Viaje al Sáhara Occidental, invadido por Marruecos desde hace medio siglo.
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Crónica del observador internacional y economista Xavier Dupret, y reportaje a uno de los máximos líderes saharauis, especial para www.purochamuyo.com / Cuadernos de Crisis
Mientras el generalísimo Franco agonizaba, España rompía con su pasado colonial.
A mediados de noviembre de 1975, los Acuerdos de Madrid organizaron la partición entre Marruecos y Mauritania del Sahara Occidental, hasta entonces colonia española, sin respetar el derecho internacional.
Muy poco antes, a mediados de octubre de 1975, la Corte Internacional de Justicia había dictaminado que el Sáhara Occidental era una entidad independiente con respecto a Marruecos y Mauritania. Por tanto, según la Corte, aplicaba el principio de autodeterminación.
El Frente Polisario proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), para buscar respaldo diplomático a sus reivindicaciones, fijando primero su capital en El Aaiún, pero cuando sobrevino la invasión marroquí, la trasladaron a Bir Lehlu.
En ese momento, la monarquía sharifiana (por su fundador Al-Sharif) enfrentó una fuerte disputa interna. Para movilizar a la opinión pública, el rey Hassan II lanza una iniciativa temeraria: la Marcha Verde. El 6 de noviembre de 1975, ingresaron al Sahara Occidental un contingente de 350.000 voluntarios marroquíes, entre ellos, unos 20.000 soldados.
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La dimensión colonial de esta aventura es obvia ya que se organizó en concierto con los SDECE (Servicios Secretos franceses) cuyo director de Contrainteligencia, el conde Alexandre de Marenches, estaba cerca de Hassan II. Luego, de Marenches, sería asesor de Ronald Reagan…
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Con la invasión marroquí, se produjo un conflicto armado entre Mauritania y Marruecos, por un lado, y con el Frente Polisario, por otro. En agosto de 1979, Mauritania bajó sus reclamos sobre el Sáhara Occidental, y Marruecos se apresuró a ocupar la parte del territorio saharaui cedida a Mauritania. Pocos meses después, en 1980, el gobierno marroquí construyó un muro de defensa para consagrar como propio el territorio que se apropió, que no es ni más ni menos que el 80% del Sahara Occidental. Hasta hoy el Polisario ocupa la parte oriental del Sahara Occidental.
En 1991 se alcanzó un alto el fuego y la ONU estableció una Misión para la organización de un Referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental – MINURSO. Desde entonces, hace 30 años, las iniciativas para organizar un referéndum se han enfrentado a la negativa sistemática de Rabat a considerar la independencia del Sáhara Occidental como una solución al conflicto. Este bloqueo explica por qué se rompió en 2020 el acuerdo de alto el fuego. En este caso, Marruecos ha atacado a activistas independentistas saharauis en la zona colchón entre las dos fuerzas beligerantes.
Podría pensarse el tema en términos de expansionismo territorial. Pero no. Hay otra característica colonial en la ocupación de la tierra de los saharaui: el expolio. El Sáhara Occidental no es un desierto económico. Allí abunda el fosfato, imprescindible para la Unión Europea, que depende de esa materia prima para la fabricación de fertilizantes. Es un factor estructural. Las reservas finlandesas, las más grandes de Europa, representan solo el 1,5% de las reservas mundiales. Es por eso que la tercera lista de materias primas críticas elaborada por la Unión Europea en 2017 incluye roca fosfórica.
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Por otro lado, la pesca representa el 70% de la actividad económica del Sáhara Occidental. En un contexto de disminución de los recursos pesqueros en Europa, el acuerdo sobre la liberalización de los productos agrícolas y pesqueros, celebrado en 2012 entre la Unión Europea y Marruecos incluyó, casualmente, al Sáhara Occidental en su ámbito de aplicación. La Corte de Justicia de la UE se paralizó. En 2018 dictaminó que ese acuerdo de pesca de 2012 violaba «varias normas de derecho internacional aplicables en las relaciones entre la Unión y el Reino de Marruecos, en particular el principio de autodeterminación».
