Alguna zona del mundo entra en pánico por las comunicaciones interrumpidas, cada vez con mayor frecuencia. ¿Sólo se corta internet o cae el flujo de comunicaciones que mantienen las finanzas y el comercio activo? Los dueños de los cables submarinos: negocios, extractivismo de datos, pérdida de soberanía y submarinos nucleares.
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Un mes antes de que el mundo cerrara por pandemia, el experto en comunicaciones de la corporación japonesa NEC, Motoyoshi Tokioka explicaba la crucial importancia y la arquitectura de los cables submarinos, y por qué el mundo iba en esa dirección.
A unas docenas de intelectuales, políticos y peso-pesados de los grupos de presión de EE.UU les dijo:
“Hasta hace unos años, las comunicaciones satelitales eran la principal fuente de comunicación, pero hoy la mayor parte de las telecomunicaciones se hace por los cables submarinos de fibra óptica. La latencia es mucho más baja en este último caso. En la comunicación satelital hay que subir la información y luego bajarla, lo que toma mucho más tiempo. La distancia comunicacional satelital entre Los Ángeles y Tokio es de 72 mil km contra 9 mil del cable submarino. Esta velocidad, 8 veces menor que la satelital, es crucial para las transacciones financieras. ¿Qué es necesario para montar cables submarinos? 1. Cable de fibra óptica. 2. Estaciones repetidoras (o branching units) 3. El equipo de tierra. Los principales proveedores para instalación de cables submarinos son SubCom de EE. UU., Alcatel de Francia, NEC de Japón y Huawei, de China con Gran Bretaña.
Recientemente, Google, Facebook y Amazon se convirtieron en los propietarios más nuevos de cables submarinos, pero de enorme peso.
Además de esos grandes jugadores, la batalla no solo está entre los proveedores sino en los nodos de distribución, los hubs, que son estratégicos”
En 2020, en pocos minutos, el señor Tokioka dio las pautas de por qué los recientes ataques de los hutíes de Yemen en el Mar Rojo y en el golfo de Adén terminaron provocando la paralización del 25% del flujo de comunicaciones financieras, comerciales y de datos entre Europa y Asia. Uno de los cables dañados fue el llamado Europe India Gateway, que abarca 15.000 kilómetros, y otro de 25.000 kilómetros que conecta a Europa con el sudeste asiático, a través de Egipto.
El 18 de febrero los rebeldes yemeníes habían atacado al carguero británico (con bandera de Belice) Rubymar, que se dirigía a puertos israelíes o de aliados hebreos, con fertilizantes. El barco agredido debió echar ancla y dañó los cables submarinos. En marzo, el Rubymar se hundió.
En declaraciones a la cadena alemana DW, el analista de la empresa de investigación marítima danesa Xeneta afirmó
«El verdadero problema en una zona de riesgo de guerra es que no se puede, simplemente, reparar el cable como se haría en cualquier otro lugar. En este momento no se puede enviar un barco de reparación de cables al Mar Rojo», remató Peter Sand, desde Copenhague.
El Wall Street Journal señaló, a su vez, que el costo de asegurar los buques cableros cerca de Yemen subió a 150.000 dólares al día.
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EGIPTO, NODO DE NODOS
Egipto, en el extremo norte del mar que inicia en Yemen y Djibouti, se ha convertido en el epicentro del paso de cables submarinos hacia Europa y Occidente. Y al mismo tiempo, en el mayor cuello de botella de internet en el mundo, porque acumula casi el 20% del tráfico global. Esto es lo que convierte la zona en la más vulnerable en términos de comunicaciones, y tráfico de datos estratégicos. Cuando fue consultado por la revista Wired, el director de TeleGeography -una empresa que analiza el mercado de las telecomunicaciones- afirmó que esa región tiene una capacidad de 178 terabytes (millones de magabytes por segundo).
La principal razón por la cual Egipto es un nodo, al igual que con los buques de carga que utilizan esa vía y el canal de Suez es porque es la ruta más corta y evita hacer todo el perímetro por Sudáfrica y el Atlántico para llegar a Europa.
Afirma Matt Burgess, en Wired que
“Aunque algunos cables intercontinentales de internet viajan por tierra, en general, es más seguro que se coloquen en el fondo del mar, donde es más difícil que sean interrumpidos o alterados.
