Argentina no escapa a una problemática social mundial: el suicidio adolescente es la segunda causa de muerte después de los accidentes viales.
Poner en agenda este tema tabú, es urgente y necesario. Es asumir un compromiso ineludible con un tema invisibilizado, abordado con las voces necesarias.
La investigación sobre suicidio adolescente producida y dirigida por Liliana Manna es un documental de la Radio Pública Argentina, del cual ofrecemos una edición especial para los lectores de www.purochamuyo.com / Cuadernos de Crisis, en la Semana de la Prevención del Suicidio.
En el siguiente link puede escucharse el Documental completo https://www.radionacional.com.ar/suicidio-adolescente-shhhhhde-eso-no-se-habla/
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En la Argentina, el suicidio adolescente es la segunda causa de muerte por causas externas después de las lesiones de tránsito.
El relevamiento de datos del último informe de UNICEF Argentina, con el apoyo de los especialistas del Instituto Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires, fue contundente. Mostró que en las últimas décadas hubo un aumento de las tasas de mortalidad por suicidio, entre las y los adolescentes argentinos de 15 a 19 años.
La literatura especializada nos dice que el término suicidio proviene de dos expresiones latinas: sui y occidere que significan “matarse a sí mismo”. El suicidio, por tanto, es el acto autoinfligido para causarse la muerte en forma voluntaria, deliberada, en el que intervienen sucesivamente tres etapas, llamadas en conjunto proceso suicida: el deseo suicida, la idea suicida y el acto suicida en sí.
La información de la Organización Mundial de la Salud da cuenta de que en 2020 se registraron 703 mil suicidios, una de las diez causas principales de muerte a nivel mundial, aunque entre la población joven se encuentra entre los dos o tres primeros puestos.
>El Licenciado en Psicología Julián Aizcorbe señala:
“Para que tomemos un poco de dimensión de la problemática, del nivel de incidencia que tiene a nivel mundial, se producen a lo largo del año alrededor de 800.000 muertes a través del suicidio y es la segunda causa de muerte en jóvenes entre 15 y 29 años. Es decir que es una problemática bastante grave porque está entre las primeras causas de muerte, sobre todo en la población joven”
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¿Cómo se llega a esta decisión? ¿Qué alertas no vemos alrededor de quien lo piensa y lo cumple, o de quien lo intenta y no lo logra? ¿Dan alertas realmente? ¿Cómo se sigue?
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>La Directora del Centro de Atención Familiar del Suicida, Diana Altavilla, considera que
“Cualquiera de nosotros puede estar en una situación donde nuestras coordenadas de vida nos ubiquen en un punto de tal desvalimiento moral, emocional, psicológico, político, social, que nuestro dolor moral -porque a eso se refiere la situación de suicidio, de intento de suicidio, de autolesiones, de ideación suicida-, nos lleve a pensar que la muerte es la única solución para el problema, cuando no es así”.
“El suicidio es un modelo extremo, una resolución de conflictos en un mundo que ahora ya no lo sanciona, ni moral ni religiosamente, pero que sí ensalza los modelos de resolución de conflictos extremos, exitosos, que exalta los modelos de logro a toda costa.
En ese sentido, los adolescentes exaltan los modelos extremos donde -en paralelo- miran la muerte pero no como un final de la vida, porque recién luego de los 20 años se pueden comprender algunas cuestiones, entre ellas las de la muerte, como algo definitivo. Y es por ello que es muy complejo pensar en la muerte como algo estable”.
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Muchos entendidos coinciden en que el suicida no quiere morir sino reducir a cero su dolor moral.
Es un problema de salud pública universal. Con frecuencia, prevenible. La mayoría de las personas que intentan suicidarse están tratando de alejarse de una situación de la vida que parece imposible de manejar.
¿Por qué esa fascinación por el suicidio en la literatura universal, en el cine o en las series de las nuevas plataformas digitales? ¿Por qué insistir en la lectura de Romeo y Julieta de William Shakespeare, pintándola como una historia sublime de amor entre dos adolescentes, cuando en realidad es el desencadenante de dos familias manejadas por el odio y la venganza?
“Cuando alguien se suicida, no se está suicidando solo. Está suicidando a las ulteriores generaciones sin consultarlas”, afirma el médico psiquiatra Héctor Basile, psicoterapeuta especializado en adolescentes.
