adjunto para Asuntos Interamericanos, James Gardner, jefe de la Oficina de Inteligencia e Investigación del Departamento de Estado, y Robert Zimmerman de la Oficina para América Latina. «Ryan abrió la reunión al afirmar que las implicaciones de ‘Cóndor’ en el campo de los derechos humanos habían llegado al punto en que el gobierno de los Estados Unidos requería alguna acción»
Este documento . Cable del FBI, «[Condor: Chilbom]» Secreto, 28 de septiembre de 1976.
El agregado legal de la Oficina en Buenos Aires, Robert S. Scherrer, redactó su famoso cable «Chilbom» ocho días después del asesinato de Orlando Letelier. Este cable sugiere que el asesinato fue parte de una misión «fase tres» de la Operación Cóndor. El cable ahora ha sido desclasificado por completo sin identificarlo, identificando a la fuente de Scherrer como agente en el servicio de inteligencia presidencial de Argentina, la Secretaría de Inteligencia del Estado, SIDE.
Este documento: Memorando del FBI, “[Secuestro y asesinato de Jesus Cejas Arias y Cresencio Galanena Hernandez]”, para el Embajador del Agregado Legal, Secreto / Ojos Solamente, 19 de octubre de 1976.
Scherrer informa que los dos cuerpos del personal diplomático cubano «fueron cementados en un gran tambor de almacenamiento y arrojados al Río Lujan». La fuente de Scherrer estima que «Debido a que Cejas y Galanena habían estado sumergidas en el agua durante un período de tiempo tan considerable … es es dudoso que se identifiquen ”. Los restos fueron identificados en 2012 a través del ADN por el Equipo Argentino de Antropología Forense.
Este documento: Cable de la CIA, “Argentina: crítica [sobre] política blanda hacia la subversión”, Secreto, 3 de diciembre de 1976.
La CIA informa que los poderosos comandantes militares, como el jefe del general Guillermo Suárez Mason del Primer Cuerpo del Ejército, el comandante del infame «Campo de Mayo», el general Santiago Omar Riveros, junto con el jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, todos estuvieron de acuerdo en «que es hora de dejar de ser tan benévolos con los terroristas en el país y comenzar una guerra total contra ellos». El jefe de la Bonaerense, Ramón Camps, afirma que comenzará de inmediato una postura más dura y que «hasta nuevo aviso, no quería prisioneros para interrogarlos, solo cadáveres». El informe de la CIA señala que aunque algunas acciones recientes en la región de La Plata contra los subversivos han sido legítimas , «otras han sido fabricados … diseñados para explicar el asesinato de prisioneros».
Este documento: Informe de la CIA, Acuerdo de los países Cóndor´, mayo de 1976 para formar una unidad para operar contra izquierdistas en Francia, Secreto, 16 de febrero de 1977.
Este informe de inteligencia de la CIA cuenta cómo, a fines de mayo de 1976, los jefes de la policía secreta de los regímenes militares del Cono Sur se reunieron en una cumbre clandestina del «Cóndor» en Santiago, Chile, para crear una «nueva unidad, que recibió el nombre en clave ‘Teseo , »en referencia a Teseo, el mítico Rey griego de los atenienses y asesino heroico del Minotauro entre otros enemigos. La misión de Teseo era realizar ataques físicos contra objetivos subversivos» en el extranjero, particularmente militantes de izquierda latinoamericanos en Europa.
Este documento: Informe del FBI, “U.S. Crítica de Argentina por supuestas violaciones de derechos humanos”, Secreto, 15 de junio de 1977.
En este informe al Director del FBI, Scherrer informa sobre las objeciones de sus fuentes al nuevo énfasis de la administración de Carter en los derechos humanos y los obstáculos creados por el «problema de los derechos humanos» para recopilar información y mantener enlaces de inteligencia. «Por esta razón, se ha puesto de manifiesto que los funcionarios del gobierno argentino en Buenos Aires están siendo extremadamente cautelosos, a fin de no divulgar información que podría ser perjudicial para la Argentina en el área de derechos humanos». Scherrer informó que había «logrado con éxito». evitar la falta de cooperación por parte de sus contactos debido al problema de los derechos humanos al señalar que él representa al FBI y que sus deberes no incluyen la recopilación de información sobre los derechos humanos en Argentina ”.
Este documento: Informe de información de inteligencia de la CIA, texto del acuerdo de los países del plan Cóndor que reglamentan sus metas subversivas, 16 de agosto de 1977.
La CIA obtuvo el «texto del acuerdo de los países integrantes del Plan Cóndor que regulan sus operaciones contra objetivos subversivos», un documento de planificación integral sobre financiamiento, personal, logística, capacitación y selección de objetivos que revela los detalles banales y dramáticos de la organización e implementación de Condor «. Operaciones del escuadrón de la muerte de Teseo. La base de operaciones “Teseo” se ubicaría “en Condor 1 (Argentina)”. Se esperaba que cada país miembro donara U$S 10,000 para compensar los costos operativos; y las cuotas de U$S 200 se pagarían «antes del 30 de cada mes» para los gastos de mantenimiento del centro de operaciones. Los gastos de los agentes en misiones de asesinato en el extranjero se estimaron en U$S 3,500 por persona durante diez días, «con un primer tiempo adicional de U$S 1000 para la asignación de ropa».
