LA HISTORIA NO LOS ABSOLVERÁ: EL JUICIO

Si hablamos de DD.HH., emerge entre muchos un texto inesperado de Jorge Luis Borges. Un hombre clave de la historia argentina, un liberal, de familia patricia, un agnóstico, podría decirse ‘de derecha’ aunque no fuera ‘de nada’, en el sentido de que militara en un sector político.

Sin dudas no era ‘de izquierda’ ni fue perseguido por la última dictadura, pero Borges escribió un alegato contra el negacionismo de la barbarie genocida cuando salió de una audiencia de ‘El Juicio’ a los máximos comandantes, en el invierno de 1985. Fue la primera y única vez que asistió a escuchar la verdad.

Casi cuatro décadas más tarde, la avanzada del negacionismo de los socios de los genocidas, o sus herederos, y no pocas figuras del show político-electoral minimizan o niegan los crímenes.

El director de cine, documentalista, investigador y productor Ulises de la Orden encabeza el equipo que durante más de 270 días analizó y escuchó, milímetro a milímetro, y segundo a segundo las 530 horas filmadas del juicio, para convertirla en una película documental de irremplazable valor.

‘El Juicio’ es un manifiesto anti-negacionista de 180 minutos, sin ningún agregado de ficción, sin actores, sin maquillaje. Los actores son los jueces y los fiscales, las víctimas y los testigos; y los genocidas. De la Orden le puso el único nombre posible, y ya fue aplaudida de pie por el púbico de Berlín y otros 12 países.

Ver el documental ‘El Juicio’ es imprescindible, tanto como el texto que reproducimos de Jorge Luis Borges, de aquella jornada del 22 de julio de 1985 en los Tribunales.

Más adelante sigue el diálogo de www.purochamuyo.com / Cuadernos de Crisis con Ulises de la Orden, el creador de la película que está en cartel en el MALBA y comienza a circular por cada vez más pantallas de todo el país.

<> 

“He asistido, por primera y última vez, a un juicio oral. Un juicio oral a un hombre que había sufrido unos cuatro años de prisión, de azotes, de vejámenes y de cotidiana tortura. Yo esperaba oír quejas, denuestos y la indignación de la carne humana interminablemente sometida a ese milagro atroz que es el dolor físico. Ocurrió algo distinto. Ocurrió algo peor. El réprobo había entrado enteramente en la rutina de su infierno. Hablaba con simplicidad, casi con indiferencia, de la picana eléctrica, de la represión, de la logística, de los turnos, del calabozo, de las esposas y de los grillos. También de la capucha. No había odio en su voz. Bajo el suplicio había delatado a sus camaradas; éstos lo acompañarían después y le dirían que no se hiciera mala sangre, porque al cabo de unas ‘sesiones’ cualquier hombre declara cualquier cosa. Ante el fiscal y ante nosotros enumeraba con valentía y con precisión los castigos corporales que fueron su pan nuestro de cada día.

Doscientas personas lo oíamos, pero sentí que estaba en la cárcel. Lo más terrible de una cárcel es que quienes entraron en ella no pueden salir nunca. De este o del otro lado de los barrotes siguen estando presos. El encarcelado y el carcelero acaban por ser uno. Stevenson creía que la crueldad es el pecado capital; ejercerlo o sufrirlo es alcanzar una suerte de horrible insensibilidad o inocencia. Los réprobos se confunden con sus demonios; el mártir, con el que ha encendido la pira. La cárcel es, de hecho, infinita.

De las muchas cosas que oí esa tarde y que espero olvidar, referiré la que más me marcó, para librarme de ella. Ocurrió un 24 de diciembre. Llevaron a todos los presos a una sala donde no habían estado nunca. No sin algún asombro vieron una larga mesa tendida. Vieron manteles, platos de porcelana, cubiertos y botellas de vino. Después llegaron los manjares (repito las palabras del huésped). Era la cena de Nochebuena. Habían sido torturados y no ignoraban que los torturarían al día siguiente. Apareció el Señor de ese Infierno y les deseó Feliz Navidad. No era una burla, no era una manifestación de sí mismo, no era un remordimiento. Era, como ya dije, una suerte de inocencia del mal.

¿Qué pensar de todo esto? Yo, personalmente, descreo del libre albedrío. Descreo de castigos y de premios. Descreo del infierno y del cielo.

Almafuerte escribió: «Somos los anunciados, los previstos, / si hay un Dios, si hay un punto omnisapiente; / y antes de ser, ya son, en esa mente, / los Judas, los Pilatos y los Cristos».