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>Genoveva vive en San Antonio de Los Cobres, provincia de Salta. Una localidad de poco más de 6000 habitantes, donde hay una alta tasa de suicidio juvenil. Entre esos números, estaba su hijo Gastón. Este es el relato de Genoveva
“Perdí un hijo, Gastón, que tenía 16 años. Se suicidó…solo. Fui a comprarle un par de zapatillas (llorando). Y no llegué. Cuando salí de casa. Me alcanzó mi hijo llorando y me dijo que tenía que volver rápido. Cuando volví le encontré a mi hijo colgado en la parte del fondo. Ya no pude hacer nada.
“Cuando se puso de novio empezó a tomar. Él decía que la chica le había dicho unas cosas, que estaba embarazada y que su familia no quería que lo tuviera porque mi hijo era un borracho, y era de una mala familia pobretona. Y él me decía “qué feo es ser pobre porque te discriminan en el colegio; y él decía que los chicos lo insultaban porque decían que iba todos los días con las mismas zapatillas. Y me dijo: Mamá si vos podés comprarme otras zapatillas…Y cuando me fui a trabajar para comprárselas, porque él tenía los mejores promedios en el colegio…y pasó estas cosas….y ya nunca más pude ver a mi hijo”.
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En esa localidad salteña existe el llamado “Puente de la solución”.
La ruptura de un noviazgo, el bullying escolar, el abuso intrafamiliar, el dilema de un futuro incierto, una población de alta vulnerabilidad social, fueron quizás los factores desencadenantes de las decisiones de los adolescentes, que creyeron encontrar “la solución” tirándose de ese puente.
>Santos Vázquez, miembro del Consejo Consultivo adolescente de San Antonio de los Cobres, relata
“El Consejo Consultivo comenzó a funcionar a partir de 2017, cuando vino a San Antonio “Intercambios”, UNICEF y también con la ayuda de la Supervisión adolescente de Salta. Nos capacitaron durante un día para liderar a los grupos de las escuelas. Al siguiente día hicimos un encuentro con todos los alumnos de las instituciones. Después de este primer encuentro fuimos seleccionados para un segundo encuentro, y nos juntamos para debatir los problemas que teníamos en común, entre los cuales saltaron el embarazo no deseado a temprana edad, el alcoholismo y el suicidio”.
Ellos trabajan en forma conjunta con el hospital y las escuelas de la zona. Durante la pandemia, al no poder organizar foros presenciales, se reinventaron con los podcasts, a través de las redes, como para seguir escuchando y ayudando a los jóvenes del lugar.
“En tiempos de pandemia se hizo asesoramiento. También nosotros hicimos los podcasts por el tema que nos alarmaba un montón -los suicidios-. Hicimos entrevistas a diferentes jóvenes. Cómo se sentían ellos. Qué les faltaba. En base a este análisis que hicimos con los jóvenes sobre qué es lo primero que les afectaba en pandemia. Y lo primero que resaltó es la convivencia con otros jóvenes. Quizás antes de la pandemia ellos estaban acostumbrados sólo a llegar a dormir a su casa, hacer tarea y volverse. Pasaban el mayor tiempo en las canchas o se iban al colegio, y todo esto lo frenó la pandemia. Y en ese sentido hicimos los podcasts en los cuales, de manera virtual, tuvimos contacto con los jóvenes.”
>Ileana Fernández es Supervisora de Salud adolescente, del Ministerio de Salud de Salta, y advierte sobre la falta de comunicación intrafamiliar
“Los chicos del Consejo Consultivo también manifiestan esto del silencio, de lo que no se dice, de la imposibilidad de que medie la palabra. Lo asocian ellos a cuestiones de timidez, a vergüenza, a desconfianza con los adultos. Por eso crearon este Consultorio de adolescentes, atendido por adolescentes, justamente para ver si de esta manera pueden llegar los chicos al sistema de salud.”
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¿Por qué este tipo de muerte sigue siendo un tema tabú, rodeado de silencios? ¿Por qué…de esto no se habla?
>Sebastián Sustas. Sociólogo. Investigador del CONICET y del Instituto Gino Germani de la UBA considera que
“Es un tema sensible que muchas veces implica un evento que no es esperado en ese momento vital para ese grupo etario, para ese grupo poblacional. Eso trae consigo aspectos que hacen a un tabú. La temática se presenta en términos culturales –en el sentido de lo que cuesta expresarlo-, pero también disciplinarias. Para muchas disciplinas eso aparece invisibilizado, no tematizado. También es un tema esquivo. Investigar sobre estos temas presenta algunos temores para algunas disciplinas, en base a la idea o al temor a generar instancias que reproduzcan vivencias que fueron traumáticas”
Cuando la muerte autoinfligida nos afecta de cerca, surge una atmósfera rodeada de silencio.
