editor Darío Bursztyn
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LA CONFESIÓN: LA GUERRA NO VA A TERMINAR
El teniente coronel William Astore es un pacifista. Un pacifista en los términos de lo que puede ser un teniente coronel de la Fuerza Aérea norteamericana, la USAF, y además miembro, con credencial, del Complejo Militar-Industrial de los EE.UU., el MIC (por las palabras en inglés military-industrial complex).
Sin embargo, en un extenso análisis vinculado con la guerra que se despliega en territorio ucraniano -lo que en términos humanos y de explotación de recursos naturales– se ha convertido en una enorme ‘zona de sacrificio’, Astore plantea una hipótesis fuerte, no dicha desde afuera, ni menos aún desde Rusia (él, en particular, ha condenado todo el tiempo la incursión militar de la Federación Rusa). Astore, desde el corazón del Complejo Militar Industrial cuya cara visible es el Pentágono, afirma que la guerra no va a terminar, porque el CMI no lo va a permitir, porque el CMI es un monstruo sin cabeza que comanda al Congreso y al Ejecutivo de los Estados Unidos. Lo dice él.
“Desde 2007, cuando me retiré del servicio efectivo, he insistido múltiples veces en la inutilidad e insanía de la acción de guerra de EE.UU. en Irak y en Afganistán, así como la puesta en marcha de desastrosos y carísimos sistemas de armamentos, a la par de haber abrazado valores anti-democráticos y el militarismo. Estoy retirado pero tengo mi credencial de las FF.AA. de los Estados Unidos, puedo acceder a las bases militares, y no reniego de llamar ‘nuestros’ a nuestros marines de la infantería, a nuestros marinos y a los que integran la Fuerza Aérea”.
“Pero no hace falta ser un pacifista para sospechar, indudablemente, de lo que hace militarmente EE.UU., porque los líderes militares han mentido tanto y durante tanto tiempo sobre Vietnam, así como luego lo hicieron con Irak y con Afganistán: hay que estar dormido y sostener la rueda de la ignorancia para no sospechar de la historia oficial que cuenta el Pentágono”, sostiene.
“Al menos desde 1961 hemos estado en un cuasi permanente estado de guerra, con presupuestos militares definidos como ‘de defensa’, con cifras astronómicas. ¿Cómo se explica esto?. Hablamos de más de medio siglo donde Norteamérica ha estado en guerra con el mundo. La respuesta hay que buscarla en la asombrosa tenacidad del Complejo Militar Industrial- el MIC. Es como un yuyo que invade todo, como los pájaros-parásito que depositan sus larvas en otras especies, o como una metástasis cancerígena. En tanto que yuyo, estrangula las democracias, como pájaro-parásito se traga a discreción el presupuesto nacional sin fin, y como el cáncer, continúa expandiéndose debilitando los derechos civiles y la libertad individual”
“¿Qué aprendió Norteamérica de aquel potente discurso de Martin Luther King, de 1967, llamado Beyond Vietnam – Más allá de Vietnam?”, se pregunta William Astore.
Luther King dijo: “Llega un momento en el que el silencio, es traición, y ese momento en relación a Vietnam, ya ha llegado (…) pero los hombres no asumen con facilidad la tarea de oponerse a la política de un gobierno, en especial en tiempos de guerra (…) y nosotros tenemos que hablar (…) no he venido a hablarle a los líderes de Hanoi, ni al Frente de Liberación Nacional de Vietnam, ni a China o a Rusia (…) Hace unos años, parecía que había una esperanza en los Estados Unidos para los pobres, fueran negros o blancos, una esperanza por los programas contra la pobreza. Y de repente, apareció la guerra en Vietnam, y pude ver cómo esos programas que ayudaban a los pobres, fueran negros o blancos, eran destrozados y desarticulados, como si fueran un juguete de la política, ahora innecesario en una sociedad que enloqueció con la guerra. Y supe que Norteamérica nunca más volvería a invertir los fondos necesarios, y la energía necesaria, para rehabilitar a sus pobres mientras continuaran aventuras como la de Vietnam, que como una maquinaria succionadora se llevaba a los hombres, los talentos y los recursos. Por eso, cada día pienso que la guerra es el enemigo de los pobres, y la ataco como tal (…) La guerra en Vietnam es el síntoma de una enfermedad muy profunda en el espíritu norteamericano, y si ignoramos esta realidad incuestionable, (así como hoy por Vietnam) deberemos marchar por Guatemala y por Perú, y por Tailandia y por Cambodia, y por Mozambique y por Sudáfrica. Marcharemos y haremos mítines hasta que haya un profundo cambio en la vida y la política de los Estados Unidos”.