A pesar de esta sentencia, la Unión Europea firmó un nuevo acuerdo de pesca con el reino de Marruecos, por un período de cuatro años, el cual nuevamente se aplica a las aguas adyacentes al Sahara Occidental.
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La larga marcha de los saharauis está lejos de terminar. Es poco probable que Francia levante el apoyo incondicional a Marruecos, que necesitará, y mucho, explotar los recursos del Sáhara Occidental.
La deuda externa del reino marroquí, antes de la pandemia de Covid-19, ya representaba el 45% del PBI y el 160% de las exportaciones del país. Estos datos preocupan a los círculos financieros. La agencia de calificación financiera Fitch Ratings rebajó la calificación de la deuda de Marruecos a ‘activo especulativo’.
Lo que genera temores de desestabilización de la región es que, la juventud saharaui en el exilio «adhiere plenamente a las demandas del Polisario».
Quien suscribe, regresa de una misión de observación en los campos de refugiados saharauis. Mientras en el terreno los combates ya llevan un año desde que se quebrara el alto el fuego, el escenario de base está signado por cuarenta y cinco años de campamentos de refugiados saharauis, y 30 años de un acuerdo para la autodeterminación que Rabat -con apoyo de Francia- hicieron volatilizar.
Ahora las Cancillerías europeas están preocupadas por una posible desestabilización de la región, porque si el conflicto entre el Frente Polisario y Marruecos se extiende, podría involucrar al ejército de Argelia, y eso conduciría a nuevas olas migratorias -por un lado-, y a un despliegue de la violencia yihadista, por el otro. Pero esos temores no pueden ni deben enmascarar la gran responsabilidad de Occidente.
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Basta, en este sentido, destacar los vínculos que existen entre el Elíseo y la dinastía Shereefiana y rápidamente comprenderemos hasta qué punto un prisma neocolonial distorsiona la lectura que tenemos sobre la cuestión de Sahara Occidental. No hace falta cavar mucho para recordar que Rabat rechazó la idea de un referéndum de autodeterminación en 2007.
Fue porque habían pergeñado un ‘plan de autonomía’, bajo autoría ideológica (y tal vez más que eso) del presidente neoconservador Jacques Chirac.
La historia de la descolonización en la región explica en gran medida este tropismo pro-marroquí.
Si bien el protectorado marroquí llegó a su fin en 1956 por una negociación, ese proceso fue lo contrario de la lucha por la cual el régimen del apartheid antiárabe, que asolaba los «departamentos de ultramar», abolió en 1962 la Argelia ‘francesa’.
La victoria del Frente de Liberación Nacional de Argelia, humillante para el imperialismo francés, sirvió de telón de fondo para apoyar los proyectos del Gran Marruecos.
Por eso, inmediatamente después de la independencia de Argelia, estalló la Guerra de las Arenas, que duró desde septiembre de 1963 hasta febrero de 1964 tras el asalto del ejército marroquí a la joven república argelina: en ese momento, Rabat quería anexar una parte de Argelia.
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Los lazos entre el proyecto del Gran Marruecos y los intereses geopolíticos de la Françafrique son evidentes. Así es como el régimen marroquí, aunque originalmente reivindicaba toda Mauritania, nunca atacó a esta última e incluso reconoció su existencia sin causar demasiadas dificultades. París quiso que así fuera.
Y dado que fue bajo la política de crear un Gran Marruecos que Rabat invadió el Sáhara Occidental en 1975, podemos entender mejor por qué el gobierno argelino apoyó al Polisario.
Ya no fue necesario orquestar campañas desde París para desacreditar, hasta el día de hoy, a los independentistas saharauis. Si Argelia apoya al Frente Polisario, eso ya es motivo suficiente para denigrarlo.