Muchos especialistas opinan que es como entrar en una especie de hermandad de personas que perdieron a alguien querido como consecuencia del suicidio. Y surgen los por qué en todo el entorno.
>Carolina, la mamá de Marcelo, de 16 años, cuenta la historia de su hijo desde la provincia de Salta.
“Mi hijo sufría de epilepsia. Lo llevé a los médicos, psicólogos, curanderos….Y cuando descubrió que tenía que vivir con esas pastillas, no lo aceptó. Él lo único que decía es que no iba a ser nadie en la vida, como sus hermanos, que eran sanos. Él decía: yo no voy a poder porque soy un enfermo.
Nunca me contestó mal. Era muy mimado por mí como si fuera mi único hijo…porque le hacía de enfermera. Yo lo acompañaba al médico y el médico me decía: él necesita estar a su lado (aquí ahoga la voz angustiada) Y bueh. Se fue. Y ya está. Yo digo que la solución es rezar y rezar por los jóvenes, por los niños, y rezar…. ¿Qué más va a hacer? Nada.
“Sólo Dios lo sabe. A mí no me tienen que juzgar: ni a mí ni a mi hijito. La única que sabe es una madre. Y cuando él falleció…uff…cantidad de problemas…que él se tiró, que esto y lo otro. Yo les digo: hagan y hablen lo que quieran porque la única que sabe es la mamá y Dios…que él sabe todo. Nada más”.
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Las estadísticas recogidas de distintos hospitales públicos y privados de la Ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires indican, por ejemplo, que el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez de la Ciudad de Buenos Aires, registró 10 egresos de pacientes adolescentes por intento de suicidio en 2019, y que esa cifra en 2021 llegó a 33.
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“Todos los operadores que trabajamos en el tema, venimos viendo que los intentos de suicidio en nuestro país, que ya estaban altos, están alineadas con los índices mundiales: duplicados o triplicados en pandemia. La concurrencia hacia las Guardias por ideación suicida o aumento de la ansiedad con ideación suicida, es una constante. Casi todas las supervisiones que yo hago, de equipos o de profesionales, la mayor parte de las consultas-–casi diría el 90% de las consultas- refieren que llevan el primer puesto el tema de ideación suicida y de intento de suicidio”.
Muchos adolescentes, luego de intentos de suicidio, refieren no haber pensado en la muerte como algo que no tenía retorno. Es por ello que las ideaciones suicidas suelen ser, muchas veces, impulsos repentinos que nada tienen que ver con una decisión reflexiva, como pueden aparecer en otras etapas de la vida, donde la cuestión del suicidio tiene otras vertientes y otras coordenadas que sí es necesario tomar.
Por eso es tan necesario que los profesionales que abordan el suicidio no pongan a todos bajo la misma bolsa y sean muy perspicaces a la hora de atender, abordar y reflexionar -como cualquier otra problemática pero más aún en ésta-, abordar cada persona en particular, con su situación particular de vida para poder situarse en el momento y en la coordenada que tiene. Y a su vez pensar qué modelos de vida ha tenido y qué modelos de resolución de conflicto ha tenido”.
afirma Diana Altavilla. Psicoanalista, Directora del Centro de Atención Familiar del Suicida
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Durante el último Congreso de la Asociación Argentina de Psiquiatras Infantojuveniles y Profesiones Afines (AAPI), el Hospital Materno Infantil de Mar del Plata presentó una investigación que fue premiada por el Congreso.
Los resultados mostraron que las internaciones por espectro suicida, que en los 13 meses previos a la pandemia representaban el 47% de los ingresos de menores de 15 años, pasaron a representar el 60% en los 13 meses posteriores al comienzo del confinamiento obligatorio.
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¿Qué espera la sociedad de los más jóvenes? ¿Qué es ser exitoso o fracasado, y qué rol tienen las instituciones por donde transitan los adolescentes su día a día?
>Sebastián Sustas, investigador del Instituto Gino Germani de la UBA, analiza el temor al fracaso, y el proceso de suicidabilidad.