Eso dijo Luther King en 1967, en un memorable encuentro interreligioso del que también participaron rabinos. Y en 1968 lo asesinaron.
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Continúa su ‘confesión’ el militar William Astore:
“En los años ’30, Smedley Butler, un general de la Marina galardonado dos veces con la Medalla de Honor, escribió un libro intitulado La Guerra es un engaño, y allí aseguraba que él mismo había servido como ‘un estafador, un gangster del capitalismo’ en relación a la maquinaria de guerra que en aquellas décadas de principios del siglo XX apuntaba contra el Caribe o China, en una escala ínfima comparada con lo que el Pentágono hace hoy”.
“De esta forma, y 100 años después, solo podemos llegar a la conclusión de que el sistema no se va a reformar a sí mismo. Ellos seguirán demandando más y más dinero, más poder, más autoridad en las decisiones, y nunca se van a inclinar por la paz. Por su naturaleza, el Complejo Militar Industrial es autoritario y en nada honorable, y ha reemplazado el patriotismo con la ‘lealtad’, la obediencia debida. Por ello, siempre apostarán por los más siniestros escenarios, incluyendo la nueva guerra fría con Rusia y China, porque es el camino más expeditivo para sus propósitos y negocios”.
“Al interior del MCI no hay incentivos para hacer las cosas en el sentido del bien. Los pocos que han tenido conciencia y hablado con honor sobre lo que ocurría, fueron castigados, entre ellos Chelsea Manning y Daniel Hale. Aquí no cuenta para nada que sean oficiales de uniforme los que denuncian.
Una de las razones principales para el silencio cómplice de los oficiales norteamericanos es la puerta giratoria que de un momento a otro los convierte en empleados de gigantes armamentísticos como Boeing –el tercer exportador norteamericano de armas- o Raytheon, con sueldos y beneficios de varios millones de dólares, como es el caso del actual Secretario de Defensa de USA, Lloyd Austin, que recibió una suculenta suma cuando dejó el cargo gerencial en Raytheon, donde había entrado al pasar a retiro como general de la Armada”.
En consonancia con el artículo-confesión del ex teniente coronel Astore, el sitio web de la organización POGO (Project On Government Oversight), que monitorea al gobierno de Washington, publicó en 20 de enero de 2022, un mes antes del comienzo de la guerra en territorio ucraniano, un completo informe sobre la ‘puerta giratoria’ que va de los proveedores de armas al Pentágono, en un camino de ida y vuelta, o lo que es lo mismo, que quienes fabrican y venden material bélico están sentados de los dos lados del mostrador, y se compran a sí mismos, para movilizar la industria de la muerte.
Dice la organización POGO:
“36 individuos dejaron el Pentágono para pasar a empresas privadas o firmas conexas a fabricantes de armamentos. Aquella empresas contratadas por el Pentágono que incorporaron a militares a sus gerencias, recibieron contratos por 89 mil 300 millones de dólares en el año fiscal 2021. Algunos de esos personajes, como el ex jefe de compras del Pentágono, Ellen Lord, el ex director de la Agencia de Inteligencia para la Defensa (Defense Intelligence Agency), Robert Ashley, y el ex subsecretario de la Marina, James Geurts, integran no uno, sino varios directorios de varias empresas armamentistas privadas.