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Pero ahora, la presión está aumentando en los campamentos. La juventud saharaui, lejos de resignarse al exilio, se adhiere plenamente a las demandas del Polisario. Desde este punto de vista, el nombramiento de Mohamed Wali Akeik, hasta entonces Primer Ministro de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), como Jefe de Gabinete es un hecho importante. Bajo su liderazgo, las unidades saharauis deberían, con toda probabilidad, intensificar sus operaciones.
Este incendio ya viene ardiendo hace mucho tiempo, pero ha vuelto a resurgir. Los países occidentales, sin duda demasiado confiados en la ‘experiencia’ francesa, siguen ganando tiempo y reiteran sus llamados a un «compromiso realista», con lo cual legitiman de facto la ocupación marroquí. No ha sido otra cosa la última reunión del MINURSO en la que Washington consideró ‘razonable’ el (falso) plan de autonomía que presentó el reino de Marruecos. Si las cosas salen mal, la responsabilidad de Occidente, y ante todo de Francia, será enorme…
Oubi Bouchraya Bachir, integra la Dirección del Frente Polisario. Es Embajador, director del Frente Polisario saharaui para Europa y la Unión Europea.
Diálogo exclusivo con www.purochamuyo.com / Cuadernos de Crisis a 30 años de los acuerdos para la autodeterminación saharaui que Marruecos no respetó, y apostó al sojuzgamiento.
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> Se desconoce por qué lucha el Frente Polisario y el rol de España, pero sin entender ese punto de partida es difícil dar una dimensión a tantas décadas de lucha y reclamo.
Nuestro país fue una colonia española como el resto de los países vecinos, y cuando empezó el proceso de descolonización a fines de los años 50-70, España tuvo que enfrentar una presión desde el interior del territorio pero también de la comunidad internacional, para descolonizar el Sahara occidental y organizar el Referéndum para la autodeterminación.
Las condiciones históricas de mediados de la década de los 70 están marcadas por la enfermedad y muerte del dictador Francisco Franco, y el proceso de transición. En esa circunstancia, España renunció a su promesa frente al pueblo saharaui y la comunidad internacional, y entregó el pueblo saharaui a Marruecos y a Mauritania en 1975.
El pueblo saharaui que llevaba décadas luchando en contra de España y en particular desde 1973 bajo el liderazgo del Frente Polisario, tuvo que enfrentar una guerra en dos frentes. Por un lado, al norte, con Marruecos, y al sur con Mauritania.
El Frente Polisario le ganó militarmente a Mauritania. Con ese pueblo compartimos casi una misma identidad en términos de idioma, tradición, cultura e historia, y optaron por la paz con el pueblo saharaui y reconocieron la República Saharaui como un estado independiente, y desde entonces, en 1979, hemos concentrado nuestra acción militar y nuestra lucha contra Marruecos.
Nuestras tácticas de guerra de guerrillas, con gran conocimiento del terreno, con la fe en la justicia de su causa, llevaron a derrotar al ejército marroquí, sin dudas más equipado, más numeroso. ¡Si hay batallas nuestras que se enseñan ahora en muchas academias militares del mundo como batallas modelo de guerra de guerrillas! Pero el ejército marroquí se encontró en inferioridad sobre el terreno. Todos nosotros recordamos cuando el rey Hassan II decidió invadir en 1975 el Sahara occidental y dijo que iba a ser una ‘guerra relámpago de una semana’, pero llevamos 45 años de guerra y el conflicto sigue abierto.
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> ¿Por qué no se habla del muro en el Sahara occidental?
La historia del muro en el desierto del Sahara occidental se relaciona con el poder que había logrado el ejército saharaui sobre casi el 80 por ciento del territorio, llevando la guerra incluso al interior de Marruecos, en especial en el sur de ese país. Ahí decidieron construir el muro para impedir el avance de los combatientes saharauis, usando una tecnología muy compleja de fosas, muros de piedra y tierra, radares, minas antipersonas y anti vehículos blindados. ¡Es el segundo muro más largo del mundo detrás de la Muralla china! Son casi 2500 kilómetros de norte a sur, dividiendo el territorio saharaui en dos partes. ¡Allí hay de 8 a 10 millones de minas! Es uno de los 10 territorios más contaminados con minas en el mundo.