Sin embargo, no juzgar y no condenar el crimen sería fomentar la impunidad y convertirse, de algún modo, en su cómplice.

Es de curiosa observación que los militares, que abolieron el código civil y prefirieron el secuestro, la tortura y la ejecución clandestina al ejercicio público de la ley, quieran acogerse ahora a los beneficios de esa antigualla y busquen buenos defensores. No menos admirable es que haya abogados que, desinteresadamente sin duda, se dediquen a resguardar de todo peligro a sus negadores de ayer”.

Jorge Luis Borges

Buenos Aries – Lunes 22 de julio de 1985

<> 

<>

>> Nuestro Colectivo cree que parte del problema del negacionismo es la desinformación. Hay fascistas por convicción, pero hay mucha opinión ‘facha’ por desconocimiento. Hablemos de El Juicio

Ulises de la Orden: La información es fundamental. Raúl Alfonsín conforma la CONADEP ni bien asume, e inmediatamente empiezan a investigar. El informe NUNCA MÁS se presenta antes del Juicio, y la Fiscalía se basa en el Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. El Juicio a las Juntas lo grabó Canal 7 (ATC en ese momento), en la Cámara Federal del Palacio de los Tribunales, y la digitalización de esos U-matics sobre los que nosotros trabajamos se preservaron en los tribunales de Comodoro Py, que fue donde se mudó ese tribunal, en Retiro. Esa digitalización se hizo en 2010, lo que quiere decir que durante tres décadas todas las consultas que se hicieron fue pasando esas cintas. Así que tenemos el paso del tiempo y la reproducción, lo que le hace muy mal a las cintas magnéticas.

Hicimos un trabajo de equipo, tres personas: el editor Alberto Ponce, Gisela Peláez que es la coordinadora de Producción, y yo. Alberto trabajó con Leonardo Favio, con Pino Solanas, editó Crónica de una fuga, un experto, pero no habíamos trabajado juntos hasta ahora.

Empezamos en 2019 y terminamos una semana antes de la cuarentena por el Covid-19, así que el resto del tiempo hasta ahora, dos años, fue el trabajo de edición y convertirlo en documental. 

Trabajamos más de 7 meses, virtualmente lo mismo que duró el Juicio, mirando, estudiando y codificando cada uno de los casetes, analizándolos uno a uno, y debatiendo. Yo trabajaba tomando notas a mano en cuadernos Arte, estableciendo marcadores de temas, de movimientos de cámara, de cuestiones que se mencionaban, de lo que me llamara la atención. Luego trabajé sobre los Diarios del Juicio de editorial Perfil, donde no está todo, no están todos los testimonios, ni todos los testimonios están completos. Así que el trabajo fue minucioso porque fue sobre cada casete y sobre el Diario del Juicio, del que hice una versión digital, pero no pudimos trabajar con la versión taquigráfica porque era de muy difícil lectura.

Gisela Peláez trabajaba sobre una planilla de Excel que tiene cientos de miles de entradas, y eso permite filtrar la búsqueda por los más diversos ejes, por ejemplo, cuántos testigos dan testimonio sobre El Olimpo, o de qué color es la corbata de Arslanián un día determinado, o ver todos los días en que Strassera tenía saco marrón, o todos los casos que hubo en Mar del Plata… era imposible editar el material visual sin esa súper planilla, una enorme matriz. La memoria no alcanza para recordar 530 horas.


Alberto, el editor, trabajaba directamente sobre el AVI, que es el programa de edición, ya pre-cortando el material y poniendo ‘markers’ y ‘locators’.

Con esas tres herramientas pudimos editar la película.

>> Es decir que contaban con todas las herramientas…

No. Ahí detectamos que había alguno que otro faltante, o que estaba completamente deteriorado…entre el 5 y el 10 por ciento. Para hacer la película hubo que hacer otras cosas antes.

Por la investigación previa, sabía que los jueces se habían llevado una copia de todo esto a Noruega. En 1988 cuando comienzan los alzamientos carapintadas, hicieron una copia medio artesanal, a VHS, que es un formato de menor calidad, casero. Y lo hicieron ante el temor de un golpe de estado, y todos estos testimonios sobre el genocidio los hubieran destruido. Entonces, invitados por el Parlamento de Noruega, se lo llevan en sus valijas. ¡Viajan los seis jueces con sus seis esposas! Ese material todavía está preservado en el Archivo del Parlamento noruego.