Solo en el año 2021 –antes del conflicto en Ucrania-, el Complejo Militar Industrial privado, socio directo del Pentágono, contrató a 46 oficiales de alto rango. En conjunto, los 5 principales proveedores del Pentágono (Lockheed Martin, Boeing, General Dynamics, Raytheon y Northrop Grumman) se alzaron con casi 300 mil millones de dólares entre 2019 y 2020”. El informe completo, en inglés, puede leerse aquí: https://www.pogo.org/analysis/2022/01/the-pentagons-revolving-door-keeps-spinning-2021-in-review
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Astore, con quien abrimos este capítulo, autor del artículo-confesión, reafirma
“es mucho más fácil y da más frutos callar o mentir a medias, en favor del poder. Puedo asegurar, como ex oficial de la Fuerza Aérea, que el avión supersónico F-35 es un jet muy complejo y de baja performance, aunque valga como una Ferrari. Eso le dolería al mayor proveedor, Lockheed Martin, porque todo el contrato desde que comenzó el diseño hasta que efectivamente vuelen, le costará al pueblo norteamericano 1 billón 727 mil millones de dólares. Ese proyecto hay que cancelarlo. También hay que cancelar el tan mentado bombardero nuclear B-21, que no es necesario y le ahorraría al pueblo norteamericano como mínimo 200 mil millones de dólares. Tampoco hace falta en absoluto el sistema de misiles balísticos intercontinental Sentinel, desarrollado por Northrop Grumman, lo que permitiría ahorrar otros 200 mil millones de dólares. Y también habría que cancelar el muy defectuoso avión-cisterna de Boeing, KC-46, lo que llevaría a otro ahorro de 50 mil millones de dólares.
«Cancelando estos 4 proyectos que solo le interesan al MCI, estamos hablando de ahorrar de inmediato a los contribuyentes norteamericanos nada más ni nada menos que 1 billón 500 mil millones de dólares…y eso sin ‘herir’ ni ‘debilitar’ el sistema de defensa militar de EE.UU, porque el presupuesto que el Congreso de los EE.UU aprobó para ‘Defensa’ es de 847 mil millones de dólares para este año.
Si se recortara la mitad, igualmente Estados Unidos de América gastaría en ‘Defensa’ 430 mil millones, más de lo que gastan en su industria de guerra Rusia y China en conjunto…y lo que es peor, el Congreso aprobó para el Pentágono un presupuesto de Defensa un 700% mayor del que le asigna al Departamento de Estado, o sea, a la diplomacia. Como siempre se ha dicho: cada uno obtiene según lo que invierte, y para EE.UU la inversión ha sido en armas y guerras, con resultados desastrosos”, remarca Astore.
“Cualquiera sea el resultado de la crisis en Ucrania, los think-tanks del Pentágono en Washington han jugado todas sus fichas por esta nueva Guerra fría contra Rusia y China. Una guerra que tras los connotados fracasos en Irak y Afganistán, y los desastrosos resultados en la ‘Guerra Mundial contra el Terrorismo’ –impregnada de mentiras-, está atada a los intereses de colosales presupuestos militares y la temible militarización de EE.UU, donde el 74% de la población tiene opinión positiva sobre las Fuerzas Armadas y un 54% sobre la Policía”. Por esto, ante todo por el Complejo Militar Industrial, la guerra en Ucrania no va a terminar.
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¿POR QUÉ EUROPA PAGA ESTA GUERRA?
Hace un año, el 25 de febrero de 2022, en la edición de www.purochamuyo.com/ Cuadernos de Crisis, publicamos un análisis bajo el título “Esta Guerra no empezó ahora” (ver el artículo completo en el link https://purochamuyo.com/esta-guerra-no-empezo-ahora/ ).
Explicábamos que algunos de los interesados-promotores del negocio de la guerra eran las empresas energéticas, tanto de petróleo como de gas, en un nuevo campo de batalla que les interesaba, tras las gigantescas pérdidas que sufrieron durante la pandemia, cuando el barril de petróleo llegó a costar menos de 20 dólares. Y afirmábamos, en febrero de 2022, que ‘el gas’ iba a ser protagonista central del conflicto en territorio ucraniano, porque cortar, interrumpir o frenar el flujo de gas ruso a Europa, reportaba inmediatos beneficios a las corporaciones petroleras occidentales en general, y de Gas Natural Licuado para las norteamericanas, en particular.
Un mes después, Joe Biden anunciaba a los 27 de la Unión Europea que las empresas de su país ‘iban a salir al encuentro de las necesidades de Europa, abasteciendo de 15.000 millones de metros cúbicos de Gas Natural Licuado para sortear la dependencia del gas natural ruso’. En consonancia, uno de los mayores contaminadores del mundo, Cheniere Energy Inc., con sede en Houston, Texas, y que representa el 50% de las exportaciones de GNL de EE.UU., pidió formalmente a Biden una excepción de las leyes anti-contaminación para cumplir con el objetivo de ventas.