Pero incluso con este muro, los combatientes saharauis han sabido cómo penetrarlo, cómo estudiar muy bien un segmento para atacarlo, cómo quitar las minas; y se empujó al rey Hassan II, tras largas batallas en el muro en 1988-1989 a que busque otra forma de tratar con los saharauis. Aquel derecho a la autodeterminación que en complicidad con España rechazó en 1975 debió reconocerlo en 1900-1991. Ahí fue cuando se firmó el famoso Plan de Paz de las Naciones Unidas, el Alto al fuego y luego el despliegue de la Misión de la ONU para organizar el Referéndum.
Lamentablemente, a 30 años de aquello, todo eso fue un engaño, es letra muerta, porque Marruecos no quiere cooperar en organizar el Referéndum porque sabe que va a perder y cualquier consulta al pueblo saharaui va a conducir a la independencia del territorio. Por eso, desde 2020, el poder marroquí violó el Alto al fuego, atravesó el muro y ocupó un área liberada que estaba bajo dominio de las autoridades del Frente Polisario, y en consecuencia hemos declarado la guerra y estamos en plena guerra de nuevo con Marruecos.
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> ¿Cuándo se constituyen como República Árabe Saharaui Democrática?
En 1976 y tras la retirada de España sin organizar el Referéndum, para nosotros hubo un vacío legal que solo el pueblo saharaui lo puede llenar, y por eso declaramos la RASD (República Árabe Saharaui Democrática) que desde entonces tiene más de 80 reconocimientos de países del mundo, y ahora es miembro fundador de la Unión Africana, a donde desde 2017 también está Marruecos.
> ¿Y en esa organización, la Unión Africana, cómo es el vínculo entre ustedes y Marruecos?
Bueno, allí se repite lo que ocurrió entre Marruecos y Mauritania, porque al principio Rabat rechazó reconocer su independencia, en los años 60, y se oponía a que esté sentada como miembro en la Organización de la Unión Africana pero en el marco del conflicto del Sahara occidental, acabó reconociendo su independencia. Por ahora, Marruecos persiste en la misma lógica de desafío a todo y eso se comprueba en la guerra que impulsaron desde fines de 2020.
En la parte ocupada por el invasor los civiles saharauis sufren todo tipo de violaciones de los derechos humanos, torturas, presos políticos en las cárceles marroquíes, asedio al territorio al cual los observadores internacionales no tienen acceso. Las más conocidas Organizaciones de DD.HH del mundo lo han denunciado, no es algo que digamos nosotros arbitrariamente.
Pero, volviendo a la pregunta anterior, los saharauis han sabido construir su modelo de Estado: tanto en los campamentos de refugiados como en las zonas liberadas la población tiene acceso a los servicios de educación, de la salud pública, la emancipación de mujer, sistema de justicia, parlamento con elección directa de sus miembros…
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> Precisamente, ¿cómo es la vida en el desierto, cómo pueden producir sus alimentos y cuidar sus animales, generar algún tipo de economía y de instituciones?
La condición de ser refugiados es de por sí una condición muy complicada y plena de limitaciones. Pero desde el día 1 del éxodo saharaui, del refugio saharaui, el tema de los servicios para la población fue una prioridad del Frente Polisario.
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Las fotos, tomadas en aquel mismo instante, de clases improvisadas debajo de árboles, son prueba de lo que hizo el Frente Polisario.
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En campamentos improvisados para dos, tres o cuatro días, queríamos que los niños vayan a la escuela. Esta convicción de que nosotros como movimiento de liberación nacional tenemos que empezar a construir el modelo de Estado al que todos los saharauis aspiran, era una prioridad.
