Escribe Luis Lea Place
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La humanidad asiste a una revolución informática, y la Argentina no está exenta. ¿Qué liga las redes, Milei, el uso horizontal de la web salteando la representación y la Era posindustrial? La culpa no la tiene el teléfono móvil: usemos nosotros la herramienta.
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La humanidad está siendo sometida, aun sin darnos cuenta, indudablemente, a una revolución informática digital con diversas intensidades. Y nosotrxs, argentinxs, no estamos exentxs de ello.
La revolución informática va creando planos de inmanencias, consolidaciones de una Era con nuevos paradigmas. Pero esto no es fruto de una determinación de malignas personas -por más derechistas que sean-, sino que es resultante de la conducta humana en su conjunto. Es decir que, así como la ley de la gravedad es una inmanencia física, existe una inmanencia en materia social, que no es una cuestión de orden moral. Por ejemplo, no se puede modificar por voluntad la información en tiempo real: es una consistencia, difícil de cambiar, salvo una catástrofe.
En esta nueva Era, antes que los pueblos y multitudes, han sido los factores de poder -tanto en nuestro país como en el mundo- los que se fueron amoldando y sacando provecho con más celeridad de la revolución informática, orientados pragmáticamente por sus intereses económicos, de allí que agudicen la percepción de los cambios. Ellos conservan sus viejos intereses con nuevas formas políticas, organizativas y nuevos sofisticados paradigmas de dominación digital.
Es en ese marco que hay que comprender una propuesta como la de Milei, que ha relacionado al pueblo con internet ejerciendo formas directas de participación democrática-horizontal salteando la representación. Esta embestida nos ha obligado a posiciones conservadoras, defendiendo cosas indefendibles como única respuesta. Y entonces emerge la pregunta ¿por qué no tomar nosotrxs este tipo de iniciativas? Porque tenemos una subjetividad fordista que deriva de la organización piramidal, representativa, jerárquica, que no nos permite imaginar más allá de ese esquema. Los reaccionarixs sí se imaginan, sólo que con otros objetivos.
Los pueblos, el pueblo argentino, “representado” por sus políticxs, por distintas razones e intereses, sólo atinan (atinamos) a responder desde viejas estructuras conceptuales, hundidas en las ideas del siglo XX, que algunas veces tuvieron ciertos éxitos políticos y sociales, pero hoy en día están completamente desactualizados; y si el pueblo argentino, por su conocida pujanza, poniendo sus muertxs -como siempre-, lograra derrotar en términos políticos al actual gobierno, y vuelven lxs “representantes”, se volverán a crear nuevamente las mismas condiciones que nos llevaron a esta monstruosa actualidad de Milei.
Es, entonces, imperioso romper este círculo vicioso; los pueblos debemos encontrar en la nueva revolución informática digital los elementos para ello, una tarea para nada fácil, pero estamos obligados a salir de ese paradigma de que la revolución digital es sólo para facilitar los trámites on-line en los bancos, o lo que nos permite usar los celulares. ¡Es prioritario incorporarla a la política: si no, nunca vamos a comprender acabadamente por qué un individuo como Milei ganó en seis provincias en las PASO sin siquiera visitarlas! Hay que entender que en esta Era se modifican las realidades desde la enunciación performativa (llamada con precisión conceptual, Abstracción Real).
Si bien la memoria larga, por diversas razones, no es el ‘fuerte’ de la nueva Era, quizás valga la pena hacer aquí una reflexión de carácter histórico. Durante las revoluciones industriales realizadas en algunas áreas de la humanidad, hubo al menos dos comportamientos: uno trataba de refugiarse en las corporaciones artesanales para resistir, incluso con consignas de “romper la maquinaria industrial que hace peligrar nuestro trabajo”. Era la variante desactualizada de esa época, y condenada desde el vamos a la derrota por la inmanencia de las revoluciones industriales. El otro comportamiento intentaba buscar en las revoluciones los elementos para resistir (me refiero a los recientes obrerxs industriales) con más chances en la nueva Era de ese momento, que posteriormente también fracasaron.
Hoy nos encontramos con una disyuntiva parecida. La peor variante sería “arrojar los celulares a la basura”, como plantean otros pensadores, negando los nuevos tiempos que nos toca vivir.