Una relectura de ese análisis, nos permite un año después comprobar que Europa ha gastado en este año 800 mil millones de euros en energía, tanto para domicilios como para empresas.
Esa descomunal cifra fluyó de los bolsillos de los trabajadores y la población en general, con facturas que se multiplicaron por 7, o más.
La Unión Europea asignó 681 mil millones, Gran Bretaña 103 mil millones y Noruega (que es exportador) 8 mil millones, según análisis del think-tank Bruegel. Del total europeo recién mencionado, la ‘locomotora de la economía’, Alemania, dispendió 270 mil millones de euros, prácticamente el doble que Francia o Italia.
La crisis de confianza que ha empujado al ausentismo en las elecciones o a un evidente giro hacia la ultra-derecha en todos los países que tuvieron comicios (Italia, entre otros), trae a la mesa lo que ya instaló la crisis del Covid-19, durante la cual murieron más de 2 millones de ciudadanos europeos, y debieron disponerse recursos extra por 750 mil millones…casi lo mismo que ahora tuvieron que poner por el delirio de la guerra.
- Los ganadores energéticos, tampoco quieren frenar la guerra. Antes, los precios de los commodities del sector los marcaba el crecimiento industrial de China y el Sudeste asiático. Tras el Covid-19, las ganancias las da la sangría europea.
- La petrolera británica Shell obtuvo ganancias netas récord en 2022 por 40 mil millones de euros, superando el récord histórico de 2008;
- la norteamericana Exxon Mobil Corp informó ganancias por 56 mil millones de dólares, el equivalente a 6 millones 300 mil dólares por hora;
- British Petroleum confirmó ganancias por casi 28 mil millones, incluso luego de pasar a pérdida sus acciones en la industria petrolera rusa ROSNEFT, donde BP tenía 25 mil millones invertidos.
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La Agencia Reuters detalló que el conjunto de las ‘grandes hermanas’ petroleras – Exxon, Total Energies, BP, Chevron y Shell-, tuvieron ganancias en el primer año de esta guerra, por 200 mil millones de dólares.
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Estos datos vienen a confirmar que Europa ha sufrido y sufrirá pérdidas en sus presupuestos anuales de forma creciente, porque el ‘barato’ gas ruso que alimentaba sus industrias, virtualmente dejó de existir, y que en un proceso de 1 a 10 años podrá ser reemplazado -parcialmente- por GNL, que debe transportarse en barcos.
Las grandes energéticas occidentales están de fiesta.
Pero, simultáneamente, viene a demostrar que todas las parrafadas contra el liderazgo ruso, en particular contra Vladimir Putin, las han callado –cómodamente, durante años- cuando sus economías resultaban virtualmente subsidiadas por combustibles baratos llegados desde los gasoductos del Este.
Pero hay más. Más pérdidas para Europa por esta guerra que despliega la muerte y la destrucción en tierras ucranianas.
En octubre de 2022, tras 6 meses, productores europeos de acero, fertilizantes y otras materias para la industria comenzaron a trasladar su producción a Estados Unidos, porque los costos energéticos volvían cara la producción. El Wall Street Journal informaba que la Ley sobre Reducción de Inflación aprobada en EE.UU. generaba incentivos –léase, subsidios-, en energía verde, y en especial para las ramas de la industria con alto consumo energético.
Así fue como una empresa química con sede en Ámsterdam abrió una planta de amoníaco en Texas, y el gigante siderúrgico con base en Luxemburgo, ArcelorMittal SA amplió sus inversiones en Texas y las redujo en Alemania, algo que también encaró la automotriz Volkswagen en su planta de Chattanooga, en Tennessee.
El diario del establishment financiero mundial titulaba la nota: “el gran ganador de la crisis energética en Europa, es Estados Unidos”
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EL AGRONEGOCIO MUNDIAL, PARÁSITO SOBRE LAS TIERRAS DE UCRANIA
Cuando Ucrania no estaba en la agenda de noticias, hace más de una década, casi dos, ya había comenzado la guerra. La guerra por otros medios: una guerra solapada de conquista, saqueo y colonización de la que había sido la segunda más potente y productiva república soviética en época de la URSS. Cuando la Unión Soviética era la segunda potencia del mundo.