Lo cierto es que los refugiados dependen de la ayuda internacional, pero al margen de eso, han sabido desarrollar actividades comerciales, pequeños huertos, pequeñas industrias, hospitales y dispensarios, escuelas de todos los niveles.
Está la ayuda de los países amigos, claro, pero el ser saharauis fue crucial: estamos en pleno desierto, en condiciones adversas en todos los sentidos, incluyendo la ocupación, la amenaza de ataques de Marruecos.
Los campamentos de refugiados que están en el sur de Argelia, también en el desierto, y cuando vienen a visitarlos observadores extranjeros se dan cuenta de cuán impresionante es que la gente haya podido sobrevivir casi 50 años en estas condiciones.
Es la fe en la causa, en el derecho, es la fuerza que nos llevó a sobrevivir todo este tiempo así. Somos una población pequeña, de menos de un millón de personas, que vive con recursos limitados -más aún ahora que Marruecos explota los recursos naturales del territorio-.
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Entre 1973-1975, en un momento alto de la Guerra Fría, fuimos un centro de gravedad de toda una dinámica internacional geopolítica. Marruecos se alió a Occidente y veían al Frente Polisario como un aliado de Argelia, Libia y el bloque soviético. Y ahora con la presencia de Israel en la zona, su alianza y los acuerdos de defensa con Marruecos, el Sahara occidental nuevamente se convierte en un pequeño centro de gravedad. Por un lado está la decisión de la administración Trump de reconocer a Marruecos la soberanía sobre el Sahara occidental y esta normalización que Israel quiere imponer junto a la mayoría de los países árabes. Pero a pesar de todo el pueblo saharaui, pequeño, pero armado con una voluntad ilimitada para seguir luchando y resistiendo, mantiene la certeza en su victoria indiscutible.
> El objetivo de Donald Trump parecía ser alinear a Estados Unidos con Israel y Marruecos, y algunas potencias del mundo árabe para generar un contrapoder, por ejemplo, frente a Irán. Sabiendo que todo el mundo del Islam se reparte entre sunitas y chiitas ¿Qué clase de respaldo, de contención y de ayuda tiene el pueblo saharaui desde el mundo árabe?
Desafortunadamente, el mundo árabe en su conjunto y desde el primer día del conflicto hasta ahora se desinteresó del conflicto y del pueblo saharaui, por muchas razones. Con excepción de Argelia, que es un gran apoyo al pueblo saharaui, que tiene una larga lucha revolucionaria y es el país de referencia en términos de lucha contra el colonialismo francés, que lideró en gran medida la dinámica tercermundista y que mantiene una línea de apoyo a la causa palestina, de Libia, que lo fue otro apoyo y tal vez vuelva a serlo en un futuro, de Siria y de Mauritania, prácticamente el resto de los países árabes ignoran el conflicto, a tal punto que jamás, nunca, la Liga Árabe debatió el tema.
Precisamente por ello, para nosotros, que un conflicto que lleva medio siglo, de dimensión regional e internacional y que atraviesa a un pueblo árabe, no haya sido jamás tratado es la evidencia de que esa organización no tiene la más mínima relevancia.
Francamente, muchos países árabes tienen una posición pro-marroquí porque tienen muchas semejanzas en sus gobiernos monárquicos.
> ¿Podría decirse que hay dos estados-tapón útiles a Occidente? Uno, Marruecos, en el norte de África y el otro Israel en el Oriente Medio. ¿Es esto lo que lleva a que ahora esté unidos?
En cuanto al Sahara occidental, la alianza que existe entre Marruecos e Israel no es nada nueva. La novedad es su formalización. Todo el mundo sabe que esas relaciones existían desde los años 60. El peligro para nosotros es que Marruecos invitara a Israel a la región para desestabilizarla…Porque una potencia extranjera cuando viene a una región viene con su agenda y sus intereses, y en la mayoría de los casos esos intereses son contrarios a los intereses de los pueblos de la región.