Algo para reflexionar
En la mejor época de Perón y de lxs trabajadores argentinxs, no existían ‘planes’ ni subsidios en los servicios. Pero pretender esa ‘mejor época’ se torna imposible porque la condiciones materiales son otras: el trabajo cada vez más ocupa un lugar secundario en la creación de la riqueza de un país. Es más que obvio que las cosas han cambiado como para insistir en propuestas de la era fordista industrial que ha fenecido. Basta caminar por Sarandí, Piñeiro (Avellaneda-Argentina) o Detroit (USA) para ver cadáveres de la vieja Era fordista.
Sin embargo, la inercia de las ideas de una época pasada, abruma y confunde el cerebro para comprender lo que pasa en la Argentina. Nuestrx peor enemigx se encuentra en nuestras cabezas, además del que está en la presidencia.
La tarea prioritaria, obviamente, es la coordinación de todos los afectados por las políticas de Milei. No obstante, podríamos comenzar a abordar algunos problemas teóricos-políticos, al menos un esbozo para evitar recorrer el mismo camino que nos llevó a la actual situación.
Aparato del Estado y la Propiedad Pública No-Estatal
Es imperioso estudiar la diferencia entre ambos. Ya en los años ’90 del siglo pasado el Aparato Estatal dejó de resolver las injusticias de los pueblos y multitudes debido a la globalización de la información en tiempo real, que modifica el tiempo y el espacio como antes era concebido. Es la razón por la cual tanto el Socialismo conocido, como el Estado de Bienestar -ambas formas amparadas en el aparato del Estado-, están fuera de esta época post-fordista. Alguien podría citar que China terminó con el hambre…habría que recordar también qué pasó hace 32 años en la plaza Tiananmen, sólo por citar un hecho. Considero que hay que evitar vivir con semejante aparato por encima de la cabeza, que exige una uniformidad de pensamiento, todo lo contrario a la subjetividad post-fordista; pero tampoco, absolutamente, ser sometidx por la Élite Financiera Global.
¿Qué significa y qué implica desarmar los aparatos burocráticos del Estado? Ante todo, es la Era informática la que nos brinda elementos para liberar a los trabajadores de las tareas burocráticas: allí, en esas rutinas alienantes, no hay nada que celebrar. Pero además, esas burocracias lejos de beneficiar a las personas no hacen más que impedir la eficiencia del servicio. Una trasferencia de un fondo de comercio, por ejemplo, hoy se puede realizar desde un domicilio, con una computadora, sin necesidad de concurrir a un despacho estatal. Mantener un servicio desde la propiedad pública, común, digitalizado, con un funcionamiento a través de una red plana, distribuida, beneficiará altamente en los ámbitos de la salud, educación, vivienda y demás servicios públicos. Este ‘gasto del Estado’ es una de las críticas reaccionarias, y conocemos desde hace décadas quiénes se montan en esos caballitos de batalla. Pero la nueva Era nos permite un salto en esa otra dirección.
¿Por qué el trabajo será cada vez más secundario en la creación de riqueza?
La tecnología de última generación digital, cada vez más desplaza al trabajo en la creación de riqueza. Surge el interrogante, si no hay trabajo, ¿de qué vamos a vivir?
Todos los esfuerzos para crear fuentes de trabajo y el especial cuidado de protección de dichas fuentes son correctas y se deben mantener. Del mismo modo todos los paliativos creados para lxs desocupadxs y las alternativas de las economías populares son bienvenidas; pero no obstante el problema se irá agravando cada vez más, y no alcanzará con estas herramientas.
Una consecuencia de este fenómeno, que se nos presenta como una inmanencia de la nueva época es la desocupación, subocupación, y el deterioro de las condiciones del trabajo. Es importante convencerse que no podemos ir hacia una plena ocupación, eso ha dejado de existir.
Hace 50 años los economistas predijeron que la automatización y la tecnología desplazarían a miles de trabajadores cada año. Ahora tenemos robots y aplicaciones digitales haciendo el trabajo de lxs humanxs, un capitalismo de plataformas digitales, sobre todo en lo financiero. Pero eso ya es otra historia. La pérdida de empleos solo puede ir a peor, a medida que avance el siglo XXI.
Vamos a tratar de esbozar una solución con el mínimo de elementos técnicos económicos. Sin embargo, hay dos elementos de los que no podemos prescindir: valor de uso y valor de cambio. El producto de la tecnología -al no usar trabajo en su confección- carece de valor de cambio y no tiene contraprestación dineraria, es decir no se lo puede transformar en mercancía (teóricamente es así, haciendo abstracción de otra cosas técnicas que lo acomplejan, que no vienen al caso).
La solución pasa por una suerte de contabilización digital de esa masa de productos sin valor, de tal modo que encuentre el camino hacia el “desocupadx”.