¿Qué tiene Ucrania para ser presa de los más diversos intereses mundiales, los cuales terminan impulsando el golpe de estado de 2014 y se quedan progresiva y aceleradamente con las mejores tierras cultivables del mundo?
El análisis que publicamos el 31 de enero de 2022, con cierta esperanza de que la guerra de las armas no se iniciara, se llamó “Ucrania navega entre la OTAN, el acero y los commodities agrícolas”– Puede leerse completo en el siguiente link: https://purochamuyo.com/ucrania-navega-entre-la-otan-el-acero-y-los-commodities-agricolas/
Un año después, es imperioso volver la mirada para entender por qué sobre la piel de los ucranianos se juega el precio mundial de los alimentos porque es el granero del mundo, se balancea el precio mundial del acero, y como relatamos en los apartados 1 y 2, se frotan las manos con los irracionales presupuestos (y ganancias) de las corporaciones de la muerte y las energéticas. Esta tercera parte intentará explicar por qué la tierra, vale oro.
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En el año 2008 el 26% de los hogares ucranianos con niños, estaban en la pobreza. Un valor que se mantuvo relativamente estable hasta el golpe de la Plaza Maidan, en 2014, promovido por el Departamento de Estado.
En ese momento, los hogares pobres, con niños, subieron al 36%, hizo estragos en 2015 cuando afectó al 67% de las familias, para luego descender lentamente hasta abarcar al 47% de los hogares, en 2019. Luego, claro, vino la pandemia. Aquí está el cuadro elaborado por los especialistas y científicos que trabajaron para UNICEF, para el informe publicado en 2021, que puede consultarse completo en el siguiente link: https://www.unicef.org/ukraine/en/media/14856/file
El cuadro muestra que los mayores porcentajes con niños en la pobreza en Ucrania en 2019 era de los menores de 3 años, y los de 14 y 15 años, ambos guarismos por encima del 50% del total.
La población que recibía asistencia estatal por estar en la pobreza se incrementó del 63% en 2015 al 71% en 2018, y se ancló en el 57% en la pre-pandemia. La inflación en la canasta de alimentos fue del 144% en 2015, y descendió al 108% en 2019.
¿Cómo se explica que el país granero del mundo, cuyas exportaciones junto con las de Rusia y Kazajstán determinan el precio mundial del trigo, tenga esa miseria y esa inflación en alimentos?
Por las mismas causas que en países que presentan algunas condiciones similares en el planeta: la concentración de la tierra en pocas manos, el despojo de los campesinos independientes, y el agribusiness.
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Antes de la desintegración de la Unión Soviética en 1991, toda la tierra era propiedad del Estado, y los agricultores trabajaban en granjas estatales y colectivas. En la década de 1990, guiado y apoyado por el FMI y otras instituciones internacionales, el gobierno privatizó gran parte de las tierras agrícolas de Ucrania, lo que dio lugar a la creciente concentración en manos de una nueva clase oligárquica, en buena medida constituida por ex jerarcas del gobierno.
Ucrania posee casi 40 millones de hectáreas de tierras negras de inmejorable calidad. La resistencia de la población hizo que se estableciera una moratoria en 2001, que frenó la privatización del 96% e impidió casi todas las transferencias de tierras privadas. Aunque la moratoria impedía nuevas compras de tierras, éstas podían arrendarse, y muchos pequeños propietarios arrendaron sus tierras a empresas nacionales y extranjeras, lo que dio nacimiento a los consorcios del agronegocio. Esa moratoria, supuestamente temporal, se prorrogó varias veces, y tras el golpe destituyente de 2014, se aceleraron los tiempos hasta que en julio de 2021 el presidente Volodimir Zelensky, apoyado por las bancadas liberales y de derecha en el parlamento, la levantaron. Desde marzo de 2020 se permitieron las transacciones, con cierta limitación de la cantidad de hectáreas. ¿Quiénes impulsaron la reforma de la ley y las privatizaciones?