Atravesar Egipto es una de las únicas rutas prácticas disponibles. Al sur, los cables que pasan alrededor de África son más largos; mientras que al norte, solo un cable (el Polar Express) viaja sobre Rusia. Había un sistema de cable JADI que evitaba Egipto, y se cerró debido a la guerra civil de Siria, y en 2022 otro cable que evitaba Egipto fue cortado como consecuencia de la guerra en Ucrania.
El mayor esfuerzo por eludir Egipto lo asumió Google, que anunció a mitad de 2021 la instalación de un cable submarino, llamado Blue-Raman, que conectará la India con Francia a través del Mar Rojo, pero sin cruzar Egipto por tierra. Llegará al Mediterráneo a través de Israel. Google dividió el cable en dos proyectos distintos: Blue pasa por Israel y llega a Europa, mientras que Raman se conecta a Arabia Saudita antes de pasar a la India”
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UN NEGOCIO FORMIDABLE PARA LA CIRCULACIÓN DEL CAPITAL
Para entender el poder de los dueños del negocio, y el estatus colonial que representa, se calcula que el 97% del tráfico mundial de internet depende de los cables submarinos. Asimismo, el 90% de la data del mundo circula por esos cables.
En junio de 2022, Christofer Mims, del Wall Street Journal, alertaba que las mayores empresas de datos de Estados Unidos estaban terminando de constituir la “Web del poder”.
El más reciente ‘Reporte mundial para 2023-2030’ de los especialistas de GrandViewResearch estima que el valor de mercado de los cables submarinos, a diciembre de 2022, era de 28 mil millones de dólares, y que es un sector que crece a un ritmo superior al 5% anual.
Explican que la velocidad de transporte de datos es de terabytes por segundo, y por eso son prioridad absoluta de las plataformas de transmisión online, streaming y de los gigantes Google, Amazon, Facebook/Alpha y Microsoft.
La “Web del poder” la conforman Facebook, propietaria de 106.506 kilómetros de cables submarinos, Google que tiene 19.322 kilómetros, Amazon 35.164 y Microsoft 7600. Sin embargo un consorcio armado por Google, Facebook, Amazon y Microsoft tienen, además, 118.000 kilómetros de cables submarinos internacionales.
Este negocio estratégico sirve para explicar en situación el pomposo anuncio de Google en junio de 2021, cuando creó Firmina para conectar la Costa Este de EE. UU con un cable submarino hasta Las Toninas, en la provincia de Buenos Aires, con landings (conexiones a tierra) en Brasil y Uruguay.
En total, la red de cables submarinos supera 1,3 millones de kilómetros, repartida en más de 550 servicios.
La posesión de los hubs / nodos resulta determinante en varias direcciones. En primer lugar, genera un ‘sitio en territorio’ que se convierte en estratégico desde el punto de vista económico y al mismo tiempo geoestratégico. Ese puerto de llegada pasa a formar parte de una red mundial de conexiones que en todos los casos están atadas al mundo financiero concentrado, y cuya construcción está financiada por unas pocas corporaciones internacionales.
En otro sentido, por su faceta geoestratégica, pasan a estar en el radar de las operaciones militares de salvaguarda de ese hub / nodo, y de los cables submarinos, con una flota casi invisible de submarinos. Dado que los mayores inversores y propietarios de la data son los países del G7, los buques y submarinos son de la OTAN.
Desde esta perspectiva, es evidente que no existe soberanía de los estados o territorios sobre ese ‘nodo en tierra’, cuyos verdaderos dueños están en otra parte. Basta recorrer los mapas de las diversas regiones y ver en qué ciudades y de qué países salen los cables, para decodificar dónde se despliegan los mayores conflictos geopolíticos. El Mar Rojo es uno, el Mar de China es otro, el área de Haití y República Dominicana otro, Georgia en el Mar Negro otro, entre muchos.
Sin embargo, hay algunos casos en que las oligarquías de Estado son buenos socios de las corporaciones informáticas submarinas. En 2020 el gobierno de Angola, surcado por un sinfín de acusaciones de corrupción, se constituyó en un cliente relevante de la japonesa NEC para montar el primer hub en la costa oeste de África. De este modo, desde Angola se tendió el primer cable submarino hasta la costa de Brasil, pero sin la contraprestación de un hub estatal brasileño.