Esto no dependería de ningún impuesto a dicho propósito, nadie podrá decir esa imbecilidad de ‘pagan el plan con la mía”. En términos generales se calcula que este fenómeno se irá extendiendo casi a todxs lxs ciudadanxs. Ahora bien, ¿cuál es la razón por la que las personas se apropiarían de la riqueza sin valor? Por el sólo hecho de ser parte de la propiedad pública no estatal, por ser un ciudadanx. ¡No habrá una estructura estatal que expropia!
Por lo general la información en tiempo real termina por desvanecer esos tipos de conceptos sólidos. Así pasó con las sociedades socialistas, no resistieron la globalización, la multiplicidad. La riqueza sin valor se irá acrecentando cuando la producción digital abarque el centro de la escena de la producción. Hay que ponerle un poco de imaginación al razonamiento para captar el concepto.
En realidad, la apropiación de la riqueza sin valor sucede en los hechos, sin darnos cuenta. Veamos un ejemplo: en tiempos anteriores cada vez que alguien hablaba por teléfono al exterior debía pagar la contraprestación del tiempo de trabajo de lxs operadorxs; hoy por hoy se puede hablar por WhatsApp sin costo. Aquí conceptualmente se puede observar una apropiación directa del producto sin valor. Alguien, un poco ingenuamente podría decir ¿y el costo del celular? Si uno antes hablaba 1000 veces debía pagar 1000 veces, si lo hace con el celular, habría que dividir su costo por la cantidad de veces usado, así el costo ira tendiendo a 0 (cero), lo que se denomina costo marginal, que es igual a cero.
En sintonía con lo anterior, aparece otro ingenuo pensamiento: al usar cualquier plataforma digital dejamos datos que luego son vendidos a otras plataformas, es decir, trabajamos gratis para la Big Data. Debo decir que hay frecuentes experiencias, muchas frustradas hasta ahora, en crear una Start Up independiente de los conglomerados digitales. Y así podríamos citar una larga lista de ejemplos.
Algunos de estos planteos –excepto el valor– fueron realizados por el economista estadounidense Randall Wray comentando un artículo de Allan Sherahan sobre el Congreso de USA. Analizando la situación de Alaska, donde había una altísima producción sin valor, con escaso trabajo, y la mayoría de la población estaba desocupada, sus derechos sólo consistían en ser ciudadanxs de ese Estado. Así la ciudadanía comenzó a recibir el BIG (Basic Income Guaranted), el salario ciudadano o lo que por ahora conocemos como ‘plan’. Nadie podría llamar comunista ni populista a los estadounidenses.
Identidad del Capital Constante
Hemos analizado someramente la creación de la riqueza sin valor y las formas directas e indirectas de consumirlas, o lo que se define como Reproducción Simple (rama I). Queda la pregunta de qué pasa con los Bienes de Capital, sobre todo en su aspecto de Reproducción Ampliada (Rama II).
Vamos a ver en el siguiente ejemplo cómo la lógica digital (con precisión conceptual General Intellect) transforma Bienes de Capital, con alto valor constituido en la época del fordismo, en Bienes de Servicio Informático Digital, cada vez más despojado de valor en el post-fordismo industrial.
K. Marx ya imaginaba un capital constante igual a sí mismo: C=C. Como su nombre lo indica “constante”, imagina que aún después del proceso productivo hay un capital, una identidad, que se mantiene, sin desgaste.
Para la época de Marx esto sólo podía ser una enunciación teórica de la inmanencia que él analizaba, en la evolución del capital hacia su propia destrucción.
Pero lo cierto es que hoy tanto General Electric, como Rolls Royce y Pratt & Whitney construyen turbinas para los aviones en términos aditivos: se imprimen en 3D. ¿Dónde está ahí el trabajo, la pirámide estructurada de la era industrial, el valor, los tornillos acumulados, las soldaduras? No están, cero. Es decir, hay una fusión-identitaria inseparable entre los bienes materiales de producción y las representaciones informáticas digitales.
Marx concibe el General Intellect como una “capacidad científica objetivada” en el sistema de las máquinas, y por lo tanto como capital fijo. Captar esta mutación que se dio entre la era industrial y la actual, es comprender el concepto General Intellect; el capital C (constante) al no necesitar plusvalor para su reproducción, se niega como capital y conceptualmente se derrumba el sistema.
