La Comisión Provincial por la Memoria ha publicado dos declaraciones de alerta en una misma semana.
Alerta por la democracia, y alerta por la República, que está en riesgo.
Estas críticas de la organización humanitaria, presidida por el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, deben ser atendidas en su profunda dimensión.
El Presidente de la Nación Argentina ejerce de manera brutal su violencia verbal contra ideas y principios básicos del humanismo.
Ese humanismo es el que funda el sentido más justo e inclusivo de la democracia, y debe orientar la acción política. Humanismo cuyo horizonte siempre ha sido el mayor bienestar de los pueblos, el incremento progresivo de los derechos colectivos de las grandes mayorías y de las minorías más vulneradas, en síntesis, mejorar la vida de las personas en su integralidad.
Las ideas que mueven los principios del humanismo que está siendo violentado, no son nuevas.
El respeto a las culturas y a las inmigraciones, el feminismo y el ambientalismo, y el rechazo de la segregación, la discriminación, el colonialismo y la explotación, han sido las impulsoras de los avances más significativos de las sociedades humanas, y también aquellas que nuclearon las resistencias a sus retrocesos.
La tolerancia y la convivencia en paz son indispensables para la construcción de una sociedad democrática. Con intolerancia, con violencia, sin respeto y con el odio instalado como acción política, todos estamos en peligro.
Hoy son los zurdos, los homosexuales o los inmigrantes. Que todos los homosexuales son ‘pedófilos’ o los inmigrantes ‘delincuentes’, son aseveraciones que deben alertarnos acerca de las consecuencias que tienen en la sociedad.
Las palabras presidenciales alimentan violencias en la trama social, las justifican y hasta reivindican. Minimizar esto, así como cuando desconoce agravantes de delitos graves como el femicidio, gatilla conductas que se sienten avaladas para actuar.
Los genocidios de la historia humana comenzaron así: con discursos de odio, deshumanización, atribuyendo toda la maldad a ciertos grupos de la sociedad.
Es altamente reprochable que un Presidente de la Nación exprese ese odio y oscurantismo, amenazando a sus señalados como ‘enemigos’, con el exterminio.
La virulencia del Ejecutivo no es ‘libre expresión’, sino la violación a las ideas que fundan las normas que nos organizan como sociedad democrática, y eso es intolerable en quien representa al pueblo en su investidura, además de incumplir con la Constitución Nacional y los Pactos Internacionales vigentes, sobre los cuales juró ejercer su cargo.
Esos discursos implican la comisión de delitos que deben ser investigados por el Poder Judicial.
Precisamente son esos discursos de odio los que, luego, se traducen en acciones políticas que se presentan como ideales: un ejemplo de ello es lo que sucede en la ciudad de Mar del Plata. Allí el intendente Montenegro, celebra y difunde la violencia contra los “trapitos” y personas en situación de calle, a los que se persigue con brutalidad para “limpiar la ciudad”.
El aliado presidencial, en sus redes, reivindica delitos que cometen sus empleados cuando golpean a una persona en situación de calle, y amenazan y hostigan a personas con sus derechos vulnerados. Faltando a su obligación que tiene como funcionario público, que es denunciar estos delitos, Montenegro los ha reivindicado y promovido.
El presidente Javier Milei sigue ampliando la escalada de desestabilización institucional de la democracia, al menoscabar al Poder Legislativo. Aduciendo que ‘no funciona’, y apalancado en esa falsía -que utiliza solamente porque los resultados de algunos debates en el Congreso no le son favorables-, decide designar a dos jueces de la Corte Nacional por decreto. Un ataque directo a la división de poderes, pues se arroga atributos de la función pública que exceden su mandato legal, característica central de los regímenes autoritarios.
La CPM desarrolla una tarea cotidiana de monitoreo de la violencia estatal y de la situación en cárceles y lugares de encierro. Sus informes anuales son públicos.
Instalar que la provincia de Buenos Aries vive un “baño de sangre” del cual sería responsable el gobernador Kicilloff, y amenazar con una intervención de la provincia para resolver problemas de inseguridad, no solo es una bravuconada sino un acto destituyente.
Hay un ataque constante y sistemático de miles de trolls pagos en las redes sociales -y de operadores mediáticos- que pretenden acusar a los “derechos humanos” de defender actos ilícitos de extrema gravedad.
Es inadmisible y obsceno que el presidente de la Nación utilice el asesinato de la niña de siete años u otros hechos recientes para su provecho político y para imponer pretendidas soluciones (“tolerancia cero”) que ya se han implantado en la Provincia sin ningún resultado.
La República Argentina y la provincia de Buenos Aires se encuentran afectadas por un crecimiento constante de redes delictivas que sostienen negocios ilegales complejos. La policía bonaerense, al igual que las restantes fuerzas de seguridad de nuestro país, es parte de la regulación del delito en los territorios.
Nuestro pueblo padece del uso constante de la violencia estatal en todos los niveles: la represión sistemática de la protesta social por parte del gobierno nacional, la práctica sistemática de tortura por todas las fuerzas de seguridad y en los lugares de encierro, y la continuidad de casos de «gatillo fácil».
Los poderes judiciales provinciales y federales han dejado de ser los garantes del cumplimiento de la ley y, en general, se pliegan y avalan estas políticas sin poner los límites que su función les obliga.
La CPM alerta que la democracia está cada vez más debilitada. Hay que detener esta escalada de violencia estatal, que nos pone como sociedad al borde de un abismo de violencia y horror.
Indudablemente, los discursos de odio y deshumanización alimentan la violencia y ponen en peligro la democracia.
Comisión Provincial por la Memoria
l Calle 54 N° 487 l 1900 l La Plata l Buenos Aires l República Argentina –
Tel.: + 54 221 4262900 l [email protected]
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Las obras pertenecen al artista Alejandro Bovo Theiler (1971) – Vive y trabaja en su casa-taller La Dicha en la ciudad de La Falda – Córdoba- Argentina
Ha participado en Argentina de numerosas muestra individuales y grupales: Córdoba, Buenos Aires, Salta, Catamarca, San Martín de los Andes, Junín, Mar del Plata, Tucumán, Bahía Blanca, La Cumbre.
Expuso en Medellín, París, México, Roma, New York, Pescara, Madrid y Cochi (India)
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