Así que sabiendo este dato, empezamos a buscar el modo de entrar en contacto con ellos, y ahí supimos que los noruegos, sin coordinarlo con los argentinos, en 2010 lo digitalizaron. Y fueron ellos los que mandaron una copia. ¡Impresionante! Mandaron un disco que no llegó, y hubo que pedirles otra copia…finalmente llegaron dos copias, porque la Aduana casualmente liberó el primer disco.

Francamente la digitalización que hicieron los noruegos no es muy buena. La otra digitalización que hizo Memoria Abierta, financiada por la Universidad de Salamanca en 2010, es una copia bastante digna. Así que detectados estos problemas propusimos hacer una digitalización a 4k, y finalmente a fines de 2022 se consiguió financiamiento -junto con Memoria Abierta- de parte de la Ford Foundation para redigitalizar los U-matic de acá, y desde el Parlamento Noruego y la Biblioteca Nacional de Noruega se sumaron a este proyecto, y redigitalizaron todo el material con los parámetros que les dimos nosotros. Y eso ya llegó, y lo entregó en un acto el embajador de Noruega…resultó en un material de 16 Terabytes. La parte argentina se está digitalizando todavía. El proyecto es, para fin de 2023, con las dos digitalizaciones, armar una sola copia completa, que quede para consulta en Memoria Abierta, con toda la catalogación que hizo nuestro equipo, y eso va a quedar a disposición del público.

>> Estudiar segundo a segundo 530 horas es arduo

Nosotros nunca pretendimos hacer una síntesis del Juicio. Queríamos contar la historia del Juicio a las Juntas Militares, y ceñirnos al material de archivo. De hecho no solo hicimos un guion, hicimos 33. Pero sostuvimos eso: contar la historia del juicio. Y nos demandó 3 horas contar la historia.

Desde el punto de vista del narrador, todas estas 530 horas, que son un recorrido horrible, terrible y horroroso, puede definirse como ‘apasionante’ porque el trabajo que hizo la Fiscalía fue increíble. Pero precisamente por la cantidad de material, es una invitación a transgredir ese norte de ‘contar la historia de El Juicio’.


Con cada caso los testigos van armando el relato con los distintos puntos de vista, y se ve mejor en casos muy grandes, como el caso de la familia Forti: el padre, médico, exiliado en Venezuela; madre y cinco hijos, el mayor de 15 años y el menor de 8, están en el avión, a punto de carretear en Ezeiza para ir a Venezuela, y una patota de la Fuerza Aérea detiene el avión. El piloto del avión era piloto de la Marina, y tiene soberanía sobre la aeronave: podría haberse negado, pero dejó hacer, y la patota secuestra a la madre y a los cinco hijos. Pasan por el Pozo de Quilmes y la Comisaría 5ª de La Plata. La madre desaparece, y los chicos aparecen: los dejan vendados y atados en una esquina. ¡Toda esa historia está contada por múltiples puntos de vista! El hijo mayor, Alfredo, es hoy secretario de Derechos Humanos en Córdoba. Cada uno de los casos, como este, es una película en sí misma. Al punto que testifica el tipo que estaba a cargo del avión, el que estaba a cargo de la torre de control…

Por eso el negacionismo es, ante todo, un negacionismo desinformado. Porque los hechos no son opinables. Fueron exactamente así. ‘Esto’ lo hicieron ustedes.

Desde la investigación y lo cinematográfico, un juicio oral es como una puesta en escena: hay fuerzas en oposición, uno o una serie de conflictos muy concretos, tiene mucho de estructura dramática. Lo que no tiene El Juicio es una cronología de estructura dramática. El orden de los factores no altera el producto, y en una estructura dramática, sí. Por eso no trabajamos por caso, sino por tema, por ej. ‘guerra sí o no’, algo que se discute mucho en El Juicio, y la Justicia determinó que no fue una guerra. O si el Tribunal es legítimo para juzgar a los 9 comandantes de la dictadura, que fue una estrategia permanente de la defensa, para desacreditar y negar todo. Y ahí reparamos en que esos mismos temas que marcaban el eje del documental son los que la Fiscalía usó en el alegato. O sea, nosotros usamos el alegato para deconstruir cada tema, y se armó la estructura de acuerdo a como queríamos mostrar El Juicio, porque, al fin de cuentas, el alegato de los fiscales tiene otra función.



>> ¿Cómo estructuraron un material que dura 3 horas?