El fin de la moratoria era una condición clave para que la banca occidental y el Fondo Monetario Internacional accedieran a dar un paquete de préstamos por 8000 millones de dólares.
En el marco de la pobreza que afectaba a la mayoría de los hogares ucranianos, y en una proporción aún mayor a los campesinos, sorprendió (¿sorprendió?) que la ley se aprobara, porque el 64% de la población estaba en contra. Consideraba que la creación de un mercado de tierras perjudicaba a los agricultores y a los ciudadanos, al tiempo que favorecía a los oligarcas y a los funcionarios corruptos. Uno de los organismos promotores de la nueva ley ha sido el Banco Mundial, argumentando que iba a generar crecimiento económico, aunque sin tapujos explicaban que ese ‘crecimiento’ precisaba la expulsión de los agricultores pequeños y pobres de sus tierras, para generar mayores extensiones y que se valorice el precio de la tierra.
Unos 4 millones 300 mil hectáreas están hoy dedicadas a la agricultura intensiva, de los cuales 3 millones están en manos de apenas una docena de ‘peces gordos’, como se aprecia en el siguiente cuadro elaborado por el Oakland Institute
A esto, hay que agregar unos 5 millones de hectáreas que, según el gobierno, fueron robadas al Estado por privados. En síntesis, en manos de los oligarcas, grandes consorcios del agro-business e individuos corruptos hay 9 millones de hectáreas, es decir, el 28% de las tierras arables. El resto, debe repartirse entre 8 millones de agricultores, que como bien señala UNICEF, viven en la pobreza.
Los grandes propietarios –que a su vez son los grandes exportadores y que se alzan con la ganancia de lo que producen los campos ucranianos-, son un mix entre los oligarcas y variados intereses que van desde europeos occidentales y norteamericanos, incluyendo fondos de pensión de ese país, hasta el Fondo soberano de Arabia Saudita. Lo llamativo es que las divisas tampoco ingresan a Ucrania, pero sí a sus bolsillos, porque excepto un consorcio, todos los otros están registrados en paraísos fiscales como Chipre y Luxemburgo, o se convirtieron en sociedades anónimas que cotizan en bolsas, todo fuera de Ucrania.
También el Oakland Institute identifica a prominentes inversores como Vanguard Group, Kopernik Global Investors, BNP Asset Management Holding, Goldman Sachs, el banco de Inversión de Noruega, y un universo de fundaciones y Fondos de EE.UU, entre los cuales figuran el fondo de pensiones de General Electric, el de Dow Chemical y el de la empresa de armamentos Lockheed Martin, aunque también invirtieron en agrobusiness en Ucrania la Universidad de Harvard y la Universidad de Michigan…
Entre todos ellos, NCH Capital, con base en Nueva York, fue pionero en adquirir y rentar tierras en el Este europeo. Es el quinto mayor latifundista de tierras ucranianas, según se observa en este cuadro
La mayoría de estos consorcios recibe fondos de la banca internacional, a tasas preferenciales. En particular el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (EBRD), el Banco Europeo de Inversiones (EIB), y la Corporación Financiera Internacional, el brazo privado del Banco Mundial. En conjunto, 6 de esos latifundistas han recibido inversiones y préstamos por 1700 millones de dólares.
Este financiamiento beneficia directamente a los oligarcas ucranianos, acusados por múltiples cargos de fraude y corrupción, así como de ser testaferros de fondos extranjeros.
Los 8 millones de agricultores ucranianos, en todo este ciclo de liberalización y privatización, han recibido del Banco Mundial 5 millones 400 mil dólares, como parte de un Fondo de Garantía Crediticia. A simple vista: 1700 millones para 6 grandes consorcios, 5,4 millones de dólares para 8 millones de pequeños agricultores.
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Semejantes inversiones e inversores explica que la llamada ‘guerra en Ucrania’, sea una guerra contra el pueblo de Ucrania, empobrecido y saqueado por propios y extraños, y cuya miseria se agrava indeciblemente por los bombardeos tanto rusos como ucranianos.
¿En qué piensa Occidente? En los negocios en marcha, en las futuras privatizaciones, y en el inmenso negocio de la ‘reconstrucción’ de Ucrania. Pero eso tiene condiciones muy transparentes…
A diciembre 2022, la ayuda norteamericana superó los 113.000 millones de dólares. En el siguiente cuadro puede verse que 73 mil millones fueron -directa o indirectamente- en ayuda militar.