“Otro aspecto que encontramos tiene que ver con lo que denominamos ‘pruebas institucionales’, que hacen referencia, de alguna manera, a expectativas generadas sobre este grupo etario en relación a su tránsito por algunas instituciones. O sea, qué esperan de ellos en esta edad vital. Por ejemplo la escuela, o la universidad, o aspectos que hacen al ingreso al mercado laboral. Esto también era un desafío en común que se presentaba en los relatos.
Lo que pudimos observar es que se presentaba el temor al fracaso, al logro…en logros que efectivamente se presentaron como de difícil resolución o que no pudieron ser superados, e incluso el temor a poder afrontarlos. Eso hacía que muchas veces generara situaciones desencadenantes que venían acumulando vulnerabilidades previas.
No es que algunos de estos hechos puede, por sí solo, ser predictor que refiera al proceso de suicidalidad, sino que hay una cadena de situaciones que se van generando en la vida de estas personas, y muchas veces algún factor desencadenante genera esta instancia. Y nosotros encontramos que había varios de estos factores desencadenantes que remitían a estas instancias, a estas pruebas institucionales, particularmente, y pruebas vinculares”.
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>Genoveva, desde San Antonio de los Cobres, relata:
“Yo fui a la policía y les dije ‘denme una mano porque mi hijo está mal. Yo lo veo mal’. Y el policía me dijo: ‘Yo no puedo hacer nada por tu hijo porque son unos borrachos’. Entonces yo me regresé a mi casa. Vine cuando mi hijo estaba llorando en el fondo. Le traje llorando y lo hice acostar. Y le dije: no llorés Gastón. Decime por qué llorás, hijo. ¿Qué te pasa? Y él me decía: No mamá. Hay cosas que no te puedo contar. Porque yo en vos no confío. Si sería un hombre sí. Pero en vos no confío.
Y era el mejor en el curso. Porque cuando cayeron los profesores me decían que no podían creer lo que pasó. Porque él estaba sano. Llamó a los profesores. Habló con sus compañeros a la mañana…Tenía un llamado de las 12 y media cuando su hermano, que le había prestado su celular, le dijo, no me pasés más ninguna llamada. No quiero hablar más con nadie’. Cuando él murió recién llegó la novia diciendo que era su culpa, que le había dicho una mentira. Se quiso tirar debajo de un camión y la gente la salvó. Ella vino y decía que era su culpa”
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“Cuando decíamos que muchas de estas trayectorias estaban marcadas por instancias de vulnerabilidad, nos referimos a que puede existir discriminación por cuestiones de sexo genéricas o abusos sexuales durante la infancia que van acumulándose en esa trayectoria que van generando instancias de vulnerabilidad que en ese momento no implicaron o al menos la tentativa o el pensamiento suicida o el intento, pero que en otro momento, en su vida, en la trayectoria, pueden ser desencadenantes.”
remarca Sebastián Sustas. Sociólogo. Investigador del CONICET y del Instituto Gino Germani
En términos de magnitud, el fenómeno se presenta con mayor frecuencia entre los varones y entre aquellos que han alcanzado menor nivel educativo.
La sobremortalidad masculina, según UNICEF, es 3 veces mayor que la de las mujeres.
¿Hay alertas específicas? ¿Causas puntuales para que los jóvenes tomen estas decisiones? ¿Cuáles son los factores de riesgo?
>La Psicóloga y consultora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para la problemática del suicidio adolescente en Argentina, Diana Altavilla advierte sobre las autolesiones
“Las autolesiones son avisos tempranos de malestar. Son el estadio anterior del intento de suicidio. Son un modo más, como las ideaciones suicidas, que muchas veces permanecen en la mente de quien las tiene y no se expresan. Las autolesiones son un modo más visible del malestar que alguien ya está experimentando, aun cuando sean malestares colectivos, porque se repiten en varios adolescentes.
No todos los…las adolescentes -sobre todo hablo de las adolescentes porque es más común verlo en chicas- no todas las adolescentes porque vean a otras chicas que se cortan, van a cortarse. Se van a cortar aquellas que ya están transitando un malestar importante. Ese malestar importante es siempre un entrecruzamiento entre un malestar individual, un malestar grupal –de su núcleo social- y un malestar social”
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En el Noreste del país, el fenómeno tiene características similares.