Los márgenes de ganancias de estas compañías son altamente escasos debido a que producen con General Intellect. Increíblemente, sólo el trabajo de mantenimiento del sistema de producción de turbinas ha pasado a ser la única escuálida fuente de plus-valor; de allí que las compañías antes citadas alquilan las turbinas por horas/vuelo a las compañías de aviación para incorporar este servicio con algo de valor.
Una pregunta ingenua -quizás no tanto-, sería: ¿por qué si la riqueza cada vez más se despoja de valor, hay pequeños sectores de la humanidad que se vuelven cada vez más ricos en desmedro del conjunto?
La respuesta tiene dos aspectos. Por un lado, los factores de poder globales se han apartado de la explotación del trabajo –plusvalía- debido a los avances de la informática digital fusionado al proceso productivo. Es decir que se han apartado del esquema de la era fordista y se han constituido en Elite Financiera Global desde 1985 con la creación del ISDA (International Swaps and Derivation Association).
Desde esa Red Financiera se dedican a transferir Capitales y Riquezas con Valor, mediante compras de deudas -tanto soberanas como corporativas- aplicando sus múltiples formas de Derivados y Swaps para apropiarse no sólo del capital de los pueblos sino también de las riquezas con valor: litio, zonas pesqueras, humedales, cobre, etcétera. Al mismo tiempo ejercen una financiarización de todo el proceso productivo global, con el mismo propósito.
Esa Elite no responde a ningún Estado Nacional, ni existe Estado Nacional con capacidad para interponer una efectiva regulación y control. ¡Si son los propios ultra ricos los que se ofrecen voluntariamente en Davos a pagar impuesto a la riqueza (ver en la web la información bajo el título Proud to pay more). Los bancos sistémicos globales, como los fondos de inversión o de cobertura, están fuera de cualquier control estatal, inclusive del SEC (Securities and Exchange Commission) que regula el mercado de valores de USA.
El segundo aspecto de por qué si la riqueza se despoja de valor, hay cada vez una elite más rica. Eso refiere a la ubicuidad de la élite. En el fordismo industrial como decíamos antes, la pirámide es el lugar “natural” de los factores de poder económico. Pero la elite se corrió a una red, a un “no lugar” llamado por Foucault heterotopía. Una red domina al conjunto de la Humanidad, enfrascada en el territorio y en una organización piramidal, como arrastre del viejo dominio hegemónico. En resumen: nuestra debilidad está ahí, nuestra debilidad es la única fortaleza de la Elite Financiera Global.
A modo de cierre, recapitulando: afirmamos
-que la riqueza (la explotación del trabajo) y la creación de trabajo tal como lo conocimos en el fordismo están hoy absolutamente mediadas por la informática digital,
-que la liberación de la alienación fabril-salarial producto de la maquinaria digital no es un problema, sino que esa es la inmanencia que lleva a la apropiación colectiva pública no-estatal que deriva en el salario ciudadano,
-que las nuevas generaciones comprendieron el fin de la representación tal como se forjó en el período industrial, y transitan en una red plana y horizontal, y que en esa tierra fértil florecen los ultra reaccionarios como Milei porque nosotros no comprendimos el estadio que transitamos
Una condición “sine qua non” para llevar a cabo estos conceptos post-fordistas es la activa participación de las nuevas generaciones, plenamente acostumbradas a moverse con estos paradigmas, sin siquiera conocerlos conceptualmente.
Por ahí va el sendero. No hay ni debe haber un ‘vamos a volver’ sino un ‘estamos, y vamos a ir’.
Luis Lea Place (1951 – Tucumán- Argentina), economista, especialista en finanzas internacionales. Co-autor con Pedro Luis Cazes Camarero de Fragmentos del Rizoma – Perfil multifacético de la Multitud ( (2022) y Riqueza sin Valor – Transición al Postcapitalismo (2017)
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REGISTRO ISSN 2953-3945
Un debate interesante se me ocurriría luego de presentar batalla en las redes … conservamos códigos para preservar (aunq sea estoicamente) una mínima dignidad o salimos a un cuerpo a cuerpo como en la Gran Guerra…? nuestro corazón nos lleva a la primera opción y entonces “… el seguirte es dar ventajas…” escribiera Discrpolin …
Excelente nota.Felicitaciones.
Fui a una funcion de ópera 《La Traviata) al teayro El libertador en Cordoba capital. Antes de comenzar la fincion los artosta y musicos hablaro acerca del presupuest de cultura y junto con ellos hicimos uno minutos de silencio en apoyo a la cultura y a los sueldos de músicos del elenco y reemplazantes( casos de enfermedad) todo el público se paro y participo