Europa y Estados Unidos condicionaron la ayuda a un drástico programa de ajuste y austeridad, con recortes en las ayudas sociales y la privatización de los sectores clave de la economía, cuyo núcleo duro y más importante es la creación de un mercado de tierras, que el celebrado Zelensky ya puso en marcha en 2020-2021, y que a partir de 2024 permitirá concentraciones de tierra en grandes cantidades en poquísimas manos. Aún en medio de la guerra hay latifundistas que ampliaron en 100 mil hectáreas su patrimonio.
En diciembre de 2022, una alianza de granjeros, académicos y ONG reclamaron al gobierno la suspensión de la reforma de ley de tierras y cualquier otra operatoria hasta que no regrese la paz, según relató al Oakland Institute la profesora Olena Borodina, de la Academia de Ciencias de Ucrania.
Pero el país tenía en 2020 una deuda externa de 132 mil millones de dólares, y es hoy el tercer mayor deudor del Fondo Monetario Internacional, y ningún apoyo para la reconstrucción vendrá sin ajuste.
Reponer la estructura del país podría costar hasta 750 mil millones de dólares, y entre los que tienen interés en ‘colaborar’ figuran el mayor fondo de pensiones del mundo BlackRock, cuya cartera de fondos supera los 27 billones 500 mil millones de dólares, e ‘invertirlos’ reporta intereses. Se descarta que estos actores, poderosos, querrán quedarse con más tierras y más empresas que todavía tienen participación estatal.
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La guerra contra el pueblo ucraniano, como queda comprobado, la iniciaron factores con gran poder en todo el globo, con sus aliados políticos locales, que tienen escaso o nulo interés en el desarrollo de la agricultura familiar y en que la niñez y la juventud salgan de la pobreza.
Sin embargo desde 2014 procuraron armar y entrenar a decenas de miles de combatientes formales e informales que se reconocieron como herederos del nazismo. Y esa guerra contra el pueblo ucraniano tiene su último capítulo en la invasión de las tropas rusas.
*El conflicto entre Occidente y la OTAN contra Rusia, se despliega en territorio ucraniano, como gran banco de prueba de armamentos y de los modos de la guerra híbrida.
*La Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados da cuenta de 14 millones de personas que se han refugiado en otros países o se han desplazado dentro del territorio de Ucrania.
*De quienes salieron del país, la mayor parte buscó protección en Polonia, Alemania, Francia, Gran Bretaña, España e Italia. A su vez, según ACNUR, hasta diciembre 2022 más de 2 millones 800 mil cruzaron la frontera hacia la Federación Rusa.
*Reportes de ambas partes, permiten deducir que hay al menos 8000 civiles ucranianos fallecidos y 18.000 heridos; que entre ambos ejércitos hay más de 200 mil muertos; que unos 500.000 rusos dejaron el país para evitar combatir en esta guerra, y que la economía de Ucrania se desplomó un 30%, en tanto que la de Rusia cayó un 2,1%.
Ni esta guerra, ni cualquier otra, como dijo Martin Luther King en 1967, le sirve a los pueblos, y menos a la población pobre.
En este artículo hemos demostrado con cifras y datos quiénes verdaderamente armaron la guerra, y a quiénes le sirve que continúe.
Todas las citas utilizadas en el artículo son textuales. Las fuentes utilizadas pueden revisarse en cada uno de los links subrayados. Los antecedentes a este trabajo pueden buscarse en las tres ediciones publicadas por nuestra revista web www.purochamuyo.com / Cuadernos de Crisis, en los siguientes links:
“Ucrania navega entre la OTAN, el acero y los commodities agrícolas”– Puede leerse completo en el siguiente link: https://purochamuyo.com/ucrania-navega-entre-la-otan-el-acero-y-los-commodities-agricolas/
“Esta Guerra no empezó ahora” – Puede leerse completo en el link https://purochamuyo.com/esta-guerra-no-empezo-ahora/
«No es hora de preguntarnos por qué la guerra lleva 90 días?» – Puede leerse completo en el link
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