¡Acaban de comprar armamento a Israel y firmaron un acuerdo de Defensa! Uno no puede no preguntarse, con la distancia geográfica que existe entre Israel y Marruecos de 4 mil kilómetros, qué razón tiene un acuerdo de ese tipo que habitualmente lo firman los países vecinos. O dicho en otras palabras, es un acuerdo de Defensa en contra de quién. Seguramente que en contra de los países de la región y sus pueblos.
Marruecos tiene que asumir el grave error de pensar las relaciones regionales en términos coyunturales y olvidar la estrategia, la obligación de convivir en paz, en complementariedad y prosperidad entre todos los países de la región. Creo que Marruecos, desde lo táctico comete un error estratégico, en primer lugar hacia su pueblo y luego hacia el conjunto de países y pueblos vecinos.
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> ¿Qué vinculación ha tenido el Frente Polisario saharaui con Sudáfrica y el partido del Congreso Nacional Africano de Mandela? Porque ellos han tenido una política de lucha de guerrillas hasta lograr torcerle el brazo al apartheid.
Nosotros hemos tenido un vínculo histórico con el CNA, incluso en años anteriores a la liberación de Sudáfrica en 1994. Un acto que aún simboliza ese profundo lazo, fue la entrega de tanques capturados al ejército marroquí, de fabricación sudafricana. Fabricados en la Sudáfrica del apartheid. Esos tanques se los entregó el presidente del Frente Polisario a quien era el líder del Congreso Nacional Africano, Oliver Tambo a finales de los años 80. Reunimos todos los tanques y se los entregamos con un mensaje: “vete con estos tanques a combatir el apartheid con sus propias armas”. Desde entonces persiste la alianza histórica entre los dos partidos, los dos movimientos de liberación nacional.
Fui embajador desde 2005 hasta 2007 en Sudáfrica y testigo de esa cercanía y sentimiento de apoyo incondicional al pueblo saharaui. Para ellos nuestra lucha es una forma de continuidad de su propia lucha. Sudáfrica reconoce la República Saharaui desde 2004 y recibimos gran apoyo. Hace pocos días la ministra del Exterior de Sudáfrica, Naledi Pandor, visitó el Sahara occidental y se entrevistó con su homólogo y con el presidente. Ese vínculo excelente también lo mantenemos dentro de la Unión Africana.
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> ¿Es cierto que en el muro de 2500 kilómetros que construyó Marruecos hay desplegados 150.000 soldados y una guarnición o base militar cada 5 kilómetros? ¿Cómo organizar la autodefensa si solamente a lo largo del muro hay semejante cantidad de tropas?
Esa pregunta es una pregunta que nos hacen a menudo…
Lo cierto es que hay muchos colonos marroquíes en el Sahara occidental. Más que la propia población saharaui autóctona. Pero para nosotros la mayoría de ellos pertenecen a la ocupación como una realidad, es decir, una vez que la ocupación no exista esos colonos se irán, y los que queden son los hermanos marroquíes que se han instalado allí en busca de mejorar sus condiciones de vida, como lo harían en Europa o en otro país del mundo. Con ellos no hay ningún problema. El Frente Polisario ha presentado un plan de siete puntos en 2007 donde hemos ofrecido la regularización masiva de los marroquís que están en el territorio, porque al fin y al cabo el pueblo marroquí es una víctima, al igual que el pueblo saharaui, de este conflicto.
En cuanto al ejército que está desplegado a lo largo del muro esto no constituye un obstáculo mayor.
Por nuestra estrategia de guerra de guerrillas tenemos la ventaja de elegir el lugar, estudiarlo, saber cuántas tropas hay, cuál es el equipamiento, a qué hora sube el guardia, y elegir el momento justo para atacar: ellos están fijos, escondidos detrás del muro. Tener el 70 por ciento de la iniciativa asegura el resultado del ataque. La sorpresa que se genera, militarmente, reduce la posibilidad de resistencia a cero. La única reacción que les queda a los soldados marroquíes es afrontar su muerte o huir hacia adentro del territorio. Vamos haciendo este tipo de ataques desde el norte hasta el sur, y eso genera un gran desgaste: a finales de los años 80 el costo diario de mantener el muro era de 6 millones de dólares. Hoy, fácilmente, a Marruecos le cuesta 10 o 12 millones de dólares diarios mantener el muro. Algo así como 3000 millones de dólares al año. Para un país con problemas de divisas y recursos como es Marruecos, supone un gran desgaste.