La película tiene 18 capítulos. Y casi cada uno se corresponde con un tema que trabaja la Fiscalía. Llegamos a un primer armado de 8 horas y media, y el enorme trabajo fue sacar las redundancias, y ordenar, y que se armara bien el relato. El segundo armado tuvo 4 horas; evitamos que apareciera lo mismo repetido, y buscamos herramientas cinematográficas para que se describiera el plan sistemático que había sucedido en todo el país.

>> ¿En algún momento los abrumó la tristeza?

Sí. Porque el material es tremendo. A mí, personalmente, el tema de las torturas a los niños es algo que me resultó intolerable…físicamente intolerable. De hecho durante muchos períodos de tiempo me costaba conciliar el sueño y tuve muchas pesadillas, pero una pesadilla recurrente: la imagen de la película Garage Olimpo, del avión que va tirando gente mientras suena Aurora. Y me despertaba completamente mal.

>> ¿Pensaron si esto va a ser una película didáctica para que se pase en una secundaria o en una Facultad, para los que tienen entre 15 y 30 años? ¿Le hablaste a los que ya saben?

El público ideal de la película es los dos últimos años de la secundaria. Hasta ahora el público que asiste al MALBA es más adulto, y de hecho al final de la proyección suele estar un sobreviviente, que se presenta. Nada que esté combinado, simplemente vienen. Costó mucho que fueran a las presentaciones especiales. Y de Madres nos dijeron que no era por mí, ni por la película en sí. Es que les cuesta, no pueden verlo, no quieren verlo. Pero de a poco van viniendo, en tanto que se corre la voz de que la película es respetuosa. Insisto en que el público ideal es los nacidos en democracia, pero en especial los de los dos últimos años de la secundaria. Y tomamos una decisión y es que no estén los nombres de los que aparecen en la película, no hay nadie acreditado. Ahí no dice que Videla es Videla, o Nicolaides es Nicolaides. Y eso por varios motivos.

La película tiene cuatro productores: yo, un italiano Alessandro Borrrelli (La Sarraz Pictures, Italia), un francés Richard Copans (Les films d’ici, Francia) y un noruego Dag Hoel (Dag Hoel Filmproduksjon, Noruega). Parte del trabajo fueron los debates con los demás productores de si la película tenía que incluir algo de actualidad, registro propio, sea reportajes a los jueces, o a los sobrevivientes, ir a los centros de detención, etc. Y nosotros creímos que lo único que queríamos incluir en la película es el propio archivo del Juicio. ¡Porque es tan fuerte el material que a pesar de todas las propuestas y guiones-borradores que armamos, desistimos! Cada cosa que poníamos al lado del material del juicio, banalizaba el material del Juicio, rompía una estructura emocional. En 1985 los testimonios estaban a flor de piel, no era como ahora, no habían transcurrido 40 años de democracia y no se sabían muchas de las cosas que se fueron sabiendo con los años. El Juicio es un juicio a flor de piel.



Memoria Abierta (https://memoriaabierta.org.ar )  fue una llave fundamental para que esto se haga, y ayudó que varios de los integrantes conocieran algunos de mis trabajos anteriores. Cuando nos reunimos, supe que ellas querían hacer algo con ese archivo. Y los propios organismos, entre ellos Madres-Línea Fundadora, la APDH, el CELS, se transformaron en productores asociados para la película, por lo que fueron, y siguen siendo, fuente de consulta permanente. Ellas revisaron cada uno de los guiones, vieron cada uno de los armados, y en cierto punto vieron cómo iba quedando. También tengo que reconocer que Luis Moreno Ocampo se transformó en un asesor de lujo, extremadamente generoso. Todo ellos fueron evaluadores. Tuvimos y seguimos teniendo apoyo del Sundance Festival, de Ford Foundation, de Ibermedia. En este última caso es solo apoyo en dinero, pero los otros, humanamente, muy próximos.

>> ¿Cuál es el camino futuro de la película?

Ya hemos hablado con el ministro de Cultura, Tristán Bauer, y la película está en manos también del presidente Alberto Fernández. El 24 de agosto iniciamos una colaboración muy fuerte con el Instituto del Cine y el Ministerio de Cultura: la película va a 70 Espacios INCAA, y además a los Cine Móvil que gestionan las provincias, que también dependen del INCAA, para ir a donde no hay sala, y donde no hay lo que llaman ‘Punto Digital’.

El Instituto Nacional de Cine gestiona la programación de 600 Puntos Digitales en todo Argentina. Es bueno aclarar que un Punto Digital es cualquier sala con proyector, sonido y pantalla, y de esos hay miles en todo el país, sean escuelas, universidades, clubes, sindicatos, y de todos esos, el INCAA programa 600, que no cobran entrada (los Espacios INCAA, sí). Si terminamos de llegar a un acuerdo, la película El Juicio estará en los 600 Puntos Digitales.