>Rubén Vivas, médico especialista en niños y adolescentes, en Formosa, sostuvo
“Y hay muchísimos factores de riesgo suicida en adolescentes. Por ejemplo: cuando hay violencia intrafamiliar, abuso físico y sexual, una pobre comunicación entre los integrantes de la familia; cuando hay poco incentivo en un medio social, por ejemplo, hay hacinamiento; hay dificultades para demostrar aspectos que nosotros llamamos alexitímicos: no hay un abrazo, un te quiero, un te presto la oreja 5 minutos; cuando hay inconsistencia en la autoridad parental o cuando hay mucha rigidez familiar o cuando hay fuertes cambios de domicilio…Esas son algunas de las miles de las causas que podemos detectar como factores que predisponen a un riesgo suicida en adolescentes”.
El Doctor Rubén Vivas conoce el riesgo social que se da en las poblaciones más vulnerables de la zona Norte del país donde el vacío existencial que sienten algunos jóvenes sólo lo llenan con las autolesiones o con el consumo de sustancias que sólo profundizan el problema.
“Yo prefiero llenarlo con incentivos, con amor, con escuchas, con abrazos, con contención, porque si eso no existe…Yo tengo vasta experiencia, más de 22 años de trabajar exclusivamente con adolescentes, y en realidad lo que nosotros decimos es que cuando no hay una contención familiar desde el amor, obviamente llenan otras cosas, como por ejemplo la droga o el alcohol”.
“Acá en Formosa también pasa, en Corrientes, también en Chaco, porque son pueblos que quizás están como vacíos de incentivos en muchos casos –no en todos- entonces cuando tenemos una personalidad que tiende a ese tipo de riesgos, obviamente que es muy fácil llenar con el alcohol”.
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La Ley 27.130 de Prevención del Suicidio, sancionada en marzo de 2015, en su Artículo séptimo, remarca que la autoridad de aplicación, el Ministerio de Salud de la Nación, debe desarrollar programas de capacitación destinados a los responsables en los ámbitos educativo, laboral, recreativo y en contexto de encierro, para promover el desarrollo de habilidades en los equipos institucionales.
“Si vamos a hablar del malestar social estamos hablando de un malestar que incluye a una sociedad donde involucro a la escuela, como referente social, una escuela que ha perdido su lugar como contención y sostén, que ha extraviado –me parece que es la palabra más cercana- sus coordenadas para hacer del lugar del maestro, un lugar para el maestro y para sus alumnos, un lugar de sostén social, para que el maestro y sus alumnos se sientan realmente seguros, y para que la educación sea un lugar valorizado a fondo, y que tenga su lugar merecido dentro de lo que es una sociedad instalada con proyecto de futuro«, señala Altavilla, quien hace un análisis crítico de los ideales de logro en la adolescencia.
“En los talleres de resolución de conflictos en los colegios secundarios, cuando me llaman porque hay suicidios y cuando hay problemáticas de este tipo, trabajamos el tema de deconstruir los ideales de logro en la adolescencia.
Los chicos, cuando llego, están muy disgustados, adversos, peleados, con situaciones de violencia muy graves, y con un solo taller es increíble cómo pueden cambiar, con muy pocas herramientas, se van realmente con la mente muy abierta, y muy satisfechos. Hacemos participar a docentes de otros colegios para no vulnerar la discreción que requieren los chicos, pero sí para capacitar a los docentes con qué pocas herramientas se pueden construir subjetividades en los chicos.
Queremos hacer que esos talleres puedan construirse desde jardín de infantes, para que el chico pueda valorar in situ la construcción de resolución de conflictos por la vía de valorar más la diversidad en la resolución del conflicto, que el ganar un juego, que el competir con el otro. Que la competencia, y el puntaje y la escala de valores donde hay un puntaje establecido abona a la competitividad, abona al conflicto con el otro, y a las distintas formas de violencia, incluso a la violencia contra sí mismo por no llegar a un objetivo. Ese es el tema, en definitiva. En el trasfondo de todo esto está la tremenda gama de las frustraciones que determinan que los seres humanos tengamos –a la larga o a la corta- situaciones de enorme insatisfacción y, por uno u otro sentido tengamos que estar siempre buscando alternativas a la satisfacción como si eso fuera nuestro modo de buscarle otra pata a la vida, cuando en realidad la vida tiene una pata mucho más satisfactoria que es que la vida es diversidad. Nos han metido el valor de que una es la alternativa que es la de LA LUCHA. EL LOGRO Y LA COMPETITIVIDAD CON EL OTRO”.
La muerte es tan inexplicable como la vida misma. La muerte…siempre sacude.
¿Cómo superar el duelo de un hijo, un amigo, un nieto que decidió quitarse la vida? Lo que se conoce como la posvención es otro paso clave para sobrellevar el duelo.