> Hablemos de la situación de la mujer, de su posibilidad de estudiar, de casarse, de divorciarse, de tener alguna decisión…miremos, si no, a Arabia Saudita que hace tanto aspaviento porque ahora las mujeres pueden manejar un auto.
La mujer saharaui, desde un punto de vista sociológico, se singulariza por un rol particular dentro de las sociedades árabe-musulmanas en el mundo. Creo que eso corresponde a su trayectoria como mujer nómada, donde la condición socio-económica le llevó a desempeñar un papel central en la familia, y la economía de la familia; ha sido la responsable, incluso de las relaciones exteriores de la familia.
> ¿Un cierto matriarcado?
Un cierto matriarcado, sí. Yo diría incluso que la sociedad saharaui, hasta cierto punto, fue una sociedad matriarcal. Pero vino el Frente Polisario, que es un movimiento de liberación progresista, con una agenda clara para la emancipación de la mujer, y se instaló en un terreno favorable por lo que ya traía la cultura de la mujer saharaui. Si vienes a los campamentos de refugiados y las zonas liberadas la cara más visible es la de la mujer. En las zonas ocupadas las manifestaciones en contra de la ocupación marroquí es una lucha con una cara puramente femenina, y nos enorgullece que la mujer saharaui desempeñe este papel, y que haya sido determinante en asegurar todos los éxitos que hemos tenido.
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> Cuanto todo esto empezó, habría gente que tenía 20 o 30 años, y hoy tienen 60 u 80. ¿Qué piensan después de medio siglo de refugiados los que tienen entre 15 y 30 años hoy, que seguramente pretenden tener una vida normal, en el sentido de una vida sin zozobras, con un techo y una educación más o menos asegurados, y sin tener que pensar día a día en prepararse para la guerra? ¿Hay un apoyo abierto o crítico entre los más jóvenes?
Uno de los problemas que tienen los veteranos y los dirigentes del Frente Polisario durante los últimos años es cómo afrontar este empuje de parte de la población joven, hacia la guerra, y su deseo de retomar las armas y empezar a buscar una solución de otra forma. Porque la decepción fue tan grande que todo el mundo ha quedado sin ninguna fe en la ONU y en la comunidad internacional.
En el último Congreso del Frente Polisario en diciembre de 2019, unos jóvenes combatientes saharauis echaban en cara qué significa seguir con el acuerdo del Alto al fuego, si sólo sirve para consolidar la ocupación marroquí del territorio. Decían: ‘nos piden que seamos guardias de la ocupación de nuestra propia patria’.
Esa es la opinión de la mayoría abrumadora. Ese impulso determinó, en cierta medida, la decisión en torno a la guerra. Incluso ahora los más jóvenes nos piden una mayor intensificación de la guerra y la apertura de más frente. Se hastiaron de la ocupación. Y uno de los éxitos capitales del Frente Polisario como movimiento de liberación nacional, es haber generado este sentimiento nacionalista de apego a la independencia, a la autodeterminación y a la libertad dentro de todo el pueblo saharaui, pero sobre todo entre la juventud. Al mismo tiempo, generar un relevo generacional.
Creo que quienes hicieron el mal cálculo de creer que en una semana resolvían el asunto, vuelven a cometer el mismo error apoyándose solamente en las armas y las balas creyendo que con eso van a derrotar a los saharauis. El precio sería dramático para nuestro pueblo y para el conjunto de los pueblos de la región, incluyendo el pueblo hermano de Marruecos.
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