La idea es que sea de forma matutina para colegios y de forma vespertina para el público en general.

>> Hablemos de la presentación en los Festivales

La película tuvo el estreno mundial en febrero 2023 en Berlín, un lugar de memoria, hubo 3 funciones con sala llena, en el espacio Forum. Y desde ahí nos han invitado de todos lados. De ahí El Juicio se exhibió en marzo en Nueva York, en una muestra muy selecta que tiene el MoMA, que se llama ‘Doc Fortnight’, que no es competitiva pero sí muy prestigiosa, luego se exhibió en 3 festivales en Noruega en París, en Kiev, ahora va al Festival de Lima (Perú), en septiembre al Open City Documentary Festival de Londres, luego se estrena en un cine comercial en Nueva York, y va San Sebastián, Biarritz y Lisboa. En octubre estará en el Festival Internacional de cine de Viena y en Roma, ya en noviembre participa del IFA – International Documentary Festival de Amsterdam, y varios más.

La película estuvo en Montevideo. La Cinemateca Uruguaya compró la película y tienen los derechos para todo Uruguay. Ya hicieron una exhibición en el Teatro Solís. ¡5000 butacas agotadas! Hay que decir que Uruguay es un caso raro, porque hicieron 2 o 3 consultas públicas, y en todas salió que no quieren un Juicio a lo ocurrido en la dictadura. Y va a ir a Chile también, se cumplen 50 años del golpe de Pinochet…la idea allí es hacer algo con la Cinemateca y que la vayan mostrando por todo el país.

Para Argentina y para Uruguay, la película ya está disponible en la plataforma KINOA.TV (https://kinoa.tv/ ) y en Chile estará disponible una vez que se estrene. El caso de Brasil también lo estamos trabajando.


>> ¿El Juicio es un manifiesto anti-negacionista?

Yo empecé con esto en 2013. Lo pensé como un ejercicio de memoria, cuando no habían aparecido los negacionistas a la escala que hay ahora. Estaba completamente fuera de agenda el Juicio a las Juntas. Y ahí ‘me picó’ la idea y pensé en hacer una película con esto que ya está filmado. Para nosotros, una vez que empezamos a ver el material, todo se potenció; se potenció el compromiso, la responsabilidad, la conciencia de la delicadeza de lo que estábamos tocando, y todo eso fue construyendo la película.

Francamente, nunca pensé en hablarle a los negacionistas. Porque ahí no hay nada. Sí pensé en hablarle a los desinformados, para mí ese es el público. Por eso lo que decía de los chicos y chicas de 4º y 5º año de la secundaria. Ellos pueden cambiar nuestra realidad. Ellos pueden mejorarnos. Y si hoy repiten barbaridades como las de los negacionistas tipo Milei, es precisamente porque les falta información.

En la película, los propios acusados rebaten sus argumentos con los que pretenden defenderse. El primero que habla de 30.000 desaparecidos es el abogado defensor de Massera.  

Yo creo que todo el proceso de justicia en Argentina, incluido el Juicio a las Juntas, es lo mejor que tenemos. Lo mejor que tenemos para mostrar. 

<<>> 

Biofilmografía de Ulises de la Orden

Egresado de la carrera de Dirección en la Universidad del Cine. Docente de Dirección en ENERC 2006 – 2023

Sus películas son Río Arriba (2006), Tierra Adentro (2011), Desierto Verde (2013), Mujer Entera (2015), Chaco (2018), Nueva Mente (2019), Amanecer en mi Tierra (2019), Marea y viento (2020), Vilca, la magia del silencio (2021), y El Juicio (2023).


El material que publica la revista web www.purochamuyo.com / Cuadernos de Crisis pertenece al Colectivo Editorial Crisis Asociación Civil. Los contenidos solo pueden reproducirse, sin edición ni modificación, y citando la fecha de publicación y la fuente.

REGISTRO ISSN 2953-3945

2 comentarios

  1. Gracias, gracias, gracias por el talento, la determinación, la disposición y el compromiso en nombre de que la verdad esté siempe iluminando…

    1. Muchas gracias Oscar, por tu lectura y por acompañar en la divulgación. La memoria es una construcción permanente. Los hechos en el documental están a la vista. Duros pero incuestionables. El negacionismo trabaja ocultándolos. Ponerlos a la luz es la tarea de una revista de cultura y pensamiento crítico.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.