“La pregunta por el por qué y la cuestión de la culpa, el enigma y la participación, son dos ejes recurrentes. Una de las partes del procesamiento del tema es dejar de preguntarse eternamente ¿por qué?, cosa que es recurrente. Aunque en apariencia se diga que ya se tiene una cierta respuesta, que las personas se respondan un por qué, su propio por qué, sin polemizar con otros, y sabiendo que su respuesta es transitoria, dinámica, va cambiando en el tiempo por su propia madurez, por las propias respuestas que se den, y lo mismo con el tema de la participación.
Nunca hay una sola respuesta. Cuando la participación se concentra en un solo individuo, se vuelve culpa. Se vuelve o asignación de culpa para afuera -y se transforma en violencia-, o se vuelve una asignación de culpa para sí, y eso se vuelve tortura. Y eso genera un enorme peso personal y son las personas que más en riesgo pueden estar. Aun cuando no parezca visible hacia el afuera”.
¿Cuál es el rol del Estado para atender los casos de suicidio, o intentos de suicidalidad? ¿A dónde recurren las familias víctimas de muertes autoinfligidas?
«Es importantísimo que el entorno de alguien que se suicidó tenga rápidamente el acercamiento a un dispositivo de salud en forma preventiva, aun cuando no presente síntomas. Por eso en la Ley 27.130 nosotros remarcamos: las obras sociales y las prepagas y los dispositivos de salud, están obligados a prestar asistencia aun cuando las personas no presenten sintomatología, y parezca que están bien.
Deben tener un dispositivo de asistencia durante un tiempo prolongado para hablar del tema, procesar el episodio, la circunstancia, las vivencias respecto del tema, los pensamientos y sus cuestiones tanto personales como colectivas respecto a la situación, para no dejar en lo posible rastros relevantes, cargas relevantes internas que hagan concentración de vivencias mortíferas adentro de los sujetos, que puedan llevar a una concentración de la culpa y un aumento de la ansiedad y la angustia insoportable”, insiste la consultora de la OPS.
Un déficit que preocupa es la escasez de recursos destinados a la salud mental en el país.
Los especialistas señalan que el sistema no está preparado para este incremento, lo que se ve reflejado en la falta de lugares de internación psiquiátrica infantojuvenil.
Cada vez que llega un paciente con emergencia psiquiátrica, cuesta conseguirle lugar. Esto se da tanto en el sector privado como en el público.
Entre las asignaturas pendientes para enfrentar la problemática está la de desarrollar campañas de concientización sobre factores de riesgo y generación de factores de protección a través de los medios masivos de comunicación.
Y también acabar con algunos mitos como por ejemplo, que las personas que se suicidan o lo intentan siempre tienen un trastorno mental. Es FALSO.
Hay líneas telefónicas y centros de salud a donde recurrir para pedir ayuda, y salvar vidas.
>El Hospital Nacional en Red Especializado en Salud Mental y Adicciones Lic. Laura Bonaparte cuenta con un Comité de Emergencia que realiza entrevistas telefónicas para asesoramiento y contención, atendido por profesiones de salud mental.
>La Guardia telefónica de niños, niñas y adolescentes es: 4912-3673 de lunes a viernes entre las 9 y las 22.
>El Centro de Atención al Suicida (CAS) atiende 18 horas diarias de forma gratuita. La técnica utilizada es la “escucha activa”, con intervenciones orientadas a que el consultante pueda hablar. Desde Capital y Gran Buenos Aires se puede llamar a la línea gratuita 135.
>El teléfono desde cualquier lugar del país es 0800 345 1435 y (011) 5275-1135
>S.O.S un Amigo Anónimo. Es una asociación sin fines de lucro que desde hace casi cinco décadas ofrece asistencia telefónica confidencial para personas que transitan alguna crisis emocional. Allí trabajan 30 voluntarios, todos los días de 10 a 19. El teléfono es (011) 4783-8888
El lema de la campaña mundial 2022 es ‘Crear esperanza a través de la acción’.
Por eso, de suicidio adolescente hay que hablar, y empezar a enfrentarlo de una vez por todas.
La investigación fue producida y dirigida por Liliana Manna para la Radio Pública Argentina, y el Documental completo está aquí: https://www.radionacional.com.ar/suicidio-adolescente-shhhhhde-eso-no-se-habla/
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REGISTRO ISSN 2953-3945