Este documento: Memorándum de la CIA, «Posibles ramificaciones políticas y de seguridad de la Operación Cóndor», Secreto, 17 de agosto de 1976.
Esta nota desclasificada de la CIA escrita por el jefe de la División del Hemisferio Occidental de la CIA, William Broe, revela que a la CIA le preocupaba que tales operaciones tuvieran «repercusiones» para sus propias relaciones con los servicios de inteligencia de Cóndor, así como los servicios de inteligencia de Europa occidental.
Este documento: Cable de información de inteligencia de la CIA, “Secuestro y asesinato del embajador argentino en Venezuela por un grupo asociado con la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) sin conocimiento paralelo o autorización,” Secreto / Exclusivo para, 8 de septiembre de 1977.
Este cable de inteligencia de la CIA revela que los agentes de la SIDE también desaparecieron y asesinaron al propio embajador de Argentina en Venezuela, Héctor Hidalgo Sola, en julio de 1977. Las fuentes de la CIA lo describieron como una operación deshonesta «para exigir dinero de su familia». El equipo de la SIDE fue dirigido por «Aníbal Gordon ”, pero también incluyó al yerno del ex director de SIDE, Otto Paladino, según fuentes de la CIA.
Este documento: Cable de información de inteligencia de la CIA, «Visita de representantes de los servicios de inteligencia de Alemania Occidental, Francia y el Reino Unido a Argentina para discutir métodos para el establecimiento de una organización anti-subversiva similar a Condor», Secreto, 7 de abril de 1978.
La CIA informa aquí que sus contrapartes europeas «creían que era mejor si reunían sus recursos de inteligencia en una organización cooperativa como el Plan Condor» para combatir mejor la amenaza del terrorismo en el continente europeo y habían visitado Buenos Aires en septiembre de 1977 para obtener más información. sobre “los aspectos de gestión, administrativos y técnicos relacionados con el Cóndor”.
Este documento: Cable del Departamento de Estado, «Resumen de Derechos Humanos», Confidencial, 21 de julio de 1978.
Este resumen del Departamento de Estado de violaciones de derechos humanos en Argentina cita la tortura de un psicólogo, confinado a una silla de ruedas debido a la polio, que fue «interrogado con picana eléctrica con el único propósito de obtener información sobre uno de sus pacientes. El mismo informe reveló que los militares argentinos utilizaron inyecciones de un potente anestésico, Ketalar, en las víctimas capturadas, que luego fueron «eliminadas en los ríos o en el océano».
Este documento: Informe de la CIA, «[Informe sobre la Junta Coordinación Revolucionaria (JCR)]» Secreto, 25 de julio de 1978
Este informe describe a la Junta de Coordinación Revolucionaria [JCR] como «una organización paraguas para coordinar las operaciones regionales» de los grupos de liberación, que pasó del apoyo a la acción de la guerrilla a realizar operaciones de propaganda en Europa.
Este documento: Cable de la CIA, “Argentina / Brasil: Muerte del líder de Montonero Norberto Habegger,” Secreto / Exclusivo para, 12 de abril de 1979.
Norberto Habbeger desapareció en Brasil en 1978 y no se supo más de él. Este cable de la CIA revela que «fue ejecutado a fines de noviembre o principios de diciembre de 1978 por orden del Jefe de la sección de contrainteligencia del Servicio de Inteligencia del Ejército Argentino (SIE)».
Este documento: Cable de la CIA, “Argentina: interrogatorio y asesinato de al menos nueve subversivos”, Secreto / Exclusivo para el 21 de mayo de 1983.
Este escalofriante documento informa que, solo unos meses antes de la transición a la presidencia democrática de Raúl Alfonsín a fines de 1983, el aparato de seguridad continuó con su programa de asesinatos.
Utilizando eufemismos para la tortura, el informe dice: “A principios de abril … seis o siete fueron detenidos y ampliamente interrogados. Luego fueron asesinados». Dice que la información obtenida en esa operación» llevó a la captura de Raúl Yaeger … [después de que fue interrogado, fue asesinado en falso tiroteo, en Córdoba el 30 de abril «.
Este documento: Informe de la CIA, «Antecedentes de la desaparición en agosto de 1976 de dos hombres de seguridad de la Embajada de Cuba», Secreto, 27 de julio de 1985.
Este informe de la CIA dice que Jesús Cejas Arias y Cresencio Galanena Hernández, dos miembros de la Embajada de Cuba secuestrados, torturados y ejecutados por agentes de la SIDE, fueron “torturados en el centro de detención durante cuarenta y ocho horas. Luego fueron asesinados y sus cuerpos arrojados en el río Paraná. «La CIA identificó a uno de los agentes de la SIDE por su alias,»Anibal Gordon».
Ahí están las pruebas. Los genocidas deben cumplir sus condenas en cárcel común.