Hay otro aspecto a considerar. El espionaje y la vigilancia. El experto Justin Sherman, de la Iniciativa Cyber Statecraft del Consejo Atlántico considera que los cables submarinos son una “mina de oro de vigilancia” para las agencias de inteligencia mundiales. Sherman, desde Washington, afirmó a la agencia de noticias Reuters que
“los cables submarinos están involucrados en todos los aspectos de las crecientes tensiones geopolíticas, y en particular en la competencia tecnológica entre Norteamérica y China”.
En ese sentido, EE. UU, Australia y Japón pusieron en marcha a inicios de 2022 un proyecto de cableado submarino para potenciar las comunicaciones en el océano Pacífico y, según dijeron, frenar la creciente influencia de China en la región. Un año más tarde, sellaron un acuerdo militar-estratégico donde Australia dejó afuera a Francia (proveedor confirmado) y avanzó con Washington y Londres para un equipamiento de veloces submarinos de propulsión nuclear de tipo Virginia, que las potencias de la OTAN le suministrarán a comienzos de la década entrante. Ese convenio lleva la sigla AUKUS donde están las iniciales de los tres países.
Otro foco, naturalmente, transcurre en Escandinavia, el Mar del Norte, el Báltico y Rusia.
En 2021 el Instituto de Investigación Marina del gobierno de Noruega reveló que los sensores submarinos situados frente a las costas del norte, habían quedado inutilizados. Los cables que unen los nodos sensores con las estaciones de control en tierra fueron cortados, y se pensó en un sabotaje desde Rusia, aunque no hubo pruebas.
Estos sensores pueden recopilar datos sobre el paso de submarinos que se envían al Observatorio Oceánico Lofoten-Vesterålen (LoVe), que tiene una red de cables y sensores submarinos situados en la plataforma continental noruega, una zona de interés estratégico tanto para Noruega como para Rusia. Esa zona, muy próxima a la costa noruega, también es vecina de Groenlandia, Islandia y el Reino Unido (conocida como estrecho o brecha GIUK), y es otro importante cuello de botella estratégico de cables submarinos.
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COLONIALISMO DIGITAL HACIA EL SUR GLOBAL
“Vivimos en un mundo donde el colonialismo digital se ha convertido en un gran peligro para el Sur Global, al igual que lo fue el colonialismo de siglos pasados”, sostiene en un ensayo Michael Kwet, doctor en Sociología y también profesor en la Universidad de Yale.
“Parafraseando a Eduardo Galeano, se trata de las ‘venas digitales’ del Sur Global que cruzan los océanos, conectando un ecosistema tecnológico, controlado y bajo propiedad de un conjunto de corporaciones mayormente asentadas en USA. Algunos de esos cableados de fibra óptica son de Google y Facebook, que hacen un ‘extractivismo de datos’ y ahondan la monopolización. Hoy la maquinaria pesada del capitalismo son las granjas de servidores de nubes que archivan y procesan la big data, proliferando con el mismo modelo de las bases militares del imperio”
“Los ejércitos son los ingenieros corporativos, programadores de élite con salarios generosos de 250 mil dólares o más. Los trabajadores explotados son los negros e indios que extraen los minerales en el Congo y América Latina; también lo son los ejércitos de mano de obra barata que hacen data-entry de inteligencia artificial en China y África, y los trabajadores asiáticos que sufren trastorno de estrés postraumático tras limpiar las plataformas de las redes sociales de contenidos perturbadores. Las plataformas y los centros de espionaje -como la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) norteamericana- son los panópticos, y los datos son la materia prima procesada para los servicios basados en la inteligencia artificial.
En resumen, el colonialismo digital es una nueva e inequitativa división internacional del trabajo donde los poderes dominantes vienen usando la propiedad de la estructura digital, el conocimiento y el control de los medios de computación para mantener al Sur Global en una situación de permanente dependencia”, asevera Kwet en su profundo ensayo.
Edición: Darío Bursztyn
Mapas y gráficos provistos por DW, TeleGeography, Instituto de Investigación Marina (Noruega), Grand View Research.
El material que publica la revista web www.purochamuyo.com / Cuadernos de Crisis pertenece al Colectivo Editorial Crisis Asociación Civil. Los contenidos solo pueden reproducirse, sin edición ni modificación, y citando la fecha de publicación y la fuente.
REGISTRO ISSN 2953-3945
Interesantisimo.
Novedoso.
Los espejitos de colores ahora son cables que sólo visualizan los peces «barreros».
Excelente y muy ilustrativa selección de gráficos y mapas.
Gracias por tu aporte Gabriel. Pareciera que los dueños de los cables son los verdaderos dueños del poder global